En el Circo. La Pequeña Trapecista
Lo que vi en el escenario me hechizó al punto de desear tener lo que vi brillar en la pista. Relato Ficticio..
Esa noche fuimos al circo, la familia se la paso excelente, risas y asombro de ver payasos, magos y trapecistas, entre los trapecistas hubo alguien que me llamó la atención, era una niña de unos 11 años, delgadita, con su cabello típicamente recogido hacia atrás, maquillada con grandes labios rojos, su infantil figura diferenciaba ya a la de un niño por una tierna cintura y unos pequeños botones de senos bajo el traje, usaba un leotardo blanco brillante con grecas plateadas, éste estaba lleno de curiosos listones plateados que al girar en el trapecio volaban como mechas en un trompo, se veía espectacular, verla volar y sonreír como una ninfa despertó en mi un sentimiento… un deseo.
La función terminó y aunque todos los actos fueron sorprendentes, no podía quitarme de la cabeza a la trapecista, esa niña me había embelesado y embrujado, la veía volar en las nubes de mi imaginación… tenía que volver a verla. Al salir me acerque a un tramoyista y le pregunte hasta cuando estaría el circo en la ciudad. El tramoyista asentó a decir en un acento claramente balcánico:
-Nos vamos mañana.-
-Gracias, que pena, pensaba volver a otra función, me encantó- le comenté
-Si le agradó lo que vio en función, también puedo arreglar un encuentro con el artista que desee, por una módica cooperación claro…-
-¿En serio? ¿Con quién yo quiera? – Respondí exaltado
-¡Claro! Un joven atleta, cualquier trapecista, si quiere hasta con el payaso o la gorda barbuda, Ha Ha Ha! Se carcajeo profundamente.
-La niña trapecista…- acerté decir rápidamente
-Ooohh! jojo, claro, la pequeña, por supuesto…. Sin problema…-Su mirada se tornó perversa…
-Regrese después de la última función, traiga consigo su pago…-El tramoyista se alejó perdiéndose en las sombras de la carpa…
Manejé a casa de mi exesposa, debía devolver a los niños, tenía toooda la noche para mí solo, que no me importaba soportar la mala cara de la bruja de mi ex al devolver a los niños, la típica escena que todos los separados vivimos…
Manejé de vuelta al circo, mis manos sudaban de excitación y mi corazón saltaba de mi pecho, era una sensación lujuriosa, pronto tendría en mis manos esa muñequita…
El Circo estaba vacío, ningún alma del staff o de público, la última función había terminado y un silencio cubría la noche.
Vi al tramoyista gracias a la brasa de un cigarro en la oscuridad. Me acerqué nuevamente a él y antes de darle el dinero acordado le pregunté.
-¿Cree que tenga problemas? ¿Sus papás podrían decir algo?…
-¿Papás? HAHAHAHA, aquí nadie tenemos papás, todos somos huérfanos y sabemos que debemos aportar algo para sobrevivir…- Ella sabe que debe poner de su parte, todos lo hacemos de alguna manera… u otra… – Sin decirme nada, solo con ver su mirada sabía que él también había hecho mucho por sobrevivir a su manera, me estremecí…
-Acompáñeme- Me condujo entre un laberinto de tiendas de campaña hasta llegar a una tienda color Rosa con luz tenue en su interior.
-Aquí es, pase, que disfrute de la función…- dijo mientras hacia un ademán con los brazos…
Pasé bajo la cortina de la tienda, la luz era cálida, estaba lleno de cortinas de colores, baúles abiertos con hermosas telas aterciopeladas y mascadas de color pastel, algunas velas y unas muñecas de trapo en unos cojines con lentejuelas brillantes y sillones con borlas.
Atrás de una cortina se veía movimiento, una silueta hermosa a través de una serie de luces, crucé la cortina y encontré frente a un espejo de maquillaje a mi pequeña ninfa desmaquillándose el rostro, me ve a través de espejo y me sonríe como si nos conociéramos.
-Hola- acerté a decir estúpidamente, me sentí un tonto…
-Buna ziua!- Dijo algo que ciertamente no entendí
Yo Intentaba decir algo de manera muy torpe, era obvio que no entendería mi idioma y menos entendería lo que le dijera cuando me tomo de las manos y me llevó a un sillón cercano.
– Stai aici – me sentó y me sonrió, parecía muy natural que estuviera con un adulto…
-măcar ești frumos – dijo poniendo sus manos en mis mejillas…
-ajuta-ma cu asta- me dio la espalda y señaló el broche de su leotardo a la altura de su nuca, quería que se lo quitara.
