Cuba, el mejor viaje de mi vida parte 2: las cubanitas
Me como a dos bebitas cubanas sin ninguna culpa.
¡Hola a todos! Soy Sebastián de Uruguay de nuevo para terminar de contarles mis bellas aventuras en Cuba.
Para quienes tal vez nunca me hayan leído o no se acuerden de mí, mi nombre es Sebastián, tengo 32 años y soy lo que la sociedad considera un asqueroso degenerado, una basura de persona, un deshecho social pero mi único “delito” es que me que me excitan mucho los niños.
En mi relato anterior titulado: “Cuba, el mejor viaje de mi vida”, les conté que recibí una inesperada herencia y decidí irme de tour sexual por Cuba, una maravilla, mi primer encuentro fue con tres bebecitos de 7 años a la vez y a uno lo violé, le desfiguré el ano a embestidas, ciertamente ese bebecito se acordará de mí toda su vida.
Descubrí una industria increíble que tiene Cuba, el paraíso de los inmorales como yo. Hay para todos los gustos, para ver, para tocar, para participar, de todo, es tanta la necesidad que tiene esa gente que deciden alquilar a sus hijos a extranjeros, hay de todas las edades posibles.
Obvio que no podía irme sin probar la carnecita cubana femenina, generalmente opto por ser atendido por varoncitos ya que los considero más fuertes, aguantan más la verga, no chillan, a mí me excita que lloren, que los ojos se les llenen de lágrimas pero que chillen no me excita.
Llegó el día en que iba a probar a las cubanitas, me alisté, pasó por mí un taxi que envió mi contacto quien se encargaba de pactar los encuentros y después de 40 minutos llegué a una casa un tanto alejada de La Habana, se veía humilde pero bien organizada.
Me comunico con Yariel, que es el cubano que me iba a recibir.
-Hola, ¿Yariel?
-Buenas, compadre. Tú debes ser Sebastián, ¿verdad? – Dijo Yariel con su marcado acento cubano.
-¡Exacto! – Respondí.
-Pasa, mi hermano. ¡Vente pa’ dentro!
Después de ingresar a la casa me dice
-Así que buscas un servicio, vírgenes no tengo disponibles desde ya te aviso. – Dijo Yariel.
A mí la verdad es que no me interesa la virginidad de nadie, no me excita, eso vale para la fantasía pero no para la realidad.
-No, no. Yo busco a dos aguantadoras. – Respondí serio.
-¿De qué edades? – Preguntó Yariel.
-¿Cuáles tienes? – Indagué.
-De 5 en adelante…
Cinco era muy poco, me hubiera encantado pero no.
-¿De ocho?
-¡Claro que sí!
Me mostró las fotos de Briana y Liz, dos bebitas hermosas, de pelo enrulado, hermosas, desnudas, piel canela caribeña, ocho añitos las dos. Casi me derrito, ya tenía la verga dura.
Recuero que Yariel me dijo las reglas, tengo una hora reloj, hay preservativos, lubricante y agua, que hacen anal, oral, vaginal y golpes mientras no dejen marcas, lo de siempre.
Acepté todo y fue cuando entraron Brianita y Liz, preciosas, vestidas con uniforme escolar cubano que para quienes no conozcan es una faldita color roja con una camisa blanca, maravillosas.
-Hola, papito. – Dijo Liz.
-Hoooooola, hola. – Dijo Briana con más alegría.
-Hooo, ho, hola princesas. – Tartamudeé al responder.
Nos fuimos los tres a la habitación donde teníamos una enorme cama.
-Papi, tú sí que estás duro. – Me dijeron por mi enorme erección.
-Es que papi tiene mucha lechita acumulada. – Respondí.
-MMMMM, qué rico. – Respondió Liz.
-¿Te gusta la lechita, mi amor? – Le pregunté.
-Claro que sí. – Dijo la putita.
-¿Y a ti, amor? – Le pregunté a al otra puta.
-Claro papi, la como toda. – Respondió Brianita.
Me recosté en la cama y empezaron las chupadas, ufff que ricas estaban esas boquitas.
Brianita la sostenía con una mano mientras se la ponía en la boquita a Liz.
-Glup, glup, glup. – Así se oían sus mamadas.
Cada chupada era la gloria, cambiamos de pose, quería tocarles la vaginita.
Las dos se recostaron, totalmente desnudas y se abrieron de piernas dejando paso a mis dedos. A Brianita empecé a meterle dos dedos y gozaba como una perrita, Liz fue a besarla en la boca mientras mis dedos humectados por el flujo de una bebecita de inocentes ocho años recorrían su cabidad vaginal.
Me daba un poco de asco pensar en chuparle las vaginas porque tendrán ocho años pero son putas y por ahí pasan muchas vergas.
No aguanté y enterré mi cabeza entre las piernas de Brianita, movía mi lengua como un sediento, me encantaba su saborcito a limpio y a lubricación, ella estaba excitada y conocía bien su trabajo.
Tomé un condón, lo deslice sobre mi verga explotada y penetré a Brianita.
