El el parque y por el culo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por aslex.
(Para A.)
Me estaba contando una experiencia que vio personalmente: "… a la mujer de la izquierda, la de pelo lacio negro, le introdujeron la vara puntiaguda por el ano, era como de 4, 5 o 6 centímetros de ancho. Gritó, grito de manera espantosa cuando le iba entrando poco a poco. Lo hacía el tipo alto y musculoso primero con sus propias manos, después se ayudó con un martillo de goma, pero no creas que le pegaba fuerte, no, eran golpes ligeros, lo suficiente para que avanzara unos pocos centímetros cada vez, y ella ya no gritaba, de su boca salía sangre pero estaba viva, se convulsionaba un poco cada que esa vara la penetraba."
Yo miraba la pantalla; sentía que mi corazón latía como nunca, mis manos sudaban y mi vagina nadaba entre mis jugos. Me imaginaba claro, toda la situación. Miraba de vez en cuando a la puerta para ver si notaba las sombras de los pies de mi madre asegurándose que ya estuviera yo dormida.
Volví la mirada al ordenador, "de pronto, la punta de la vara le salió por arriba del pecho derecho, vimos como la piel se restiraba y se hizo un profundo silencio, todos dejamos de respirar. La piel se estiraba mucho, casi se nos hacía increíble cuanto se estiraba, y de pronto se rompió y la punta emergió y ella nos miraba incrédula, y miraba la punta a veces y en su mirada se veía una súplica e incredulidad, como que no imaginaba que estuviéramos ahí y no la ayudáramos."
Puse mi mano en mi entrepierna, traía slip y comencé a acariciarme frenéticamente, pero recordé su orden: no te masturbes.
Hacía dos semanas que me lo había dicho, más bien ordenado: "no te masturbes hasta que te de permiso" y saqué mi mano asustada, como si me estuviera viendo, como si hubiera caído en la peor de las faltas.
Pero solo dios y yo sabíamos cuentas ganas tenía de masturbarme, de meterme mi consolador y darme hasta quedar rendida de placer. "A la otra quizá le fue peor en cuanto al dolor; la chica que te conté, la que estaba vestida de negro látex, se puso detrás de ella, sacó una navaja de atrás, de una funda escondida a la altura de sus nalgas y dio varios tajos en la espalda de ella. Fuero tajos limpios y de inmediato los gritos de ella resonaron en toda la sala, y la sangre comenzó a caer al piso escurriendo desde sus nalgas, parecía que orinaba y lo que terminó por enardecernos y hacernos gritar con sonido ronco, sonido de placer, fue cuando con una pinzas de puntas planas que tomó de una mesita, sujetó una orilla de la piel rajada y la estiró para arrancarla"
Me casi convulsioné en la silla, mis ojos se fueron hacía arriba y mi cuerpo se sintió atravesado por una inmensa ola de placer. Mi vagina ardía de deseo, mis pechos casi estallaban.
"Ahora sal" me dijo, "Sal a la plaza y busca con quien coger por el culo"
Miré la pantalla, esa era la orden que me estaba guardando desde hacía tres semanas que iniciamos el juego de sumisión-humillación. Era mi fantasía la que usaba para volverla contra mí; él sabía que era solo eso, una fantasía que no estaba dispuesta a hacer ya que mi comportamiento en la vida cotidiana es conservador, soy una chica buena como dicen, apegada a las normas sociales en casi todo sentido, excepto aquí en el ordenador, donde leo relatos y me gustan que me digan cosas calientes, muy calientes.
Habíamos llegado al acuerdo de jugar de esa manera, yo sumisa él mi amo, desde esas tres semanas atrás. Me humillaba en el chat abierto frente a los demás usuarios.
Me ordenaba que me denigrara a mí misma, que aceptara también usar la cam frente a los desconocidos que él elegía. Pero que no me estimulara la vagina en ningún sentido, que enseñara mi cuerpo, mis pechos, mi culo, mi vagina…
Yo obedecía a los que me miraban "metete tu juguete en el culo", o por ejemplo: "comete el plátano…" y me metía un plátano completo en el culo, "camina…" Eran juegos muy excitantes, lo que contribuía a que aumentara mi calentura y se acumulara.
Y ahora me decía que saliera, precisamente cuando estaba más caliente que nunca en mi vida, que saliera y que hiciera realidad mi fantasía.
Hice el movimiento de levantarme, luego me contuve. Miré la pantalla expectante, "lleva la cámara" fue su última frase, miré instintivamente hacía el mueble donde guardo la cámara, luego la pantalla de nuevo y después hacía la puerta: silencio, luces apagadas.
No me está mirando, le diré que lo hice, dejaré la sesión abierta simulando que…
Me levanté sigilosa, temiendo, absurdamente, que pudiera ver mis movimientos, me lavé la boca y me acosté lentamente, como chiquilla que acaba de hacer una travesura muy mala y teme que la descubran.