Desabroche el ganchillo y comencé a bajar la cremallera, el leotardo era mágico, pero ir descubriendo su suave piel rosada bajo esa tela brillante era como descubrir un tesoro dentro de un baúl…
La cremallera bajó hasta su cintura, la hermosa curva de su espalda era bellísima, el cuadro se volvió perfecto cuando comencé a descubrir sus hombros, su cuello y su espalda eran la de un hada cubriendo lo más hermoso de su cuerpo, sus brazos cubrían su pecho, acerque mi rostro a su cuello y respire profundamente en él, sentí como los pequeños vellos de su espalda se erizaban con mi respiración.
-Mă gâdili- dijo con una sonrisa, todo era extraño para mí.
-dă drumul la bar- dijo.. -¿Que?-, – ¡dă drumul la bar!- apuntó al moño de su cabello arriba de su nuca…
-Solté el listón de su nuca y su cabellera se liberó como terciopelo entre mis manos, olía a frutas y a chicle… una mezcla dulce e infantil…
Pegue mi rostro a su cabello, era color miel oscuro, podía sentir su cuello y sus hombros entre sus mechones, mis manos la tomaba de los brazos, ella retozaba entre mis manos. Mi miembro palpitaba entre mis pantalones deseando liberarse.
Frente a nosotros estaba su espejo Hollywood enmarcado de luces, podía verla de frente cubriéndose su cuerpo con las manos como una pequeña Venus, bajé sus brazos descubriendo unos hermosos senos infantiles de un tenue color durazno.
-Eres una niña hermosa- le dije, quizás sin que me entendiera…
-Niña… fetiță…- Susurró suavemente
-Si… fetiță , mi linda fetiță – Era clara la palabra para mi
Volteó y me miro profundamente a los ojos, tenía unos hermosos ojos verdes olivo, pero muy profundos, nunca había visto ojos tan hermosos…
La besé como besaría a una mujer, no me importó ser delicado, ella correspondió hábilmente, era obvio y triste que ya tuviera experiencia en cómo responder un beso exigente, no tenía labios torpes, eso me dio confianza en seguir deliberadamente.
-Ai buze fierbinţi –dijo con una sonrisa
La abracé aun de espaldas, fue fácil cubrirla completamente con mis brazos, era como un violoncelo en mis manos.
Su leotardo cayó al piso, sus piernas eran esculturales, fuertes para su edad, propias de una atleta, no tenía ni los brazos ni las piernas delicadas, era una atleta completa, sin embargo eran hermosas, seguían siendo femeninas.
Tenía un culito muy paradito, suave y terso, en el espejo podía ver una hermosa entrepierna rosada, con algunos pequeños risos rubios, apenas notables. Me levante atrás de ella, me desabroche el pantalón y me desabotoné la camisa, ella me veía por el espejo, solo pudo ver mis piernas desnudas pero supo lo que tenía atrás de ella, vi que peló los ojos y levanto la barbilla como encarando a lo que se venía, me senté nuevamente.
-Ven siéntate- la tome tomé de la cintura y de su brazo, ella entendió el movimiento y se sentó suavemente en mi regazo.
-Nu mă răni, fii blând- no sé qué me diría.
Todo su rico culito estaba montado en mi verga, de lado a lado era una sensación extraordinaria, frotaba mi verga en su culo y panochita, era sublime.
-Îți alunecă bastonul, ești un armăsar- Toco la punta de mi pene y comenzó a untarse mi semen en su pubis, – e cald, imi place…-
Toqué su pubis y su vulva, comenzaba a lubricarse con su miel, note extraño que no parecía desflorada, aun se sentía cerrada, no parecía desvirgada.
-Ai observat că sunt virgină?- Me di cuenta un poco de esa frase
-¿Virgen? ¿Virgina?-Le pregunte con rostro claramente incrédulo
– Da, da, încă virgină- Repitió asentando la cabeza infantilmente
-Nooo-, la puse de pie frente a mí y moví mi dedo de un lado al otro y sonreí sarcástico
Ella sonrió y tomo mi dedo, llevó mi mano a su pubis y metió mi dedo en su rajita
-Ei au plătit pentru mine, dar am supt bețe doar când eram foarte mic. Antrenament am cazut si mi-am rupt bratul, ma vindecam de mult si nu mi-au oferit, e prima data cand revin de mult si se pare ca sunt pregatita – Dio una explicación enorme que no entendí, pero parecía honesta en su explicación.
