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Fetichismo, Gays, Incestos en Familia

De nueve años empalado en Alfredo el primo mayor II

entre los recuerdos de la camioneta y abriéndose a probar más.
Nico, después de su experiencia con Alfredo, su primo mayor (Nico de nueve y Alfredo de 16) no sabía bien como se iban a dar las cosas, lo más lógico es que todo siga igual, el primo chico al que nadie toma en cuenta. Tampoco se hacía mucho problema por eso, después de todo así había sido siempre, pensaba resignado, pero evidentemente que la experiencia en la camioneta había sido lo más alucinante vivido en sus cortos años, ocho y medio, solía corregir, Pero ¿cuántos niños de ocho y medio habían pasado por lo mismo? En las noches soñaba con Alfredo en la camioneta y el sentado y ensartado encima, sentía una picazón muy gustosa en sus genitales, desde el pene hasta la entrada de su culo que lo hacía llevar sus manos y tocarse, entregándose a unas sensaciones que no imaginaba que existían con su penecito durísimo y su culito que palpitaba cuando se tocaba. El resto del día seguía siendo un niño travieso y que ya no pescaba mucho a su padre cuando hacía comparaciones insidiosas con sus primos varones.

Ya no le desagradaba tanto compartir con sus primos mayores y los amigos de ellos, solo se quedaba observándolos y notando cada detalle de sus masculinidades, en lo que el graciosamente llamaba para si mismo “pajas mentales” La actitud de Alfredo, a quien había visto poco seguía siendo la misma de siempre, no hubo rechazo ni negación como Nico pensaba, es más, se podría pensar que trataba de acercarse a él, pero también con la torpeza de un adolescente: a manotazos, riéndose burlescamente de su cara, o de algo de su vestimenta, en fin, de cualquier cosa, cosas que se volvían muy repetitivas y que antes eran poco usuales, Nico sintió esa fijación y no le molestaba, de pasar desapercibido, en momentos se convertía en el centro de atención entre los demás muchachos, por lo que varios salían a defenderlo de las pesadeces de Alfredo y eso sentía que le generaba empatía con algunos de ellos. Especialmente había un muchacho algo mayor que el resto, un chico de unos dieciocho años llamado Gary, era tremendamente atractivo de piel mate y pelo negro, ojos grandes tan negros como su pelo y unas facciones finas pero angulosas, era el que más lo defendía y el que más trataba de incorporarlo en algunas actividades, pese a doblarlo en edad.

La semana que parecía terminar mal, Nico ya no podía dejar de pensar en lo que fue sentirse empalado, quería más, cada día sentía un picor más intenso que necesitaba calmar y ya con sus dedos no era suficiente. Así como termina la semana, empieza el fin de semana, el sábado en la tarde Alfredo y sus amigotes tenían programada una pichanga de futbol en la cancha afueras del pueblo, no pensaba ir, pero Alfredo le mandó decir que lo pasaría a buscar en la camioneta, ya que los iría a dejar el tío Pepe.

Esa camioneta que a las narices de Nico aun olía al sudor, al aliento y al semen de su primo. Al final terminaron subiéndose casi todos en el vehículo, los que no cupieron en la cabina se fueron atrás saltando y armando barullo. Pero ¡Oh, recuerdos! quedaron los primos juntos, todo apretados, por lo que Alfredo le hizo un ademan a Nico golpeándose las piernas como invitación a que se subiera en ellas, el niño calladito se sentó en la fuente primera de su placer, esta vez medio de lado sí, era de día e iban todos despiertos, aunque su culito empezó a transpirar de puras ganas. Con su muslo izquierdo alcanzó a sentir la dureza del pene de su primo, Alfredo reaccionó tomando a su primo por la cintura apretándolo fuerte y apoyando su cabeza contra su espalda, simulando darle un mordisco. El corazón de Nico casi se le salía, su primo le demostraba que no se había olvidado de esos momentos.

Ya en la cancha todo siguió su ritmo, el tío Pepe los dejó y se fue con la promesa de venir a buscarlos más tarde, aunque todos los demás dijeron que se devolvían por sus medios, Alfredo y Nico le dijeron al tío Pepe que también se devolverían caminando ya que querían pasar al río a bañarse primero. Antes del partido salieron de algún bolso algunas latas de cerveza, uno de los muchachos le ofreció una cerveza a Nico, pero inmediatamente saltó Alfredo para detenerlo ¡Cómo se te ocurre, que no veí que es cabro chico! El pobre Nico se quedó con la mano estirada. Poniendo cara de enojado, Alfredo se la bajó de un manotazo, “hazte el gracioso no más, aquí me obedeces a mí” le advirtió el primo mayor.

