El regalo de cumpleaños de Javiera
Un chico abusa de la mejor amiga de su hermana mientras está esta demasiado ebria y le da su primer anal..
Nunca pensé que tendría a la Javi boca abajo con el culo en el aire, pero aquí estaba. Su lindo agujerito rosado totalmente cerrado expuesto a mi merced. No podía esperar para meter mi pene de 18 cm en su culito caliente. ¿Cómo llegué a esto? Debes de estar preguntando, pues dejame explicarte.
Javiera es como mi hermana pequeña. Ella es la mejor amiga de mi hermana menor, Catalina. La conocí por primera vez cuando ella y mi hermana iban en secundaria y la conozco desde entonces.
Javiera siempre venia a visitar a mi hermana, incluso hacían pijamadas en nuestra casa, así que era común ver a la Javi siempre estaba en nuestra casa.
Al principio nunca le presté mucha atención a Javiera, porque yo era 6 años mayor que ella, por lo que la consideraba a ella y a mi hermana como unas niñas.
A medida que fueron pasando los años y ellas siguieron pasando el rato en la casa, comencé a conocerla mejor. Cuando ella y mi hermana empezaron a ir a algunas de las mismas fiestas a las que yo también asistía. Fue durante este tiempo que Javiera y yo nos hicimos más cercanos en una relación del tipo hermano mayor/hermana menor.
Así ella y mi hermana comenzaron a salir un poco más con mi grupo de amigos. Ella me dijo que siempre se sentía segura conmigo porque yo estaba allí para cuidarla a ella y a mi hermana.
En ese momento comencé a notar que Javiera realmente estaba comenzando a crecer. Medía 1.55 de estatura y tenía el cabello castaño hasta los hombros. Sus ojos eran de un llamativo color verde y tenía una linda nariz respingada. Sus labios eran carnosos y hermosos, parecían hechos para chupar penes. Sus pechos no eran demasiado grandes, pero tenían aproximadamente una copa B y bien firmes.
Lo único que hizo que Javiera se destacara entre la multitud, fue el hecho de que le gustaba practicar deportes y su cuerpo atlético mostraba daba como frutos un abdomen plano, sus brazos y piernas esculpidos bien tonificados. Pero por sobre todo, lo mas increíble era su culo grande y firme, este realmente llamó la atención de todos mis amigos cuando la conocieron.
Como a Javiera le gustaba practicar deportes, le pedí que se uniera a nuestro equipo mixto de Voleibol, lo cual hizo felizmente. Ella como miembro de nuestro equipo, comenzó a salir con nosotros a todas las fiestas a las que asistíamos.
Nosotros organizabamos las fiestas de cumpleaños para los miembros del equipo. A medida que se acercaba su cumpleaños, me di cuenta de lo sexy que era la mejor amiga de mi hermana menor. Decidí que en su cumpleaños iba a intentar follármela.
Cuando llegó su cumpleaños número 18, la llamé y le dije que su fiesta de cumpleaños se llevaría a cabo en un bar local.
Al escuchar la noticia, Javiera gritó en el teléfono:
«Oh, que genial, Marcos. Siempre quise ir al bar contigo y el equipo. Siempre pensé que era injusto que siempre me dejaran fuera de las juntas por no tener la mayoría de edad».
«Bueno, ahora puedes entrar al bar con nosotros y pasar un buen rato». Le respondí.
«Que lástima que tu hermana cumpla sus 18 años el próximo mes, sin duda se enojara al saber que no podrá venir con nosotros» respondió ella riendo.
«Pues si, quizás para la próxima si la invitemos, ya que ahí ya tendrá sus 18 años cumplidos». Dije riéndome.
«Esta bien, ¿Y en que lugar nos reuniremos?» Ella me pregunto.
«Tranquila, yo pasaré por tu casa y te recogeré a las 8 pm de la noche».
«¡Estaré lista y esperandote!» ella respondió felizmente.
Llegaron las 8 pm y me paré en mi auto frente a la casa de Javiera. Cuando salió de su casa, me quedé boquiabierto y casi toco el suelo.
Ella estaba vestida con unos jeans azules ajustados y una pequeña blusa blanca que no era más que cordones que bajaban por la espalda. Se notaba que no llevaba sujetador y se podían distinguir los pezones en sus tetas firmes si se miraba lo suficiente. Unos zapatos tipo botines cafés muy hermosos. Llevaba una pequeña chaqueta vaquera azul sobre el brazo mientras caminaba hacia mi auto.
Cuando saltó a mi auto, rápidamente cerré la boca y dije con frialdad:
«Vaya, te ves genial».
Ella se rió y se sonrojó un poco y luego dijo:
«Gracias, decidí que como era mi primera vez en el bar me vestiría un poco más elegante».
