Es hora de entrenar 1
…que no te dé pena, eres varón, no hay nada mejor que el varón….
Desde los 12 años entré a gimnasia, mi mamá me llevaba todas las tardes al gimnasio y durante tres horas debía entrenar, me gustaba mucho y disfrutaba, comencé a ver mi cuerpo que tomaba bonito tono y elasticidad.
En el entrenamiento siempre estaba el entrenador Arturo, un hombre musculoso y sumamente velludo y varios compañeros de entre 8 y 10 años, por mi edad me tocada cambiar al grupo de los adolescentes, sin embargo se avecinaban unas competencias locales en dónde el entrenador me había escogido para representar a la escuela, por lo tanto debía quedarme dos horas más después del entrenamiento infantil, tendría que salir ya en la noche por lo que él entrenador Arturo se coordinó con mi mamá para llevarme a mi casa despues de la práctica.
Para ese entonces yo estaba pasando por muchos sentimientos por la escuela, tenía poco tiempo para las tareas, las fatigas de las prácticas y además, mi cuerpo cambiaba, empezaron a salir vellos en las axilas y en mi entrepierna, además mi pene se endurecía mucho, a veces la Lycra del uniforme me rosaba y se me paraba, entonces mi pene se volvía muy notorio. Me daba vergüenza e intentaba cubrirme, pero era imposible, varias veces tuve que hacer saltos y piruetas con el pene erecto frente a mis compañeros que reían de manera escondida, me consolaba que a mí instructor también se le notaba su pene, pero era más un bulto que una erección.
Llegó el primer día de entrenamiento particular y me quedé solo en el salón cálido, olía a sudor y pies, el maestro cerró la puerta principal y llegó conmigo.
Entrenador – Muy bien Danny, hoy comenzamos con la rutina que vas a practicar, estas son a nivel local, pero hay que asegurar para llegar a la estatal, entonces tenemos que concentrarnos. He estado viendo qué hasta estado algo distraído, se puede saber la razón? Recordemos que debemos enfocarnos.
Yo estaba nervioso, no sabía que decirle, pero el entrenador me miró con sus penetrantes ojos y le comenté.
Yo- Es que… Entrenador… Me han estado pasando cosas raras, me aprieta mi uniforme… Y me rosa…
E- De qué parte?, se te ve bien.
Yo- es que a veces mi… Mi…
E- Tú pene se erecta?…. Lo he notado, es normal a tu edad y no es por tu uniforme. ¿Has hablado con tu papá sobre esto?
Yo- No entrenar, me da pena hablar con mi papá sobre esto.
E- No te preocupes Danny. Mira, estás en la edad de los cambios, tu cuerpo pasa de ser niño a ser hombre y deber entrar en una metamorfosis, yo nunca fui así de peludo siempre, a tu edad fue cuando empecé a cambiar también y claro, nuestro pene es donde más cambios hay porque es el centro de nuestra masculinidad, en los próximos años te crecerá y sentirás la necesidad de jugar con él.
Yo- Es que me da pena, me da pena que se note con estas lycras.
E- No hijo que no te dé pena, eres varón, no hay nada mejor que el varón, hay que agradecer que no naciste mujer, los hombres somos superiores a las mujeres y debemos demostrar con orgullo nuestro cuerpo y nuestra virilidad, por eso usamos lycras aquí, para que se note que tenemos pene y que nuestros cuerpos son perfectos. Ven al espejo.
Caminamos al espejo y nos vimos, contemplando nuestros cuerpos durante un rato.
E- Vamos, desnudémonos.
Ambos nos quitamos los uniformes y quedamos desnudos frente al espejo, era hermoso ver el contraste del cuerpo delgado infantil y el cuerpo grande, robusto y peludo de hombre, su cuerpo emanaba un olor a sudor y en su entrepierna se notaba una selva de rizos negros coronando un hermoso pene grueso, venudo, negro y sudado pene. Delante de dos bolas arrugadas, sus piernas grandes parecían negras y sus pies enormes y morenos destacaban frente a los míos, su torso y pecho grandes también cubiertos de pelo y esos brazos enormes escondían vellos mojados bajo ellos.
Me quedé embobado viendolo, era hermoso, era bello, era el hombre más hermoso que había visto, mi pene se endureció al verlo.
