Él, mi padre (Capítulo 19)
No aguanto la mañana sin él….
Capítulo 19
El trabajo
Ese día lunes despierto y veo que papá ya no está. Se había ido a trabajar pero no me despertó. Yo voy a desayunar y mientras lo hago recuerdo todo lo que ha pasado en estos días. Solo podía llegar a la conclusión que estaba disfrutando a papá de una nueva manera, que amaba cómo me follaba y que sentía que me estaba volviendo adicto a culear. Me voy a la ducha, me visto y preparo mi bolso para ir al gimnasio. En eso papá me manda un mensaje por el teléfono. Reviso y leo: “No quise despertarte porque te veías muy lindo durmiendo”. Era papá que me había escrito. Le escribo de vuelta: “Tan lindo, ya te extraño aquí”. Papá me manda el emoji del diablo y luego manda una foto. Era su paquete en su pantalón formal, seguido de: “nosotros también te extrañamos”. Eso me puso a mil, papá era tan caliente. Decido ir a su trabajo. Cuando llego al edificio, entro y me recibe la recepcionista. “Busco a Carlos, mi padre” le digo a la chica. Ella me sonríe y dice: “Ah, estás tan grande, hace tiempo no venías por aquí, le aviso”. Toma su teléfono y llama. “Don Carlos, en recepción lo esperan, es urgente” y corta la llamada. Ella se ríe y yo también. Por el elevador a los minutos sale él, con su traje formal de trabajo. Con camisa, corbata, y un traje color gris oscuro. Yo me había escondido. Papá llega a la recepcionista y pregunta asustado: “Quién es?” Y ella apunta a donde estoy yo. Papá se da vuelta, me ve y automáticamente le aparece una sonrisa. Abre sus brazos y yo me acerco y lo abrazo. Papá al oído me susurra: “Que rica sorpresa”. Papá le pregunta a la recepcionista si tiene alguna cita con un cliente y ella le dice que dentro de una hora. Papá le sonríe y me dice: “acompáñame entonces a mi oficina”, y nos vamos camino al ascensor. Cuando vamos subiendo papá me dice: “Que rico, justo que estaba pensando en ti”, yo le cierro un ojo y agrega: “Cuidado que aquí hay cámaras y te conocen”. Yo asiento con mi cabeza. Llegamos al sexto piso donde está su oficina, cuando vamos en el pasillo pasan muchos hombres, algunos se acercan a papá conmigo y me saludan, siempre diciendo que no me veían hace tantos años y que estaba grande. Algunos de ellos debo decir que eran bastante guapos, todos trajeados se veían perfectos y para que decir de algunos bultos que se veían bien interesantes. Yo pensaba: “Papá tiene buena vista aquí”. También vi algunos bastante jóvenes recién egresados y muy guapos, por un momento pensé: “Papá se podría follar a estos muñecos”, pero no quise seguir ese pensamiento en mi. Llegamos a la oficina y más allá había un hombre trabajando, lejos. Entro a su cubículo que era completamente de vidrio. Y una puerta. La pared que daba a la oficina y a la calle eran de vidrio. Papá tenía una vista hermosa de la ciudad. Papá se sienta , yo me siento en diagonal a él y me dice: “así me dejaste en la mañana” y me muestra su bulto con su pija media erecta”. Yo le sonrío cachondo y le digo: “no me diste desayuno”. Papá se muerde el labio y dice: “aquí no podemos, hay gente, pero vamos al décimo piso, ahí nunca anda nadie. Nos levantamos rápido y papá toma un maletín para taparse su erección. Pasamos por el pasillo, nos subimos al elevador y llegamos al décimo piso. Efectivamente el pasillo estaba vacío. Papá dice: “aquí hay cámaras en algunos lados porque no hay nada de valor en realidad, y después viene la azotea.”
Sigo a papá y llegamos a una puerta, la abre y es un baño muy bonito, entramos y cierra con pestillo. Se tira contra mi y me empieza a besar. “Llegaste en el momento preciso” me dice. Yo me cuelgo de su cuello y me lleva al lavamanos. Papá me da vuelta y ambos quedamos mirando hacia el espejo. “Te ves tan rico de traje” le digo. Papá me agarra y empieza a manosear todo mi cuerpo, me besa el cuello, me saca la polera y me baja el pantalón. Queda a la vista mi culo y lo empieza a chupar, me tira saliva, se saca su verga por el cierre y empieza a follarme. Me da muy duro. Ambos nos miramos por el espejo y veo la cara de placer de mi padre y el ve cómo yo estoy disfrutando cada embestida. Empiezo a gemir fuerte pero papá me tapa la boca, no me deja hacer ruido. Sigue con ese vaivén a toda potencia. Con su mano derecha agarra mi verga erecta y la empieza a pajear. Me masturba rico mientras me la mete toda. En eso me susurra: “ahí va” y me agarra la cintura y con fuerza me manda unas embestidas y respira muy fuerte. Siento su leche en mis entrañas. Me doy vuelta, me siento en el lavamanos y me pajeo rápido y luego acabo en mi abdomen. Papá me mira, acerca su cara a mi abdomen y empieza a limpiarme con su lengua. Me sentía en el paraíso al ver eso. Papá me pasa mi polera y el se empieza a arreglar. Me da un último beso apasionado y salimos del lugar en silencio.
