BIKINIS BRASILEÑOS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Por cuestiones que dejare de lado en este momento comencé a frecuentar a un primo sanguíneo que hacía rato no veía, conocía a su esposa de hacía varios años, pero cuando la vi después de mucho tiempo mi primera reacción fue imaginarme si traería puesta una tanga metida entre esas hermosas nalgas y el delicioso olor que desprendería.
(Deseando con todas mis fuerzas poder ver ese momento cuando se la quitara, la imagine parada en su cuarto alzando su vestido a la altura de la cintura para después tomar la tanga de las tiras de sus costados y ver como se la quitaba poco a poco aun con el vestido puesto, para inmediatamente tomarla y comenzar aspirando ese delicioso aroma del puente y terminar en esa exquisita tira que se mete justo en medio de su hermoso culo.
Para aquellos tiempos ella era una chica que no llegaba a los 30 años, 28, 27 tal vez, simpática nada fuera de lo normal de cara, estatura mediana 1.
65 aproximadamente, cabello lacio largo, tetas de muy buen tamaño, piernas gruesas y unas hermosas nalgas.
Era de esas mujeres que irradian sexualidad tal vez por su cuerpo y su manera de vestir, según fue pasando el tiempo los frecuente seguido, así pude observar muy detalladamente que gustaba por usar vestidos entallados y arriba de las rodillas sin llegar a exagerar, pero cada vez que se sentaba y tal vez por sus piernas gruesas siempre se hacia ese triángulo entre sus piernas que seguramente y prestando atención dejaría ver su tanga con toda claridad.
Debo reconocer que al principio evite a toda costa mirarle las piernas y aún más cuando se sentaba, ocasionalmente y solo cuando estaba de espaldas le miraba las nalgas que aunque suene repetitivo eran hermosas, (aquí un pequeño y gran detalle, cada vez que su ropa interior se marcaba note que sin llegar a ser calzones de abuelita, usaba una especia de bikinis que formaba una “V” en su culo pero sin meterse entre las nalgas, lo que me desamino un poco, que luego averigüe los llaman “bikinis brasileños”)
Poco a poco y tal vez por el hecho que nunca le falte al respeto e incluso nunca mire de mas, ella me fue tomando confianza y cada vez era más descuidada hacia mi presencia cuando se sentaba, obviamente no pude aguantar mucho tiempo sin mirarla y un día me decidí y comenzó el concierto de upskirt (por llamarlo de alguna manera), cada vez que se sentaba y tratando de ser lo más discreto posible podía ver claramente entre sus piernas ya que sus vestidos normalmente se subían y me ofrecían un espectáculo de muchos colores, ahí descubrí que tampoco era fanática del encaje pues salvo alguna ocasión siempre eran telas lisas de diversos colores, de la misma manera no perdía oportunidad para mirarla cada vez que me dabas la espalda e imaginarme como se verían esas hermosas nalgas si en lugar de esos bikinis que usaba se le marcara una tanga que poco a poco se fuera metiendo en la raya de su culo, pero no, nunca sucedió nunca pude ver una tanga.
Aun así mucha veces tome a mi novia de aquellos días la puse en cuatro sobre la cama y sin quitarle la tanga solo haciéndola a un lado le mame el culo hasta que terminaba en mi boca imaginándome que era mi prima, y en otras ocasiones prefería masturbarme pensando en el sabor de esa hermosa vagina.
Hasta ese momento todo fueron fantasías, pero para mí fortuna llego un día en el que se hizo realidad una parte de mis más oscuros gustos sexuales, aún recuerdo el escalofrió que sentí cuando escuche las palabras de mi primo:
– Saldremos de vacaciones este fin de semana, te quería pedir que por favor vengas a cuidar mi casa.
Lo primero que vino a mi mente era estar solo en casa de mi prima hurgando entre su ropa hasta encontrar sus tan ansiadas tangas que nunca la vi usar, sin duda acepte de inmediato espere con ansias el fin de semana.
Por fin el día llego y lo primero que hice al llegar a su casa y tal vez por inercia fue cerrar todas las puertas con seguro, aun sabiendo que no había nadie, entre rápidamente a su baño y busque casi con desesperación ese cesto de ropa sucia que normalmente hay en las casas, sin embargo no encontré ninguno, debo reconocer que para ese momento ya sentía esa adrenalina de saber lo que buscaba y el enorme placer que me provocaría si lo encontraba, aun así supe que tendría todo el fin de semana solo en su casa y decidí calmarme y disfrutarlo poco a poco.
Acto seguido comencé a buscar entre los cajones de la ropa limpia hasta que por fin encontré el de su ropa interior, confirme todo lo que ya había visto antes, en primer lugar que usaba bikinis y no tangas o boxers y que eran multicolores, aunque debo reconocer que no me excitaba demasiado pues mi fetiche particular son las tangas y el encaje, tal vez el hecho de saber que era su intimidad me provoco una gran erección, seguí buscando y descubrí que su tamaño de brasear era 34 dd y finalmente en lo más profundo de su cajón encontré un baby doll negro de tela lisa de los que se abotonan a la altura se los pechos en conjunto con una bóxer que hacían juego, sin embargo para ese entonces yo quería algo más.
Así que me decidí y justo en una esquina vi un par de cestos, uno de ellos con imágenes de princesas por lo que rápidamente supe cual tomar, fue hasta ese momento que sentí un escalofrió por todo el cuerpo y mi erección fue mayor que antes, rápidamente me desvestí y vacié el cesto de ropa en la cama, afortunadamente solo era ropa de ella y aunque era poca pude encontrar tres juegos de ropa interior, (ninguna tanga o bóxer desafortunadamente) lo primero que tome fue uno de sus vestidos que ya le había visto puesto y comencé a masturbarme lentamente mientras aspira ese peculiar olor entre el perfume y tal vez su cabello o simplemente su piel pero que queda impregnado en la ropa femenina.
Sus tres braseares eran iguales, colores lisos, varillas gruesas y copas anchas para poder sostener esas hermosas y grandes tetas, que al igual que su vestido desprendía un muy excitante olor a perfume por lo cual seguí masturbándome pero esta vez con más fuerza, ya no pude más y busque desesperadamente un bikini, lo tome con mi mano busque el puente con ansias y casi sin verlo lo lleve a mi nariz, el olor fue mejor de lo que siempre había imaginado, una excitante mezcla entre perfume (tal vez aun por el suavizante de telas que usa) y ese sudor de mujer que lejos de ser desagradable es bastante exquisito, debo decir que tarde poco tiempo y cuando sentí que estaba a punto de venirme lamí como desesperado el puente, no aguante más y eyacule una gran cantidad de semen (lo que normalmente solo hago cuando me masturbo oliendo tangas) cuando paso el éxtasis abrí los ojos y aun un poco aturdido por la gran excitación que sentía note que afortunadamente el semen había caído en el piso y no sobre la cama.
Por ultimo debo decir que aunque no encontré mi tan ansiada tanga por ningún lado, ese fin de semana los bikinis me hicieron masturbarme hasta que me doliera el pene.
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