Descubrí la familia incestuosa de mi tío.
Después del fallecimiento de mi tío, me encargue de cuidar a su esposa e hija, sin imaginar que la hacerlo descubriría el gran secreto que me traería tanto placer como problemas..
Soy Alan, actualmente tengo 27 y estas es mi historia de como después de una tragedia, me volví el hombre de mi tía y novio de mi prima de 13 años.
Regresaba a mi país después de trabajar en el extranjero aproximadamente 5 años, al ser el primer integrante de mi familia en terminar la universidad me tuve que esforzar para poder cumplir mis sueños, y uno de ellos era conseguir el dinero suficiente para ayudar a mi familia, gracias a mis calificaciones me había ganado la oportunidad de irme a otro país de intercambio, oportunidad que aproveché para quedarme ahí y trabajar. Todo iba bien hasta que me llego el mensaje de que mi tío al que consideraba casi un padre había fallecido, de inmediato arme maletas y regrese a mi país, pues no podía faltar a su funeral, el me había criado desde que mi padre me abandono a los 6 años.
Nunca me había gustado ir a los funerales, pero ahí estaba, parado al lado de su ataúd viendo como toda la familia pasaba para darle un último adiós, me daba tanta tristeza la situación, sobre todo ele ver a mi tía destrozada por su pérdida, y mas aun sabiendo la preocupación que le había dejado mi tío, si bien el fue alguien maravilloso para mi, no podía negar el hecho de que tuvo muchos problemas con las apuestas, llegándose a meter con personas peligrosas al deberles dinero, y ahora mismo, mi tío había dejado una deuda pendiente con un mafioso que había estando acosando a mi tía días atrás para que le pagará, era obvio que tenia que intervenir.
Los días posteriores me quede a dormir en la casa de mi tía, quería cerciorarme de que ella y mi prima estuvieran bien.
Una noche, regresé a la casa, había estado fuera toda la tarde comprando la despensa necesaria, lo primero que vi fue a mi tía en pijama sentada en la sala bebiendo tequila directamente de la botella, ahogaba sus penas en alcohol.
–Tía Verónica! Pero que esta haciendo– me acerque para tratar de quitarle la botella algo que fue difícil
–Déjame Alan… necesito esto…–
Replicó mi tía ya bastante ebria, pues arrastraba las palabras y se veía mareada, lo que mas me sorprendió fue verla ya de cerca, su pijama era algo parecido a un babydoll de seda, este se apegaba a su cuerpo marcando su figura, la cual para su edad era bastante llamativa, tenía unos pechos y un trasero firme, si bien estaba un poquito pasada de peso, a mi siempre me han gustado las mujeres con algo mas para agarrar, por lo que teniéndola así frente a mí, no pude evitar verla con algo de morbo.
–Ya basta, es hora de que vaya a dormir–
Apenas dije eso, mi tía se desplomó hacia aun lado ya algo inconsciente por el alcohol y sueño, no me quedo de otra mas que llevarla cargando hasta su habitación, ya ahí la acosté en su cama y antes de taparla con las sábanas, me deleité la vista una vez más, pues ella había quedado acostada media abierta de piernas, podía ver sus bragas blancas, pero en ellas de marcaba perfectamente sus labios vaginales, los cuales estuve a nada de tocar, pero me contuve y me fui de ahí.
De regreso al cuarto de invitados, pase por la habitación de mi prima Samantha, tenía la puerta abierta por lo que la vi sentada en su cama, con sus audífonos puestos y abrazando un peluche de conejo algo grande, toque la puerta y entre pues no recibí respuestas
–Hola samy, todo bien querida? –
Le dije tiernamente pero ella solo suspiro deprimida, la vi detenidamente, y me parecía raro el cambio que había tenido, la última vez que la vi ella tenía unos 8 años, recuerdo que siempre usaba su pijama completa de unicornio, pero ahora a sus 13 años, tenía un mini short azul y una blusa blanca bastante pegada, que de no ser por su pequeño corpiño, se le marcarían sus pequeños pezones, me resultaba extraño verla así de reveladora para su edad, pero en fin, era su casa así que ella podía estar como quisiera.
–Todo bien Alan, solo… lo extraño tanto– dijo con la voz entre cortada casi que llorando.
