COLALESS’ STORIES 2 El colaless negro O la lujuria desatada para pasar el culo cada vez que me lo piden y me convierte en nena caliente.
Quiero que ustedes sepan cómo y de qué manera llegué a ser libidinosa y caliente para desear ser la hembra de todos los machos que quieran usarme como receptáculo de su semen caliente… Ya estoy lanzada para relatar paso a paso, detalle por detalle, hasta lo más cochino, para darles una idea cabal de.
Ya estoy lanzada para relatar paso a paso, detalle por detalle, hasta lo más cochino, para darles una idea cabal de cómo se va ascendiendo en la ruta de convertirme en puta.
-Ponte ahí. Si ahí. De costado, lleva una mano atrás y tócate la nalga…
-No,no. Así.Me toma la mano y después de darme una fuerte nalgada, la deja en la posición requerida.
-Quiero que sientas el hilo de la tanga en tu rajita.
¿Lo sientes? No entiendo bien qué quiere. Intento un movimiento de nalgas como un quiebre…
-No. Así. Siento que estira el hilo y se me introduce en la abertura del culo. Doy un respingo.
-¿Ahora sentiste eso? Afirmo con un ligero movimiento de cabeza.
Varios clicks de la Leica me advierten que estña registrando este momento en fotografía. Advierto un cosquilleo y empiezo a sentirme caliente… Anhelo ahora que termine la sesión fotográfica y llegue la hora del coito…culiar…cachar…follar…hacer el a…no esa weá con. Me gusta que me culeen y no que me hagan el amorsh . Es la tontería más siútica que he escuchado. Hacer el amor y por el culo y entre hombres. No. Eso es culiar. Es lo que me gusta…
-Ven. Me toma de un brazo.
-Ponte en cucharita. Siento que se acerca por detrás y siento su virilidad apuntando directo a mi hoyo de marica que espera y desepera por un pico dentro.
Otra palmada. Aún no se me borraba la que me dio para ponerme en pose.
Me corre el hilo dental y me introduce brutalmente un dedo. Soporto estoicamente su arremetida.
Por suerte mi culo ya ha sido entrenado y al solo contacto se abre como una flor carnívora para devorar al intruso.
Un escupitajo cae en la entrada. Siento una especie de rechazo, pero rápidamente paso al estado de excitación que precede a entregar la raja para que se produzca el apareamiento entre el macho dominante y la hembra entregada, seducida, lasciva…
Me siento más puta que nunca. Empiezo a sentir todos los estadios de mi sodomización. Recuerdo la primera vez que me dieron un enema y lloré con la introducción de la cánula, pero a medida que se deslizaba el liquido se apoderó de mi una extraña sensación de calma y de ardor que no sabía bien de qué se trataba.
Lo supe después cuando, por curiosidad decidí introducirme objeto en el ano. Un lápiz. Relajé el ano y pude ingresarlo varios centímetros.
Cada vez se me hacía más excitante ubicar otros objetos que me hacían replicar ese estado de…calentura. Descubrí los gotarios y los llenaba con toda clase de líquidos. Y un día en el baño, encontré la pera de lavado vaginal de mi madre…
Recordé un dicho que se atribuía a los maricas: ¨Son teteras. ¿Por qué? Porque tienen pico, pero se calientan por el poto?¨Será entonces que yo voy para allá…
-¿Cómo te portarás, Ñoca?
-Con una señorita. Esa respuesta extraña por la confusión inicial, aunque me lleva a pensar por qué le recordaban eso. Algo debe raro haber hecho .
Para mí fue la primera vez que compartí algo sensual con una chica.
-Préstame tu corneta. Le pasé una corneta de lata que me habían regalado. Ya no producía ningún sonido.
Ñoca se levantó el vestido. Andaba sin ropa interior. Fue la primera vez que vi una vagina femenina. Me llevé la mano a mi pene y quise prefuntarle si no le dolia esa abertura.
Ñoca tomó la corneta y se la restregó por su vaginita.
-Por aquí solo se toca, pero no se debe meter. No quise preguntarle y solo observé ese primer acercamiento a la anatomía femenina.
-Por acá sí se puede. Acto seguido se metió la corneta entre sus nalgas y la movió hasta introducirsela en el ano.
-Se siente rico. Mira ahora te muestro cómo. Se acercó y me bajó el pantalón junto con el calzoncillo y de una me metió la punta de la corneta que estaba húmeda con el rocío de su coñito.
-¿Ves como se siente rico? ¿Te gusta?
La verdad ya me gustaba meterme objetos por el culito, pero ahora que una chica me lo hiciera, fue algo que queda para siempre y se busca replicarlo…
-¿Te gusta que te meta el pico, putita? Mi macho me tenía patas al hombros después de correrme a un lado el hilo dental de ese colaless negro.
-Ahora quedará para el recuerdo esta cacha.
Varias fotografías se imprimieron esa vez.
Un par de semana después me envió las imágenes que guardo muy celosamente porque me recuerdan mis inicios de maraca trav y ese colaless negro que me ha acompañado en muchas y ardorosas escenas en que soy sodomizada, culiada, ataviada solo con ese accesorio de meretriz.
El último detalle que me hizo sentir totalmente seducida y convertida en nena ocurrió me fue a dejar al terminal de buses y cuando me despido y voy a bajarme siento que un fuerte agarrón al culo que me hundió el colaless aún más dentro de mi culo. Eso hice muchas veces cuando despedí a alguna chica después de culiarla.
Ahora era yo la chica, la putinena, la caliente que recibía el atentado que marcaba territorio y mi culo había sido marcado.
Soy Juana, La Loca. Puta por donde se mire que les cuenta a ustedes sus andanzas y sus historias de tangas, bragas, calzones y esos diminutos y lascivos colaless.
Expresen su valoración en la app o me preguntan detalles o dudas a mi email [email protected]
Mis disculpas por algunos errores deslizados en el texto. Pondré más cuidado en el próximo relato.
No duden en comentar acá .