Me cubrí con la sábana y cerré los ojos. Mi mano fue a mi vagina de nuevo, me acaricié un poco y luego la quité "ya desobedecí una orden, al menos esta la cumpliré" pensé
Quise dormir pero no pude, claro, pensaba en mi fantasía, pensaba que podía hacerla. Abrí los ojos y me senté en la orilla, miraba al piso, pensando "puedo salir sin que se den cuenta…" pero luego recapacitaba "¿qué estas pensando idiota?" me acosté de nuevo sin cubrirme ahora, abrí las piernas ¡ansiaba tanto tocarme! puse mis manos en mis nalgas y las separé, "una verga entrándome" pensé.
Cerré los ojos y mi fantasía volvió "me bañaré" me dije, saqué una toalla, la colgué y salí de nuevo a buscar mi cubre cabello y miré el cajón donde está la cámara. Respiré hondo y la saqué. la puse sobre la cama y comencé a vestirme.
Pantalón de mezclilla ajustado, camiseta, tenis, gorra deportiva.
No tuve problemas para salir sin que se dieran cuenta. Salí por el patio trasero y continué por el pasillo que da a la calle la cual estaba solitaria. "No encontraré a nadie" pensé, daré una vuelta, me quedaré unos minutos y regresaré a masturbarme.
El parque está a unos 800 metros, caminé por la banqueta tratando de no llamar la atención de algún vecino trasnochador.
Lo dicho, la plaza estaba completamente vacía, alguna vez la imaginé llena de perversos pajeros, o de chicos y chicas platicando como si fuera pleno día, pero ¿qué se puede esperar de un parque suburbano? Silencio únicamente, soledad y el viento a través de las hojas de los árboles.
Caminé un poco por un costado, luego me dirigí al centro del parque. "Bueno" pensé, es lo mejor que puedo hacer, me di la vuelta y vi un auto de policía estacionado al final de la vereda por donde había caminado. No lo había escuchado y me sobresaltó un poco. Me quedé petrificada sin saber qué hacer, pensé en lo absurdo y estúpido que sería correr.
Un agente, el que manejaba la unidad, se bajó y levantó la mano con una linterna apuntándome: ¿está bien señorita?
Lo miré sin contestar inmediatamente, luego afirmé con la cabeza y después dije que si, "estoy bien, salí a caminar un poco"
Es muy tarde, me dijo, es peligroso que ande usted sola. le hizo una seña al otro agente, quizá para decirle que todo estaba bien. "¿Vive en este barrio?"
"Si"
Tenemos que llevarla entonces a su casa, o a la delegación, usted nos dice que prefiere.
Me asusté, me mordí los labios, "es que, tuve un sueño…"
¿Cómo? no le entendí, yo susurraba casi, "tuve un sueño" le casi grité esta vez, estaba muy nerviosa porque aparte de que no quería llegar a casa en un auto de policía y que ms padres se enteraran que andaba fuera tan tarde, había ya decidido que fuera este hombre quien me hiciera realidad mi fantasía.
Me miró como tratando de dilucidar si estaba yo bien de mis facultades mentales, "¿dice que tuvo un sueño?" me preguntó
"Si, tuve un sueño y ya no pude dormir"
"¿Qué tipo de sueño?"
"Esto es muy penoso" le dije, me quedé callada unos momentos, "fue un sueño muy penoso, ya no pude dormir y tuve que salir para ver…"
"¿Para ver qué?" su rostro mostraba curiosidad
"Para…" agaché la cara al piso, luego la levanté "para ver si el sueño se hacía realidad"
"¿Se hizo realidad?" preguntó con tono intrigado. "Todavía no" lo miré intensamente y respire con profundidad abriendo ligeramente la boca. Cerré también un poco los ojos para tratar de parecer sensual.
Él me miró incrédulo y sorprendido, se le veía que pensaba, pensaba quizá en las posibles situaciones que se le presentaban ahora, volteó al auto y le indicó con la palma abierta a su compañero que esperara, luego se giró de nuevo hacia mí: "me quiere… ¿gusta decirme que sucede en su sueño?"
Yo miré hacia el auto, me mordí un poco el labio inferior, luego le dije, mirando el auto aún "en mi sueño estoy en un parque como este y hay dos hombre" regresé mi mirada a él, esperando que comprendiera. "Bien, regreso en un momento" me dijo, se dio la vuelta y caminó al auto. Se inclinó sobre la ventanilla apoyando sus manos en la puerta y comenzó a hablar con su compañero.
Ya eran las tres de la mañana y me sentí un poco inquieta, seguramente le estaba diciendo al otro que yo era una loca, una enferma insana, pensé en correr aprovechando que nos separaban como 50 metros. Miré a los lados y cuando ya me estaba decidiendo el otro salió del auto, miró también en rededor y acompañó al otro de regresó a donde yo estaba.
