En casa de mi amiga Karen (Oslo) 2

Le daba polla y ella gemía de placer. La tenía cogida por los muslos mientras ella se agarraba a su grueso cuello….

Le daba polla y ella gemía de placer. La tenía cogida por los muslos mientras ella se agarraba a su grueso cuello y, a veces, le besaba. Yo empecé a desnudarme para estar más cómodo y miré al padre de Karen buscando su aprobación pero no se inmutó. Era impresionante el cuerpo gordo y fornido que tenía.

Cuando me quité la ropa la puse en una silla al lado de la cama y me llamaron la atención tres jeringuillas que estaban en la mesilla de noche del dormitorio junto con unas botellitas de medicinas. Winstrol ponía en las etiquetas de las ampollas.

El padre de Karen la saco del coño de la chica y la acostó sobre la cama con una facilidad pasmosa debido a aquellos brazos grandes, musculosos. La chica  se arrodilló al borde de la enorme cama King-size y comenzó a mamar su polla. Era enorme y venosa y a ella solo le entraba hasta la mitad. Él agarró su cabezo y empezó a follarle la boca lentamente.

Me fije en el grande, redondo y duro culo que tenía. A la chica le daban arcadas y emitía sonidos ahogados porque el Padre de Karen se la había metido hasta la garganta. Con unos cuantos golpes de su cadera, eyaculó gran cantidad de esperma que la chica tragó pero parte le rebosó por su barbilla y cuello dejándolos chorreantes.

La habitación era considerablemente amplia. Decorada de manera clásica aunque con un toque minimalista. El cabecero de la cama King-size, la cómoda de madera nogal con cajones y las cortinas eran de color marrón oscuro. Encima de la cómoda, un amplio y elegante espejo le daba a la estancia un aspecto mayor. Una lámpara de color crema, igual que la tonalidad de las paredes, embellecía el mueble en el que había una licorera de cristal llena de whiskie, con un vaso medio lleno al lado.

El padre de Karen se acercó a la cómoda con el albornoz abierto y el pene empapado de semen. Mientras lo hacía, el pollón, aún erecto, se movía de un lado a otro y los  huevos colgantes de tamaño de pelotas de golf, también.

Las mangas del atuendo parecía que iban a reventar en la zona de los hombros y los bíceps por lo gruesos y musculosos que los tenía y, las prominentes tetas con areolas grandes rosadas, igual de duras que su enorme barriga, sobresalían exuberantes de la bata.

Él, lleno el vaso de whiskie y se lo bebió de un golpe como si fuera agua. Me fije en sus gafas, clásicas acorde con su edad le otorgaban un aspecto señorial. Su pelo plateado, igual que su chiva, clareaba por la zona de la coronilla. Yo, vacilantemente, me aproximé a él y le pregunté si podía quitarse el albornoz. El padre de Karen frunciendo el ceño y levantando una ceja me pidió explicaciones o motivos. Yo me encogí de hombres y le dije que admiraba su cuerpo.

En ese momento soltó una risotada que sacudió toda su humanidad y procedió a quitarse la prenda tímidamente, acostándose boca arriba en la cama King-size donde la chica se masturbaba mirándole. No parecía muy contento con su anatomía porque me preguntó que carajo había que admirar, a la vez que ponía una pierna encima de la otra, acomodándose y llevando sus manos detrás de la nuca..

Estaba pasmado admirando el cuerpazo de aquel Dios Herculano pero me sorprendí a mi mismo acostándome a su lado. Sin poder evitarlo rodeé con mi brazo la mitad de su gran barriga y besé sus pectorales completamente empalmado. Nunca me hubiera imaginado experimentar aquella excitación sexual.

Sin embargo, a él parecía traerle sin cuidado mi estado y me cogió por la nuca con aquella manaza y me metió la verga en la boca. Yo, incrédulo, me fajé a la labor de dejar completamente limpia su polla, chupando y tragando todos los flujos que reposaban allí.

Él estaba impasible y muy erecto, pero apenas me follaba la boca, y esa aparente indiferencia me excitaba aún más, por lo cuál, me esmeré todo lo que pude para complacerle.

Por un momento me fijé en las venas de sus voluminosos brazos. Resaltaban como riachuelos en contraste con su blanca piel. Su cara era rosada-rojiza quizás por la bebida o por la edad.

Continuará…

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