Cunilingus en el coche de dos desconocidas.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sumiso88.
Eran la una y media de la mañana y yo volvía a mi casa después de haber pasado un buen rato con mis amigos. A unos cuantos metros de mi puerta escuche voces femeninas hablando y riendo pero por ningún lado veía yo de donde provenían. Al llegar a mi casa e insertar la llave en mi puerta, me di cuenta de que esas voces venían de un coche aparcado justo delante de mi puerta. Eran dos chicas y al parecer estaban fumando porros dentro del coche.
La sorpresa de encontrarme algo así allí de repente hizo que no me diera tiempo a reaccionar y entré rápidamente en mi domicilio. Una vez ya dentro de mi piso, me acerque a la ventana desde la cuál podía observarlas y estuve así un buen rato mientras al mismo tiempo chateaba en el ordenador. Cada vez más me excitaba la idea de bajar y decirles algo. No obstante no me atrevía, probablemente me ignorarían. Luego pensé que al estar un poco tocadas por la droga lo mismo tendría éxito y todo. Ansiaba con todas mis fuerzas poder servir a esas dos hermosas señoritas. Cerraba los ojos y me veía ahí en el coche con ellas disfrutando de mi compañía.
De repente, me vi bajando las escaleras y meditando durante un corto periodo de tiempo para perder la vergüenza. Acto seguido abrí la puerta y para no ir tan directamente, saqué del bolsillo derecho de mi pantalón un cigarrillo, lo encendí y comencé a fumármelo delante de ellas. Con cada calada les lanzaba una mirada desafiante y seductora a aquellas chicas que a mi parecer me estaban respondiendo muy bien. Una vez fumado mi cigarrillo, me llené de valor y me acerqué a la ventanilla del coche para saludarlas.
Después de una corta presentación, estuvimos conversando sobre a que nos dedicábamos, cual era nuestra edad y todos esos temas que se sacan cuando uno no sabe bien que decir. A continuación, yo ya más excitado que nunca les propuse una cosa que no podrían rechazar. Les ofrecí a meterme en el coche y que echasen el asiento lo más para atrás posible para que yo pudiera ponerme agachado entre sus piernas y darles todo el placer posible en sus sexos mientras ellas tranquilamente seguían a lo suyo, conversando y fumando porros. Ellas riéndose y sorprendidas por el ofrecimiento aceptaron.
Una vez dentro del coche comencé con la chica que estaba en el asiento del copiloto. Ambas llevaban minifaldas y sin medias luego me resulto fácil acceder a sus vaginas. La primera chica tenía un hermoso sexo que estaba casi depilado. Antes de empezar directamente ahí, empecé a besar y morder dulcemente sus muslos para que ella fuera entrando en calor. También acariciaba sus muslos con mis manos o labios. Incluso con mi cara ya que estaba afeitado. Tras unos movimientos que me indicaban que ella estaba empezando a sentirse excitada comencé con su vagina. Poco a poco mi lengua iba acariciando sus bellos y sabrosos labios vaginales. Y poco a poco me iba deleitando con el sabroso néctar de su sexo.
Al mismo tiempo aspiraba su agradable olor. Ella por sus gemidos y movimientos me demostraba que le estaba gustando, pero al mismo tiempo seguía conversando con su amiga y dándole caladas a su porro. Mientras tanto yo seguía aumentando con lo mío e iba recorriendo con mi lengua toda su vagina tanto por los alrededores como por el interior, haciendo paradas frecuentes en su clítoris para estimulárselo al máximo. En una de estás visitas a su clítoris ella me agarro fuertemente del pelo y empujo mi cabeza contra ella gritándome no pares, no pares. Yo hice un esfuerzo y comencé a mover mi lengua tan rápidamente como pude hasta que finalmente ella tuvo un intenso orgasmo. Acto seguido con sus manos levanto mi barbilla para que pudiera mirarla a los ojos y me dijo: Gracias, ha estado genial. A lo que yo respondí: el placer es todo mío.
Después de unos minutos de reposo, su amiga le dijo que ahora le tocaba a ella así que le pidió que cambiarán el asiento para esto yo evidentemente también tuve que abandonar momentáneamente el vehículo. Una vez todos situados en sus posiciones ellas encendieron otro porro y yo comencé mi labor con la otra chica. Está tenía su sexo un poco más velludo pero aún así hermoso. Más o menos comencé y seguí de la misma forma que había hecho con la primera chica. Ella se estremecía menos pero al mismo tiempo me decía que le gustaba. A los cinco minutos ella me dijo que parase un momento. En ese momento pensé que todo se había terminado pero dijo: Para, en serio, tengo que mear. ¿Tienes un cleenex por ahí?-le preguntó a su compañera- pero la respuesta fue negativa.
En este momento yo estaba tan excitado que me atreví a decirle: Oh, por favor, permíteme el honor de poder degustar y tragar tu orina. Será todo un placer para mí. Ella respondió: No creas que no he pensado en mearte jaja pero que pasa con el coche? No quiero mancharlo. Entonces yo le respondí: Podemos poner esas bolsas que tenéis ahí si no os hacen falta debajo de tu asiento y de todos modos si vas despacio tragaré todo sin soltar una gota. Ella accedió y bebí todo su orín. Fue un momento exquisito en el que estaba tan excitado que sentía que iba a reventar de placer.
Terminada esta labor ella me ofreció un caramelo y un poco de agua para quitar el sabor de boca pero yo me negué pues debía terminar mi labor principal de darle placer. Para algo me había comprometido. Hay que ser hombre de palabra. Sin dejar que el tema de la orina me desconcentrase demasiado seguí lamiendo su bellísimo sexo hasta que por fin logré que ella también tuviera un intenso orgasmo.
Yo paré y eché mi cabeza en su muslo para descansar mientras ellas hablaban de lo bien que se sentían lo que les había gustado. Entonces la primera chica a la que le había dado placer me dijo: Oye en serio, eres bueno. Que bueno que te hayamos encontrado. Pero a ella le has hecho más cosas que a mí no es justo. Así pues, le ofrecí que volviera a ocupar el asiento que al principio ella tenía y que con gusto también dejaría que ella se desahogara en mi boca y así fue.
Esta vez si le pedí a su amiga el caramelo y beber agua. Ya era demasiada orina tragada. Para terminar la noche les lamí sus pies de arriba a abajo. Estaban un poco sucios pero muy poco. De repente la chica que estaba sentada al volante dijo: ui es tarde lo siento chico pero tenemos que irnos. Ha sido genial encontrarte de verdad. Ya volveremos a aparcar el coche delante de tu puerta. Gracias por todo. Entonces todos bajamos del coche y ellas se fueron andando por la calle, un poco mareadas por los porros y yo subí a mi cuarto.
En ese mismo instante abrí los ojos. Todo había sido una fantasía en mi mente. Miré por la ventana y ahí seguían en el coche. Aunque todo se había quedado en el mundo de la irrealidad y la fantasía yo me encontraba excitadísimo y me fui a la cama super feliz y con ganas de soñar con ellas.
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