Me acerqué mas a ella y me senté a su lado en el borde de la cama para así poner mi mano en su hombro, y regalarle una sonrisa
–Se que lo que haga no cambiará las cosas, pero lo intentaré, que te parece si mañana vamos al parque y a por un helado, esos que tanto te gustaba que te comprara cuando íbamos–
De inmediato ella sonrió y me abrazo dejando su peluche de lado, pude sentir una extraña calidez en ese abrazo, el roce de mis brazos con su delicado cuerpo hizo que me estremeciera un poco, ya mas calmado bese su frente y salí de allí, no sin antes decirle que se acostara y tratara de dormir.
Rápidamente paso un mes, mi tía ya había regresado a su trabajo, y mi prima a la escuela, yo por su puesto, había estado trabajando en línea, algo que mi trabajo me permitió. Pague las cuentas y deudas que mi tío había dejado al morir, era bastante dinero pues era aproximadamente 3 meses de mi salario como ingeniero, que, si bien me peso un poco deshacerme de ese dinero, la familia de mi tío lo valía.
Un día regresando a casa por la noche después de haber salido con unos amigos que me querían ver después de muchos años, entre con cuidado a la casa para no hacer ruido, pero apenas cerré la puerta, mi celular vibro a causa de un mensaje que me había llegado, al verlo trague saliva pues era un mensaje de mi tía diciendo “Puedes venir a mi habitación sin hacer ruido, necesito hablar contigo”
Era la una de la madrugada así que iba caminando con cuidado por la casa para no despertar a Sam, llegue a la habitación de mi tía y la abrí con cuidado, las luces estaban bajas pues solo la lámpara de la mesa de noche estaba encendida, una vez entre, me quede boqui abierto, pues traía puesto un babydoll, que a diferencia del otro, este era de una tela semi transparente, recorriendo su cuerpo con la mirada me di cuenta que ni siquiera llevaba brasier pues se podían ver sus tetas de considerable tamaño a través de esa fina tela, sus bragas o mejor dicho tanga, de un color negro, apenas y tapaban su zona íntima.
–Alan, ven aquí cariño, debo hablar contigo– dijo mientras con su palma le pegaba ligeramente a la cama a su lado donde quiera que me sentará.
Algo nervioso camine hacia ella, pues no podía evitar que mi miembro comenzará a endurecerse al verle esos pechos, al final me termine acercando y me senté a su lado, pero antes de hablar, ella me gano.
–Se que esto puede ser incómodo para ti, pero primero que nada quiero agradecerte por todo lo que has hecho por nosotras, gastaste mucho dinero en salvarme de esas deudas, nos cuidas, y siempre te preocupas–
Se tomó unos segundos mas en hablar.
–Trabajas mucho y el tiempo que te queda siempre lo gastas en nosotras así que… no puedo pagarte con dinero, no podría regresarte todo el dinero que has gastado, se que nada de lo que haga podrá ser suficiente para agradecerte, pero… al menos quisiera compensarte un poco, así que, si tú quieres, estaría dispuesta a tener sexo contigo–
Ante tal impactante comentario que soltó, me quedé callado y sin saber que decir, reí un poco nervioso y al final mi boca artículo algunas palabras
–ay tía… que cosas dice, de seguro estuvo tomando verdad– decía aun con voz nerviosa, solo que ella se veía algo seria.
–No Alan, no estoy bromeando, estoy completamente sobria–
Ella se me acercó aun mas, puso su mano en mi pierna acercándose muy levemente a mi entrepierna, me estremecí al sentir su mano ahí, pero gracias a que estaba mas cerca, podía ver casi que a la perfección sus pechos, un poco caídos pero firmes, y esos pezones duros de color rosita, era obvio que un bulto se estaba marcando abajo.
–Al menos quiero… quiero hacerte feliz, déjame compensarte, al menos déjame darte un oral o mínimo masturbarte, pero si o si quiero agradecerte– Ella seguía acercando mas su mano.
Sin oponer resistencia, deje que comenzará a manosearme, ella podía sentir mi ya marcada elección en mi entrepierna, mientras que con una mano me tocaba, con la otra me quitaba el cinturón y me desabrochaba el pantalón, no podía creer que estaba dejando que esto sucediera, pero llevaba ya mucho tiempo sin una pareja sexual, así que definitivamente después de tantos días de estrés, necesitaba esto.
