Castigado por dos rusas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por scat:P.
Como todas las tardes yo estaba delante del ordenador chateando un poco y leyendo los post en la web de sexosintabues. De repente sonó el teléfono y cerré rápidamente la web para que nadie de mi familia pudiera verla. Era un amigo mío ofreciéndome salir esa noche. Yo estaba dudoso pues no tenía muchas ganas de salir estaba cansado y estresado al mismo tiempo por culpa de los exámenes. No obstante le dije que sí.
A las doce de la noche después de haber cenado y duchado pasó a recogerme y nos fuimos a unos pubs para tomar unas copas. Empezamos con unas cervezas pero fuimos poco a poco pidiendo cubatas. Sobre la una o por ahí, entraron dos chicas en el pub y por su aspecto se podía deducir que no eran españolas. Al pasar por mi lado empecé a elogiarlas pero de una forma un poco grosera ya que estaba un poco tocado por el alcohol. Ellas se ofendieron y me hicieron saber que eran rusas pero que podían entender el español perfectamente. En vez de pedir disculpas me reí y continué bebiendo con mi amigo.
Eran las las cuatro de la noche y cada uno nos dispusimos a volver a la casa. En el camino de vuelta, yo estaba ebrio y solo puesto que mi amigo cogió otro camino que le cogía más cerca. Hacía un poco de frío y las calles estaban totalmente desiertas. Yo podía escuchar mis propios pasos. Concentrado en este ruido, empecé a escuchar otros pasos por lo que me asusté un poco. A medida que el ruido de estos otros pasos iba aumentando comencé a escuchar voces y risas femeninas luego ya me tranquilicé. Al doblar la esquina descubrí a las dueñas de esas voces. Eran precisamente aquellas rusas que habían entrado en el pub. Al verme se acercaron a mí y me preguntaron por mi amigo. Descubriendo que estaba solo, me dijeron: “Esta muy solo, anda vente con nosotras a sentarte al lado del río”. Puesto que las chicas eran realmente atractivas yo acepté encantado.
Al lado del río había una zona con césped en la que uno se puede sentar y relajar tranquilamente y puesto que era lunes y eran las 4 y pico de la mañana no había nadie allí. Nada más llegar nos sentamos y en ellas empezaron a hacerme caricias y besarme. En unos momentos me tumbaron y una de ellas se subió encima de mí y empezó a besarme muy intensamente. Mientras me besaba dirigió mis manos hasta su culo el cual palpé gustosamente y posteriormente me puso las manos y mis brazos hacia arriba al lado de mi cabeza. En ese momento su amiga aprovecho y me ató las manos con cinta aislante que tenía ella curiosamente en el bolso. Rápidamente repitió la misma operación con mis pies. Yo había quedado totalmente inmovilizado. Al principio pensé que era un juego, pero tras recibir un buen bofetón me di cuenta de que no.
La que me había atado empezó a gritarme e insultarme y me dijo que como las había ofendido ahora ellas iban a hacer lo que quisieran conmigo. La chica que se había puesto encima de mí se bajo los pantalones y sus bragas y se sentó en mi cara. La otra chica me dijo que por mi propio bien que le empezará a lamer su sexo. Para mi era un placer esa orden y empecé a lamérselo intensa y gustosamente. Pronto empecé a sentirme excitadísimo y mi miembro estaba a punto de estallar y apretado por los pantalones gritaba por salir. La chica que estaba de pie esperaba esa reacción y clavando su tacón en esa zona me dijo: ¿Qué, tienes ganas de sacarlo no? Pues te vas a quedar con la ganas. A partir de ese momento me fue más difícil seguir haciéndole cosas a la otra chica. Estaba súper excitado y necesitaba masturbarme.
La chica a la que estaba lamiendo su sexo se dio cuenta y le dijo a su amiga que estaba moviendo demasiado lento mi lengua. Su amiga dijo: Muévete un poco más adelante y que te lama ahora tu ano a ver si así se esmera más y si no lo hace le espera otro pisotón en su miembro. Por mi bien me esmeré en lo que pude haciendo lo que ellas me pedían, pero aún así sufría por culpa de mi excitación. Después de un rato ya no pude aguantar más y les dije que por favor parasen que ya no podía más. Entonces la chica que estaba encima de mi cara se apartó y me escupió. Acto seguido dijo: Que poco aguante. Bien que nos gritaste y nos dijiste cosas y ahora no eres capaz de aguantar. Les expliqué que necesitaba con toda necesidad masturbarme para poder calmar mi excitación y entonces esta misma que me había escupido dijo: Está bien, está bien te daré una tregua. Pensé que me desatarían pero no fue así. Bajo a la altura de mi cremallera y por fin liberó mi miembro que ya no aguantaba más. Empezó a masturbarme despacio y fue poco a poco aumentando el ritmo. A pesar de la excitación que tenía, los nervios evitaban que me corriese. No obstante llegó el momento en el que estaba a punto de correrme y ella al notarlo paró. Yo solté un grito, no podía más. Lo necesitaba con todas mis fuerzas. Entonces esa me dijo: Te hemos dado una tregua no un premio. Ahora te aguantas.
En ese momento estaba arrepintiéndome totalmente de haberles gritado en el pub. Estaba pasando muy mal momento. Mientras tanto las dos chicas se habían quitado los zapatos y empezaron a pasar sus pies por mi cara y por mi boca. Sus pies estaban un poco sudosos y algo sucio pero afortunadamente no demasiado y pude aguantar bien sin problemas. Cuando ya estaban satisfechas, la chica que había llevado casi todo el tiempo el control de la situación (aquella a la que no le lamí su sexo) dijo bueno terminemos ya con este tío. Ya ha tenido bastante. Entonces se bajo sus pantalones y su tanga negro y comenzó a orinar encima de mi a pesar de que yo estaba vestido. Su amiga empezó a reírse y quiso imitarla. Finalmente la chica del tanga negro se acercó a mi miembro y me masturbó rápidamente hasta que eyacule. Ese fue el mejor momento de la noche. Me quede totalmente aliviado. Después de eso me desataron y se fueron.
Estaba demasiado agotado como para intentar discutir con ellas o lo que fuera y volví a mi casa oliendo a su orín y con un dolor de huevos tremendo por la excitación a la que me habían sometido y que tuve que esperar y aguantar para poder desahogarme. Afortunadamente no encontré a nadie en el camino que pudiera reírse o mirarme mal por mi olor.
FIN
Espero que les haya gustado queridos lectores
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