Comenzando como cornudo 6
Mi novio se fue de viaje por unos días, día de gym, conocí a alguien, era el instructor.
Pasaron algunos días, no recuerdo cuanto, habíamos platicamos con David y todo acabo bien, nos entendimos. Decidimos aceptar a Miguel en los ámbitos sexuales (como ya lo hacía), y pues que, si uno de los dos quisiera detenerse, la situación debía acabar.
David tuvo que viajó a ver a sus padres que vivía en otra ciudad cercana a unas 8 horas, se quedaría unos días con ellos.
Por un lado, pensaba que estaba bien, claro, no veía a su familia desde hace mucho, pero por otra parte no sabría qué pasaría con él estando solo y la libertad que eso conllevaba.
No quería pensar en aquello, de hecho, no confiaba ya en David, así que solo me dedique a pensar en mí y disfrutar mis días estando solo.
Un día por la noche después del trabajo fui al gimnasio, ya en los camarines preparándome para entrenar se me acerca un chico.
El: ¡Hey! ¿Qué tal? Se te quedó tu botella en el mesón de la recepción.
Yo: lo olvide por completo, ¡muchas gracias!
El: no te preocupes, luego la hubiesen guardado en alguna bodega o tirado a la basura. Te he visto un par de veces por aquí, ¿cómo te llamas?
Yo: ¿Me llamo Cristóbal y tú?
El: soy Matías, uno de los entrenadores de este gym, un gusto. Y bueno, al ser nuevo me sorprendió que no te hayas acercado, no había tenido la oportunidad de conocerte.
Yo: ah… es que me he estado guiando un poco por videos de entrenamiento y esas cosas, disculpa.
Matías: bueno, igual estoy para eso, el servicio viene incluido con la membresía, así que puedo ayudarte cuando necesites con gusto. A si también tienes algo más cercano que un video.
Yo: muchas gracias, creo que si necesito ayuda, la verdad.
Matías: si claro, si quieres vamos a una máquina que quieras y me cuentas alguna duda que tengas.
Al principio pensé que había otro interés, pero me equivoqué, conforme se fue dando la situación de entrenamiento asistido, me comenzó a platicar sobre él, así como yo de mí (omitiendo mis intereses sexuales, ya que no son cosas que platico con cualquiera).
Era un buen chico, tenía novia, estudiaba por la mañana, y trabajaba por la tarde, era simpático, y bueno… era guapo. Tenía una sonrisa hermosa, labios gruesos, piel blanca, ojos claros, cabello corto, y cuerpo marcado.
Un hombre de ensueño para cualquiera que lo viera. A mi gusto, solo le faltaba era algo de barba y vello corporal, en brazos o piernas. Tenía poco.
Mientras me ayudaba se fue dando esa buena onda, a ratos se iba para ayudar al que lo necesitara, pero luego volvía para supervisar mi trabajo. Trataba de hacer lo mejor posible, primero para no quedar en vergüenza y segundo, para impresionarlo. No sé porque sentía esa necesidad, él solo hacía su trabajo y precisamente era ayudarme.
Había pasado hora y media y ya estaba agotado, me dio ternura el hecho de que estuviera atento a mi cuando agregaba peso, al ser nuevo se sentía esa atención.
Pasamos por varias máquinas, y ya era el momento de irme.
Yo: bueno, estoy cansado, creo que ya me iré.
El: está bien, trabajaste bastante hoy, pero para la próxima haremos una rutina de entrenamiento, entonces, así cuando acabes los ejercicios ya puedes irte y no te falte algún ejercicio. La constancia, disciplina y alimentación son la clave. ¿me comentaste que querías ganar masa muscular, ¿no?
Yo solo sonreía, y pensaba, realmente no entendí todo lo que dijo, pero se oía muy listo diciendo todo eso.
Yo: si si, ganar musculo.
Él: bueno Cristóbal, entonces en eso quedamos, que tengas buena noche, cuídate.
Nos despedimos con un choque de puños y me dirigí a los camarines. Estaba sudado, tenía la camiseta algo mojada por delante en la zona del pecho. Me senté en las bancas, y pensé en este chico.
Si bien, no tenía dobles intenciones con él, no pude no pensar en lo atractivo que se me hacía, sus brazos estaban muy definidos al igual que sus pectorales. Sus ojos y su cara cuando me hablaba. Solo pensar, mi verga se comenzaba a levantar poco a poco. No sé si eran los efectos del entrenamiento, pero me puse caliente, mejor me metía a la ducha.
Lo mejor de aquello es que había agua caliente, se sentía rica, cayendo por mi pene y glúteos. Podía relajarme.
De pronto sentí risas entre conversaciones, estaban llegando algunos hombres, quizás unos cuatro y venían a las duchas también. Entre ellos pude oír a Matías, creo que solo los acompañaba. Eran los últimos chicos que quedaban por lo que no se me hacía raro que ya no estuviese en la sala.
Ya había terminado de ducharme, pero no quería salir, aun le escuchaba hablando con los otros.
Matías: ¡hey cris, no te vayas a acabar toda el agua, quedarás como pasa! Jajaja
Si bien lo dijo de broma, eso quería decir que se había percatado de mi presencia en el lugar. Me arme de valor, tome la toalla que deje sobre la puerta del cubículo (De la ducha), me la puse y salí.
No se veía nadie por el pasillo, camine un poco hasta que mire a un lado y ahí estaba, semi desnudo con la toalla en la cintura. Sacando el shampoo del casillero.
Al parecer estaba preparándose para entrar, mientras alguno desocupara una ducha. Bueno esperando que yo la desocupara.
Matías: hasta que al fin salió el hombre. ¿Qué tal la ducha?
Yo: si muy buena, relajante.
Matías: veo que te has relajado mucho -dijo de chiste mirándome abajo.
Mire hacia mi entrepierna (tapada por la toalla) y tenía un bulto marcado, no estaba erecta, solo levemente levantado.
Solo nos reímos.
Se acercó a mi lado, golpeo mi hombro, y se dirigió a la ducha.
Matías: nos vemos compa.
Llegue a casa, estaba exhausto, me acosté, prendí la tele y apague las luces. Me desnude para dormir cómodamente, ya eran como las doce de la noche. Me llega una solicitud de video llamada de David.
Se notaba algo agitado en su voz, podía ver su cara.
David: hola bebe ¿cómo estás?
Yo: bien aquí descansando. ¿Y tú?
David: bien, pensé que quizás querrías ver esto.
Me enseña que hay detrás de él, era un torso de hombre moreno, fornido, estaba dándole por el culo en posición de perrito.
Desde esa posición de la cámara podía ver cómo le entraba todo el pene, y su culo tragarse todo. La verdad es que me volvió loco, mi pene en segundos estaba como palo.
David: te gusta bebé –me preguntaba mientras se lo cogían, y sus palabras se entrecortaban a medida que le daban fuertes envestidas.
Yo: si amor, me encanta.
David: uff, que rico se mueve, me gusta cómo me entierra su verga.
Le paso el celular al otro tipo para que enfocara su culo y como entraba su pene venoso.
Comencé a pajearme. Cuando momento después tocan la puerta.
Yo: espérame amor, ya vuelvo.
Le corté y rápidamente me levanté.
Yo: ¿si, ¿quién es? –pregunte a voz alzada mientras me ponía el bóxer.
Nadie respondió.
Abrí la puerta, era Miguel.
Él: hola, supe que tu novio no está y te quedaste solito. ¿Me dejas pasar?
……….
Gracias por leerme.
Dejo mi correo por si alguien desea platicar:
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