En el parque con Yajaira
Una nueva aventura con mi amiga Yajaira. Esta vez, la provoco a que se folle a un desconocido que conoce en el parque..
Llegué al parque y estuve paseando un rato antes de encontrarla. La vi sentada en un banco, con un vestido blanco y negro de una sola pieza que le llegaba hasta la mitad del muslo. Estaba sin medias, así que las carnes de sus piernas brillaban y su sola visión ya me ponía muy caliente. Calzaba unos zapatos de taco tipo sandalia que dejaban al descubierto sus sensuales pies. Al verme, me lanzó una sonrisa pícara, se levantó y vino en mi dirección con un andar de gata en celo, cruzando una pierna delante de la otra a cada paso. Al encontrarnos nos abrazamos y nos dimos un beso largo, metiendo nuestras lenguas en la boca del otro. Mientras la besaba y la apretaba contra mí, le pasaba la mano por el culo y ella hacia lo propio conmigo. Lo primero que me dijo fue:
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Tengo muchas ganas de cojer.
La verdad es que me sorprendió esa manera tan directa, pero enseguida me puso a mil. Nos fuimos a un rincón del parque protegido entre arbustos y un árbol, nos acostamos y nos besamos como locos. Nos mordíamos los labios, nos lamíamos y nos metíamos mano por todas partes. Yo le metí la mano por debajo de la falda y descubrí que no llevaba nada debajo. Le pasé la mano por la conchita y comprobé que estaba bien húmeda. Le acaricié los labios vaginales y el clítoris un buen rato y luego le metí dos dedos. Yajaria se retorcía de placer y daba unos gemidos que me excitaban cada vez más. En un momento, ella me abrió la bragueta del pantalón y sacó mi verga que ya estaba bien dura y chorreando. Yajaira se acostó en el césped boca arriba abierta de piernas abiertas. Yo me puse arriba de ella y, mientras le lamía y besaba el cuello, ella tomó mi pija y la llevó directo a la entrada de su cuevita. Se la metí hasta el fondo; entró muy bien, ya que Yajaira tenía la conchita bien lubricada. Ella acabó enseguida, dando gemidos de placer y locura que me excitaban cada vez más. Yo me contuve, le saqué la verga de la concha, la di vuelta y la enculé. Era lo que más me gustaba: cojérle el culo a Yajaira, ese culo tan lindo, redondo y carnoso; estaba tan caliente que enseguida se lo llené de leche caliente. Nos quedamos tendidos en el césped, y minutos después le saqué la pija de adentro de su culo enlechado. Yajaira se sentó y después llevó su cara a mi verga y se la tragó entera limpiándome la leche que ahí quedaba. Ese día ella estaba muy puta y se lo dije.
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Sí, hoy me siento recaliente – me respondió.
Nos besamos apasionadamente una vez más, nos levantamos y nos fuimos caminando abrazados hasta el bar cercano. Allí tomamos un trago juntos en la calzada, al aire libre. En un momento, Yajaira se levantó para ir hasta la barra a pedir más servilletas. Pude observar cómo un hombre joven, castaño, miraba su cuerpo de arriba a abajo, deteniéndose especialmente en sus bellas piernas. Cuando Yajaira volvió, de espaldas al muchacho, él la siguió observando de atrás con ojos libidinosos. Cuando Yajaira se sentó nuevamente a la mesa, le comenté lo que había visto, indicándole discretamente al hombre, y le conté mi plan:
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Mirá. Yo me voy a ir. Vos te quedás sola, lo mirás al tipo y lo seducís. Cuando él se te acerque, te lo levantás y te lo llevás al baño y te lo cojés. ¿Tá?
A Yajaira le encantó la idea. Me levanté, crucé la calle y me senté en un banco del parque, justo en frente de dónde estaba Yajaira, que comenzaba a hacerle ojitos al hombre. Vi cómo él se acercó a la mesa, se sentó y empezó a charlar con ella. Después de unos veinte minutos, ambos acercaron sus rostros uno hacia el otro y se dieron un beso largo, mientras se acariciaban. Él le acariciaba las piernas a Yajaira, y ella, en un momento, puso su mano entre las piernas de él y empezó a acariciarle el bulto. El mozo empezaba a mirar con mala cara ante semejante exhibición de impudor. De repente, Yajaira paró con los besos y caricias, le susurró algo al oído al muchacho y se fue al baño. Cinco minutos después, el muchacho fue, a su vez, al baño.
Ahí venía mi parte. Cruce nuevamente al bar y fui directamente al baño. Era una entrada dentro de la cual había una bifurcación: una puerta daba al baño masculino y la otra, al femenino. Deduje que ellos habían entrado al masculino. Entré al sanitario de hombres; no había nadie, pero oí susurros que venían dentro de un box. Presté atención; era la voz de Yajaira que susurraba, junto con una voz masculina que enseguida deduje que era del muchacho. Por lo que oía, se estaban besando y tocando. Me agaché y, por debajo de la puerta, vi los pies de Yajaira y del muchacho entrelazándose. De repente, pude percibir que Yajaira se sentó en el inodoro, oí el ruido del cierre de la bragueta del pantalón del muchacho, y luego, gemidos de él; señal de que Yajaira le estaba haciendo una buena mamada, que yo ya conocía como las hace esa perra. Yo estaba a mil de caliente. Después de chupar un rato, Yajaira se pudo de pie y pude ver como el hombre la puso contra la pared y se metió entre sus piernas. Yo podía oír los gritos de placer de ambos y me excitaba cada vez más. Mi verga reventaba debajo del pantalón. De pronto, oí cómo él acabó en un grito. Después de un breve silencio de reposo, él salió de adentro de ella y yo supe que se preparaba para salir después de la acabada. Salí enseguida del baño para que no me viera. Una vez afuera, me paré a un costado esperando que saliera. Así fue: lo vi salir a él solo, y sabía que Yajaira se había quedado adentro. Entré de nuevo y pude escuchar los gemidos de Yajaira de adentro del box; al parecer, ella seguía masturbándose. Abrí la puerta y allí la vi, metiéndose la mano entre las piernas debajo de su vestido. Al verme con su cara de puta excitada, sacó su mano de entre sus piernas, con los dedos mojados de la leche del hombre, se los chupó y se levantó el vestido; tenía la conchita llena de los jugos blancos del muchacho que se la acababa de cojer.
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¡El hijo de puta acabó y se fue! – me dijo – Me quedé recaliente… Ven…., cójeme… Lléname de tu leche…
Enseguida, me abrió la bragueta, sacó mi pija, que ya estaba bien dura, se levantó, se recostó contra la pared y me llevó de la pija hacia ella. Llevó mi verga hasta la entrada de su concha y me apretó contra ella para que se la metiera. Entró muy fácil, ya que la tenía bien abierta y lubricada con los jugos de su reciente amante. La bombeé un rato agarrándola del culo y besándola en la boca, hasta que acabó con un espasmo intenso y un grito de placer estremecedor.
Yo, que ya estaba con la calentura por las nubes, seguí dándole duro hasta que acabé echando un chorro de leche caliente dentro de Yajaira, inundándola por dentro. Luego nos besamos apasionadamente, le saqué la verga de adentro, ella se sentó sobre la tapa del inodoro y se tragó mi pija, limpiándola de todos los restos que le habían quedado. Me cerré la bragueta nuevamente, salí del baño solo y me senté en una mesa. Enseguida, Yajaira salió con cara de satisfecha. Llegó hasta donde yo estaba y nos fuimos caminando juntos, de la mano como los grandes amigos y amantes que somos.
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