«Definitivamente creo que vas a ser el centro de atención, incluso si no fuera tu cumpleaños». Le dije.
El resto del camino hasta el bar estuvo lleno de charlas ociosas, pero lo único en lo que podía pensar era en llevar a Javiera a la cama. Quería saber cómo se sentía tener esos labios carnosos rodeando mi duro pene, hundir mi pene en esa vagina caliente entre sus piernas y finalmente empujarla hacia ese culo virgen.
Sabía que ella se había acostado con algunos chicos porque a veces nos sentábamos con ella, mi hermana y yo para tomarnos unas copas. En esas charlas hablábamos de todo tipo de cosas, incluido el sexo. Fue entonces cuando descubrí que ella nunca había tenido sexo anal con nadie, incluso hasta mi hermana dijo que ya había tenido sexo anal. Javiera dijo que un novio de ella quiso intentarlo, pero que ella tenía demasiado miedo de que le doliera y no se lo permitío.
Cuando llegamos al estacionamiento, vimos a varios de nuestros compañeros de equipo entrando al bar. Nos saludaron y gritaron:
«¡Iremos a buscar la mesa más grande! ¡Todos los demás deberían estar aquí en unos minutos!».
«Adelante. ¡Ya estaremos dentro!» Grité en respuesta.
Me volví hacia Javiera y le dije:
«Antes de entrar, quiero darte tu regalo de cumpleaños».
Parecía desconcertada hasta que saqué una pequeña caja con una cinta de mi bolsillo. Sus ojos se agrandaron un poco cuando lo abrió y vio una pequeña cadena de plata y un corazón de plata.
«Oh, es hermoso Marcos. ¡Gracias!» dijo ella emocionada.
«Bueno, póntelo para poder mostrárselo al equipo». Le dije.
«Ayúdame a ponérmela» Dijo mientras se daba vuelta y levantaba su cabello.
Cuando entré para atar la cadena, pude oler el más mínimo indicio de jabón y perfume, como si acabara de salir de la ducha. Mi polla comenzó a ponerse rígida por el olor. «Paciencia», me dije, «paciencia. La tendrás al final de la noche de una forma u otra».
«¡Muy bien! ¡Entremos para que podamos comenzar la fiesta!» le comenté.
Cuando entramos al bar, el equipo había reclamado la mesa grande en la sala de fumadores y estaban llamando a gritos a la camarera. Como de costumbre, todos en el equipo habían tirado un billete de 20 dólares en medio de la mesa para pagar las bebidas. Mientras Javiera intentaba poner su dinero, tomé su mano y le dije:
«Esta noche no, mi niña. Esta es tu fiesta y no vamos a dejar que pagues nada en toda la noche. Es la tradición del equipo, ya sabes».
Ella simplemente sonrió y se sonrojó nuevamente. En ese momento, una de las otras chicas del equipo notó la cadena de Javiera y la llamó para que la mostrará. Mientras las chicas hablaban de la nueva joya de Javiera, fui al barman y pedí la primera ronda de tragos para el equipo.
Llevé una bandeja con disparos de B-52 a la mesa y se los entregué, finalmente entregándole el último a Javiera. Todos le cantaron el feliz cumpleaños, levantaron sus tragos a modo de brindis y se los devolvieron.
«Ewww…» Javiera farfulló.
«No está mal, ¿eh? ¡Solo faltan 18 tiros más!» Le informé.
«¡Estás bromeando!» exclamó con una mirada atónita en sus ojos.
«Me temo que no. Es una tradición del equipo. En tu cumpleaños tienes que tomar la misma cantidad de vasos que tu edad. Pregúntale a cualquiera de las chicas del equipo, ellas también tienen que hacerlo en sus cumpleaños». Expliqué.
«Bueno, si es una tradición del equipo, supongo que está bien». dijo con un poco de nervios mientras miraba a las otras chicas del equipo.
Todos aplaudieron y empezaron a beber con ganas. No en vano nos hemos ganado la reputación de ser el equipo más borracho de la liga.
A medida que avanzaba la noche y el equipo se turnaba para comprar tragos, Javiera se emborrachaba cada vez más y cada vez que le invitaba otra bebida de cumpleaños, ella me abrazaba y yo la besaba en la mejilla.
Sabía que se estaba emborrachando mucho cuando tomó su tiro número 17 porque, cuando una canción con buen ritmo sonó en la máquina de discos, ella y una de las otras chicas se subieron a la mesa y comenzaron a bailar juntas. Todo el equipo gritó de la emoción y las alentaba a seguir.
Cuando terminó la canción se bajaron, todos pudieron ver que ambas chicas tenían los pezones duros, Javiera se acercó a mí y tomó su trago número 18, que me aseguré de que fuera tequila.
