Él, mi padre (Capítulo 14)

Lo que tanto deseaba….
Capítulo 14
El siguiente nivel

Ya había llegado la noche y papá anda cómodo en la casa, con sudadera y un pantalón deportivo que lo hace ver tan rico, sobre todo porque se le marca lo que más me gusta. Estaba en el sofá de la cama y papá llega con algunas cosas para compartir, incluido alcohol. Nos ponemos a compartir y contar historias, siempre disfruto mucho el tiempo con papá, además de disfrutar lo que veo, lo encuentro muy inteligente e interesante. Siento que el alcohol nos está haciendo efecto así que veo que papá está más relajado y desinhibido. Entre que hablamos, mi papá vuelve al tema de la piscina y pregunta: “hijo, no tienes novio así que debes estar todo cargado!” Y se ríe. Yo me río con él y digo: “papá, no seas entrometido! Pero igual he tenido algo por ahí” y sigo riendo. Papá me mira y se ríe diciendo: “ya no es mi bebé!” Y se toma un vaso de alcohol completo y sigue riendo. “Papá, si sabes que siempre seré tuyo”. Papá me mira, luego me abraza, y me da un beso en la frente. Me agarra y se tira hacia atrás del sofá y quedamos ambos acostados, yo estoy con mi cabeza entre su brazo quedando a la altura de su cuello, mi mano derecha la apoyo en su abdomen. Papá me dice: “parece que me hizo efecto esta cosa, quedémonos así un ratito.” Yo pongo mi cabeza en su pecho y le acaricio el abdomen cómo sonándolo en círculos y juego con su ombligo sobre la sudadera que llevaba puesta. Papá susurra: “qué rico”. Yo sigo tocando su abdomen y miro hacia su bulto, se le estaba marcando, estaba haciendo efecto mi caricia. Papá dobla su cuerpo y pone su brazo sobre el mío, quedamos casi frente a frente, pero mi cara está a la altura de su cuello. Yo abrazo a papá por la cintura. Papá sube su mano izquierda a mi cabeza y mete acaricia el pelo, yo suspiro del relajo. Me siento protegido, querido, con deseo que mi padre me tenga así por siempre. Pasa un rato y papá baja su mano y busca mi mentón, llega ahí y lo levanta para acércalo a su boca, me da un beso inocente el cual yo respondo. Él luego del beso me dice: “perdón hijo, no debí hacerlo, eres…” y yo pongo un dedo sobre sus labios y lo detengo. “Papá, hazlo por favor, no importa nada más”. Papá al escucharme agarra mi cabeza y la acerca a la suya, me comienza a besar con deseo, siento su lengua entrando a mi boca, yo disfruto ese beso, lo siento tan real, tan rico, tan pasional. Papá me besaba y besaba sin parar. Yo puse mi brazo en su cuello y el bajó su mano a mi cintura y me apretó contra él.

Siento que fue un beso tan largo, tan deseado, ambos lo disfrutábamos sin ningún pudor, sin miedo, solo éramos él y yo.

Papá mete su mano debajo de mi polera mientras me besa, tocando mi espalda y cintura, apretando con su mano mi cuerpo. Yo meto mi mano bajo su sudadera y todo su espalda. Papá me besa apasionadamente sin parar.

Papá se pone de pie y puedo ver que en el pantalón deportivo su bulto está muy marcado, se ve erecto hacia el lado y yo siento en mi interior un fuego que necesito apagar. Papá apaga la luz, luego me toma de la mano y me lleva en dirección a su habitación. Cuando voy avanzando, papá se pone detrás mío y me empieza a besar el cuello. Pone sus manos en mi cintura y me aprieta contra él. Siento en mi culo ese bulto duro que me dio un escalofrío.

Definitivamente iba a ser una noche larga.