CAYENDO A LOS PIES DE ELLAS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Los tres éramos chicos de apenas 15 años, pero encendidos en esas calenturas adolescentes de querer de una vez comenzar a disfrutar las aventuras de lo eróticamente sexual y desenfrenado.
Había en nuestro colegio una banda de esas donde se desfila tocando instrumentos musicales y mucha percusión y en la cual hermosísimas chicas exprofesamente elegidas así robustas y exuberantemente hermosas y de gruesas piernas sobre todo, exhiben en esos desfiles su hermosura. Y así decidimos los tres, allí ir a buscar ingreso para tratar de involucrarnos en tal lugar, a ver si podíamos hacer algún desaforo con aquellas piernudas hermosas.
La suerte nos acompañó en nuestro deseo de ser allí aceptados e integrados, y por fin, incluídos en la línea de los más chicos que tocaban unos pequeños repeniques, pasando a integrar así, dicha banda.
Cierto día, -y aquí comenzó el principio de "nuestro destino fetichista"-,la banda tuvo que concurrir a un desfile de muy extensa trayectoria allá en una celebración en una muy calurosa jornada en la cual las chicas, que llevaban calzadas unas botas muy cerradas y de un material sintético que les hacía sudar los pies de manera abundantísima, debieron esa tarde soportar la más intensa exigencia de un prolongado desfile que les hizo sudar los pies, como nunca lo habían ellas así imaginado.
Sus expresiones durante el desfile eran ya de risas ante el exagerado sudar de sus pies y el deseo de concluír de una vez aquél desfile, y una vez finalizado, ante la órden rigurosa de marchar todas inmediatamente al ómnibus que debería regresarnos a nuestra ciudad sin perder ni un sólo minuto, allá marcharon todas, y allá, oh, suerte!, tuvimos que marchar también, justamente nosotros los tres únicos chicos varones que no pudimos entrar en nuestro ómnibus destinados a los masculinos de la banda, a tener que viajar en aquél en el cual iban, todas las chicas.
Una profesora nos llevó hasta el ómnibus y nos hizo a los tres entrar en el momento en el que todas aquellas chicas, desesperadamente acaloradas quitaban de sus pies aquellas cerradas botas, y el interior de aquel coche era un intensísimo olor a pies sudados que las muchachas con sus pies desprendían. Inmediatamente la profesora comenzó a reír y decirnos que nos había traído "a una cámara de tortura", y todas las chicas largaban las carcajadas al oír éso y mirarnos a los tres entrar y sentir aquel olor intensísimo.
"-Bueno chicos…aquí los dejo, y ojalá les resulte leve, la tortura!!!"-exclamó la profesora mientras reía tapándose las naríz así al marcharse-, y nosotros, allí, quedamos como únicos varones entre todas las exuberantes y piernudas muchachas que vestían esas polleritas minifaldas que mostraban sus gruesísimas piernazas infartantes, y sus descalzos pies completamente sudados y aquel olor que nos hacía ya…"sentir cosas"…
"Van a tener que aguantar durante trecientos kilómetros de viaje, nuestro olor a pata!!!" -nos exclamó una, mientras todas las demás largaban las carcajadas celebrando nuestra situación. Nosotros…reíamos.
"No nos importa, nos encanta el olor a queso..!" -dijo uno de nosotros, a lo que ellas rieron todas y agregó otra:
"Entonces, van a pasarlo bomba!!!" -y otra vez, las carcajadas de todas, estallaron. Nosotros, resignadamente, reíamos.
En asientos distintamente separados los tres varones tuvimos que ubicarnos, y una de las muchachas pronto hizo la primer "travesura",colocándole a uno de mis amigos sus sudadas plantas así descalza en la cara, al tiempo que le decía socarronamente:
"¿Así que les gusta el olor a queso..? pues…aquí tienes bastante..!" Las carcajadas de todas, volvían a tronar estridentes…la chica no retiraba sus plantas sudadas de la cara de aquel chico, y éste sólo reía y no atinaba a hacer nada…mientras aquella muchacha, sonreía con una socarrona morisqueta en su sonrisa burlona, y continuaba apoyando sus pies, en la cara de él.
"Miren chicas, véanlo…de verdad les gusta!!!" -Exclamó otra, y ya, aquello rápidamente se transformó en una chacota de todas ellas hacia nosotros, en la cual a los tres, comenzaron a hacernos lo mismo.
Sí: éramos los únicos tres chicos varones allí en un inmenso ómnibus repleto de chicas mujeres, y las cosas se habían insólitamente presentado, para sacar ellas provecho de esa manera de así comenzar a divertirse abusando de esa insólita manera de los tres juntos..!
El ómnibus…recién comenzaba su marcha. Recién, para nosotros, comenzaba aquella "atróz tortura"…diría ahora yo: "deliciosa tortura!"
Los tres habíamos desde un principio optado por dejarnos aquéllo hacer en una especie de resignada aprobación a aceptar "que nos gustaba aquel olor", y ahora, no podíamos echarnos atrás, y debíamos aceptar aquéllo que ya, contaba ahora hasta con la cómplice aceptación nuestra. Ellas, tenían pues, todo el camino allanado para continuar aquéllo haciéndonos. Todas, turnándose y a las risas, deslizaban sus sudadas plantas, sobre nuestros rostros.
Pronto los tres fuimos tomados como por asalto por unos eróticos sentires que nos encendían en calenturas sexuales como de bestias al aquellas cosas ellas con sus pies hacernos, y al ellas notar éso, más se entusiasmaron en así "torturarnos", y aquéllo se transformó en una especie de contínua orgía fetichista en la cual adentro de un ómnibus, un montón de muchachas se regodeaban erotizando salvajemente a tres chicos que ya, se les habían entregado resignados a sufrir…"lo que viniese"!!!
El ómnibus era de esos con el conductor aislado completamente del pasaje, y aquéllo, pasó a ser un campo libre para aquellas chicas que ahora, ya hacían lo que querían con nosotros tres entregados por completo a ellas.
A los tres nos desnudaron completamente desnudos, y comenzaron con nosotros, una verdadera orgía disfrutándonos a sus anchas calentándonos como a burros a los tres, y haciéndonos lamerles los pies al tiempo que se divertían manoseándonos desnudos y haciéndonos estallar una y otra vez en orgasmos que nos hacían saltar semen a chorros eyaculando los tres en medio del reír a carcajadas de todas viendo cómo nos hacían saltar la leche pija afuera a cada uno una vez tras otra. Y sinceramente, aquel intenso olor de los pies de aquellas muchachas, actuaba en nosotros como un verdadero afrodisíaco natural, insólitamente natural, que una vez y otra nos encendía en aquellas monstruosas calenturas que nos hacían estallar en orgasmos como de bestias. Ellas, se regodeaban riendo a carcajadas así viéndonos ya por completo a todas ellas así entregados, además de enloquecidamente gozando en aquéllo que era, una cosa como verdaderamente grotesca además de insólita. Así se habían dado las cosas, y ellas supieron aprovecharlas y nosotros…caímos como atrapados para siempre en ese raro pero sobreexcitantísimo-si cabe el término-, sentir erótico que allí los tres descubríamos así por todas ellas sometidos.
Fueron, 300 kilómetros de marcha plenos, de una orgía despampanantemente insólita. Horas de disfrute en las cuales, los tres acabamos a partir de ahí y para siempre…CAYENDO A LOS PIES DE ELLAS.
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