Esclavo de mi hermana
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por hortiga.
Me llamo John, vivo en Tampa con mi madre Karen y mi hermana Kaitlynn. Tengo 16 años y mi hermana 19.
Para acortar un poco la historia diré que mi hermana Kaitlynn es maravillosa; mide 1.67 m, tiene pelo castaño justo hasta la altura de los hombros, es delgada pero con unas caderas anchas. He estado enamorado de ella desde que recuerdo, y frecuentemente me masturbo oliendo y chupando la parte del ano de sus braguitas, ¡pero un dia de junio fui descubierto!.
Mi hermana ha estado trabajando en el gimnasio por la mañana y ahora, a las 3 de la tarde, estaba esperando a que saliera para poder coger sus braguitas. Tenía una tremenda erección sólo de pensar que esas braguitas de algodón blanco estarían llenas de sudor y con un poco de suerte con algunas manchas de su caquita. My madre estaba trabajando, asi que no tenía por qué preocuparme, solo tenía que esperar a que Kaitlynn se fuera.
A las 4 de la tarde mis plegarias fueron respondidas.
"John, me voy al centro comercial" – dijo Kaitlynn desde la puerta de mi cuarto.
"Vale" – Respondí.
En cuanto se fué corrí a su habitación y encontré su ropa sucia de haber estado haciendo ejercico tirado en una pila cerca de su cada. Cogí las braguitas e inmediatamente las apreté contra mi cara. Aún estaban mojadas de sudor y tenían una pequeña mancha marrón tras la zona de la entrepierna. "mmmmm mmmmm" – me dije mientras estaba lamiendo la mancha. Estaba en el cielo.
De repente mi paz fué alterada, "¡Ey, que coño haces!" – gritó Kaitlynn. "¡Dios mío, son mis bragas! – añadió. Permanecí arrodillado sin decir nada, mi cerebro trataba de encontrar una excusa pero era inútil, lo mejor será decirle la verdad me dije a mi mismo. "Solo era la parte del culo, no lamí la parte de la entrepierna", le dije.
"¡Estas enfermo!" – escupió antes de añadir – "No mereces la vida, se lo voy a contar a todo el mundo".
"¡No, por favor!," – me escuche a mi mismo decir – "haré todo lo que quieras, todo, pero no se lo digas a nadie".
Su ceño se frunció dibujando una sonrisa malvada y dijo – "¿Realmente dices que harás todo lo que te pida?".
"Sí" – dije – "pero no se lo digas a nadie".
"¡De acuerdo!" – respondió antes de añadir – "vas a ser mi esclavo. Escribiré un contrato para nosotros donde aceptarás que eres de mi propiedad hasta que yo decida".
Empezó a escribir y yo permaneci alli por unos 15 minutos hasta que termino de redactarlo. "Firma esto" – dijo ella tirándome el contrato, el cual decía:
Yo, John, acepto ser el esclavo persoanl de mi hermana Kaitlynn y mis obligaciones incluyen:
– Ser el asiento de Kaitlynn.
– Ser el wc personal y papel higienico de Kaitlynn.
– Ser el reposapies y lavapies de Kaitlynn.
– Ser el pañuelo personal de Kaitlynn.
No podía creerlo, firmé tan pronto terminé de leerlo y a partir de ese momento sería el esclavo de mi hermana.
"Bien, tumbate en la cama, quiero sentarme un rato" – dijo ella.
Obedecí y me tumbé en la cama, se puso a mi lado y se desvistió dandome una visión exquisita de su culo. Se puso a horcajadas sobre mi cabeza y comenzó a sentarse. Se detuvo y dijo – "te gusta respirar, ¿verdad?. Bueno pues no lo harás por un rato" – entonces se sentó en mi cara.
Mi cara estaba totalmente cubierta y no podía moderla ni un centímetro bajo su peso. Su culo y su coño cubrieron totalmente mi cara sin dejarme respirar ni un poco. Mi nariz apretaba fuertemente su ano y su olor era delicioso y podría sentir su coño humedo contra mi boca. Tuve una tremenda erección pensando en la posición en que me encontraba; era el esclavo de mi propia y ahora tenía que servirle como asiento, con su culo directamente en mi cara.
Tras cinco minutos usando mi cara como cojín pensó que no estaba recibiendo suficiente castigo ¡así que decidió tirarse pedos!. El olor era absolutamente abrumador como burbujas de gas saliendo de su culo a intervalos regulares. Estaba en el cielo, sólo podia pensar – "¡soy el esclavo de mi hermana, está sentada en mi cara y está tirándose pedos!". Yo quería más tiempo para hacer otras tareas que me fueron asignadas. No tendría que esperar mucho tiempo.
"De acuerdo, tengo que ir al baño" – dijo Kaitlynn quitando el culo de mi cara, – "Oh, aquí está" – dijo ella en tono de burla antes de decir – "¡abre la boca esclavo!".
Abría la boca obedientemente, y ella escupió en ella. Me tragué su escupitajo y fué cuando se dio cuenta de la tremenda erección que intentaba salir de mi slip. "Así que has disfrutado siendo mi asiento, ¿verdad?, bueno mastica esto retrete".
Se puso en cuclillas con su ano a 5 centímetros de mi boca y dejó escapar un pedo muy fuerte. Por un momento pensé que iba a desmayarme por ese insoportable olor, pero gracias a Dios no lo hice. Pero entonces ocurrió; primero el olor se hizo más fuerte y luego vi el final del zurullo asomando por su esfínter. "¡Disfrutalo!" – gritó ella antes de dejar que todo aquello entrase en mi boca. Comí tan rápido como pude pero no era suficiente porque ella realmente estaba cagando como normalmente lo hace en el wc. Uno tras otro llenaron mi boca, cubrieron mi cara y mancharon la cama. Para mí el sabor era realmente delicioso. Termine lo que tenía en la boca y cogi los que cayeron en mi cara y la cama con mis manos para comermelo.
Kaitlynn se giró y contempló la escena. "¿Estás disfrutando siendo mi bater, esclavo?" – preguntó ella.
"Si, mucho" – respondí, "Bien, pero necesitarás algo para bajar la comida" – dijo ella poniendo su coño en mi boca y comenzando a mear. Trague todo lo rápido que puede para que no se derramara nada de aquel néctar que manaba de su cuerpo.
"Vale, ahora puedes limpiarme". Y de nuevo ella puso su culo en mi cara. Va a estar bien, pensé, y empecé a lamer su sucio pero percioso ano. Movía mi lengua alrededor de su agujero y terminé metiéndola todo lo que pude para dejarlo bien limpio. Luego ella se giró para que le limpiara su coñito, y de nuevo, usando mi lengua lamí todo lo posible para dejarla satisfecha.
"¡Uf!" – exclamó, "nunca pensé que mi primer baño humano sería mi propio hermanito. Ahora seré generosa y te dejaré tener mi coño en tu cara, ¿qué te parece?".
"Me encantaría", fué mi respuesta, y nuevamente se puso a horcajadas sobre mi cara pero esta vez mirando hacia mi para que su coño tapara mi nariz.
Llevé a cabo mis tareas los dos años siguientes hasta que Kaitlynn se fué a vivir a New Jersey. Algunas veces voy a visitarla. Cuando estoy allí, ella y sus dos compañeras de piso me usan como ella hacía conmigo.
Espero que algun día vuelva a casa y renueve nuestro contrato.
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