Ella me miró y dijo:
«Es bueno que estés aquí, Marquitos… Estoy muy ebria… y no me siento muy bien…». Dijo con una voz que notaba su estado de ebriedad.
«Sólo te queda un trago más y luego puedes dejar de beber si quieres». Le dije.
«Por favor, que sea un tiro fácil… no como el último… jaja». Ella prácticamente suplicó.
«No hay problema», dije. «¡Camarero! ¡Deme un vaso de Mistral Ice!»
Mientras tomaba el vaso de mi mano, lo levantó y dijo:
«¡Hasta el fondo!»
Tan pronto como Javiera tomó su último trago, una mirada vidriosa apareció en sus ojos, se llevó la mano a la boca y salió corriendo por la puerta trasera del bar. Salí y la vi inclinada sobre la barandilla del balcón, vomitando la mayor parte del alcohol que había bebido.
«¿Estás bien?» Yo le pregunte a ella.
«No… creo que necesito irme a casa… ¿Podrías ir a buscar mi chaqueta?» ella respondió.
«No te preocupes, espérame aquí.» Respondí.
Regresé al bar y le dije al equipo que Javiera había bebido suficiente y me pidió que la llevara a casa. Todos dijeron que le desearan una feliz resaca y continuaron la fiesta sin nosotros.
Salí del bar y vi a Javiera intentando, sin éxito, bajar las escaleras para llegar a mi coche. Cuando la tomé del brazo y deslicé mi mano alrededor de su cintura para ayudarla, ella inmediatamente se apoyó en mi hombro en busca de apoyo.
Llegamos al auto, la ayudé a subir y luego comencé a salir del estacionamiento. Ni siquiera llegamos a una cuadra cuando ella murmuró:
«Tengo que vomit…» dijo cubriendo su boca.
Me detuve lo más rápido que pude y ella abrió la puerta, desafortunadamente no fue lo suficientemente rápido para ella y terminó mareada con la chaqueta en su regazo. Mientras intentaba quitarse la chaqueta afuera, porque estaba muy borracha, accidentalmente vomitó en sus pantalones.
Salí, tomé su chaqueta maloliente, la coloqué en el maletero mientras sacaba una toalla para el asiento y volví a colocar a Katya en mi auto.
«Creo que será mejor que vayamos a mi casa para que te limpies». Le dije a ella.
Ella simplemente murmuró incoherentemente, así que lo tomé como un sí. En el camino se me ocurrió que esta podría ser la oportunidad que había estado esperando para follarme a la mejor amiga de mi hermana.
Lentamente me acerqué y sacudí su hombro para ver si respondía, pero nada. Esto era casi demasiado bueno para ser verdad. Lentamente deslicé mi mano hacia esas tetas que había estado mirando toda la noche y le di un ligero apretón. Ninguna respuesta. Sintiéndome mucho más valiente, le di otro apretón más fuerte y comencé a frotar el otro. Sus pezones comenzaron a reaccionar a la ligera estimulación que estaban recibiendo y comenzaron a asomar a través de su pequeña blusa blanca. Mientras miraba, pude sentir que mi pene empezaba a endurecerse.
Tras mi primer éxito, lentamente me agaché y comencé a frotar su pierna más cercana a mí. Ella todavía no reaccionó, así que muy lentamente deslicé mi mano entre sus piernas hasta su entrepierna. Cuando comencé a mover los dedos y frotar su montículo, ella finalmente reaccionó, pero no de la manera que esperaba. En lugar de despertarse y asustarse, dejó escapar un pequeño gemido y abrió un poco más las piernas.
Le eché un vistazo rápido a la cara y tenía los ojos todavía cerrados, así que supuse que pensaba que era un sueño. Tuve que parar en este punto porque ya casi estábamos en mi casa.
Cuando llegamos al camino de entrada, tuve que adaptarme porque mi erección empezaba a ser dolorosa. Detuve el auto y salí, fui al lado de Javiera y abrí la puerta. La sacudí durante unos minutos hasta que volvió en sí.
«Vamos Javi, estamos en casa». Le dije. «Entremos para limpiarte».
«Está bien…» Murmuró. «Ayúdame a entrar…».
En ese momento agradecí que mis padres no estuvieran por que fueron a una fiesta y mi hermana al ver que iríamos a un bar para mayores de 18 años, decidió juntarse con otras amigas en una casa para beber.
Cuando llegamos a la puerta de la casa, lentamente la ayudé a entrar y luego cerré la puerta atrás de nosotros. Una vez dentro de la casa, le dije:
«Tienes vómito en los pantalones, tendremos que lavarlos enseguida».
«Seguro…» Fue todo lo que ella me murmuró.
Sin más pretextos, Javiera se comenzó a quitar sus zapatos, para luego empezar a desabrochar sus pantalones bajando la cremallera y se comenzó a quitar los jeans ajustados lentamente en la entrada del pasillo de la casa.
