Cuando conocí a mi domina Psicóloga
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por pakorfetish.
Empezamos a hablar de nuestras experiencias y fantasias, y cuando nos dimos cuenta que nos gustaban las mismas cosas, pensamos en vernos para quedar y realizar alguna fantasia.
Cuando llegue, no sabia bien que hacia alli, pero ya que estaba… Cuando entre, me fije en todo el local en un vistazo rapido. Inmediatamente me vi una chica que se encontraba en una especie de pequeño reservado, tomando algo y leyendo un periodico.
Morena y ligeramente maquillada, no muy alta pero con unos fascinantes ojos de un verde intenso. Como no, me fije inmediatamente que llevaba unas botas negras, acharoladas y brillantes, con un tacón de unos 6 cm de forma fina. El talon marcado con una curva excitante y ceñidas en la zona de los gemelo. Tenian cremalleras en la parte interior. ¡Realmente excitantes! , pense cuando me di cuenta que no se atisbaba donde terminaban. La parte superior de las botas desaparecian en el interior de una falda de cuero que llegaba un poco por debajo de la rodilla. Inmediatamente, me puse a pensar hasta donde llegarian esas botas. Con solo imaginarmelas, mi respiración se aceleró y mi cabeza comenzo a elucubrar multiples posibilidades.
Casi temblando de deseo me acerque a ella. Levantando la mirada del periodico me observo alli plantado.
– ¿AliciaDom supongo?
– Me temo que te has equivocado – me dijo.
Yo di un respingo. No podia ser que me equivocase. Tenia que ser ella, ¡era perfecta!
– No creo que me equivoque. ¿No recuerdas que quedamos por el Chat? Soy Pakorfetish.
Me miro como si yo fuera un bicho raro. En ese momento se dio cuenta de que dirigia mi mirada hacia sus botas, y de repente pareció entender.
– ¡Ha si, como no! Claro, quedamos de encontrarnos aquí. No me acordaba.
Mas tranquilo, me sente. Nos presentamos. Yo le dije como me llamaba y ella se presento como Alicia . Por el momento no queriamos decir mas.
Poco a poco comenzamos a hablar, especialmente yo. Llegados a un momento me dijo.
– Asi que eres uno de esos fetichistas que disfrutan, con el latex, las botas y esas cosas.
Eso me sono raro.
– Siento decirte que no soy AliciaDom, y he de reconocer que te iba a mandar a la mierda cuando te quedaste ahí mirando, pero reconozco que cuando me dijiste tu nick, me llamo la atención y me atrajo el desafio.
– ¿Desafio?
– Si, siempre me llamo la atención la gente fetish, aunque nunca he estado tan cerca de alguien que se reconozca fetichista. La verdad es que no tengo muy claro de que va.
– ¿En serio? Nadie lo diria viendo esas botas altas que llevas. No son un atuendo muy habitual en gente normal.
Ella se rio con picardia. Yo me puse un poco colorado, pensando que ella llevaba ventaja, pero extrañamente no podia irme de alli.
– Bueno – dijo – ¿y ahora que?
Yo me quede pegado. No sabia que hacer. Entonces ella tomo la iniciativa.
– Reconozco que me excita esta situación. Estudio doctorado en psicología y me encantaria estudiar este tema, ¡con mas atención, si me entiendes!.
Me quede sorprendido. No me esperaba esa reaccion. Al principio me senti enfadado. Desde luego no me gusta ser conejillo de indias de nadie, pero no podia dejar de pensar en esas botas y en esa falda. Necesitaba verlas.
– ¿Te parece, que vayamos a mi piso? – le dije.
– Creo que no. Mejor quedamos un lugar neutral. Conozco un local, donde existen unos privados. Alli podemos quedar mas tarde, por la noche.
– Bueno- al borde del infarto. Mi imaginación desatada, elucubraba con mil posibilidades.
– Hasta luego – Me dijo marchandose y dejandome totalmente excitado.
El tiempo pasaba y no veia el momento de que llegase la hora de verla. Cuando finalmente dieron las once de la noche, me acerque al local. Una barra, un escenario pequeño en el que tocaban musica una banda de jazz. Y unos reservados de mesa rectangular, con un sillon corrido alrededor. Unas cortinas negras cerraban o abrian la vista de cada reservado. La luz tenue y las sombras le daban una imagen excitante. Al llegar me pedi una copa, y me acerque a un reservado, donde se podia ver la entrada y la barra.
