Como le di a mi hijo su primera deslechada y penetrada.
Esta historia es una mezcla de la realidad con la ficción, cabe destacar que no significa que todo sea real. Está es una historia incestuosa entre padre e hijo con fetiches con la ropa interior..
Mi nombre es David, tengo 42 años, a lo largo de mi vida e experimentando muchas cosas. Me considero Gay, aunque estuve casado 2 años con mi ex esposa, durante esos dos años tuvimos un hijo, Daniel que ahora tiene 12 años.
Nos divorciamos por múltiples razones, una de ellas fue, mi orientación así que el divorcio fue una salida para ambos, aunque no quería a mi esposa, a mi hijo si, lo quiero mucho y para mi suerte mi esposa no quería la custodia de mi hijo así que soy el responsable de mi hijo. Desde entonces soy soltero, y eh disfrutado mucho mi soltería. Físicamente soy alto, robusto, blanco y lleno de vello, mi hijo por otro lado, es delgado, bajito pero con un culito respingado.
Desde pequeño, desarrollé un gusto por la ropa interior, todo comenzó con un boxer de mi padre, fue un día que decidí colarme a la habitación de mi padre, encontré un boxer café, cuando lo acerqué a mi cara ese olor me hipnotizó, fue un olor que me maravilló, me encantó tanto que desde ese día, todos los días entraba a su habitación, tomaba un boxer que papá dejaba por la habitación, y lo llevaba a mi cuarto donde los olía, hasta que perdiera el olor.
Esto se volvió un hábito, después pude olor algunos de mi abuelo, pero prefería el olor de papá, los años pasaron y dejé de hacer eso, aunque mi gusto por el olor en la ropa interior no despareció.
Cuando mi hijo cumplió 3 años, comenzó a usar trusas, mi gusto, que había estado oculto volvió, todos los días cuando nos bañamos, después de duchar a Daniel, me quedaba un rato en el baño oliendo sus pequeñas trusas de superhéroes. Me calentaba mucho el suave aroma, me hacía imaginar ese culito virgen, lampiño, con el año rosa, sus pequeñas bolitas y verga diminuta, todo esto me calentaba me estiba la ida de poder follar y quitarle la virginidad a mi pequeño.
Los días pasaban, y se había convertido en un fetiche el oler las trusas de mi niño, todas la noches cuando aún estaba casado, iba a la habitación de mi hijo con la excusa de asegurarme que esté bien. Bajaba su pijama y le quitaba la trusa la cual, la llevaba conmigo al baño donde me masturba y limpiaba mi semen con la misma trusa que poco después le pondría. Después de recoger mi leche recién exprimida con la trusa de mi hijo, volvía a la habitación de hijo y le ponía la trusa ahora empapada de sus hermanos.
Esto se convirtió en un hábito y hasta un evento que sucedió, seguía llenando las trusas y calzones de mi hijo con leche.
Cuando nos divorciamos decidí que lo mejor era mudarse, así que vendí todo y me mudé con mi hijo a un nuevo lugar, que estaba muy cerca de la casa de mi hermana quien es enfermera. Mi trabajo es supero flexible asi que tengo un horario en el cual me encargo de cuidar de mi hijo cuando vuelve de la escuela y mi sobrino. Benjamin, un niño de 8 años bajito, regordete y moreno. Para este punto mi hijo, Daniel ya tiene 9 años.
Gracias al nuevo y cambio, y estar cerca de mi hermana, le hizo mucha ayuda, ya que trabaja mucho y muchas veces por turnos nocturnos dejando a Benja solo o a veces al cuidado de una vecina quien ya es una señora mayor.
Un día, mientras mi hijo estaba en la escuela. Yo cuidaba de Benjamin, mientras cocinaba el salió a jugar con el perro del vecino quien es un señor ya mayor de unos 45 años, alto y negro. Por un largo rato perdí de vista a Benjamin así que salí a llamarlo. Justo en ese momento en iba saliendo de la casa del vecino muy feliz y sudado. Lo llevé a casa pero antes de comer lo llevé a la ducha para que se limpiara ya que estaba muy sucio y lleno de sudor.
