Cómo me iniciaron en el copro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por flashy.
Yo tengo dos fetiches, fundamentalmente, el de las mujeres gordas y maduras. Al principio sobre todo por mi gusto por las tetas, pero luego me pasé a la carne en general, al gusto en sumergirme en una masa de carne caliente y palpitante. Quizá por eso me casé con una mujer de cien kilos con la que a veces pasamos días de una orgía contínua. Pero el caso es que ella, involuntariamente, me introdujo en otro fetiche: el gusto por los pedos y de allí, al fetiche por la coprofilia.
Fue involuntario. Ella siempre tuvo problemas de gases pero cuando éramos novios, se aguantaba hasta que un día, follando, se levantó de la cama para ir al cuarto de baño. Allí, con la puerta cerrada, no tuvo más remedio que soltar una pedorrera larga y sonora. Volvió a la cama y me encontró tan erecto como siempre. En realidad era más, pero no se dio cuenta. Al poco yo estaba subido encima y ella me dijo "ay, levántate" y yo "¿Por qué?" "Se me escapa un pedo" y yo le dije "no importa, sueltalo" no pudo aguantarse y soltó uno enorme, proporcionado al tamaño de su panza y su culo. Pero yo seguí follándola y me dijo "¿no te importa?" y yo le dije "no, cariño. Creo que me excita". Y entonces ella soltó uno aún más fuerte. Dejó de inhibirse desde entonces y ahora en verano suele estar en casa desnuda y pedorreando cuando quiere.
Pero el caso es que aquello me hizo investigar y claro, en internet junto a ese fetiche están los videos e imágenes de copro. Y un día resulta que no tapé lo suficiente mis huellas y ella las vio. No hizo nada hasta una mañana en que, en la cama, me dice "¿Preparo el desayuno?" "Bueno, ahora…" "¿Prefieres café o cacao?" "¿Cacao?" "Sí, caca… o lo que quieras" "¿Caca?" "Sí, mi amor. He visto tus videos. Si te excita la caca…" Se puso a cuatro patas y me mostró su enorme culo diciendo "Tengo caca aquí dentro". Eché mano del lubricante y penetré su agujerito. En efecto, tenía y tras un rato de follada estaba lo bastante caliente para soltarla. Tomamos una silla de tijera, se sentó con el culote por fuera y exhibió todo su arte defecativo con una culebra larga, gruesa y sólida que provocó una menos copiosa eyaculación sobre su trasero y espalda.
Pero aunque había hecho aquello, tampoco le gustaba demasiado. Pero el caso es que mis impulsos sexuales son demasiados para una sola mujer y yo solía descargarla a ella de trabajo con una asesora profesional, una mujer cubana, ya más que cincuentona, que aunque no tiene demasiados kilos de mar exuda morbo por cada poro de su negra piel. Semirretirada del oficio más viejo del mundo, sólo atiende ya a conocidos. A mí entre ellos. Estando un día charlando sobre su oficio le pregunté sobre cosas extrañas que había hecho. Me contó algunas y yo le dije "¿Y copro te piden?" y me dice "Mucho. Pero yo no soy como otras que se toman cualquier vaina y ya está. Yo hago esperar un día pero es natural del todo" "¿Conmigo lo harías?" "Claro" y lo arreglamos para dos días más tarde.
Pero el caso es que tuve un compromiso y la llamé para posponer la cita de una tarde a la mañana siguiente. Aquella noche recibí un mensaje en el movil "¿No puedes venir? No me aguanto" y le respondí "Si no puedes, no te preocupes, otro día". No contestó y por la mañana, temprano, otro "¿No puedes venir ya?" "En una hora" Al cabo de una hora iba caminando al lugar de la cita y me tocan en el hombro: era ella. "Me vine a caminar. Si me quedaba quieta me cagaba", me dijo en voz baja. Total, que entramos, subimos, le doy lo acordado y me dice "¿Quieres verlo o quieres sentirlo?" Y, ya puestos, le digo "Sentirlo" "Vale, pues. Túmbate y ponte cachondo que te voy a cagar. Y ya verás".
Total que me desnudé. Ella se desnudó también y se acuclilló sobre mí, de frente sobre mi cara. Me abrió el coño y sacó su gran clítoris para que lo lamiera. Cuando lo hice se separó un poco, se puso de espaldas sobre mi vientre y empezó a soltar un gran chorro de caliente orina sobre mi polla mientras una puntita marrón empezaba a asomar de su negro esfínter para convertirse en un largo y grueso cilindro que se desprendió y me cayó encima. Y luego otro, y otro… Aquello no paraba. En vez de una mujer me había citado con una vaca. Ya comprendía que no pudiera aguantarse…
Luego, ha habido más veces. A veces me llama y me dice "tengo mucha caca para tí" o "Me estoy cagando ¿Te espero?" mientras mi mujer cuando me quiere excitar de ese modo me pone el culo encima, si estamos en la cama, y me suelta uno o bien me coge la polla y se la acerca al culo antes de hacerlo.
Y así fue la cosa.
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