Él, mi padre (Capítulo 6)
La lujuria se apodera.
Capítulo 6
La lujuria
Salgo de la habitación de mi padre que estaba knockeado por el alcohol. Cierro la puerta y ahí veo a Javier sentado en el sofá con un vaso de vodka en su mano.
Me acerco y le digo: “papá ya lo acosté, deberíamos hacer lo mismo”. El responde: “quedémonos un rato más aquí”. me siento a su lado y me ofrece de su vaso, le niego con mi cabeza. Nos ponemos a conversar y luego de un rato dice: “hace tiempo que no tengo acción”. Yo, sin saber a qué se refería, pregunto: “acción de qué?”, “pues tú sabes” dice. Yo me sonrojo y le digo: “yo tampoco”. El me sonríe de vuelta y dice: “podría cambiar eso”. Yo me levanto y le digo: “vamos, ya es tarde”. El se levanta del sofá y yo apago todas las luces. Subo y el me sigue, me siento observado por ese hombre tan macho que me pongo nervioso. Cuando llegamos al pasillo del segundo piso le apunto su habitación y digo: “buenas noches”. El se acerca inesperadamente a mi, se pone tan cerca que siento su olor a perfume combinado con alcohol y susurra: “ayúdame con esto?” yo quedo atónito y mi corazón late fuertemente. No sabía que hacer. Él me agarra la mano y la lleva a su paquete, sentí algo muy grande entre sus piernas, algo muy duro que sentía iba a explotar en su pantalón. Seguía agarrando mi mano y la empieza a frotar. Yo no sabía que hacer. Se acerca a mi oído y dice: “sé que te gusta, lo noté en tu mirada”. Yo seguía quieto ahí, y se acerca y me da un beso, se lo respondo, siento cómo saca su lengua y la mete en mi boca con desesperación. Me entregué al momento y pongo mis brazos en su cuello. Él me agarra de la cintura y me aprieta con su cuerpo, podía sentir su virilidad en mi ombligo. Es tan alto que yo levantaba la punta de mis pies y el se agachaba un poco para seguir besándome apasionadamente. Me agarra bien y me levanta, abre la puerta y con su pie la cierra. Me tira a la cama y dice: “hoy sabrás lo que es tener un verdadero hombre”. Yo sentía que no me importaba nada. Me saco la polera y me lanzo a sacársela a él, acostados me besa locamente y dice: “te gustan los hombres cómo yo?”. Yo respondo: “si, me encantan así, y mejor si tienen la pija grande”. Sentía que no medía mis palabras, solo me dejé llevar. Él al escuchar eso me sonríe y dice: “sientes cómo lo tengo? Te va a gustar. Lo sé”. Me muevo hacia un costado y el se acuesta de espalda en la cama. Bajo hacia su pelvis y le desabrocho el pantalón. Pude apreciar en su ropa interior que había un pene que solo quería salir de ahí, tan grande cómo el de mi padre, yo no aguantaba más y me lancé con mi nariz a oler ese bóxer, empecé a lamer sobre él como un animal. Le bajo el bóxer y salta esa pija blanca, venosa, media húmeda por el precum, curvada que casi le llegaba al ombligo. Se la empecé a chupar con frenesí, cómo si se acabara el mundo. Me costaba hacerlo porque era gruesa. El se acomoda e intenta agarrarme el culo. Lo acerco para que lo alcance y se moja con saliva un dedo y lo empieza a meter en mi ano. Yo extasiado empecé a gemir bajo, me daba miedo meter mucho ruido. Cuando dejo de chupar esa tremenda polla me acerco a su oído y le digo: “que polla más exquisita, muéstrame que puedes hacer con ella”. Siento que sus músculos se endurecen, me agarra de la cintura, el se levanta y con su fuerza me levanta a mi también, me arranca el pantalón y la ropa interior. Me acerca a la pared y me aprieta con su cuerpo, me besa y pone un brazo entre mi pierna y la levanta, me dice: “no quiero quejas si tanto me pides polla”, yo sentía que no podía pensar nada más que me enterrara ese fierro que tenía entre sus piernas. Mi pija estaba tan dura cómo la de él, le rozaba en su abdomen porque no había espacio entre nosotros. Con la otra mano me agarra la otra pierna y me levanta dejándome en el aire, “acomódala y reza” yo me río y el solo dice “hazlo” con una voz ronca y seca. Lo hago, pongo la cabeza de su pene en mi ano y sin previo aviso me la mete de una, yo gemí muy fuerte y entró hasta la mitad, “me duele” dije, pero él solo responde: “sin quejas, dije”. Hace otro movimiento pélvico y ahora entra completa, yo sentía dolor pero mucho placer. Empieza a moverse lento y yo gemía, sabía que papá no escucharía nada así que me dejé llevar. Javier estaba metiendo lento pero de un momento a otro empezó con las embestidas fuertes, yo no podía parar de gemir, cada vez lo sentía más adentro, más fuerte, era cómo tener un toro embistiéndome, mis piernas en el aire y solo se escuchaban mis gemidos y los cachetazos que daban mis nalgas con sus muslos. Estuvo así un buen rato, acorralándome contra la pared, después me tira a la cama, me da vuelta y se pone encima mío, “te gusta mucho la pija” me dice. Yo respondo “no pares por favor”. Fueron palabras que hicieron poner su cara de máxima lujuria y me mete sin ninguna compasión ese trozo de carne en mi ano. La cama se movía para todos lados, estábamos locos follando, me da vuelta con la pija adentro y sigue. “Voy a acabar” grito, el sigue más fuerte, su cuerpo sudado completo siento que sus venas se marcan en todo su cuerpo. Yo sin tocarme empiezo a lanzar leche de mi pene, él saca su pija de mi ano y la agarra y la apunta hacia mi. Saltan chorros de leche a mi abdomen que me llegan hasta la cara. Cae encima mío rendido, respirando muy fuerte. Me besa y se acomoda a mi lado, me abraza y nos quedamos dormidos.
En la mañana despierto porque Javier se para de la cama, puedo ver esa espalda ancha marcada seguido de un culo duro y firme. Empieza a buscar su ropa mientras yo lo observo. Cuando encuentra todo, se da vuelta y me mira, yo contemplaba todo ese cuerpo y esa polla lacia que seguía viéndose grande que me había hecho suyo en la noche, se acerca y me da un beso en la frente, seguido de: “Gracias, culito rico” y me guiñe con sus ojos verdes. Escucho que se va a la habitación de al lado.
Yo me puse a pensar todo lo que había pasado pero tenía más terror de saber si mi padre había escuchado algo de esa desenfrenada noche. Logré seguir durmiendo quizás por unas dos horas más hasta que me despierta un golpe en la puerta y al abrir era mi padre. “Despierta dormilón” me dice, yo le pido que se acerque y el se sienta a mi lado, le dije que yo lo había acostado anoche y él me pide perdón, “hijo, lo siento, se me fue de las manos el alcohol que no sentí nada, pero muchas gracias por cuidarme”. Yo le sonrío y me levanto y le doy un abrazo y un beso en la mejilla.
Bajamos a la sala y pregunto: “Y Javier?”, a lo que me responde: “se fue temprano porque tenía que salir a hacer compras con su esposa”. Yo me reí y papá me miró con cara desconcertada.
“Hijo, te tengo una propuesta” me dice, vamos a un Spa? Quiero un masaje para pasar esta resaca.
Pasará algo en ese lugar? Se que ha ido un par de veces, pero no perdía nada acompañándolo.
Preparo un bolso con lo necesario para ir al spa que mi papá había ido un par de veces. Ya ambos listos, nos dirigimos al garage y nos subimos al auto. Mi papá prende el auto y emprendemos camino hacia el lugar. Yo pensaba en lo apuesto que es mi papá, al mismo tiempo se me veían recuerdos de lo ocurrido anoche porque el culo me dolía aún de la follada que me mandé anoche con su amigo. Mi papá me pregunta si me pasaba algo por lo silencioso y yo solo le digo que tenía algo de sueño.
Al llegar al lugar, mi papá estaciona y nos bajamos. Él andaba vestido con una polera color beige y unos pantalones cortos negros que lo hacían ver muy lindo. Yo lo miraba y pensaba que lo deben mirar mucho por tanta belleza en su cuerpo y su rostro, aunque eso me favorece porque yo no me quejo de mis atributos físicos, se que también llamo la atención.
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