Benjamin es un niño que, aunque ya es grande aún necesita ayuda para bañarse así que mientras bajaba el pequeño short junto al delgado slip, para mi sorpresa cuando bajé el short, me encontré con un slip lleno de semen, y su hoyito totalmente abierto y soltando leche, no pude evitar exitarme así que suavemente deslice mi dedo en el abierto y rojo agujero de mi sobrino, él comenzó a temblar por el estímulo que recibía, poco a poco fui metiendo mi dedo más adentro, cosa que no fue difícil puesto que ese agujero ya estaba bien abierto.
Después de un rato, mi sobrino se volteó y me preguntó cuándo metería mi verga, cosa que me tomo por sopresa. No perdí tiempo y bajé mi boxer haciendo rebotar mi verga de 18 cm, un poco gruesa ver mi verga emocionó al pequeño. Sin mucho que decir metí mi verga lentamente en el desvirgado agujero de mi pequeño sobrino. No fue muy difícil para mi verga entrar en Benjamin, en poco tiempo tenía a Benjamin en cuatro conmigo embistiéndolo, mientras apretaba los grandes y gordos pechos de mi sobrino, como un pequeño dato mi sobrino tiene una condición llama ginecomastia, por lo que tiene un par de pechos deliciosos.
El tiempo pasó y sin darme cuenta ya casi era hora de ir a recoger a Daniel, eyaculé por última vez en el culito de Benjamin nos duchamos juntos y nos vestimos, salimos corriendo al auto para ir a traer a Daniel de la escuela, sin darme cuenta y por la emoción del momento le había puesto la trusa llena de semen a Benjamin, así llevaba su culito lleno de leche mía y del vecino.
Los días pasaron y mi hermana ahora en una relación con un hombre maravilloso, quien le dijo que ya no trabajara porque era demasiado trabajo para ella, ella renuncia y se convirtió en ama de casa. Por esto mis encuentros con Benjamin se volvieron más difíciles así que dejé de follarlo ya que no teníamos tiempo ni oportunidades para follar.
Para este momento, Daniel ya estaba entrando en la pubertad, por esto mi pequeño se ha vuelto más tímido y reservado, cuando llega de casa ya no habla mucho conmigo y se encierra en su habitación, aunque su personalidad se había vuelto aislada, su comportamiento es totalmente diferente, ya que siempre que viene de la escuela le gusta estar en desnudes, y solo usa una pequeña trusa negra.
Los días pasan y aunque no me agrada la falta de comunicación con mi pequeño, no me disgusta verlo semidesnudo por la casa todos los días, todo este tiempo atrás me consideraba activo, pero como se marca su verga en la ropa interior me calienta demasiado. Un día por curiosidad decidí comprar un dildo de tamaño medio y un lubricante. Espere la noche, en mi cama, en total desnudez comencé estimulando mi ano con mis dedos, mientras con la otra mano jugaba con mis pesones. Poco a poco fui lubricando mi ano y con ayuda de dedos pude hacer entrar el dildo sin mucha dificultad, con la primera penetración sentí una sensación indescriptible, un placer que nunca antes había experimentado, me calentaba la idea de poder ser follado por mi niño, saltaba y saltaba sobre ese dildo mi año como si ya fuera algo común no mostraba dificultad para tragar esa verga plástica, eyacule tanto como el día que folle a mi sobrino, en la cama ya cansado y lleno de mi semen, me propuse conseguir la leche de mi bebé.
Un día salí hacer las compras, y volvía a casa me encontraba con un olor a semen por todos lados, primero en el sofá, luego en mi almohada Y múltiples lugares. Por la noche mientras preparaba la ropa para lavarla me encontré con una trusa negra de mi hijo, llena de semen no pude evitar excitarme pase mi lengua sobre los fluidos blancos, su sabor una mezcla de dulce y salda me encantó y terminé masturbandome en la prenda.