Juro que sentí que mi pene se hinchaba un centímetro más mientras miraba a Javiera parada allí solo con su pequeña blusa blanca y una tanga negra bien ajustada.
A menudo me preguntaba si Javiera se depilada su vagina, pero después de mirar la hermosa vista que tenía frente a mí ya no tuve que preguntarme nada. Su tanga estaba tan apretada contra su vagina, que se notaba que no había ningún vello debajo de esa tanga.
«Vamos al baño para que te puedas limpiar» le dije poniendo mi mano en su espalda, a lo que ella asintió con su cabeza
La llevé por los pasillos hacia el baño, yo iba atrás de ella, la vista era increíble. La tanga se le metía entre sus nalgas voluptuosas, tuve que aguantarme las ganas de nalguearla ahí mismo.
Una vez llegamos al baño, ella se dispuso a limpiarse la cara y enjuagarse la boca, mientras ella se inclinaba en el lavamanos para limpiarse, yo aprovechaba de verle descaradamente ese culazo que tenia. Yo no paraba de imaginarme como seria entrar en ese apretado y virgen agujero, pero ya pronto lo sabría.
Una vez lista, prácticamente tuve que llevarla a mi habitación. Una vez que estuvimos en mi habitación, la puse en la cama y ella inmediatamente se dejó caer. Pensé: «Estará bien por unos minutos». Corrí hacia el auto y traje su chaqueta, agarré sus jeans y los tiré a la lavadora. Luego de echar detergente, apreté el botón de encendido para que comenzarán a lavarse. «Será mejor que te asegures de que estén limpios, porque ella los estará buscando por la mañana». Razoné. Hecho esto regresé a mi dormitorio.
Cuando entré en la habitación, Javiera no se había movido en absoluto. Ella estaba acostada boca arriba con las piernas parcialmente colgando al borde de la cama y los brazos inertes a los costados.
Lentamente me senté junto a esta mujer increíblemente sexy y la miré a la cara. Tenía los ojos cerrados y los labios ligeramente separados.
Extendí mi mano y comencé a acariciar sus suaves tetas por sobre la blusa hasta que pude sentir sus pezones endurecerse bajo mis palmas. Me incliné sobre ella y comencé a besar esos labios carnosos con los que había estado soñando durante tanto tiempo. Lentamente comencé a forzar mi lengua entre sus labios y a lamer sus dientes, mientras frotaba sus tetas, su lengua comenzó a responder al sondeo mío y comenzó a girar y rodar contra mi lengua y mis labios.
En ese momento, mi pene se tensaba tanto contra mis pantalones que tuve que soltarla. Me agaché y me abrí los pantalones, saqué mi pene duro y tomando la mano de Javiera entre las mías. Así envolví sus dedos alrededor de mi pene, usando su mano en la mía comencé a masturbarme.
La sensación de su piel suave y sedosa deslizándose sobre mi pene palpitante era casi demasiado para soportar. Podía sentir mi semen empezando a hervir, así que dejé de masturbarme y dejé de besarla.
La miré mientras su respiración se hacía más lenta y comenzaba a volver a caer en un estupor de borrachera. Me acerque a su oreja y le susurré al oído:
«Javiera, vamos a quitarte la blusa y te daré una camiseta para que te la pongas en la cama».
Su única respuesta fue murmurar mientras la levantaba y comenzaba a desatar los cordones de su diminuta blusa blanca. Le quité la blusa y ahi pude ver algo asombroso. Ahí admiré sus tetas perfectas, sus pezones duros y sus areolas rosadas.
No me aguante más y me incliné sobre ellos, saqué mi lengua y lentamente la pasé alrededor de su pequeño y duro pezón.
«Mmmmm…» ella gimió suavemente mientras hacía esto.
Sin perder el tiempo, la acosté de nuevo en mi cama y le comencé a acariciar su cuerpo atlético por todas partes.
Cuando llegué a su tanga, decidí bajarselas, puse mis dedos debajo de cada lado del elástico de su tanga negra y lentamente comencé a deslizarla hacia abajo comenzando a bajarlas por sus largas piernas.
Su tanga se deslizaron por sus muslos, pasaron por sus rodillas y bajaron de sus pies. Después de quitárselas, me puse su tanga en mi nariz para oler a mi princesa y descubrí que la entrepierna de su tanga estaba levemente mojada, sin pensarlo lamí la entrepierna de la tanga para probar previamente el sabor de la vagina de Javiera, me encantó su sabor.
Asi que me ubique desde donde comenzaban sus pies, comenzando lentamente a lamerlos mientras subía por sus piernas separándolas a medida que avanzaba. Cuando me arrodillé, lamí el interior de sus piernas y me sorprendí al sentir que las separaba y las ponía sobre mis hombros. Para no dejar escapar una oportunidad como esta, rápidamente besé y lamí sus muslos hasta llegar a la Tierra Prometida.