Papá se baja en el sexto piso y me dice: “nos vemos en casa, bebé” yo le sonrío y sigo bajando. En el tercer piso se abre la puerta y entra Javier, el amigo y compañero de trabajo de papá. Me mira con asombro y dice: “Que buena visita, viniste a ver a tu papá?”, yo le digo que si. Ve que está marcado el primer piso y lo cancela, marca el segundo piso del subterráneo. Me mira y dice: “tú me debes algo, culito rico”. Yo me sonrojo y no digo nada. Llegamos al -2 y me dice: “acompáñame” salgo y vamos donde hay unas bodegas. Me siento extraño, siento que no debería estar ahí, pero estoy con un fuego en mi interior que no puedo apagar. Entramos a una puerta y adentro hay cajas con documentos y cosas tiradas. Cuando Javier cierra la puerta se acerca a mi y me dice: “Tanto que te he esperado, estoy que reviento desde esa noche”. Yo lo miro y le digo: “No seas mentiroso, si se que te follaste a Marcos”. El me agarra de la cintura y me lleva contra la pared. “El te contó acaso?” Pregunta. “No, no lo sabía, pero ahora me lo corroboraste” digo. Se ríe de forma perversa y dice. Ese mocoso me tenía ganas y yo te tenía ganas a ti, asi que tuve que vaciarme con ese putito . Yo lo miro y me calienta lo que dice. Le agarro el bulto que ya lo tenia erecto y le digo: “Cuéntame que le hiciste”. Me empieza a desabrochar el pantalón y dice: “Me lo follé bien duro en tu sofá, le di lo que tanto quería”. “Le diste cómo si fuera una puta?” digo, y Javier me da vuelta rápido, se saca su vergota y la empieza a sobar entre mis nalgas. “Si, le di como una puta” me dice susurrando de forma cachonda. “Y que más le hiciste?” Pregunto, yo sabiendo todo lo que había pasado. “Si quieres te lo demuestro” y mete dos dedos en mi ano. Yo gimo de placer y el me dice: “ya te preñaron?” Y le digo “Si, se te adelantaron”. Me da vuelta, me saca el pantalón, me levanta con sus brazos y me lleva contra la pared. “Así que un infeliz de aquí usó ese culito rico. Pues te lo haré mejor que ese” y me mete la verga y me embiste en esa posición. Yo desnudo y el en su traje de abogado solo sacando la pija para darme. Me embiste con fuerza, cómo un animal por celo de que alguien usó mi culo antes. Yo seguía tan caliente a pesar que mi padre me había dado pija antes, pero quería más. Me folló cómo 15 minutos sin parar hasta que me acaba adentro. El se aleja y yo me pajeo para acabar y tirar mi leche al suelo. Me mira y me besa muy cachondo. Me acerca la ropa y el se arregla el pelo y su ropa. Cuando vamos camino al ascensor me dice: “Cuando me vas a invitar a tu casa? Así podemos dormir juntos de nuevo”. Yo le digo que eso se lo debe preguntar a mi papá. En el ascensor vamos subiendo y llega al primer piso, se abre la puerta y cuando voy a bajar, él dice: “Voy a descubrir quién te dió verga antes de mi” me sonríe y se cierra la puerta. Me despido de la recepcionista y ella amablemente dice: “Esteban, arréglese el pelo, lo tiene desordenado.” Yo le digo: “Si, es que fui a la azotea y corría mucho viento, gracias por avisarme” y me voy del lugar.
Voy al gimnasio, hago mi rutina y me devuelvo a casa. En casa la todo bien pero sentía mi culo adolorido de tanta polla que he recibido hoy. Me voy a tirar a la piscina para pasar la tarde.
Llega papá tipo 7 de la tarde, me saluda con su beso pasional y me abraza. “Que rico que fuiste hoy a verme”. Yo lo abrazo y le digo: “No aguanté el impulso de ir”. Papa me sonríe y dice: “Cuando sienta el impulso vaya no más, yo feliz”.
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