Mi tía se deslizo un poco uno de los tirantes de su babydoll para dejar al descubierto uno de sus pechos, tomó una de mis manos y la llevó hasta su teta haciendo que yo la apretara y jugará con ella, mientras que con su otra mano la metía dentro de mi pantalón, así tocando mi pene duro sobre mis boxers, algo que duro poco pues de inmediato también metió su mano debajo de ellos tocándome directamente.
Así estuvimos unos minutos, yo tocándole las tetas, mientras que ella sentía como mi pene se hacía cada vez más duro y grande, a tal punto que ya no pudo mas, me quito el pantalón y los boxers por completo para así poder ver mi miembro de un buen tamaño, no era la gran cosa, pero si tenía pene mas grande que el promedio. De un momento a otro, mi tía se agarro el pelo, lo hizo hacia atrás, se agacho y sin darme tiempo de reaccionar comenzó a chupármela, se sintió tan bien el como lo hacía
–aahhhh tía… espere– obviamente no quería que se detuviera.
–Mmmmh que rico pene tienes Alan– decía entre chupadas.
Dejándome llevar, coloque mi mano en su cabeza para así ayudarle con el movimiento que hacía de arriba a abajo, se tragaba toda mi verga sin problema alguno, vaya que sabia chuparla. Lo estaba disfrutando hasta que me toco la mano para que dejara su cabeza, de ahí se levantó un poco sacando mi miembro de su boca, me dio un beso en la punta y se alejó, dejándome ver un hilo de saliva qué conectaba mi glande con sus labios.
–mmmm de verdad que rico pene tienes Alan, podría estar todo el día chupándotela, pero… no quiero que termines, no aun– esto ultimo lo dijo con un tono algo perverso.
Se relamió los labios, se me acerco y me dio un beso en la mejilla, iba a responderle, pero ella de inmediato se levantó, y se paro en frente de mí, estaba hipnotizado por su cuerpo, sobre todo por lo que hizo después, ya que dejo caer su babydoll, quedando casi que completamente desnuda, sus tetas estaban al aire, y su vagina se marcaba en esa diminuta tanga.
–Es hora de jugar querido– Se me encimo y comenzó a sacarme la playera y a quitarme el pantalón por completo.
Ahora el que estaba completamente desnudo era yo, después de dejarme completamente desnudo, tomo mi mano, la acerco a su entrepierna, e hizo que comenzara a tocar su vagina sobre la tanga, me lleve una sorpresa al sentir que su tanga estaba completamente empapada, ella ya estaba caliente y lista para tener sexo. Acto seguido, con ambas manos comenzó a quitarse la tanga lentamente, o intentando verse sensual, al hacerlo, pude ver como su parte intima goteaba ya fluidos de excitación, su pubis tenia muy poco vello, como si se hubiera rasurado pocos días antes. De ahí se me encimo, haciendo que sus nalgas quedaran en mis piernas y mi pene restregándose en su vientre.
–Tia, será mejor que si esto va a seguir, me ponga condón– decía algo nervioso
–Oh no te preocupes por eso Alan, yo ya no puedo tener hijos, así que…– Elevo un poco sus caderas.
Apenas elevo sus caderas, comenzó a frotar sus labios vaginales con la punta de mi pene, llenaba todo mi glande de sus fluidos tibios y resbalosos, mi respiración se aceleró, pero de verdad esto me estaba gustando y también lo necesitaba. Una vez ya mi pene estaba bien lubricado de la punta, ella se acomodó mejor sobre mí, apunto mi pene a su entrada, y empezó a bajar sus caderas sentándose sobre mí, y haciendo que mi verga la penetrara lentamente. No podía creerlo, mi pene estaba adentro de mi tía, que, aunque no fuera directa de sangre, no quitaba lo morboso que era esta situación, su interior estaba muy caliente y mojado, era de verdad que ella también lo necesitaba. Al sentarse por completo en mí, lleve mis manos atrás de ella y las coloque en su trasero, era tan firme como si toda su vida hubiera hecho ejercicio, aunque me consta que no era así.