Esa noche, durante la cena platiqué un poco con mi hijo y él se abrió emocionalmente conmigo me confesó que era gay, y tenía miedo de recibir un rechazo de mi parte, le confesé que yo también lo era y no tenía de qué preocuparse que nada cambiaría entre nosotros. Le pregunté si había tenido relaciones sexuales, y me dijo que no, no había tenido sexo con hombres.
Al final nuestra conversación terminó en una reconciliación y aceptación mutua, mi pequeño de 12 años me acababa de confesar que es gay. Su respuesta me gustó mucho ya que esperaba y soy quien le quitó la virginidad.
Esa noche mientras él dormía yo me preparé, masturbe mi ano dilatándolo lo suficientemente para que no hubiera dificultades a la hora de ser penetrado, cuando mi ano ya estaba totalmente abierto me puse un pantalón de pijama holgado sin ropa interior abajo y fui a la habitación de mi bebé.
Cuando llegué mi pequeño se encontraba dormido totalmente desnudo excepto por una diminuta trusa, aunque no cubría nada ya que por un lado de la trusa su verga había salido junto a sus pesados huevos, ver esta escena mi bebé dormido con su verga erecta de 15 cm afuera de la trusa y sus pesados huevos asomándose hicieron palpitar mi dilatado ano.
No perdí tiempo, tome con una mano el tronco de mi hijo mientras me posicionaba de cuclillas sobre la verga de mi pequeño, el primero senton fue glorioso, una mezcla de placeres y morbo, estuve un par de minutos procesando lo que estaba haciendo y sin darme cuenta mi cuerpo comenzó a reaccionar y dejarse llevar por el momento. Fue senton tras senton mi pequeño se retorcía de placer fue un poco antes de eyacular que mi pequeño se despertó, me vio cabalgando su pene y me tomó con sus manos mi rostro y los acerco al suyo dándome un beso aunque inexperto muy erótico. Seguidamente bajo sus manos a mis pechos y comenzó a apretar mis pesones mientras alternaba mientras mordía uno, chupaba y lamía el otro. No dure mucho y le lancé mi leche a al abdomen y parte de su boca el recogió mi semen con sus dedos y lo comió. El no aguantó mucho y se corrio a más no poder sentí como mi culo se inundaba de mis nietos. Fue así como desvirgue a mi bebé por mí está aquí y tengo derecho de ser yo quien le ordeñé sus bolas por primera vez. Mi bebé totalmente exhausto sé quedó dormido pero yo aún no había terminado.
Levante sus piernas y cuerpo, poniendo sus piernas en mis hombros su culo, verga y huevos quedaron a mi disposición, lamí cada pequeño rincón, succioné sus bolas y su verga, con una mano retiraba el pliegue de su verguita mientras mi lengua recorría cada pequeño parte de su glande, luego bajo con mi lengua por su tronco, succione sus bolas terminando en su ano, el cual disfrute como no os imagináis.
Metí un dedo lleno de saliva, luego otro, luego otro y ya estaba listo para ser follado por la verga de papi, sin perder tiempo lo puse en posición y comencé a puentearlo suavemente al principio intentaba zafarse pero no podía, después de mucho intentarlo al final se rindió al placer todo esto mientras aún dormía, en poco tiempo su ano antes cerrado y virgen, ahora tragaba mi verga hasta que sus bolas chocaban con las mías. Ya no aguanté y me corri dentro suyo llenándole de sus hermanos. Lo limpié y me acurruqué a su lado, durmiendo en total desnudez.
A la mañana siguiente desperté con una insaciable hambre por leche, levanté la sábana y me puse en cuatro a mamar la polla de mi nene hasta exprimir su lechita. Me encanta lamer esa polla, su olor, sus diminutos pelos, y su sabor todo me encanta de la verga de mi hijo.
Aunque había disfrutado follar a mi hijo y meter mi verga en su culo, me gustó y resultó ser más placentero ser follado por verga. Y este fue solo el comienzo de múltiples aventuras y descubrimientos, con boxers, trusas y calzones llenas de leche.
¡Gracias por leer! Espero este relato sea de vuestro agrado.
Mi telegram por si desean compartir alguna idea o comentario.
t.me/Le0names
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!