Respiré lentamente en su coño y respiré profundamente su aroma, no pude soportarlo más y me froté la lengua desde el inicio de su vagina hasta la parte superior.
Su reacción fue inmediata, su respiración se aceleró, sus piernas se apretaron sobre mis hombros. Comencé a comerle la vagina, haciendo girar mi lengua y concentrándome en su pequeño botón de amor.
«Uh… uh… uh…» Gimió Javiera mientras mi lengua se deslizaba desde arriba hasta abajo por los labios regordetes de su vagina y sobre su clítoris.
Su coño estaba empezando a mojarse mucho en este punto y estaba empezando a cubrir mi cara con sus jugos. Rápidamente deslicé un dedo dentro de su vagina, para luego introducir dos dedos dentro de su vagina caliente y apretada.
El sonido chirriante que hacían mientras entraban y salían estaba al ritmo de los gemidos que salían de su pequeña boca. Finalmente, después de unos siete u ocho minutos de comer su jugosa vagina y estimular su punto G, sentí que la vagina de Javiera se apretaba alrededor de mis dedos que tenía dentro de ella. Sus piernas se apretaron alrededor de mi cabeza y una avalancha de jugo fresco de su vagina salió de mi lengua.
«Ah… ahhhh…» Gimió y su cuerpo se estremeció. Acababa de hacer que la mejor amiga de mi hermana tuviera un orgasmo y se corriera en mi cara y sobre mi cama.
Bajé sus piernas de mis hombros y vi como su respiración comenzaba a disminuir nuevamente. Tenía la cabeza vuelta hacia un lado, la boca parcialmente abierta y podía ver su lengua brillando justo detrás de sus labios.
Levantándome, rápidamente me quité toda la ropa y me arrodillé en la cama junto a su cabeza y me agaché para guiar mi polla dura como una roca hasta sus labios. Comencé a deslizar la punta de mi pene hacia adelante y hacia atrás a través de esos labios sexys y vi cómo el líquido preseminal los cubría de lado a lado.
Poco a poco, para no despertarla, comencé a presionar sus labios y vi como la cabeza de mi pene se deslizaba suavemente entre ellos, pasando por sus dientes y sobre su lengua. La increíble sensación de su cálida boca y su lengua contra el fondo de mi cabeza me dejó sin aliento. Empujé hacia adelante hasta que sentí la parte posterior de su boca, luego me senté allí durante unos segundos saboreando la sensación. Luego, muy lentamente, comencé a entrar y salir de su boca. Miré hacia abajo para finalmente ver la vista que había querido ver durante tanto tiempo, los labios carnosos de Javiera se estiraron y envolvieron mi miembro palpitante.
Mientras follaba lentamente la boca de Javiera, extendí mi mano y comencé a frotar y a jugar con sus tetas, pellizcando y girando ligeramente sus pezones duros. Cuando comencé a hacer esto, de repente sentí una ligera presión en la punta de mi pene y sentí su lengua moverse. Para mi sorpresa, Javiera estaba chupando y lamiendo mi pene mientras dormía.
«Apuesto a que está teniendo un bonito sueño, sé que yo estoy viviendo el mío ahora mismo». Pensé.
La presión adicional de tenerla chupando mi polla estaba empezando a afectarme y tuve que retirarme de su boca para no correrme y causar que se ahogara o algo así.
Después de retirarme, miré a mi ángel y la noté lamiendo lentamente el líquido preseminal y la saliva de sus labios. Dejó escapar un pequeño suspiro y volvió a quedarse profundamente dormida.
Levanté ambas piernas de Javiera sobre la cama y las separé para que quedarán abiertas. Lentamente me arrodillé entre ellas y, agarrándola por debajo de las rodillas, empujé sus piernas casi hasta sus tetas y me apoyé con mis manos a cada lado de ella. Comencé a frotar mi pene lentamente hacia arriba y hacia abajo por su vagina húmeda y caliente, disfrutando del calor húmedo en la parte inferior de mi polla. Cada vez que me deslizaba sobre su clítoris, ella dejaba escapar un pequeño «ooh» o «ahh».
Finalmente no pude soportarlo más, y lentamente comencé a insertar la punta de mi pene en la vagina caliente de Javiera, mientras lo hacía miraba su cara. Su vagina estaba bastante apretada, sabia que ella no era virgen por este lado, pero parecía que hace bastante tiempo no entra algo por aquí. Lentamente se fue introduciendo mi pene hasta llegar a la empuñadura con un movimiento suave, ahí estaban mis 18 cm dentro de su vagina y sintiendo la cabeza de mi pene contra su útero.
