EL COLALES ROJO ME TRAJO AL QUE ME COGIÓ A PELO Y ME LLENÓ EL CULO DE SEMEN
Quién iba a pensar que una simple compra en línea me ocasionaría sinsabores y placer mezclados. Y eso ocurrió con el colales rojo que encargué a una de las app de venta de lencería que nos fascina a los trav, trans y huecos o nucos..
El colales rojo me cumplió y me llenaron el culo de semen. Gracias por cumplirme ese morboso deseo de sentir cuando eyaculan y disoaran andanadas de semen con arremetidas que provocan estertores…
Estimados lectores que me siguen para pajearse con mis historias.
Les cuento que después de que José vino, me culió y se fue, tuvo un sábado amargo de frustración con la app de maricas que buscan follar o ser follados. Yo prefiero decir que quiero culiar o mejor quiero que me culeen. Tenía el lugar y ataviado como putita con lencería roja y el bendito colales rojo que habí adquirido hace un par de meses para tener un encuentro a chuto pelado con mi nuevo lacho, Carloncho. Pasaron las semanas y se cumplieron meses en que me agobió una sequía que mi culo reclamaba porque estaba ansioso de que le depositaran leche viril en sus interiores. Ya que Mikel, el eyaculador precoz, se había chantado con absurdas peticiones y sentimientos cochinos.
Varias veces perdí el tener lugar para satisfacer mis deseos carnales (anales para ser exactos). Cuando vino José me culió con un colales verde y esa vez se terminó mi sequía, pero solo para sentir la pichula dentro (¡Y qué pichula! Doña Verga) porque solo forro se permite para una cacha ocasional. Pero después de terminar la faena me saqué el colales verde y delante de José me cambié por el bendito colales para dejarle en claro que su yeta no corría.
Pues bien el sábado perdí todo el día conversando con pajeros que solo querian fotos para masturbarse y otros que amenzaba, con partirme el culo con una vergas espectaculares que sacan de internet y que, a la hora de los quiubos, se achaplinan y desaparecen de la faz de internet.
Esperaba que el domingo fuera distinto, sobretodo porque me había prometido una visita alguien que se hace llamar activo40y algo y para el que adopté el seudónimo de Karlita. Pero pasaban y pasaban minutos y horas y solo recibía evasivas y dado mi carácter explosivo de mecha corta, no tuve más que mandarlo a la mierda que es el lugar que le corresponde a los chantas que juegan con nuestros sentimientos de putonas maduras y calientes como gata en celo.
Decidí que me iría a dormir para evitar seguir con esta racha interrumpida por lo que ya creía una maldición del colales rojo y la haberme puesto el colales después del coito y no hacerle participar en la rica culiada que terminó con mi sequía anal.
De pronto, una llamada. Era Carloncho. Me preguntaba si lo esperaba un. rato para desligarse de unos pendientes y venir a ponérmelo en mi conocimiento, porque el consentimiento entre ambos es tácito. Jamás me negaré a prestarle el culo al que me lo pide.
Lo fui a buscar a la puerta del edificio y pasamos hasta que cerramos la puerta del depto y quedamos cara a cara, mirándonos con lascivia: el para meterlo y yo para que me la meta.
Me despojé de mis ropas de varón y quedé con mi atuendo de putita y apegué mi culo a su verga que se notaba reaccionando por el bulto que le formaba en el pantalón. Me calenté tanto con esa arrimada que metía mano hasta hallar la suculenta presa que le daría a mi hambriento poto que ya palpitaba excitado.
La pregunta de rigor. La respuesta era afirmativa y culiaríamos a fierro pelado. Carloncho se bajó los tolompas y me lancé de piquero (exacto porque fui derecho al pico) y me lo metí hasta la garganta saboreando el gusto a chuto.
LO que siguió da para una larga serie de relatos que iré compartiendo con ustedes cuando se me aclaren los recuerdos aún caliente de esa jornada dominguera.
Carloncho se empelotó y me puso patas al hombro y me metió el pico con decisión y solaz de ambos. Gemíamos y bufabamos de lo rico que es sentir chuto y poto piel con piel dándose duro. Varias poses incluidas la cucharita y luego en cuatro en que me mete la mano entrea hasta la muñeca y no solo siento ganas de cagar sino un placer morboso de sentir como se dilata mi puto culo. Le pido registro y fotografía la introducción denominada fisting en lengua gringa. Además un primer plano de mi agujero convertido en socavón después de la lluvia.
El segundo deseo es que me chorree el culo con su semen para sentirlo escurrirse en las nalgas. Sin embargo y producto de los movimientos lascivos de puta experimentada mi rico culeador se gue cortado con arremetidas suyas y estertores mìos.
Luego mi culo se abre y deja salir grumosa leche y lo mejor es que tengo registro para mi deleite y el de mi lejano confidente con el que comparto el morbo de la complicidad.
Así fue esa cachita en que el colales rojo jugó su papel y terminó embadurnado con el semen del macho para el que había sido adquirido.
Solo falta cumplir el deseo de que me chorreen las nalgas con moco y luego metan la pichula humeante en mi húmeda raja y acabar la faena con cepilladas para sabroso deleite de marica. Me retuerzo de placer con el remember y el clito-pene se endurece y pide ser masturbado, envidioso del culo que recibe más atención desde que le presentaron la señor Guerra, como decñia la abuela campesina a la que le embarazaron a su nieta: ¨¡Le echaron Ño Guerra y la preñaron! Cuando fue interrogada por la autoridad si el coito habia sido contra su voluntad, le respuesta de la chica fue: No, mi señor, fue contra la pirca!
Un saludo muy cordial y les pido que valoren esta historia para continuar escribiendo seudo literatura que entretiene y calienta.
Soy Juana, la loca y mi email es [email protected] pregunten si quieren ahondar en algún punto que no quedo claro o que perdí el hilo.
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