esclavo a mis pies (1ª parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por piemaniaco.
La idea ya me hizo sonreir. La persona que habia contactado por internet suplicaba quedar conmigo para adorar "sus divinos pies, mi amo".
Al principio me nege para hacerle sufrir. Me lo imaginaba al lado de la pantalla de su ordenador suplicando de rodillas, como le habia ordenado en el chat.
Entonces me ofrecio dinero a cambio de ser mi esclavo. Lo pense y acepte. Sera el dinero mas facil que haya ganado, pense.
Y alli estaba frente al portal donde vivia. Llame y contesto. Le respondi que era piemaniaco. Pase, pase respondio. Notaba la excitacion de su voz por el portero electronico y mi sonrisa aumentaba.
Subi por el ascensor y llegue a su puerta que estaba abierta. En cuanto la cerre aparecio mi esclavo.
Era bastante mas mayor que yo , supongo que tendria cerca de 50 años. Medio calvo, delgado… tenia pinta de jefe, pues la casa estaba en una buena zona y el piso era de los caros.
Rapidamente se arrodillo y se arrastro como un gusano ante mis pies.
– Gracias por venir, mi amo, no se arrepentira.
– Eso espero- le respondi- me he pegado una buena caminata para llegar aqui.
– Lo siento,mi amo yo le recompensare.
De inmediato empezo a besuquearme los pies de los dedos a mi empeine. Lo detuve poniendo mi pie en su cabeza.
– Antes pagame y llevame a mi trono, imbecil.
– si mi amo.
Saco 50 euros y me los dio. Luego a cuatro patas, me llevo hasta el salon. Me acomode en el sofa y apoye las piernas en un puf que tenia.
– Quitame las sandalias y huelelas,esclavo.
El muy idiota era totalmente sumiso. Aun no habia acabado de decir la frase que ya tenia la sandalia enfrente de sus narices. Respiraba profundamente como si se excitara. Me encendi un cigarro y le ordene chupar mis pies sudados. El muy imbecil me lo agradecia mientras lamia la planta de mi pie.
Veia en su cara que le daba asco, pero no se detenia. Yo desde la comodidad del sofa, con mi cigarro y mis pies bien atendidos, me sentia el puto rey del mundo.
Era muy buen lamedor. Abria los dedos y el metia la lengua mientras me miraba para ver mi cara de satisfaccion.
– Asi me gusta, perro. No pares o te pisoteare la cabeza.
Se la iba a pisar igual, pero fue decirselo y empezo a lamer con mas impetu.
– Umm, como me gusta- pensaba. Y acababa de empezar la adoracion a mis pies…
Continuara…
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