«Uuhhgg…» gruñó ella en voz alta al sentirme completamente dentro de ella, mientras mi rápida entrada le quitaba el aire.
«¡Oh Dios! ¡Oh Javi! ¡Oh amor, estás tan bien apretada y caliente!» Gemí en voz alta.
Dejé que mi pene se asentara en su estrecha vagina, violadola durante aproximadamente 2 minutos para permitir que su apretada vagina se acostumbrara a mi tamaño. Mientras hacía esto, movía mi pene de vez en cuando para ayudarla a aflojarse. Cada vez que movía mi polla, Javiera dejaba escapar otro pequeño gemido o gruñido.
La sensación de su vagina apretando mi pene estaba fuera de este mundo. Se sentía como un guante de latex caliente, agarrando desde la punta de mi polla hasta la base. Al mirarla a la cara, pude ver sus ojos cerrados y una especie de expresión confusa apareció en su rostro. Bajé sus piernas hasta mis muslos, me incliné sobre ella y luego comencé a besar y lamer su cuello y orejas.
«Está bien, Javi. Está bien. Soy yo, Marcos. Está bien. Solo quiero estirar tu vagina». Le susurré.
Cuando escuchó mi voz, su rostro perdió su expresión confusa y pareció relajarse. Es decir, hasta que comencé a introducir dentro y fuera mi pene de su cálida vagina. Comencé con pequeños movimientos, moviéndome solo unos centímetros a la vez, gradualmente comencé a aumentar la longitud de mis movimientos hasta que casi todo mi pene se hundió dentro y fuera de ella.
Tiraba de mi pene hasta que solo la cabeza estaba dentro, sostenida por los labios de su vagina, que parecían no querer soltarse, y luego metía toda la longitud de mi virilidad dentro de ella nuevamente. Mientras la follaba, la mirada confusa volvió a su rostro, y entre «uhh» y «ooh» sus brazos se levantaron para envolver mi espalda y mis hombros. Ese fue todo el estímulo que necesitaba para empezar a golpear esa vagina apretada que había deseado durante los últimos años.
Después de unos 10 minutos de follar constantemente, sus piernas se levantaron y se envolvieron alrededor de mis caderas, dándome un acceso aún mejor a las profundidades de su vagina. De repente, Katya dejó escapar un largo «aaahhhh…» y su coño se apretó con fuerza alrededor de mi polla, con espasmos de arriba a abajo en toda su longitud. Dejé de empujar y simplemente disfruté la sensación de que Javiera se corriera en mi pene.
Después de tener su orgasmo, Javiera se relajó y sus piernas volvieron a caer sobre la cama. Reanudé un agradable y lento movimiento de embestida y disfruté de la vagina cálida y húmeda que estaba a mi disposición. Después de sólo unos minutos más de follar, pude sentir un hormigueo en mis pelotas, así que comencé a bombear más rápido y más fuerte dentro de Javiera.
Ella comenzó a gemir debajo de mí dejando escapar un largo «ooooohhhh», luego sentí su vagina apretarse alrededor de mi pene nuevamente y tener un espasmo. Esto fue demasiado para mi. Dije:
«Oh, mi amor. ¡Me voy a correr, Javi! ¡Aquí viene, nena! ¡Tómalo todo!».
Metí mi polla tan profundamente dentro de ella como pude y desaté un torrente caliente de semen. Debo haber disparado al menos 6 o 7 chorros de esperma profundamente en su coño mojado. Me dejé caer sobre Javiera y la miré a la cara, ella seguía con los ojos cerrados pero había relajado su rostro, hasta había una leve sonrisa en sus labios.
Me retiré de su vagina y me arrodillé entre sus piernas con una sonrisa en la cara, su vagina que al inicio tenia los labios vaginales cerrados, ahora estos estaban bien abiertos y comenzaban a escurrir parte de mi semen como una cascada.
Yo solo sonreí, porque sabía lo que vendría después… sería aún mejor…
Me bajé de la cama y me puse de pie, fui a la sala por unos cuantos cojines más. Ya con dos cojines en mis manos, al regresar a mi dormitorio los coloqué en mi cama al lado de Javiera. Miré a mi bella durmiente y luego extendí mu mano debajo de su espalda, lentamente la hice rodar sobre su vientre y sobre los cojines. Levanté su culo en el aire usando los cojines y separé sus piernas para ver bien ese delicioso par de nalgas ligeramente abiertas que ocultaban el pequeño agujerito que estaba a punto de follar.
Lentamente ubique mis manos, una en cada nalga de ese culo tan sabroso que tenia frente a mí, abrí ese par de nalgas esponjosas y al fin pude verlo. Solo mirar ese lindo y pequeño agujero arrugado color rosadito hizo que mi polla se agitara y comenzara a endurecerse nuevamente.