Si iba a ser su primera vez debía ser gentil, el suelo estaba lleno de terciopelos y mascadas, la acosté sobre ellos y comencé a besar todo su cuerpo, lamia esa suave piel y chupaba sus tiernos pezones que se ponían duros como dulces suaves.
Ella me tomaba del cabello y lo estrujaba
– Ești atât de dulce cu mine- decía mientras lamia su pelvis y abría poco a poco sus piernas para llegar a su tierna conchita… – Mă simt bine cu tine-
Comencé a lamer su vulva suavemente, era como comer un durazno en almíbar, suave y enmielado, comenzó a tornarse roja e hinchada, su clítoris endurecía, estaba lista para montarla.
Me coloque sobre ella y la mire a los ojos, era una ternura en todo su esplendor
– Îți aparțin iubirea mea, Mi-ai furat inima- nos besamos una vez más.
La acomode de costado, pensaba montarla de lado, levante su pierna y tome su torso con la otra…
– Fii blând iubirea mea- abrí su vulva con mi miembro y encontró cavidad en ella, que poco a poco fue cediendo al paso de mi verga, era estrecha pero muy bien lubricada, sentí un anillo que obstaculizó mi paso pero bastó con un suave empujón de más fuerza para abrirme paso entre su carne, ella soltó un grito sin decoro que todo el circo pudo haber escuchado, soltó unas lágrimas por las mejillas donde se escapaba a la vez su inocencia, sus ojos verdes estaban rodeados del rojo de su llanto.
Las mascadas de celestes y tenues rosas pasteles se manchaban del rojo de la sangre de su virginidad perdida y el color perla de mi leche.
– imi… place… mult, ce incan…tare iu…bire- decía entrecortado mientras bombeaba en su tierna carne.
Nos unimos en un frenesí cogiendo, para ser una niña era toda una rumana salvaje, jadeaba como una loba al ritmo de mi embiste.
– Nu te opri, tu ești omul meu, ești mânzul meu, ¡bate-ma in cuie! – Si supiera lo que decía, quizá me prendería más, pero escuchar esa lengua extraña me parecía muy salvaje, muy exótico.
Gemía como una puta, no le importaba que todos nos escucharan, era un gemido infantil, como un llanto y un quejido cortado – mânzul meu viguros, viguros!!- Un grito sorprendió el ambiente, un orgasmo sacudía su vientre y comenzó a retorcerse en espasmos, la apreté con fuerzas contra mi mientras sentía el palpitar de su vagina exprimiéndome la verga pidiendo mi leche, no pude más y descargué todo mi jugo caliente dentro de ella, era tanto que escurrió fuera de su vagina chorreando su alfombra terciopelo…
-Eu sunt femeia ta, iapa ta, femela ta- dijo en un susurro y se quedó semidormida cansada sobre su alfombra de terciopelo entre mascadas translucidas que cubrían su cuerpo de bellos colores pasteles…
Epílogo
Me quede un largo tiempo junto a ella, era apenas de madrugada cuando me vestí y el cielo oscuro se tornaba cenizo, señal del próximo amanecer, me daba vergüenza que me vieran, le deje una carta con mi número telefónico, deseaba que me avisara si volvía a la ciudad, me atreví a tomar una foto suya que estaba en su tocador, una hermosa foto en su leotardo brillante con plumas en la cabeza, noté que la foto tenía un nombre “Dorina”, hasta ese punto me di cuenta como se llamaba, me acerque a su oído y le dije que nunca la olvidaría… Dorina, mi linda fetiță. Ella abrió sus ojos, sonrió y me dijo suavemente en un torpe español – Todós. Tenemos que poner. De nuestra parte. Para sobrevivir, pero tú me has hecho. Muy feliz, ești foarte amabil, Nici eu nu te voi uita niciodată. Te iubesc-
Nos besamos nuevamente y salí de su tienda, me invadía una mezcla de felicidad y tristeza, no quise mirar atrás, trataba de ocultar las lágrimas.
El tramoyista estaba recargado en mi coche, con una sonrisa cómplice en su rostro.
-Espero haya disfrutado de la función- Comenta en tono sarcástico
-Si fue estupenda- No pude ocultar mis ojos enrojecidos
-Ah!, veo que usted le robo su virtud, pero ella le ha robado su corazón- su sonrisa abarcaba de oreja a oreja mostrado unos enormes dientes amarillos.
Me subí al coche para no seguirlo escuchando, sin embargo se acercó a la ventanilla y exclamó
-Como dicen en mi tierra “La alegría y la infelicidad son dos hermanas que corren juntas.”, hasta pronto mi estimado.- y se retiró encendiendo un cigarrillo.
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