Pasando los minutos ella ya se encontraba cabalgando mi verga, me daba sentones sin descanso y mis piernas chocaban con las suyas al unísono, era delicio el sentir todo su peso caer sobre mi pene, y que este la atravesara hasta el fondo. Podía sentir como sus fluidos envolvían mis testículos y escurrían por mis piernas.
–Aaahhh si Alan, no sabia que necesitaba tanto esto, se buen muchacho y satisface a tu tía– decía entre gemidos.
Yo estaba concentrado en durar lo mas posible, pues si que quería disfrutar la vagina de mi tía.
Al cansarse en esa posición, se dejo caer en la cama, se puso boca arriba y se abrió de piernas haciéndome una seña de que ahora el movimiento me tocaba a mi, no tarde en subirme, ponerme de rodillas en medio de ella, sujete sus piernas para abrirlas y apuntar mi verga a su entrada. Ahora lo estábamos haciendo de misionero, mi pene entraba y salía, mis piernas chocaban con sus nalgas, y su interior se ponía cada vez mas caliente como perra en celo.
–Ahhhh siii, más, más, querido, no dejes de cogerme– agradecía que la puerta estuviera cerrada y de que samy siempre llevaba sus audífonos puestos.
–Estas tan caliente tía– Le decía en el odio agachándome.
–Tu me pones así, desde los primeros días que te vi al regresar del extranjero– todo lo decía entre gemidos
Aceleraba los movimientos de mis caderas con la intención de darle el mayor placer posible, que al parecer funciono, pues sentía como su interior me apretaba mas de lo normal, y que se ponía mucho mas mojada, mi tía había tenido un orgasmo al ser penetrada por mi pene. Me excitaba el como yo la ponía, y cabe aclarar que estaba aguantándome lo más que podía, pues también estaba al límite.
–Vamos Alan, dame mas duro, embiste mis nalgas, dame duro, destrózame la vagina, que a partir de ahora es tuya, serás mi hombre– Estaba sonriendo al escuchar eso.
Por una parte, me estaba sintiendo algo mal, pues apenas había pasado poco mas de un mes de la muerte de mi tío, y ahora me estaba cogiendo a su esposa en su antigua cama, y ella también sin remordimiento me pedía que le diera más duro, eso me dio un pequeño bajón, el cual se fue en cuanto las piernas de mi tía me rodearon la cintura y me jalaron.
–Vamos mi niño, estoy a punto de otro orgasmo… y si tu estas cerca adelante, te puedes correr adentro, no tienes por qué preocuparte. –Me lo decía casi que ordenándome.
Mi pene entraba y salía de esa deliciosa vagina, y mientras lo hacía, yo me dedicaba a chuparle las tetas, era un sabor exquisito, era una mezcla entre salado del sudor y dulce como si fuese vainilla. Lamia, chupaba y mordía sus pezones, no podía para, mi pene ya soltaba pre, y empezaba a palpitar, sabía lo que venía.
–Tía… ya no aguanto más– No paraba de mover mis caderas haciendo la mía.
–Eso, Alan, no te detengas, dámela… deja tu leche lo mas adentro que puedas de tu tía, ella lo necesita– me seguía jalando con sus piernas.
Ya sin poder aguantar mucho le daba embestidas lo más fuerte y rápido que podía, ella gemía como desesperada, en la punta de mi pene podía sentir esa pared al final de su vagina, algo que me incito a tratar de penetrar, pero estaba muy apretado. De un momento a otro le dejé mi pene lo más adentro que pude y comencé a eyacular, era el semen acumulado de muchas semanas, y todo lo estaba vaciando en el interior de la vagina de mi tía.
–Ahhhhh!!! Siii, toda Alan, deslechate en mi vagina– Su cuerpo comenzó a temblar.
Ella gemía y su cuerpo se retorcía, su interior me apretaba lo mas que podía, había llegado al orgasmo, sus fluidos salían sin parar, escurrían por mis piernas, de no saber que era un orgasmo podía jurar que esa mujer se estaba orinando de tantos fluidos que sacaba, pero me encantaba saber que yo estaba ocasionando eso.