Con mis manos y comencé a frotar y amasar ese firme y atlético culo durante aproximadamente un minuto, luego fui a mi mesita de noche y saqué un tubo de lubricante KY del cajón.
Regresé a la cama y me arrodillé detrás de Javiera y me incliné sobre ella para asegurarme de que todavía estaba dormida, cosa que estaba bastante clara, ya que se le escuchaba roncar levemente.
Así que sin más abrí el lubricante KY y me puse un poco en mi mano y mis dedos. Lentamente comencé a untar el lubricante en su pequeño agujerito rosado, insertando lentamente un dedo en su culo. Mi dedo pese al lubricante le costo entrar en ese apretadisimo agujero, eso me hizo pensar que si a mi dedo le costó entrar, a mi pene le costaría el doble.
Me incliné sobre su espalda para mirar su rostro mientras comenzaba a violar su culo virgen, en su rostro había cierta molestia con una leve mueca de dolor. Comencé a meter y sacar mi dedo de su ano lentamente, untando el lubricante dentro y alrededor de su esfínter.
Mientras hacía eso, su frente comenzó a arrugarse de dolor y un pequeño ceño apareció en sus labios. Su culo era muy inflexible y su esfínter se aferraba con fuerza a mi dedo. Después de aproximadamente un minuto sentí que comenzaba a aflojarse un poco. Continué metiendo y sacando mi dedo, luego comencé a meter un segundo dedo en su trasero, haciendo que su ano se abriera aún más para aceptarlos a ambos.
El ceño de dolor en su rostro se hizo aún más profundo y comenzó a gruñir cada vez que mis dedos se metían en su culo. Saqué mis dedos de su trasero y me incliné hacia atrás para poner más lubricante KY en mi pene, lubricandolo bien para no lastimar a mi angelito mientras le abría su culo.
Me incliné hacia Javiera, tomando mi pene en mi mano, coloqué la punta de mi pene contra su esfínter bien lubricado. Mirándola a la cara, comencé a aplicar presión contra su anillo arrugado, su rostro se convirtió en una mueca de dolor al sentir que su culo comenzaba a abrirse, cosa que por reflejo ella apretó su esfínter mientras intentaba resistir mi entrada.
No había absolutamente ninguna manera de que ella me impidiera follar su apretado y virgen culo. Presioné aún más fuerte, y como estaba bien lubricada, sentí que su anillo anal comenzaba a ceder, abriendolo con la cabeza de mi pene que de a poco se deslizaba dentro de su culo.
«Uuuuuhhhh…», se quejó Javiera de dolor con los dientes apretados.
«Relájate bebé. Sólo relájate. Para poder abrirte tu culito», le susurré en su oído.
Aplicando más presión, me deslicé unos centímetros más dentro de ella. Su culo intentó expulsar a mi pene intruso, pero yo no permitía nada de eso. Con otro empujón fuerte, deslicé la mitad de mi pene dentro de su apretado y ya no tan virgen culo.
«Aaaahhh…» gimió ella sobre las almohadas.
«¡Que rico! ¡Me encanta! ¡Este culo será mío!» Gemí.
Lentamente el resto de mi pene comenzó a entrar, mientras Javiera gemia de dolor en su profundo sueño. Hasta que quedando solo 4 cm para que estuviera toda adentro, se la clave toda de una sola vez. Enterrando mi pene profundamente en el apretado culo de Javiera.
«¡Oh Dios, Javi! ¡Tu culo está increíblemente apretado, bebé!» Le gemí en voz alta.
Descansé allí unos segundos para disfrutar de la cálida sensación de estar dentro de mi inconsciente angelito. Me retiré hasta que solo la punta de mi pene todavía estaba dentro y traté de empujar hacia adentro, pero ella se apretó, obligándome a usar una presión extrema para volver a entrar. Con un fuerte empujón, nuevamente enterré mi pene hasta el fondo del cuerpo de Javiera.
«Aaaarrhhgg…» gritó de dolor entre su sueño.
Después de hacer esto 4 o 5 veces, el músculo de su esfínter se cansó y dejó de intentar mantenerme alejado a mi pene. Su ano se rindió ante mí pene, de forma victoriosa ahora el sexo anal con Javiera comenzó en serio.
Cuando sentí que su esfínter se aflojó, me enderecé detrás de ella, la agarré por las caderas y comencé a embestirla más fuerte y más rápido. Mientras la follaba, sus piernas comenzaron a moverse y parecía estar tratando de arrastrarse hacia adelante para alejarse del invasor que tenia en su culo.
Sólo se movió unas 6 pulgadas antes de chocar contra la cabecera y detenerse. Simplemente la sostuve por las caderas y seguí follándola rápido.
