Él, mi padre (Capítulo 12)
Por curioso me pasa….
Capítulo 12
La consulta
Encuentro entre mi ropa la tarjeta que tanto buscaba y la leo: Facundo Villanueva – Médico, aparecía un número de teléfono. Escribo y me atiende un asistente virtual. Pido la dirección y me aparece. Me visto bien ordenado y salgo hacia el lugar.
Al llegar veo un edificio grande, rodeado por otros más pequeños, ingreso y hay una secretaría. Ella me saluda muy amable y pregunta: “qué necesita?, “busco al doctor Facundo”. Ella me pregunta si tengo cita, pero realmente no tenía. “No puedo hacerlo pasar sin cita”, dice. En eso se abre el ascensor y aparece ese hombre que vi en el spa, con camisa, pantalón de vestir, y encima una bata blanca de doctor. Me mira fijamente y dice: “Buen día, no consiguió cita?”, yo medio confuso respondo: “no”. El doctor le dice a la secretaria que no tiene cita hasta dentro de dos horas así que me atenderá. “Acompáñeme” dice. Subimos al ascensor y cuando cierra me dice: “pensé que no vendrías”, yo respondo: “me ganó la curiosidad”. Estamos en silencio mientras subimos y le digo: “Esteban, ese es mi nombre”. “Un gusto, Esteban”. Se abre la puerta y estamos en un pasillo, abre una de las puertas y al entrar veo un gran ventanal que da hacia la ciudad, era una vista hermosa. El lugar estaba muy bien decorado. Había una camilla de consultas médicas, un baño, su escritorio y dos sofás.
Voy hasta el ventanal y miro, veo que los otros edificios eran más pequeños así que se podía ver todo muy bien. “Te gusta?” Escucho detrás mío. Me doy vuelta y Facundo estaba muy cerca. “La vista” agrega. Yo lo miro fijo a sus ojos y respondo: “me encanta la vista”. Facundo sonríe y puedo ver esa dentadura perfecta. “Siéntate”, ambos nos sentamos quedando frente a frente. Facundo me observa y dice: “eres hermoso”. Yo me sonrojo. “Vienes por tu inyección?” Me dice con una sonrisa pícara. “Si, la necesito urgente”, respondo. Facundo se agarra el paquete que ya veía que marcaba. Me dice: “párate y sácate la ropa”, me sentía dominado por este macho y le hice caso. Me pongo de pie y me saco la polera, luego desabrocho mi pantalón y lo saco. Veo que el está sobando su verga que ya se veía erecta. Se pone de pie y rápidamente me agarra de la cintura y me da vuelta. Me susurra al oído: “sientes la inyección que te voy a dar?” Restregando su pija en mis nalgas. “Si, está muy grande que me asusta”.
Facundo se saca toda la ropa rápidamente y me agarra, me lleva contra el ventanal y dice: “disfruta la vista”. No puedo ni pensar y ya siento que está metiendo la pija dura en mi culito. Logra entrar completa, y de repente empieza a embestirme contra ese ventanal. Yo tenía las manos apoyadas en el vidrio, disfrutando cómo me estaba dando verga ese doctor tan apuesto. El me tiene agarrada la cintura y siento cómo la lleva hacia él para que su verga entre profundamente en mi. Yo me pongo a gemir con desesperación. El me tapa la boca, luego me da vuelta, y con un brazo me lleva al suelo donde había alfombra. Se pone encima mío y me agarra las piernas, las pone sobre sus hombros anchos, se pone en posición cómo si fuese a hacer flexiones de brazo y siento de nuevo su verga entrando. Me empieza a embestir muy fuerte. Sentía el ruido de cachetadas por mis nalgas con sus piernas y huevos llenos de leche. Ese hombre era un toro embistiéndome. Yo disfrutaba el momento, me hacía suyo con desesperación. “Siento que me vengo!” Dije. El se detuvo y pregunta: “quieres mi leche dentro tuyo?”, “si, por favor préñame” respondo. Es una frase que prende a los machos de una manera, me agarra por la espalda y me levanta sin yo poder desenterrarme de su verga, me tiene en el aire y me lleva nuevamente contra el ventanal. Baja mis piernas a la altura de sus muslos y yo las entrelazo sintiendo su culo duro, con una mano le agarro una nalga y con la otra estoy entre su cuello afirmándome. Me empieza a embestir fuertemente contra el ventanal. Siento una sensación de calentura pensar que alguien podría verme desde afuera, pero no me importaba, sentía que me gustaba la idea. Siento cómo empieza a salir mi leche quedando en su pecho y en el mío y Facundo hace tres movimientos muy fuertes y en el último se queda quieto y siento en mi interior algo caliente que me llena. Me pongo de pie y su verga gotea un poco de leche. El me besa apasionadamente y me dejo llevar. “Que rico eres, me encantas”. Yo lo beso cómo respuesta.
Facundo me dice que nos duchemos rápido porque se le acercan sus citas. Nos vestimos y el empieza a limpiar el ventanal que estaba marcado el sudor de mi espalda. Cuando termina se me acerca y dice: “le gustó su consulta médica?”, yo respondo: “si, aunque me faltó el jarabe para la garganta”. El me sonríe, me agarra la mano y la lleva a su paquete. “Ahí lo tiene, úselo”. Siento que su verga era un fierro erecto de nuevo. Me agacho , le abro el cierre del pantalón, saco su verga y se la empiezo a mamar desenfrenadamente, él me empuja la cabeza y me agarra del pelo. Me folla la garganta casi cómo si fuese mi culito. Al rato siento cómo me llena la boca de su leche. Yo la trago toda, me levanto y le muestro mi lengua. “Muy bien, así me gusta, obediente”. Le doy un beso y abro la puerta. Cuando salgo me dice: “te veré de nuevo?” A lo que respondo: “por supuesto”.
Bajo el ascensor y en recepción estaba la secretaria. Me mira fijamente y mira mi cabello, nota que está húmedo por la ducha, pero solo sonríe y dice: “que tenga buena tarde”.
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