Dure unos minutos en esa posición de misionero, ambos recuperábamos el aliento, y ya algo mas tranquilo me deje caer y recosté mi cabeza en medio de sus tetas mientras ella acariciaba mi pelo también respirando algo agitada. Era oficial, me había cogido a mi tía, y no solo eso le había llenado toda la vagina de mi semen.
–Esto fue estupendo querido… en definitiva lo vamos a repetir, ahora siempre que tengas ganas de una vagina, solo dime y pondré la mía– Me daba tanto morbo escucharla de esa forma, pero tan solo asentí.
–Claro tía, pero por mientras necesito descansar– Ella beso una vez más mi frente
–Descansa cariño–
Así en esa posición sin sacársela nos quedamos dormidos, que durante la noche optamos por dormir normalmente, todo iba de forma tranquila hasta que por ahí de las tres de la mañana me desperté con la garganta seca, me puse mis sandalias y me levante para ir a la cocina por un vaso de agua, al hacer esto pase por la habitación de Samy, estaba cerrada, pero por la parte de debajo de la puerta se colaba luz, esa niña estaba despierta y probablemente jugando, no podía dejar que se desvelara pues en la mañana tenia clases, me arme de valor y entre sin tocar con la intención de ¨regañarla¨.
–Samy, ya duérmete, no puedes estar jugando a estas horas, tienes clase maña…na…– Me quede helado ante lo que vi en cuanto pase a su habitación.
Al no tocar la puerta no le di tiempo de reaccionar, ella estaba ahí, acostada en su cama, traía los audífonos puestos, su blusa estaba toda desacomodada dejando ver sus pequeños pechos aun poco desarrollados, sus piernas abiertas, sus pantys y mini short colgando de uno de sus pies, una de sus manos sostiene su celular como si viera algún video, pero su otra mano estaba empuñando lo que parecía un dildo vibrador rosa. No podía creer lo que veía, podía ver perfectamente el como ella estaba abierta de piernas, el dildo que tenia en una de sus manos, estaba la mitad adentro de su vagina y esta se veía bastante mojada, el sonido de la habitación eran sus suspiros y el vibrar de ese juguete, ella se me quedo viendo completamente roja, quiso buscar su almohada para taparse, pero ni siquiera se había molestado en sacarse el dildo de su vagina, este se movía descontrolado adentro de ella.
–Perdón!!!! – fue lo único que pude decir para después salir lo más rápido y cerrar su puerta.
Rápido fui a la cocina para tomar agua y echarme algo de agua en la cara, al mirar mi entrepierna pude ver como mi bulto se marcaba en mi short, esa escena me había excitado sin querer.
Al día siguiente, durante el desayuno nadie menciono nada de lo que había pasado la noche anterior, ni mi tía, ni samy, desayunábamos tranquilamente, hasta que mi prima se tuvo que retirar para alcanzar el transporte escolar, hasta ese momento pude respirar bien, si bien no quería que su madre se enterara, tenía que decirle lo que su hija estaba haciendo a escondidas.
Mientras juntábamos la mesa y lavábamos los platos, me aclare la garganta y mire a mi tía.
–Tía, tengo que contarte algo que no sé cómo te lo vas a tomar– me espere un poco a que contestara.
–Que? Me quiere coger antes de irme a trabajar– Dijo entre risas.
–No… eso no, este… son dos cosas, en primera, saldré con unos amigos y tal vez regrese hasta la noche, y en segunda…– Respire profundamente para armarme de valor –Anoche que fui a la cocina por agua, vi que salía luz de la habitación de samy, y creí que estaba jugando, así que entre sin tocar, y lo que vi fue que… bueno, la encontré masturbándose con un vibrador, ¿tú sabes de algo? Digo, a esa edad ¿cómo consiguió un vibrador? –
Ella dejo de lavar platos y me miró fijamente.
–Ella, tiene un vibrador por que yo se lo di– Me sorprendió su respuesta.
–Que?!! ¿Como? Como por que le diste un juguete sexual a tu hija de 13– me veía menos exaltado de lo que parecía.
–Sencillo, no quiero que busque o curiosee sobre eso con otras personas, además seamos honestos, ¿tú a que edad comenzaste con la masturbación? – lo dijo entre risas esto ultimo
Me quede callado pues tenia razón, yo había empezado mi etapa de masturbación desde quizás los 11 o 12.