«Oh… ayyy… oh…» gruñe de dolor Javiera cada vez que enterraba mi pene en ella.
No podía creer lo bien que se sentía follarle el culo a Javiera. El hecho de que supiera que estaba tomando la virginidad anal de Javiera fue una descarga de poder tal que comencé a usar embestidas duras y poderosas cada 2 o 3 segundos, sosteniendo mi pene tan profundamente dentro de su culo como pude.
Mientras mi hermana se estaba embriagando con sus demás amigas, aquí estaba yo desvirgando y rompiendo el culo a su mejor amiga.
«Ayyyy… uhhhh… ayyy…» Javiera gemía con con cada penetración que le estaba dando.
Dejé de empujar y me incliné hacia atrás para mirarla a la cara, tenía el ceño fruncido, los ojos bien cerrados, la boca entreabierta y una mueca de dolor.
Un empujón. «Uuuhhh…» ella gimió.
Otro empujón, «Uuuhhh…»
«Acabas de perder la virginidad de tu culo, Javierita. ¿Qué te parece?» Le susurré al oído mientras empujaba profundamente dentro una vez más. Otro gruñido de dolor de ella fue la única respuesta que obtuve de ella.
Mientras estaba acostado encima de Javiera, metí la mano debajo de ella y encontré su clítoris. Comencé a frotarlo mientras continuaba follándole el culo y sentí que se endurecía su clítoris por mis cuidados. Mientras hacía esto, sus gruñidos de dolor comenzaron a convertirse en pequeños gemidos de placer, lo que me excitó aún más.
Mi polla sintió como si creciera una pulgada más. Comencé a golpear su apretado culo cada vez más rápido.
«Oh… oh… ooohhh…» gimió y comencé a frotar mis dedos cada vez más rápido en su clítoris.
Mis bolas empezaron a hormiguear de nuevo, pero estaba decidido a hacer que ella se corriera primero mientras la follaba por el culo. Froté su botón de amor endurecido más rápido y sus gemidos se hicieron más fuertes. De repente sentí su cuerpo ponerse rígido debajo de mí y su culo apretarse contra mi polla.
Javiera soltó un largo «Ooooohhhh…»
Una vez que sentí que se corría, comencé a follarle el culo con fuerza. Uno… Dos… Tres embestidas profundas, sentí que mis huevos se apretaban y mi pene comenzó a soltar mi semen dentro del agujero anal de Javiera. Disparé otros 5 o 6 chorros de semen dentro del culo de la inconsciente mejor amiga de mi hermana y me desplomé encima de ella.
Después de recuperar el aliento, le susurré al oído:
«Ya no eres virgen de tu culito. Me alegro mucho de haber podido ir a donde ningún hombre ha ido antes. Gracias Javiera».
Mi pene se ablandó y se salió, así que me bajé de ella y miré mi trabajo nocturno. Javiera estaba boca abajo con una almohada en su abdomen y con el culo levantado en el aire, su ano estaba rojo y abierto, lentamente comenzaba a gotear mi semen, por ambos agujeros, ya que de su vagina al parecer aún quedaba semen dentro.
Fui al baño, tomé una toalla húmeda y tibia, volví a mi habitación y procedí a limpiar suavemente los agujeros abiertos de Javiera. Saqué todo el semen que pude de su culo y su vagina.
Fui a la habitación de mis padres ya ahi encontre un botiquín, dentro recordaba que había una pomada para los dolores musculares. Una vez encontré la pomada para el dolor, regrese nuevamente a mi habitación y le aplique en su ano desvirgado para que al día siguiente no sintiera tanto dolor de la cogida que le di a su culo antes virgen.
Luego la di la vuelta, le levanté las piernas y le volví a poner su tanga negra, busque una de mis camisetas. Una vez encontre una negra que curiosamente combinaba con su tanga, le levanté la parte superior de su cuerpo y le deslicé mi camiseta por la cabeza hasta ponérsela. Le quedaba grande pero se veía sexy, ahí me dieron ganas de volver a follarla, pero quise dejarla descansar. Ya abría otra oportunidad para volver a darle una buena follada, ya sea consciente o inconsciente.
Luego la acosté en mi cama, la cubrí con el cobertor de mi cama, para que así pudiera dormir. Miré a Javiera, que parecía estar durmiendo tranquilamente, y la besé suavemente en los labios por última vez esa noche.
Llevé los cojines adicionales que puse en su abdomen a la sala de estar y me acomodé en el sofá con una gran sonrisa en mi rostro. Decidí que la próxima vez que tuviera una oportunidad con Javiera, recordaría sacar la cámara de video para tener un registro para la posteridad. Después de ese pensamiento, me quedé dormido preguntándome cuándo sería la próxima oportunidad de follarle el culo a Javiera.
Fin
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