E- Lo ves Danny, esta es la verdadera belleza, la belleza del varón y le debes honrar.
Y- puedo tocar?
E- Claro!
Mi entrenador se sentó recargado a la pared mientras yo me acercaba, no sabía por dónde empezar, ese olor, esa textura, quería tocar y oler y probar todo, estaba muy contento, me llamaron la atención los pies… Tomé uno un lo acaricié mientras él reaccionó, lo olí, olía algo fuerte y luego mi instinto me hizo besarlo, estaba ricos, algo salados, bese los dedos y las plantas, el entrenador levantó ambas piernas y puso los dos pies en mi cara, era algo hermoso tener los pies por todo mi rostros, empecé a temblar de nervios y lo seguía besando, que rico olían, que rico sabían, esos pies que se esconden en los zapatos sudados ahora pisaban mi cara, mientras besaba un dedo gordo, el otro pie bajó y se escondió en mi axila, me hacía cosquillas, luego bajó y acarició mis huevitos, ufff que rico sentí. Entonces ví como tenía las manos tras la nuca y de sus axilas se notaban unos pelos negros que brillaban gracias a unas perlas plateadas de sudor, mi boca se hizo agua y me aventé a besar una de sus axilas, me impregné de ese olor, olor puro de hombre, mi cara estaba llena de sus sudor, era hermoso. Luego pasé a la otra mientras él entrenador hacia ruidos de gusto, él bajó una mano y empezó a acariciar mis nalguitas, sentí como su mano acariciaba mi amor mojado en sudor y empezó a jugar con él, intentaba meter su debo en mi culo virgen, me enderecé y lo ví, ví su rostro de hombre maduro, barbón, guapo, hermoso, ninguna mujer se podría comparar con la belleza de ese macho, era un macho de verdad, era una bendición ser varón y tener ese varón para mí, para aprender de él.
Comencé a besarlo, son besamos en la boca, sentí su barba y bigote raspar, sentí su lengua grande, su aliento a hombre, era hermoso besarlo, pasamos mucho tiempo mientras en hurgaba en mi ano, cuando sentí que entró su dedo, sentí algo de dolor, pero con su otra mano me abrazó, me pegó a él y nuestros cuerpos se juntaron, sentía como su debo jugaba dentro de mi, empezó a moverlo, empecé a sentir rico, muuuuuy rico y entonces no pude controlar y me empecé a orinar.
Quise separarme, pero el.entrenado no me dejó.
Y- Perdón entrenador!!!! Dije apenado.
E- Tranquilo bebé, es meado, sale de tu pene, todo lo que salga de tu pene es sagrado amor.
Sacó su dedo de mi, tenía un pequeño rastro de mierda, lo vio y olió y se lo chupó para limpiarlo, me senté frente al él con nuestras piernas entrelazadas, tomó su miembro y me apuntó y comenzó a orinarme, me baño con su amarilla orina, la pasó por todo mi cuerpo, tomó mi cabeza con su mano y la acercó para que sus meados calleran directo a mi boca, la empecé tomar, era cálida, algo rara pero me gustó, tomé los últimos chorros, entonces y mi entrenador mi acostó se sentó en cuclillas frente a mi y empezó a jugar muy rápido con su verga, sus testículos peludos brincaban en mi cara, me caigan sus gotas de sudor y escuchaba sus gemidos hasta que apuntó la cabeza de su pene en mi cara y empezó a tirar leche blanca sobre mi mientras gritaba de gozo, era caliente, sabía raro, pero me gustó parecía que se había vuelto a orinar. Calló tumbado sobre mi, específicamente sus genitales en mi cara, olía fuerte, me subí a él y lo abracé, así quedamos un rato, hasta que se repuso y tuvimos que seguir entrenando.
A partir de ese momento cambié, me sentí a gusto con él y conmigo, ya quería tener cuerpo de hombre y ser perfecto como él, me enorgullece ser varón y tener pene, los días siguientes seguí aprendiendo sobre el cuerpo masculino y me preparé para el concurso.
Es un orgullo y un placer ser varón.
Danny J
En verdad felicito a tu entrenador, tiene una excelente manera de sembrar confianza en sus discípulos.
Que buena enseñanza del entrenador, sabías palabras. Ser hombre es lo mejor