Fer II
Continúa el día de Fer de visita en la casa de Tony.
…—¡Ya quiero ser grande!
—Carlos me dijo que a los 11 o 12 ya nos va a salir el semen, a él ya le sale por que su papá le ha dado todos los días, según es una costumbre de donde son originarios, aunque no siempre se lo da en la boca, también se lo mete en el ano, con tal de que entre al cuerpo, también me contó que su papá de vez en cuando le chupa el pito y lo hace venir metiendo los dedos en su ano y le dice: “Tus mecos todavía no saben a hombre, mi niño, así que te seguiré dando los míos hasta que yo decida que sabes a hombre de verdad”.
—¿Qué es venir? —Pregunté porque la palabra sonaba muy extraña.
—Es cuando ya sientes los más rico.
—¿Entonces Carlos siente lo que yo acabo de sentir pero porque su papá le mete los dedos en el ano?
—Dice que le gusta aún más cuando le mete el pito, pero que eso no lo hace muy a menudo.
La película ahora mostraba una mujer con dos hombres en un taller de autos, un mecánico sostenía en el aire a la mujer sujetándola por la cintura así le quedaban sus nalgas en el rostro pero el mecánico tenía una lengua anormalmente larga y la hacía deslizar por la vagina de la mujer cuya cabeza que colgaba hacia abajo era aprovechada por el otro mecánico para restregarla en sus nalgas, la mujer sacaba mucho su lengua y le lamía el culo al mecánico.
—No sabía que se podía poner la boca en esa parte del cuerpo.
—Sí sabe un poco raro y huele exactamente como te imaginas, pero se siente muuuy bien; tú me lo vas a hacer a mí.
Tony se subió de un brinco a la cama y se puso a gatas mostrándome su trasero, yo no sabía qué hacer o cómo acercarme y me quedé ahí helado.
—Mira, cierra los ojos y ponte de rodillas aquí en la orilla de la cama, deja los ojos cerrados.
Obedecí. Tony iba retrocediendo poco a poco y acercando su culito a mi cara, tocó su muslo con mi nariz y mi mejilla, su piel era fresca y tersa, me empecé a guiar por un olor que me parecía fuerte y desagradable en muchos sentidos, pero a la vez me atraía y se me antojaba, sentí que la textura en la punta de mi nariz cambió, el ojete de Tony estaba más húmedo y calentito que sus nalgas, y era de donde salía ese aroma ácido y delicioso, apoyé más mi cara y respiré profundo, sentía que los pelos de la nuca se me erizaba, la cabeza me daba vueltas y mi corazón se aceleró, mi pene se había puesto duro otra vez y sentía que salía una gotita de un líquido transparente algo viscoso, respiré un par de veces más y empecé a acariciarlo con mis labios para empezar a sentirlo y perder el miedo, luego saqué mi lengua y empecé a lamer, Tony soltó un gemido y levantó más el culo, entonces me di valor y saqué la lengua lo más que pude para pasarla por toda su raya, Tony movía el trasero de arriba a abajo y yo trataba de poner dura mi lengua cuando pasaba por su ano, entonces lo agarré de la cadera con mis manos y apoyé mi lengua contra su agujero tratando de irrumpir, Tony gemía con suavidad, a mí me encantaba que a él le gustara, trataba de mover mi lengua dentro y a él parecía gustarle aún más, ya no olía fuerte como al principio, pero podía sentir un sabor ácido y dulce que no quería dejar de probar. Me separé un momento para volver a mirar su culo redondito y bien dispuesto, con un escroto arrugadito que colgaba delante de un pito paradito, me acerqué por detrás, puse su pene en mi boca y lo empecé a chupar, así que Tony pasó su pierna por encima de mí para darse vuelta y quedó sentado en la orilla de la cama, yo succionaba como había sentido que Tony me lo había hecho a mí antes.
—Espera, ten cuidado con tus dientes.
Volví a ponerlo en mi boca esta vez con especial cuidado solo acariciando con la parte interna de mis labios y con mi lengua, la verga sabía riquísimo, también era un sabor algo fuerte pero no era nada desagradable y sí muy adictivo. Tony se relajó más y se dejó caer de espaldas en la cama y estiró los brazos, sus caderas se movían y empujaban mi cabeza pero yo me resistía a que su pene se escapara de mi boca y lo succionaba más fuerte, Tony respiró hondo, arqueó la espalda y presionó mi cabeza con sus manos, luego se encogió y empezó a temblar pero yo no quería dejar de chupar así que luchaba por no despegarme, Tony rodó en la cama y logro separarse de mí.
—Ya no tan fuerte. —Me pidió Tony.
Mientras Tony respiraba fuerte, yo aproveché para volver a chupársela y a lamer sus huevitos como me había enseñado.
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