Él, mi padre.
Cómo empieza la fascinación de mirar a mi padre..
Capítulo 1
Mi despertar
Yo vivía solo con mi padre, un hombre de 38 años. Él es abogado y siempre se ve formal, muy ordenado, limpio y con un físico trabajado. Le gusta ir al gimnasio al menos 3 veces a la semana. Usa barba y mantiene su cabello corto dándole un aire varonil y una personalidad que marca su presencia donde quiera que va. Yo soy un joven de 17 años, saqué lo mejor de él, un físico delgado pero tonificado gracias a que amo hacer deporte el cual me inculcó mi padre. Ambos vivimos solos en casa debido a que mi madre nos dejó yo estando muy pequeño y mi padre tomó mi tuición. Hablamos muy poco con ella en realidad, pero no es algo que me afecte realmente. Nuestra casa es de 2 pisos, mi padre duerme en la habitación del primer piso y yo en el segundo piso.
Siempre he visto a mi padre con ojos de admiración y se que es muy guapo pero nunca lo había mirado con otros ojos hasta que empezaron ciertos acontecimientos y mis hormonas se volvieron locas.
Un día, a pocas semanas de salir de la escuela, yo ya estaba en mi último año, y vuelvo temprano a casa. Ese día mi padre yo sabía que estaba en casa porque era viernes y hacía trabajo desde casa en internet. Al llegar, entré con cuidado para sorprender a mi padre y así podíamos comer juntos e ir de paseo en la tarde. Al ingresar a casa, camino despacio por la sala, atravieso el comedor y llego al pasillo que da a su habitación, en eso cuando me voy acercando escucho ruidos pero no entendía bien que era. Llego a su puerta que estaba entreabierta y al mirar ví algo que me despertó profundamente: mi padre estaba sentado en su silla del escritorio, completamente desnudo, pude apreciar su espléndido cuerpo tonificado, sus vellos cortitos en el pecho y en el ombligo, él miraba la pantalla que yo no lograba ver por la posición con cara de deseo, su mano derecha estaba con su pene agarrado moviéndolo despacio con una erección que marcaba las venas y podía ver el glande con una forma maravillosa, estaba húmedo y era grueso y grande. Empezó a mover su mano más rápido y pude ver como sus piernas se apretaban con sus músculos marcados. Estaba algo descolocado pero no podía parar de mirar tal espectáculo. Provocó una erección en mi tan grande como la de él, creo que saqué sus genes. Escuchaba en el computador gemidos, claramente era porno, pero me costó descubrir que era lo que escuchaba, eran gemidos roncos. Sentí como el calor estaba invadiendo mi cuerpo y ví su rostro y su cuerpo con deseo, no sabía lo que me pasaba. Decidí volver cuidadosamente y abrí y cerré la puerta fuerte para que mi padre supiera que había llegado. En la sala grito: “Papá, llegué”, él solo gritó de vuelta: “Voy”. Al salir por el pasillo, llega en una toalla blanca amarrada a su cintura, mostrando el esplendor de su físico, algo sudado y no pude evitar mirar su paquete, se veía marcado, pero no erecto. Sentí que mi mente quedó en blanco y solo observé ese cuerpo que encendió algo en mi. Salgo de mi trance con un: “Hijo, ¿te pasa algo?” A lo que yo respondo: “No, solo tengo pena porque ya saldré para siempre de la escuela”. Mi papá se acerca y me abraza, siento su cuerpo caliente con el mío, y me acerqué un poco para sentir ese bulto, sentí escalofríos, sabía que era mi padre pero no podía evitar sentir deseo. Se aleja y me dice: “Me voy a duchar”. Subo corriendo las escaleras y entro a mi habitación y comencé a pajearme con locura imaginando ese cuerpo, ese pene, esa cara de lujuria de ese hombre que había tenido toda mi vida en frente. Acabé muy rápido porque estaba muy caliente.
Luego de haber ido a comer juntos, todo normal en el transcurso del día, estábamos en casa y papá se había ido a cambiar ropa, se puso una camiseta ajustada color negro y un pantalón corto deportivo blanco algo traslúcido donde se podía ver su ropa interior marcada que era color gris. Sentía que ya no podía mirar de otra forma a mi padre si no fuese con deseo y despertó muchas cosas en mí. En la sala, nos sentamos ambos y le pregunté si estaba conociendo a alguien, yo no recuerdo haber visto a nadie venir a casa y que me diera indicios que estuviera conociendo alguna mujer, él me respondió: “No hijo, solo te tengo a ti”. Me lancé encima de él a abrazarlo y nos acostamos en el sillón. Mi papá me hace cariño en el pelo y yo aproveché de mirar su bulto. Se veía grande y percibí levemente un movimiento que me hizo dudar. El se levanta y me dice: “Hijo, me voy a acostar, no te acuestes tan tarde” lo observo camino a la cocina, miro su culo que está bien formado y como se marca su ropa interior, yo ya estaba sintiendo como se erectaba mi pene. Se sirve un vaso con agua y al beberlo puedo notar su bulto bien marcado y como su polera se medio levanta y deja ver el elástico del boxer. Mis ojos no se despegaban de aquel hombre. Decido levantarme y apago la luz, le dije: “También me voy a acostar, hasta mañana”, camino hacia la escalera y veo que mi papá se va al pasillo. Él tiene la costumbre de dejar la puerta entreabierta, así que no perdí la oportunidad para mirarlo un poco más. Caminé sigilosamente por la sala, voy al pasillo y veo que mi padre tiene la luz de la mesa de noche encendida, el aún con su ropa puesta, llegué justo a tiempo porque veo que se baja el pantalón corto y queda solo en boxer gris, esas piernas bien marcadas las podía ver completas y empecé a sentir esos escalofríos de deseo , se da vuelta y se levanta la polera, puedo ver su culo bien tonificado marcado en ese boxer con el elástico blanco que lo hacía ver muy sexy. Se da vuelta y ahí lo veo completo, con el cuerpo que me estaba despertando todo en mi interior, miro su bulto y tremendo paquete que marca, se veía medio marcado hacia el lado izquierdo como si estuviese previo a una erección. Se sienta en el escritorio y busca algo, se pone audífonos y empieza a tocarse el paquete. Tendré espectáculo, pensé. Yo ya estaba tocándome la entrepierna para acabar mientras veía todo eso. Mi deseo de ver más me hizo pensar en abrir más la puerta y la empujé un poquito, en eso mi papá mira hacia la puerta y yo me fui rápido hacia la escalera. Decidí entrar a mi habitación y mandarme una paja en su nombre.
Los días pasaron sin mayor novedad más que deleitarme con mi padre, ya había despertado todo lo perverso en mi. Pero no hubo tiempo de pensarlo tanto porque se venía mi graduación. Ahí fue donde mi mis deseos más profundos se revelarían.
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