Habia llegado veinte minutos antes. El nerviosismo y la excitación recorrian mi cuerpo con ráfagas de electricidad. No podia dejar de mirar el reloj. El tiempo no parecia pasar lo suficientemente rapido. Al llegar la hora de la cita, mire anhelante la entrada, pero ella no apareció. Mi nerviosismo y excitación ivan en aumento. Cinco minutos, diez, quince….El tiempo pasaba y no habia ni rastro de ella. Cuando ya pasaba media hora, comence a pensar que habia sido una tomadura de pelo. Cuando ya iba a levantarme, la vi entrar por la puerta. Iba vestida como en el bar. Sus botas negras acharoladas ajustadas a la pierna. La falda ligeramente por debajo de la rodilla, cubriendo la parte alta de las botas. Mi imaginación se disparo y mi respiraron acelerada se entrecortaba de solo pensar hasta donde llegarian. Completaba el conjunto una fina blusa de gasa negra, y una chaquetilla de cuero. Las manos cubiertas con unos guantes negros de cuero.
– ¡Dios mio! – pense mientras me excitaba mas y mas. El conjunto me producia un morbo que amenazaba con producirme un infarto.
Me vio y se acerco, contoneandose ligeramente. Avanzaba poniendo un pie delante del otro como una modelo de pasarela, enfundada en esas botas y con ese conjunto. Cuando llego al reservado, se sento a mi lado.
– Hola – Dijo sencillamente.
– Hola – Conteste. En mi estado alterado, no podia decir mucho mas.
Ella cerro la cortina. Al hacerlo me dio la espalda. En ese momento me acerque a ella y la cogi suavemente por el brazo. En ese momento se giro y con cara sonriente y picara levanto si pierna hasta la mesa, apoyando el puente de la bota en el borde de la mesa.
– ¿Te gusta? – me dijo.
– Si – conteste yo. Las botas, de caña alta llegaban casi hasta la rodilla, pero eran magnificas. Realmente excitantes. Me quede mirandolas extasiado.
– ¿Te gustaria lamermelas? ¡Hazlo! – dijo con voz de mando.
– ¡Como ordenes! – le dije, y me puse a lamer sus botas.
Comenzando por la punta fina y siguiendo por el empeine hasta llegar al talon.
Luego,bajando hasta el final del tacon. Subiendo poco a poco, y girando hasta la parte interior de sus piernas, llegue casi hasta la rodilla. Ella miraba con una mezcla de curiosidad y placer, hasta que llegue a la cremallera de las botas. Agarrandola con la boca, cogi la hebilla de la cremallera y con los dientes la fui bajando hasta casi llegar al tobillo. Sin usar las manos, meti mi cabeza en la bota y comence a lamer su pierna. Entonces ella dio un respingo, pero enseguida comenzo a arrullar mi movimiento.
Se sento en el sillon y levanto la otra bota. Yo me encontraba en medio de sus piernas, contra la mesa y de rodillas. Realice la misma operación con la otra bota. Ella comenzo a respirar agitadamente. Yo seguia lamiendo indistintamente una pierna y otra, una bota y otra, hasta que poco a poco comence a subir. Ella comenzo a temblar de excitación, y yo tambien. Su respirarcion agitada me ponia a mil. Poco a poco fui subiendo por sus muslos, lamiendolos alternativamente y aumentando mutuamente nuestra excitación. En ese momento ella me tiro al suelo, y apartando el tanga que llevaba, me dijo.
– ¡Comemelo, vamos, comememlo!.
Comence a comerle el coño. Ella gemia, sentada sobre mi pecho, con las piernas abiertas y repitiendo – ¡Comemelo, comemelo todo!
Yo no podia mas. Hacia y hacia con mi lengua recorriendo todos los recovecos. Su excitación llego al maximo y la mia tambien. Gimiendo y gimiendo se corrio sobre mi, de forma total.
Cuando nos recuperamos, volvio a enseñarme sus botas, y yo reiniciando mi excitación avanzaba hacia ellas. En ese momento, ella aparto sus piernas y me dijo.
– ¡No, no pequeño! ¡Hoy no vas a tener mas! ¡Quiza la proxima vez! Reconozco que me ha gustado. Ha estado bien. Me gusta tenerte de esclavizado con mis botas. Creo que volveremos a vernos. Nos encontraremos en el mismo bar, la semana que viene.
Yo me quede sorprendido, pero no podia apartar sus piernas, sus botas, su falda y por supuesto su humedo coño. ¡Por dios , no podia dejarme asi! Trate de sujetarla por el brazo. Ella golpeo mi mano, de forma violenta diciendo.
– ¡No, no! ¡Portate bien esclavo!
Yo me quede sorprendido, y congelado. Ella sonriendo, se arreglo, abrio las cortinas y se marcho contoneandose satisfecha de forma muy sensual.
Me quede perdido, pero anhelante de volver a quedar con ella.
Pakorfetish
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