CONFESIONES DE PIRUCHA. Una putita travesti y cachonda.(IV)
Me culiaron en la ducha Una experiencia que recomiendo porque la probé no una sino dos veces con dos varones distintos. Ambos dotados. .
Soy Pirucha y estoy acá para realizar algo más que contar. Son confesiones de las acciones que me llevaron a convertirme en puta trasvestida, caliente y promiscua.
Me culiaron en la ducha
Una experiencia que recomiendo porque la probé no una sino dos veces con dos varones distintos. Ambos dotados. A uno debi darle propina y al otro, solo el placer de poseerme y gozar mi culo ardiente y generoso siempre dispuesto a abrirse para recibir vergas de todo tamaño. Solo deben ser rígidas y duras y resistentes a las evoluciones y contracciones de mi poto que tanto recibe y acogencomo aprieta y expulsa.
Una tarde advierto el indicio que esperaba. El timbre de alerta en el celular y miro. Es un repartidor de gas que me pregunta dónde puede estacionar el vehículo para visitarme. Y obvio, culiarme. Me dice que está muy caliente y que no tiene tiempo para dejar el vehiculo e ir a su casa a cambiarse de ropa.
Le contesto que puedo conseguirle lugar para estacionar en forma segura y que puede usar el baño para ducharse.
Me agradece y me dice que en cinco minutos estará golpeando mi puerta.
Respondo:
-En 5 me tendrás en 4.
Se ríe. Lo recibiré con lencería y me pondré en cuatro en la posicion de perrito para que pueda iniciar la descarga.
Efectivamente no pasó mucho tiempo para que estuviera en mi puerta. Le abrí y rapidamente me recosté en el amplio sofá en que me han culiado no pocas veces.
Cuando se acercó me puse en cuatro mostrándole mi culo en que se advertía la delgada presencia del colales sumergida en mi agujero.
-Estoy muy transpirado. Prefiero ducharme antes.
-No, primero vas a culiarme y después vamos a la ducha juntos. Le parecio ideal porque también estaba ansioso de meter el pico en un culo como el mío.
Se desprendió de toda su ropa de trabajo y solo quedó en bóxer. Estaba extasiado con su piel sudada y esos olores de macho. Le bajé el bóxer y saqué su verga erecta. La descapullé con mis labios y me la meti hasta quedar con la nariz sumergida entre la tupida mata de su vello púbico.
No bien la hube tragado y con las sucesivas mamadas no pasó mucho tiempo para que dejara salir toda su lefa. El sabor agridulce y el olor almizclado de su sudor… estaba en el paraíso o en un lugar destinado a las prostitutas.
Lo segui pajeando hasta que se endureció y en ese momento le puse el condón y me arrimé de cara a la pared. Se acercó por detras y me inmovilizó con sus brazos que desprendian el olor penetrante de sus axilas.
Un ardorosa lanza ingresó con fuerza y atravesó ambos esfínteres. El dolor de esta embestida fue indescriptible. Quise aullar. Me reprimí.
Gemí.
-¿Querias pico, puta? Ahi lo tienes. ¿Quieres que te lo saque?
-Nooo. Mételo fuerte. Asi lo hizo. Solté un alarido.
-Toma, puta. Lo empujó hasta golpear mis nalgas con sus testiculos.
Me levantó y me llevo al dormitorio y se quedó mirando la escena en que me tenía ensartado. En el dormitorio habia instalado camaras desde distintos ángulos en que se proyectaba nuestra imagen mientras follábamos.
En una estábamos de pie y se veía el movimiento con que me culiaba. En otra, un acercamiento de mi culo en el que entraba y salía su pico.
Me lanzó sobre la cama y se subió encima y me dio con fuerza los últimos movimientos mientras acababa.
Se sacó el condón repleto de semen y lo lanzó al piso.
Me cogió en vilo y nos metimos a la ducha. Le lavé bien el pene y se lo chupé con ansias. Aproveché de ponerle el preservativo.
Nos enjabonamos. Sus manos metieron jabón en mi culo dilatado. Con la ducha en la mano nos humedecí y después me ensarté en su verga y lancé el chorro entre las piernas para llegar al lugar en que estábamos unidos. No pude menos que sentir los indicios del orgasmo anal. Entonces empecé a mover mi trasero en círculos…
Me tenía abrazado y me frotaba las tetillas. En un momento apagué el agua y le pedí que se sacara el condón y me acabara en la entrada del poto.
Se demoró un poco y de pronto siento el chorro caliente de su lefa chocar contra mi ano y deslizarse por mis piernas…
Llevé la mano para untarla en su leche y la llevé a los labios para sentir su sabor…
Acto seguido abrí la ducha y nos dimos el último regaderazo. El agua corría llevándose el semen que había estado en mi culo y escurría por el desagüe…
Se vistió y se fue…
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Soy Pirucha y estas son mis confesiones. Les cuento un detalle: son experiencias reales que guardaba para mí. Pero llegó el momento de compartirlas.
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Siempre contesto.
Cuando me decidí a publicar mis confesiones, me hice el propósito de contar la verdad y solo la verdad. Algunos deslices literarios mínimos, pero son historias reales que solo preservan la identidad de los folladores.
Gracias por leerme y satisfacer mi afán exhibicionista de travesti.