Empezado el partido, el juego resultó ser un espectáculo a los ojos del niño, y no por las habilidades futbolísticas, sino por ver a un grupo de adolescentes corriendo con unos pantaloncillos cortos de tela delgada, donde con los movimientos y las carreras se le  marcaban sus penes, que se bamboleaban de un lado a otro, algunos tenían semi erecciones, sea por efecto de la cerveza o por la misma rudeza del juego que se hace que se despierte esa virilidad en sus cuerpos juveniles, tanto que rato la mayoría mostraba sin pudor sus formas que se le hacía a Nico un plato delicioso para servírselo y saborearlo como el manjar que es.

Cada vez que Alfredo hacía alguna jugada se lucía ante su primo, levantaba los brazos y arqueaba su cuerpo quedando su pico apuntando hacia su primo, quien se relamía sus labios de deseos. Se tocaba casualmente, pero de forma notoria el paquete y le guiñaba un ojo. Al finalizar algunos de los adolescentes jugadores se saludan y abrazan, algunos no evitaban que sus vergas se rocen, incluso Alfredo y Gary, quienes haciendo como si nada, provocaron no solo el contacto entre sus picos, Nico no pudo evitar observar un restregado entre ellos, con un ligero movimiento horizontal, sintiendo como su propio pico se le puso duro al ver a esos adolescentes con la sexualidad tan a flor de piel.

Al cabo de unos minutos la gran mayoría de los muchachos se retiraron, de pronto Nico se quedó solo, pensó que Alfredo se había ido sin avisarle ya que penaban las animas en el lugar. Había una construcción media raída que hacía las veces de camarín, en realidad solo para cambiarse ropa ya que no tenía duchas y un solo inodoro, de puertas y ventanas solo los huecos. El niño caminó hacia un espacio que quedaba al fondo de un pasillo, buscando a Alfredo, pero no solo encontró a su primo, sino que también a Gary, quienes se encontraban abrazados besándose, mientras se restregaban sus cuerpos como poseídos, ambos ya sin poleras y con los pantalones de futbol a la mitad de las nalgas. De la impresión el niño quiso salir corriendo, justo cuando Alfredo lo ve y sale detrás de él alcanzándolo de inmediato, tomándolo de un brazo y jalándolo hacia él. Quizás por la tensión acumulada, o de la pena de ver a su primo disfrutando de otro muchacho, o de que ese otro fuera Gary que había comenzado a gustarle, es que Nico fue superado por un sollozo, sus lágrimas solo brotaron espontaneas y se llenó de suspiros entrecortados, para calmarlo Alfredo lo abrazó cariñosamente.

_ Tontito, no llores, no pasa nada, tu sabes que te quiero…

_ Es que no sé, no sé po’ qué me pasa, de la otra vez no hay dicho na’  y parece que no te importo… y el Gary igual es bueno conmigo y me siento raro cuando los veo, y a cada rato se me para el pene… y siento picor en mi culito…

En eso también Gary se acercó al muchacho y se unió al abrazo, acariciándole el pelo a lo que agregó:

_ Es normal que te pase eso, a nosotros también nos gustas y nos gustamos entre los dos, no podemos evitarlo, se siente muy rico… Mira como estoy, le dijo Gary al momento de acercar su pico durísimo y ponerlo entre las nalguitas de Nico y besarlo suavemente en su nuca.

_ Y mira como estoy yo, interrumpió Alfredo, también acercando su pico al niño y frotarlo contra su duro penecito.

Así Gary abrazaba por atrás a Nico y Alfredo por delante, lo apretaban suavemente haciendo un perfecto sándwich, mientras uno le basaba la nuca y el otro el cuello, mojándolo con sus lenguas calientes. Entre los dos le sacaron la polera y le bajaron los shortcitos, quedando desnudo salvo por las zapatillas, entre su primo y su amigo, quienes no dejaban parte del infantil cuerpo sin acariciar, ya que sus manos y lenguas recorrían sus nalguitas y bolitas, su cuello y orejas, Alfredo se entregaba a lamer las rosadas tetillas del niño, llevándolo a las más intensas sensaciones que jamás había imaginado.