–Tu tranquilo Alan, estoy enterada, no te preocupes, pero gracias por avisarme, y también por avisarme que llegaras tarde, ahora, toca ir a trabajar– Termino de lavar los platos.
Acto seguido ella me beso la mejilla para irse a vestir y así dirigirse al trabajo, ahora estaba completamente solo en la casa, aproveche para avanzar unas cosas del trabajo y también vestirme para salir con mis amigos.
Horas mas tarde, regresaba ya a casa, la salida con mis amigos no había salido como lo esperábamos pues una lluvia arruino los planes que teníamos, cada quien decidió regresar a su casa, por lo tanto, yo había regresado mas temprano a la casa de mi tío.
Entre con cuidado pues quería darles una sorpresa, planeaba llegar con un bote de helado de fresa que tanto le gustaba a samy, lo había comprado antes de regresar a casa. Tomé tres cucharas de la cocina y me dirigí a las habitaciones, solo que antes de llegar, empecé a escuchar sonidos extraños, parecían risas, pero también… ¿Gemidos? Me acerque lentamente y vi que la puerta de la habitación de sami estaba entre abierta, me asome con cuidado para ver lo que sucede ahí adentro, me sorprendió tanto lo que vi, que casi suelto el bote de helado.
Samy estaba completamente desnuda acostada en su cama boca arriba, con una mano trataba de taparse la boca mientras que con la otra mantenía una de sus piernas abierta, por otra parte, estaba mi Tía, estaba sentada al lado de samia, podía ver sus tetas al aire y con sus bragas puestas, pero lo mas sorprendente era lo siguiente, una de sus manos sostenía y abría la otra pierna de samy, mientras que con su otra mano, empuñaba el dildo que había visto la noche anterior, pero no solo eso, mi tía estaba usando el dildo para penetrar a samy con una velocidad consistente, ella estaba sonriendo al ver como su hija disfrutaba de su tiempo juntas.
–aaahh… mami… se siente tan bien…– decía entre pequeños gemidos ahogados.
–Verdad que si amor– subió un poco la fuerza de las vibraciones del dildo.
La pequeña samy empezó a arquear su espalda y querer cerrar sus piernas, pero mi tía lo evitaba. Ella solo gemía y trataba de retorcerse de placer, mi tia había casi hundido por completo ese dildo en su pequeña vagina, y aplicaba el máximo nivel de vibraciones.
–Mami!! Ya… no, espera, me voy a hacer pipi!!! – decía casi que suplicando entre gemidos.
–No te contengas querida, eso no es pipi, déjate llevar– decía con una sonrisa pervertida.
Mi tía siguió moviendo de adentro hacia fuera ese dildo, las vibraciones se escuchaban con gran potencia, siguió así unos segundos mas hasta que la pequeña no aguanto más, estiro sus piernas y lanzo un gran gemido, era glorioso ver ese orgasmo de mi prima de trece años, no parecía de esa edad; mi tía saco el dildo de la vagina de samy y de esta se notaba que salían los fluidos de su orgasmo, pero justo unos segundos después, se vio un pequeño chorrito amarillento salir de su interior, el cual duro varios segundos hasta que se detuvo.
–Ay mi amor, jeje te gusto tanto que si te hiciste pipi– decía entre sonrisas
Samy también tenia una sonrisa plasmada en su rostro, se notaba una gran satisfacción en él, sus piernas aun temblaban como si ese orgasmo continuara.
–Perdón mami, se me salió jeje– decía entre respiraciones pesadas, pero también con esa sonrisa de complicidad.
–Bueno, es hora de limpiarte– dejo el dildo al lado de ellas en la cama.
Acto seguido, mi tía se arrodillo frente a sami, la abrió de piernas y se agacho, de ahí hundió su cabeza entre las piernas de la niña, vaya espectáculo me daba ahora, podía ver a la perfección como mi tía estaba lamiendo toda la vagina rosadita y sin pelo de samy, la limpiaba de todos los fluidos y rastro de orina que le habían quedado, de verdad mi tía se estaba comiendo a su propia hija después de provocarle un orgasmo. No podía creer en que me había metido al decidir cuidar de ellas. Ahora estaba indeciso en si entrar o no.
Fin de la parte uno.
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