El verano que vivi con mi sobrinita Carla de 10 años (I): La llegada
Aquella tarde en el taller mecánico me hizo ver a mi sobrina de otra forma.
Era un verano caluroso y soleado, y yo estaba trabajando en mi taller mecánico en solitario, como siempre. Recuerdo que una tarde llego mi hermana a traerme a mi sobrina para que pasara el verano conmigo, ya que para ella soy como un padre ya que el suyo la abandonó siendo una bebé. Mi sobrinita Carla es una muchachita de 10 años con el pelo castaño, ojos marrones, piel blanquita, unas piernecitas largas y unas nalguitas redondas y grandes. Estaba bastante desarrollada para su edad. Una de las cosas que más le gustaba es ayudarme en el taller. Recuerdo que una mañana nos tocaba cambiarle las ruedas a mi camioneta y la pregunte si queria ayudarme, a lo que ella accedió encantada
Recuerdo que Carla estaba intentando quitar una rueda con la llave de impacto neumática, pero hacía un ruido terrible. Me acerqué a ella para ayudarla, y pude notar cómo se transparentaban unas braguitas rosas con motivos florales a través de sus shorts. No se lo que pasó en ese momento, por un lado pensaba «es mi sobrina y a las niñas no se las toca ni con el pétalo de una rosa» pero por el otro pensaba «Uff, esas nalguitas están para comérselas». No pude resistirme a la tentación y comencé a restregarme contra su trasero mientras seguía haciéndole creer que la estaba ayudando con la rueda. Ella me preguntó: «¿Por qué haces eso, tío?» A lo que yo le respondí: «Es un juego para que te relajes un poco»
Ella no le dió importancia y noté cómo mi sobrinita comenzaba a jadear mientras sentía cómo restregaba mi pene por encima de sus nalgas. Me excité mucho y no pude aguantar más, así que me corrí, empapando todos mis calzoncillos en semen.
Aquel día después de un duro día de trabajo, mientras ella se bañaba. fui corriendo al cesto de la ropa sucia en busca de aquellas braguitas y…¡bingo!. Las encontré y empecé a aspirar ese néctar de los dioses.
He de decir que siempre he sido fetichista de bragas y ya había olido algunas braguitas de mi hermana, de mis primas y de mi vecina, pero el olor de esas braguitas de niña inocente de 10 años, las superaba con creces. Sentir el olor de una vaguinita virgen y un culito inocente me hizo empezar a mirar a mi sobrina con ojos lujuriosos y desear tener sus nalgas en mi boca. Pude notar una manchita trasparente, lo cual significaba que Carlita había disfrutado de ese pequeño «juego».
Hasta aquí mi primer relato, mis queridos eyaculadores. Espero que os haya gustado y queráis saber más aventuras con mi querida sobrinita.
Uuuy el refregado de verga en el culo de la nena es super morboso, qué buena paja esa parte! Espero siga, tiene enorme potencial y seguro esas nalgas no quedan sin ser disfrutadas y enlechadas más a fondo