Él, mi padre (Capítulo 22)
Nuestra llegada al hotel.
Capítulo 22
El hotel
El día de mi cumpleaños nos fuimos a Punta Cana con papá. Yo iba muy emocionado en el avión. Llegamos al aeropuerto y yo estaba maravillado con lo hermoso del paisaje. Tomamos un transfer y nos dirigimos al hotel. Al llegar, veo que es muy bonito, nos reciben muy bien. Papá se acerca a recepción y pide su reserva, ahí le entregan la tarjeta de acceso a la habitación. Veo varias personas en el camino, había muy buena vista, varios hombres que daban ganas de tocar. Papá me mira y me ve que voy contento. Nos subimos al ascensor y cuando cierra la puerta, Papá me abraza por detrás, me da un beso en el cuello y me dice: “veo que te está gustando el lugar”. Yo me apoyo en su pecho. Llegamos a la habitación y era un lugar hermoso. Una cama muy grande, había un sofá que estaba en el ventanal. Voy directo a la terraza y salgo, la vista era muy bella. Papá se me acerca por detrás, me toma de la cintura y dice: “Feliz cumpleaños mi bebé”, me doy vuelta, pongo mis brazos en su cuello y nos comenzamos a besar. Papá me saca la polera, me lleva a la cama y nos tiramos a la cama. Papá se sienta y se saca la camisa que llevaba. “El viaje se me hizo eterno, tenía tantas ganas de tenerte así”. Le digo a papá: “estrenemos la cama”. Papá me besa locamente y ya ambos estábamos erectos. Alguien golpea la puerta y papá me pone cara de decepción. Se levanta y abre. Es un asistente del hotel, pero no lo veía desde la cama. Papá estaba sin polera y con la carpa en el pantalón. El asistente siento su voz nerviosa diciendo: “Perdón la interrupción, es que tiene una comida de bienvenida y debe ir ahora con su acompañante”. Papá responde: “Ya vamos, muchas gracias” y cierra. Yo me levanto y le digo: “Papá, abriste así?” Apuntando a su verga. “Si, pero que más da, nadie nos conoce”. Me pongo la polera y le digo: “Vamos, que muero de hambre”. Papá me abraza y dice: “Me vas a dejar así?”. Yo lo miro, le agarro la verga en el pantalón, lo beso y luego digo: “tenemos toda la tarde, todos los días” y se la aprieto fuerte “ah, y sabes que me gusta que se te marque el paquete” y le guiño un ojo. Papá se pone la camisa y bajamos. Ahí íbamos, semi erectos bajando. En la salida del ascensor papá saluda a alguien y era el asistente que le avisó de la comida y dice: “donde es?”. El tipo estaba nervioso, era muy guapo, su físico tan lindo. Me miró mucho, miraba a papá, el sabía lo que estábamos haciendo. Solo dice: “sigan el hall hasta el fondo”. Me sonríe. Con papá avanzamos y yo miro para atrás y el asistente no sacaba su mirada de nosotros.
Después de almorzar, le digo a papá que vayamos al spa a relajarnos. Volvemos a la habitación. Me acerco a papá y le digo: “te quiero con la sunga blanca, ok?”. Papá sonríe y responde: “y yo a ti con la negra, esa que te hace ver bien rico el culo”. Nos vestimos cómodos y nos vamos al lugar. Estaba la piscina temperada para todo público y el sector de los baños que tenía tinas calientes, ahí no podían entrar menores de edad. “Papá, vamos hacia allá” apunto a los baños con tinas. Papá camina y al entrar nos entregan batas blancas. Pasamos al locker y nos sacamos la ropa, quedando en sunga, atravesamos el lugar porque estábamos solos. Nos metemos y tenía burbujas suaves que relajaban. Ambos estábamos ahí, mirándonos. “Que rico esto para terminar la tarde” dice papá. Yo me acerco y le digo “pero será mejor cómo terminará la noche”. Papá me tira un beso al aire y se levanta un poco, deja ver su sunga húmeda con su bulto marcado completo. Papá ya estaba caliente. Me acerco y le toco la pija bajo el agua.
Veo que entra un hombre de edad similar a la de papá con su cuerpo trabajado en su justa medida. Piernas bien duras. Yo lo miro mientras le toco el bulto a papá, él estaba con los ojos cerrados. El hombre me
Queda mirando y se saca la bata. Está en sunga color café, bien particular, pero con el bronceado lo hacía ver todo un seductor. Se mete a la tina que estaba frente a nosotros. Papá le da la espalda y yo lo sigo observando y él a mí. Estoy cerca de papá aún sobandole el bulto, ese hombre sabía lo que hacía y me cierra un ojo. Yo en mi calentura me siento sobre papá. El abre los ojos y dice en voz baja: “bebé, fíjate que no venga nadie”. Yo le tomo la cara, toco su barba y lo beso, dejo mis ojos abiertos y sigo mirando al otro hombre. Él estaba observando todo. Empiezo a mover mi culo sobre su bulto y papá empieza a gemir muy bajo, luego me agarra el culo y dice: “ay, bebé, te lo parto?”. En eso sentimos la puerta y yo me bajo de ahí. Papá me sonríe y dice susurrando: “vamos, pero esperemos que nos baje”. Entra otro tipo, joven, y se mete en una tina. Papá se acerca a mi y me abraza con un brazo. Me hace cariño en el pelo y disfrutamos la tina. “Vamos”, digo. Me salgo del agua y aún tengo semi erecta la pija. El hombre no me sacaba la vista de ninguna manera. Tomo mi bata y me la pongo. Tomo la de papá y el sale de agua y lo ayudo, así nos vamos del lugar, nos cambiamos y damos una vuelta por las instalaciones. Habían piscinas, restaurant, un pub, masajes, salidas a excursiones. Ya era de noche y papá me dice: “hijo, quieres ir al pub conmigo?”. Yo respondo un sí pero puse una condición: “no nos devolvamos tan tarde que tenemos cosas que hacer”. Papá me toma de la mano y avanzamos hacia el lugar. Conversamos y yo tomo algo muy suave, papá bebe algo más fuerte, pero tomó unas tres copas. Veo de reojo que en el pub estaba el mismo hombre que me miró en el spa. Estaba conversando con alguien. Pero clavo nuevamente su mirada en mi. Pasa una hora y media, nos reímos mucho, la pasamos bien. Papá se levanta y dice: “vamos”. Cuando salimos, veo que se pone de pie ese hombre que me observaba. Tomamos el ascensor y en el ascensor papá me dice: “el alcohol me prende por mil, ya no aguanto”. Le digo: “la mejor parte de la noche”.
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