Confesiones de un chico en extasis 4
Para esta entrada hablaremos del último protagonista de esta historia..
Confesiones de un chico en extasis: Gabriel.
Ya he abordado a muchos hombres de esta familia, pero deje el mejor para el final, un hombre que en simples palabras supera a todos los demás sin mucha dificultad. Gabriel, el hermano mayor de Horacio. A diferencia de sus hermanos que tratan de encubrirlo todo en una fachada muy convincente, Gabriel es un degenerado desde el momento en que lo conoces, no tiene ningún tipo de pudor, es muy fuerte, es muy grande, a comparación de sus hermanos, cuerpo perfectamente definido con músculos fuertes, un agilidad asombrosa y una mirada cautivadora, tuvo muchas parejas sexuales, motivo de comentarios para sus hermanos, mientras pagaba servicio militar, práctico de manera continua zoofilia al no tener nadie con quien desahogarse, ¿qué como lo sé? Bueno es del tipo de hombre egocéntrico qué le gusta grabarse mientras coge, su vida se dividia en dos temas, trabajo y sexo.
Me gustaba visitar la casa de los padres de Horacio solo para verlo a él, siempre estaba sin camisa recostado en el sofá con sus enormes pies masivos descansando en la mesa, ese tipo me ponía a temblar con solo una mirada, anhelaba pasar mi lengua por sus plantas de pequeño, sentir ser aplastado por él. Dolorosamente mi dicha fue truncada por un tiempo, después de que fue arrestado por mantener relaciones sexuales con una menor de edad. Aunque fue tema de conversación por un buen tiempo, sabía que sus hermanos y sus sobrinos solo lo hacían por apariencia, por mucho que trataban de repudiarlo en el fondo no hubieran sido tan distintos o si no, yo no estaría contando esto. El hecho de que no respetará edad me daba una esperanza de que eventualmente yo pudiera ser un candidato para poder ser dominado y como dije anteriormente si bien Horacio me destrozó cuando cumplí la mayoría de edad, hubieron muchos que me sometieron mucho antes y entre ellos esta este semental.
Gabriel regresó a casa de sus padres después de ser puesto en libertad a pesar de las negativas de muchos (algunas fingidas), el regresó como si nada hubiera pasado, esto hizo que muchos familiares evitarán ir por temor a exponer a sus hijos a este «depredador sexual», pero eso era lo que más anhelaba, pase un tarde por la casa, en ese entonces tendría 16 años, sabía muy bien que los padres de Gabriel no iban a estar y yo tenía hasta la noche para poder hacer algo asqueroso antes de irme a mi casa, llamé a la puerta tratando de mantener sereno, Gabriel abrió la puerta, trate de buscar una excusa banal para poder pasar y lo conseguí, entre hasta la sala, pensando en mi siguiente movimiento, Gabriel saco una lata de cerveza y comenzó a beberla como si estuviera deshidratado, al terminar el profundo trago suspiro algunas veces y lo soltó ¡BUUUURRRRRRRRPPP! Un fuerte eructo, no fuerte cómo los eructos más fuertes de jorge, Maicol, Alejandro, Ancizar u Horacio. Era un eructo que no podía ser igualado, los eructos más fuertes de sus familiares para él serían eructos normales los verdaderos eructos fuertes de Gabriel eran otro nivel, tenía una técnica innata, un verdadero rugido, cuando escuche ese estruendo vi la forma de llegar a él, después de soltar ese monstruo me apresure a notar el ruido que hizo comentando un «qué fuerte», Gabriel rió como si fuera una broma y caminó a la sala me acerque más a él sentándome a su lado, preso del pánico trate de continuar con la charla de eructos y decidí hacer una pregunta que siempre me ha servido en estos casos «¿Sabes eructar con aire?».
Gabriel me miró algo intrigado por unos instantes para después proceder a inhalar con fuerza y rasgar un eructo de buenas proporciones justo a mi lado, era un sonido grave y fuerte, largo y sonoro, música para mis oídos, sostuve el aliento, mientras sentía que flotaba, el aroma a cerveza me impacto con fuerza y trague evitando ceder tan rápido, pero este hombre me superaba, al terminar estaba perplejo mientras mis piernas temblaban, Gabriel me miró con malicia y simplemente continuo eructando, sin ningún tipo de vergüenza, parecía disfrutarlo, parecía disfrutar mi reacción, eructos largos, tal vez 10 segundos de duración, palabras, nombres, vocales, alfabeto, una habilidad asombrosa qué sentía que iba a eyacular en cualquier momento, se terminó la lata de golpe y se puso se pie mientras colocaba sus manos en sus rodillas, tomó una fuerte inhalación y liberó tal eructo que pude sentir la sala vibrar por el sonido. Lo hacía a propósito, sabía a donde quería llegar y estaba claro que quería darme un espectaculo, soplo el gas hacia mi cara, yo solo sonreí mientras sentía el aroma a mi alrededor, se acercó a mi y con un tono burlon dijo «¿te gustó?», asentí hipnotizado, se me acercó y chocó sus labios contra los míos mientras sentía su lengua en mi interior, me beso con fuerza y deseo antes de cargarme sin dificultad, esperaba que me llevara a una pieza pero solo se dio media vuelta y cayó de rodillas en la alfombra de la sala, nos apresuramos a quitarnos la ropa y al bajar su bóxer pude ver lo que tenía entre las piernas, para sorpresa de nadie en esta familia, un pene gigante y venoso, en tamaño nunca decepcionan, se puso encima mio y lo hizo entrar con una fuerza desgarradora que me hizo gritar de dolor y placer, estaba acostumbrado al dolor, pero la brutalidad de Jorge, no era como la de Gabriel, entraba y salía con fuerza, con un rosto inexpresivo, mientras yo estaba haciendo la transición de dolor a placer mi lloriqueo poco a poco se convirtieron en gemidos de placer mientras pedía más y más, Gabriel se mantenía impasible, a pesar de no mostrar emoción, sus resoplidos y como se tensaba me dejaban claro que la estaba pasando genial, me cambiaba de posición cada cierto tiempo, en cuatro debajo de él, arriba de él, después de una hora de sexo qué parecía interminable, me volvió a cargar aún ensartado y se dejó caer sobre él sofá, su movimiento tomó más fuerza, sentía cada vez más adentro y su tranquilidad abrumadora se iba cayendo, estaba por eyacular, su rostro comenzó a tensarse, gemia por lo bajo mientras sus ojos se perdían en el deseo, el sofá rechinaba contra el suelo mientras se movió por la fuerza del impacto, sentía mi pene hormiguear y de la nada, comencé a soltar chorros de semen, mientras sentía como mi ano palpitaba y se contraia sobre el pene de Gabriel, pujo una última vez adentrandose en mí y un gruñido poderoso salió de sus labios mientras inundaba mi trasero con una cantidad brutal de semen, el cuerpo de Gabriel temblaba por el extasis, sacó su pene con rapidez abandonando mi culo qué soltaba, los chorros de semen qué había dejado adentro, me dio algo para limpiarme y después simplemente me dijo «vete». Cómo si ya no le fuera útil, como si hubiera sido un juguete sexual, algo para quitarse la abstinencia, pero no me importó, en todo caso yo también solo buscaba pasar la calentura, me vestí mientras aun recuperabamos el aliento, salí en silencio aún abrumado por todo, pero sabía una cosa esto se iba a repetir muchas veces.
He sido presa de estos hombres en muchas ocasiones y no se preocupen que esto aun no acaba, aún hay muchos relatos, de todo lo que hice e hicieron estos seis machos qué no tenían límites para nada.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!