Él, mi padre (Capítulo 31)
Los lobos atacan….
Capítulo 31
Los lobos
Javier se adelanta al avanzar con los demás y yo me quedo más atrás con Pablo porque caminábamos lento. Conversábamos de cualquier cosa pero era bastante simpático. De repente me dice: “te gustó el agua?”, “si, me encantó?” Respondo. Seguíamos nuestra caminata de regreso, pero íbamos lento, perdimos de vista a mi padre y los demás. “Te gustó la vista?” Pregunta Pablo medio pícaro. Dije: “me encantó la vista y la montaña verde se veía grandiosa” y sonreí. Pablo siguiendo el juego me dice: “yo también quedé encantado con la vista, sería rico recorrer más al interior”. Yo sigo caminando y digo: “suena a un excelente plan”. Pablo se detiene y dice: “espera, voy a orinar por aquí que no llego a la cabaña”. Lo observo detenidamente y veo que se acerca a un árbol, lo puedo ver de lado y veo como baja un poco su sunga, se podía notar más esa marca de bronceado en el inicio de su culo. Se mueve un poco hacia mi lado y veo que saca su verga flácida y empieza a orinar. Ese trozo de carne me estaba tentando, podía notar que esa pija si estuviese erecta podía crecer mucho, los testículos abajo grandes se veían perfectos. Cuando termina de orinar veo que con su mano sacude su pija y siento ese calor que se apodera de mí cuando me excito. Se sube la sunga y me ve quieto, se acerca mucho a mi y dice: “vamos, o el lobo te comerá” y empieza a avanzar más rápido. Yo me puse la toalla en la cintura porque se me estaba erectando mi pija. Empezamos a avanzar rápido hasta que llegamos a la cabaña. Javier y Pablo se ponen a beber unas cervezas mientras conversaban. Papá estaba más conversando con Sofía y Romina. Yo me sumé a los chicos y también me puse a beber. Entre que conversábamos y nos reíamos mientras bebíamos, se acerca Romina y dice: “Amor, nos tenemos que ir con Sofía, porque tenemos un evento y nos comprometimos a ir, Javier y tú quédense para que Esteban y Carlos disfruten un poco más”. Pablo responde: “Bueno amor, vayan con cuidado, cualquier cosa les avisaremos y volvemos temprano mañana”. Le da un beso en la boca y se despide. Yo me acerco a papá y el me dice: “hijo, voy a acercar a Romina y Sofía para que puedan tomar el bus a casa”. Yo lo abrazo y le digo: “no demores”. Sofía se acerca a Javier y le da su beso de despedida y dice: “pórtense bien”. Y ambos sonríen.
Seguimos bebiendo mientras conversamos y ambos me miraban mucho, yo me sentía completamente observado por los dos. Pablo nos pregunta si queremos ir a la tina que hay en la parte de atrás de la cabaña de agua tibia para meternos, yo acepto pero Javier dice: “me quiero acostar un rato, siento que me duele la cabeza”. Pablo entra a la cabaña y da paso al sector de atrás donde estaba la tina. Me quedo solo con Javier y el me dice: “hace tiempo que no te veía, culito rico” y se acerca y con una mano la pone en mi cintura y la otra la lleva a mis nalgas. Yo pongo una de mis manos en su verga y se la empiezo a sobar. “Me vas a dejar romperte hoy?” A lo que yo respondo: “con Pablo podría ser” y me agarra las dos nalgas con sus manos y dice: “anda, no se va a negar” y él entra y se va al dormitorio.
Yo me voy al patio donde está Pablo y lo veo que ya está en la tina. Yo me acerco y me quedo solo en la sunga y entro. Pablo observó cada movimiento mío. Pablo está sentado con los brazos abiertos y le llega el agua bajo el ombligo. Se pone a conversar y de repente pregunta: “así que te gustan los hombres?”. Yo quedé paralizado de la pregunta tan directa y respondo: “si, desde siempre”. El me sonríe y dice: “y que tal? No te duele?” Yo sentía la curiosidad de Pablo hacia el tema y digo con risa: “es costumbre”. Pablo se ríe también y agrega: “te tienen acostumbrado ya?” Y yo respondo: “si, pero no a cualquier cosa. Ambos reímos. Veo que Pablo baja su mano y la mete bajo el agua, imagino que se empieza a tocar el bulto. “Cómo te gustan?” Pregunta, a lo que respondo: “grandes y también…” y el me detiene y dice: “grandes que…?” Yo me río y digo: “grandes de edad” y ambos reímos. El se levanta de la tina, quedando a disposición su bulto frente a mi. Veo como se le marca la verga toda erecta bajo la sunga hacia la izquierda, formando una carpa que encendió todo en mi. “Así?” Pregunta Pablo. Yo no saqué mi mirada de su entrepierna y le digo: “si, así mismo”. Pablo se vuelve a sentar pero a mi lado, mete su mano por mi cintura y me acerca y me da un beso muy cachondo. Baja hasta mi cuello y me sigue besando y se acerca a mi oído y dice: “me estuviste mirando el paquete mucho, se que lo quieres probar”. Yo me levanto y me siento en sus muslos y le digo: “si me quieres dejar probarlo, no me negaré” y nos empezamos a besar. El lleva sus manos a mis nalgas y mete sus manos dentro de la sunga. Empieza a meter un dedo por mi ano y yo siento toda la excitación. Siento como su verga atrapada roza con mi pene y el hace movimientos pélvicos que me levantan un poco. “Ay, qué rico culito”. Y yo respiro fuerte a su oído. Pablo me agarra de la cintura y me pega a él. Me levanta y hace que yo me siente y se pone en mi entrepierna yo quedando con mis piernas abrazando su cadera. Pablo empieza a moverse y me dice: “quiero probar este culito” y yo solo le digo: “pruébalo por favor”. Mientras nos estamos besando, siento que una voz nos interrumpe y ambos miramos cuando escuchamos: “y no invitan?” Era Javier que nos estaba mirando con su sunga con una carpa gigante. Yo me levanto del agua y me acerco a Javier, le agarro la verga y la aprieto y le digo: “no necesitas invitación” y le doy un beso.
Que rico, me encantan tanto tus relatos, ojala nunca acaben, me dejas dura la polla