Nuevamente las bocas de Gary y Alfredo se encontraron al coincidir en el mismo punto del cuerpo del niño, pero esta vez Nico sintió mucho placer viendo como sus amantes adolescentes se besaban como devorándose, así que se agacho como por instinto, hasta quedar a la altura de los picos de ellos, que jugaban a chocarse como sables, tomó cada uno con una mano y se los llevó a la boca, chupándolos alternadamente con su pequeña boca. Los muchachos sujetaron su cabeza presionándola contra sus ingles para que el niño sintiera y gozara de sus erecciones y olores que emanaban de esas entrepiernas sudadas después del juego. Nico que quedó con esos penes contra sus mejillas y boca se sintió en la gloria, chupando también las bolas que de tanta calentura estaban por estallar.

Después de un rato Alfredo se posiciona detrás de su primito menor lee mete la lengua en el culito infantil hasta dejarlo bien salivado y resbaloso empezó a puncetearlo con el pico bien lubricado por el presumen, las ganas y calentura acumulada hicieron que el agujero se abriera ya con mayor facilidad que la primera vez, no sin dejar escapar un gritito a la primera embestida, que Gary trato de acallar metiendo su pico húmedo y caliente en la boca abierta del niño, quedando ensartado de forma simultánea por el hoyito del poto y por la boca con tremendos ejemplares de picos duros, calientes y venosos de esos sementales adolescentes, Alfredo lo penetró con energía, en un mete y saca que golpeaba las nalgas de Nico sonando más que los propios quejidos ahogados por la verga de Gary. El niño se encontraba tan entregado y delirante que ya no razonaba.

Los amigos adolescentes cambiaron de posición recibiendo el culo de Nico ahora la verga de Gary, sintiendo inmediatamente la diferencia en tamaño que le daban los dos años de ventaja que le sacaba a Alfredo, pero estaba ya lo suficientemente dilatado como para negarse a recibir tamaña herramienta, quien fue acogida por las entrañas del niño que la abrazó y apretó con los músculos del interior del cuerpo infantil. Por su parte recibía en la boca la verga de su primo, quien llegaba sin oposición hasta la misma garganta, haciendo arcadas y salivando como un loco del sexo entre hombres, las lágrimas saltaban, pero no de dolor, sino solo de no quedar orificios por donde más botar fluidos. Al rato Alfredo le avisa que se va a descargar

_ ¡Trágatela toda, voy a llenarte de moco… Aghhhh, Sí, trágate mis mocos. Siiií, Que ricooooo!

Nico, solo trataba de tragar lo más posible, tampoco él quería desperdiciar nada, con los ojos sin pestañar y la mandíbula totalmente abierta como jamás imaginó, se tragó todos los hijos de su primo. Sacando el pico de la boca tragona de Nico, Alfredo le cede el lugar a Gary, y Nico se aferró con pasión a esa otra verga, más gruesa y larga, pero tratando de abarcarla toda dentro de su boca y sintiendo al rato la descarga de semen de Gary adentro suyo, fuero chorros de mocos que se depositaban en su garganta y que el niño tragaba como hambriento, y es que sí estaba hambriento de esos jugos de hombres, que lo elevaban de gusto y morbo.

Quedaron los tres exhaustos de sexo, casi sin fuerza y buscaron sus ropajes para emprender la vuelta, fue cuando Alfredo divisa que la camioneta de su papá ya había llegado, estaba estacionada a unos treinta metros, pero no estaba él adentro, como por instinto se gira de golpe y ve que su padre está detrás apoyado en el vano de lo que pretendió ser una puerta, los muchachos reaccionaron en cadena, volteándose a donde estaba el tío pepe, todos con cara de espanto y sin decir una palabra, no le salía aunque quisieran. Alfredo intentó balbucear algo, pero resultó inentendible.

_ Vístanse, los espero en la camioneta. Dijo el hombre con voz ronca y la cabeza gacha, sin que casi ningún músculo de su cara se moviera.

@cairo1310

47 Lecturas/22 julio, 2025/0 Comentarios/por Cairo
Etiquetas: amigos, mayor, mayores, padre, primito, primos, recuerdos, sexo
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