-Ayyy, ayyy, qué ricooooo. – Dije mientras sentía cómo mi falo entraba en esa dulce vagina de niña usada.
-PAPIIITOOO, QUÉ RICOOOOO!!!- Gritó.
-AAHHHHH…
Qué rica concha, una maravilla, perfecta, mientras la hermosa Liz le daba besitos en los labios a Briana, yo penetraba su hermosa y lampiña vagina de ocho añitos.
-AHHHH, AHHHH AHHH PUTA, PUTA… – Gritaba entre gemidos.
-Papito, eres mi único macho… – Me dijo falsamente Briana.
Con mi mano izquierda sostuve el cuello de la pequeñita y le dije.
-Puta mentirosa, mentirosa como todas las mujeres. – Le dije con odio a la cara.
En ese instanté quise humillarla por haberme tratado como un tonto por decirme que soy el único, le di una cachetada que la despeinó más de lo que ya estaba y la escupí en la cara.
No quise seguir porque me iba a excitar únicamente con Briana y también quería metérsela a Liz así que le dije que ahora era su turno.
-¿Quieres que te cabalgue, papito? – Me preguntó Liz.
Me sentí el hombre más afortunado del universo, ¿a cuántos una nenita de ocho dulces años les preguntan algo así? Me asombré de lo afortunado que era aunque esté pagando.
-Claro que sí mi vida, sí sí. – Respondí desesperado.
Me recosté sobre la cama enorme de sábanas blancas, la pequeñita morena Liz abrió sus piernitas de ocho años y se puso encima mío, me dio besitos en el cuello, recuerdo nuestros cuerpos desnudos llenos de lujuría.
Liz, con su gordita mano de niña de ocho, acomdó mi pene sobre la entrada de su vaginita, en la puertita, y se la introdujo, cuando la tuvo bien dentro, empezó con sus movimientos.
Parecía una bailarina árabe, movía sus caderas con mi verga adentro de su conchita húmeda y hermosa.
-OHHH OOHH QUÉ RICO, te amo mi princesa!!! – Decía totalmente extasiado con esa niña.
-MMMMMMMMMMMMM PAPI, MI PAPII… – Me respondía Liz mientras cabalgba.
Después de un tiempo, la pequeña Briana se acercó y me ofreció su vagina para lamer, obvio que acepté. Qué rica esa cotorrita, era preciosa, con gustito a lubricante y aroma a laxante del condón.
Obviamente Liz quería hacerme terminar pero no quería hacerlo dentro del condón así que la aparté de mí, ya que quería darle un poco más a Brianita.
-Qué hermosas son, quisiera que fuesen las madres de mis hijos. – Mencioné cursimente.
-Mmmmmmmmm…
-¿Quieres hacer bebés, papi? – Preguntó Brianita.
-Ehh, claro… – Dije sin entender.
-Pero es más caro. – Me respondió
-Y, ¿cómo sería? – Pregunté
-Así papi, quitamos esto y ya… ¿Pagas? – Me dijo Liz mientras me quitaba el preservativo de la verga.
-Pfff, pago mi vida, claro que sí.
Acto seguido Liz se recostó, se abrió de piernas y como un desquiciado se la metí, empecé con mis embestidas, mi cuerpo sudado ya que lo único que nos refrescaba era un ventilador
-AAAAY QUE RICO PAPI, SIN NADA.
-OHHHH, así mi bebé, así. – Respondía.
Me aparté y se la metí en la vagina a pelo a Brianita.
-Así, así mi princesa. – Le decía al oido mientras ella gemía.
No podía más, era el dueño del mundo, no daba para más y estallé ríos y ríos de leche en la conchita sagrada de mi putita de ocho años, todo era perfecto en ese instante. Y si bien las nenas ofrecían el servicio preferí no hacer anal, ya había comido los anos de los otros bebecitos así que mi sed de culo estaba saciada.
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHGGG, MI PUTA, MI PUTAA DIOSS…
Todo debilitado me quité de encima de Brianita, Liz tomó mi lechita de la concha de Bri y se la pasó por el cuerpo. Dos princesas hermosas jugando con mi semen, la imagen era increíble.
Me fui a higienizar mientras Liz y Biranita estaban en la cama, la pasamos divino, ellas fueron hermosas. Otra prueba más de que los chiquilines disfrutan del sexo que la moralidad les quiere prohibir.
Hasta el próximo relato.
Subas algo pronto, por favor, no te vayas por tanto tiempo
Ya de niñas mienten ja.
Rico relato, tengo que ir a Cuba
Que delicia una aventura así Amigo, yo también de Uruguay me gustaría contactarte para charlar
Odio el socialismo y peor tiranías como esa, pero busco nenes de hasta 13 o 14, que pueda chupar y coger mucho, salvo chuparlos ya no sería práctico de más chicos. Yo quiero la verga dentro mio y si ya acaban aunque no sea leche pero me llenan, saco la loteria.
Si tienen el dato les agradezco.