Se pararon frente a mí y me dijo el segundo oficial "mi compañero me ha dicho lo de su sueño, ¿todavía quiere contarnos que sucede en ese sueño?"
Respiré hondo, los miré para tratar de saber si me estaban dando hilo hasta que llegara la ambulancia del loquero "en mi sueño, voy con dos hombres a un lugar donde estamos ocultos a la vista"
El primero giró su cabeza en varias direcciones, como buscando algo, luego se quedó mirando hacia un lugar y apuntó con el dedo "¿algo así como aquellos arbustos?"
Casi se me doblaron las rodillas, "si" dije sin poder controlar el sonido de mi voz "¿quieres que vayamos ahí y nos platiques el resto del sueño?"
"Si" mi voz mostraba mi excitación extrema, por dentro me avasallaba el miedo, pero a la vez estaba extremadamente caliente, ardiendo de deseo. El segundo le hizo una seña al primero "vamos a los arbustos, mi compañero va a apagar la radio para no asustar a los vecinos y luego se nos une" yo tenía mis brazos en el pecho, mi manos unidas a la altura de mi cuello, asentí y acepté su mano en mi codo y me dejé guiar.
"¿Qué sucede ahora? digo, en su sueño"
Un hombre parecido a usted me quita…
"¿Si?, ¿le quita qué?"
"Me baja los pantalones y las bragas…" Se acercó a mí, puso sus manos en el broche de mi pantalón y comenzó a desabrocharlo, me apoyé en él, mis piernas no me respondían "¿Así?" me dijo, "si" le dije y comencé a respirar con excitación.
Me desabrochó el pantalón, lo deslizó hasta mis tobillos y luego me acarició las piernas hacia arriba hasta llegar a mis nalgas las cuales apretó con ansía "¿también los calzones?… ¿eso te quitan en el sueño?"
Regresó el otro policía, apoyó su brazo en un tronco y el pulgar de la otra en su bolsillo. "si, también" Mi rostro estaba apoyado en su pecho.
Me deslizó las bragas y comenzó a acariciarme. Ya me era imposible controlarme, le pasé los brazos alrededor mientras espasmos de placer recorrían mi cuerpo, por fin, pensé, por fin mi fantasía…
"¿Ahora?"
"Ahora…" me mordí un poco la mano derecha, "ahora, me las metes por el culo mientras él me toma fotografías"
Me tomó de los hombros para poder mirarme al rostro "eso de las fotos… no, niña"
"No diré nada, lo juro, son solo para mí, de verdad" acerqué mis labios a su oído "por favor, te lo ruego, solo mi rostro, mi cuerpo…te la chupo antes si quieres"
Me hinqué y le desabroché al pantalón, lo deslicé un poco hacia abajo y le tomé su pene. Estaba muy duro, me metí la cabeza en la boca y comencé a ensalivarlo, no sólo a chuparlo, ya que quería que estuviera muy mojado con mi saliva cuando me la metiera. El otro se acercó, se desabrochó el pantalón y me la puso cerca de mi boca.
También hubo para él, los mamé largo rato, no sé si media hora, o 15 o veinte minutos. Levanté la mirada a sus ojos "¿si?" Miró a su compañero, luego me miró de nuevo "si"
Me levanté, giré mi cuerpo y me apoyé en el tronco del árbol para poder elevar mi culo, sentí su cercanía, luego sus manos se apoderaron de mi cintura; sentí su pene hurgando entre mis nalgas y luego me la introdujo. Lenta pero firmemente. Boqueé de placer, mi mano se fue directo a mi entrepierna, me masturbé con furia, su pene me clavaba una y otra vez y mis orgasmos se sucedían de la misma forma.
De pronto recordé: "la cámara" dije, "¡la cámara, está en el pantalón!" alcancé a decir antes de otro orgasmo. El otro metió su mano en los bolsillos de mi pantalón y sacó mi cámara, se alejó un par de pasos y comenzó a tomar fotos. El que me poseía le dijo "que no salga yo güey, que no salga yo…"
"Las que no quieras las borramos" le contestó el otro: Me dio un buen rato hasta que se vino, yo había dejado caer mi cabeza, de mi boca abierta escurría saliva, mis ojos cerrados, respiraba tratando de meter aire a mis pulmones…
me soltó, y luego el otro se acercó y me la metió.
Cuando terminó conmigo, me ayudó a subirme el pantalón y me regresó la cámara. Yo sentía que de mi culo escurría semen, que mis bragas se mojaban de la leche combinada de los dos.
¿Te llevamos a tu casa? ¿vives lejos?
"No, váyanse, aquí vivo cerca y no quiero que algún vecino me vea bajar de una patrulla, estaré bien"
"Te cuidaremos de lejos… ¿vienes seguido a este lugar?"
"No, es la primera y la última vez" caminé hacía la calle, me giré para sonreírles y mandarles un beso con mi mano "¡gracias!" les dije
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