En casa de mi amiga Karen (Oslo)
En eso estaba cuando alguien tocó en la puerta.
Me retiré a mi habitación algo contrariado y confuso. Aquello había sido muy impactante para mi, así que, me dispuse a tocarme mientras rememoraba aquellas imágenes grabadas en mi memoria.
En eso estaba cuando alguien tocó en la puerta. Mi amiga Karen desde fuera me pidió permiso para entrar y yo, dejé de masturbarme y me subí los pantalones indicándole que aguardara un momento para que bajara mi erección. Encendí la tele para argumentar una excusa bajándole el volumen y cogí un libro de no se que de la bonita estantería y me acosté en la cama.
Ella entró y eufórica me abrazó y me contó los detalles de su vestido. Le pregunté el motivo por el cual se fue a hacer ese vestido. Me dijo que pasado mañana era el cumpleaños de la chica del servicio y que se haría una pequeña fiesta.
Me extrañó que celebrasen con una fiesta el cumpleaños de una empleada del hogar y mi amiga Karen me comentó que ella era como su hermana ya que se habían criado juntas. Le hice algunas preguntas interesándome por la chica del servicio.
Mi amiga Karen, a medida que le hacía preguntas, se ponía cada vez más seria y de repente me preguntó si podía guardar un secreto. Yo naturalmente le dije que por supuesto y cual fue me sorpresa cuando me confesó que ella y la chica del servicio eran hermanas de sangre.
Impresionado me quedé pensando y obviamente concluí que la chica del servicio era la hija biológica del padre de Karen fruto de encuentros sexuales con la madre de la chica.
Mi amiga Karen también me dijo que vendrían invitados cercanos a la familia a la celebración y que su vestido sería de color rosa con lacitos, o algo así.
Desde mi punto de vista su confesión era algo completamente ajeno a mi conocimiento, y más aún, después de haber presenciado como el padre de Karen la usó de varias maneras para su disfrute. Me sentí identificado con aquella chica pelirroja, delgadita y pecosa hermana de mi amiga Karen, e inevitablemente, sentí una mezcla de repulsión y excitación al recordar lo que había acaecido en aquella habitación entre el padre de Karen, la chica y yo.
Ya era la hora de la cena y la mamá ama de llaves nos lo comunicó y bajamos al comedor. Previamente Karen me suplicó que le guardara aquel secreto, cosa que me resultó irónica después de que yo hubiera tenido aquel sexo con su padre y su hermana.
No obstante, la amistad se basa en la fidelidad y el compromiso, por lo cual nunca salió de mi boca lo que me había contado.
Cuando llegamos abajo para comer encontramos al padre y a la madre de Karen sentados ya en una mesa grande y lujosa adornada por un mantel de seda, candelabros de plata con velas encendidas, y una preciosa vajilla con cubiertos también de plata.
Mientras nos sentábamos observé como el padre de Karen me guiñó un ojo a través de sus gafas como buscando mi complicidad y yo le sonreí no se muy bien por qué ya que mis sentimientos estaban encontrados. Por un lado le odiaba pero no podía más que desearle al ver su camisa de botones desabrochada hasta mitad del pecho.
Como me me senté a su lado, durante la cena pude ver con toda claridad sus rosados y anchos pezones por la abertura de su camisa. Era tan duros y gordos que parecía que iban a reventar de un momento a otro y sin remedio tuve una erección tremenda.
A la vez que todos charlábamos de no se qué, la dama de llaves y su hija correteaban por el salón colocando el banquete en los platos de manera silenciosa y flemática.
La madre de Karen estaba guapísima y radiante con un collar muy bonito de piedras verdes traslucidlas que imaginé serían esmeraldas. Llevaba el pelo recogido perfectamente en moño, y un vestido escotado negro con la espalda al aire que resaltaba sus pechos.
Por su parte, el padre de Karen, llevaba aquella camisa blanca que combinaba con una rebeca de punto azul marina con coderas, además de pantalones de tergal del mismo color, y zapatos negros de tacón medio trenzados con cordones.
La formalidad que se respiraba en el ambiente contrastaba enormemente con aquella especie de orgía que se había producido en la habitación de matrimonio de los padres de mi amiga Karen de la cual había sido partícipe.
Cuando entrábamos en los postres, el padre de Karen se retiró argumentando jaqueca. Mientras lo hacía me fije en su potencia corporal, la cual me intimidaba y me excitaba a partes iguales.
Quedamos en sobremesa, mi amiga Karen, su madre y yo, y de repente su madre me preguntó que había hecho aquella tarde. Yo estaba bebiendo agua y me atraganté al oír aquello y mojé mi polo. En seguida la chica con una enorme servilleta bordada blanca se apresuró a secarme, y pedí permiso para ir a cambiarme, dejando a mi amiga Karen y a su madre solas en aquella monumental mesa.
Subí las escaleras para dirigirme al baño y enfilando el pasillo hacia él oía voces extrañas. Provenían del dormitorio de los padres de Karen. Me paré y recapitule la posible situación. Me acerqué a la puerta del dormitorio de los padres de Karen y de soslayo contemplé como su padre, vestido, tenía a la ama de llaves empalada por detrás. Ella apoyaba sus manos en la cama y tenía el vestido de uniforme subido en doblez hasta su espalda y las bragas en las rodillas. Gemía de placer.
El padre de Karen la tenía agarrada por la cintura y hundía su gruesa y enorme polla en su culo de manera contundente. Pasaron unos minutos, no sé cuántos porque estaba hipnotizado, hasta que él tensó su cuerpo y se vino dentro de ella con parsimonia.
Continuará…
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