El Campamento de Verano
Lo que parece un campamento de verano como cualquiera de los años anteriores junta a dos jóvenes con las hormonas por las nubes..
Desde hace muchos años formo parte de un movimiento juvenil con el que voy de campamento todos los veranos. Cuando los miembros cumplimos 16 años desde el movimiento nos empiezan a formar para ser monitores, así que se nos asigna el rol de premonitores durante dos años, hasta que alcanzamos la mayoría de edad.
Cada monitor veterano se suele hacer cargo de dos premonitores en los campamentos, de esta manera el veterano nos transmite sus trucos y conocimientos y a la vez puede evaluar las capacidades de dos distintos futuros monitores.
Aquel año mi mentor estaba al cargo de mí y de una chica, Lucía. Tanto Lucía como yo en aquel momento teníamos 16 años y se puede decir que congeniamos desde el primer momento en el que nos conocimos.
El campamento duraba dos semanas y por falta de espacio a algunos nos tocaba compartir habitación con nuestra pareja de premonitores. En un principio me daba vergüenza tener que compartir cuarto con una chica durante dos semanas, pero al final fue una de las mejores cosas que me han pasado en la vida.
La habitación no era gran cosa, tenía dos camas y un baño interior compuesto por una pequeña ducha, un lavabo y un retrete. Lucía escogió la cama más cercana a la única ventana del cuarto y yo me conformé con la cama que estaba al lado de la puerta.
Estuvimos todo el día haciendo actividades con nuestro grupo y después de la cena nos acostamos pronto ya que al día siguiente teníamos muchas actividades a las que atender.
Recuerdo que hacía mucho calor por lo que me quité la camiseta del pijama para intentar dormir sin morirme de calor en el intento. Lucía entró por la puerta y cuando me vio con el torso desnudo me preguntó si tenía mucho calor, a lo que le contesté que sí y a la vez le pregunté si le importaba que durmiese sin camiseta, a lo que ella respondió que no ya que ella también empezó a tener mucho calor.
Nos dormimos y a eso de las 3 de la mañana me levanté a mear. Salí del baño y me fijé que Lucía llevaba unos shorts muy cortos, de los cuales sobresalían parte de sus nalgas, y que no llevaba camiseta. Esa escena me calentó y me generó una erección la cual tuve que paliar haciéndome una paja.
Me tumbé y me quité los pantalones. Me bajé los boxers hasta los tobillos y saqué mi pene circuncidado de 18 centímetros. Estaba tan cachondo que con la cantidad de precum que tenía no tube que hacer uso de lubricantes. No tardé mucho en correrme, fue algo rápido y caí exhausto por lo que me dormí enseguida, no sin antes vestirme para no levantar sospechas.
Lo que yo no sabía es que Lucía se desveló y observó aquella escena de reojo desde su cama.
Sobre las 7 de la mañana me levanté, me duché y me vestí ya que pretendía ser de los primeros premonitores en levantarse y dar buena imagen frente el monitor veterano que me estaba formando. Sin quererlo desvelé a Lucía así que tras ella pedírmelo, esperé fuera de la habitación a que ella se vistiera y nos fuimos juntos a desayunar. Aquella mañana tenía una sensación rara en el cuerpo, la llevaba sintiendo hacía media hora desde que Lucía se había sentado a mi lado a desayunar y no paraba de hablar conmigo.
Como el día anterior hicimos un montón de actividades y tras acabar las actividades nocturnas nos fuimos a la cama. Al entrar en la habitación Lucía me estaba esperando sentada en mi cama, yo sentí pánico en aquel momento, de repente pensaba que me iba a caer una buena bronca, pero gracias a dios no fue nada de eso.
Lucía al verme entrar por la puerta me saludó y me indicó que me sentara a su lado. Tras hacer lo que ella me había indicado ella entablo una conversación conmigo en la que me solicitaba poder dormir ligera de ropa ya que había pasado calor por la noche. Me preguntó si aquello me hacía sentir incómodo y yo le indiqué que todo lo contrario, que si ella lo necesitaba yo estaba dispuesto a ceder a cambio de también poder dormir ligero de ropa.
Tras haberle dado mi aprovación Lucía se levanto y delante de mí se desnudó, de tal forma que puede contemplar su cuerpo atlético.
Lucía es morena con ojos café, es alta comparada con las chicas de su edad (1’75), tiene un abdomen definido el cual deja claro que es una gran deportista, sus pechos son de un tamaño mediano (ni muy grandes ni muy pequeños) y su nalgas son grandes. Sus piernas largas también muestran que es deportista debido a la musculatura marcada.
Aquella noche mi compañera de habitación vestía un conjunto de ropa interior gris. Cubriendo sus pechos un sujetador gris, el cual deja mostrar un buen escote, y cubriendo sus partes íntimas, un tanga, el cual parecía mojado por la parte que cubre su sexo.
Ambos nos acostamos y aquella noche volví a tener una erección.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!