Follando entre dos a mi esposa embarazada
La primera vez que presté a mi esposa fue con un amigo de ella, cuando María tenía siete meses de embarazo..
Cuando mi esposa María estaba embarazada, uno de los cambios de ánimo que experimentó es que su deseo sexual comenzó a incrementarse conforme pasaban los meses. Mientras más crecía su vientre más antojos tenía, y no solo de comida sino también de pito.
Además de coger cada vez más seguido, platicábamos de cosas que antes nunca, como fantasías sexuales y así. Un tema obligado que platicamos es si estaríamos dispuestos a hacer un trío, a lo cual coincidimos que sí pero con alguien que le tuviéramos mucha confianza.
Un día, cuando ella ya tenía unos siete meses de embarazo, me comentó que nos iba a visitar su mejor amigo de la universidad y que tenía varios años sin ver, puesto que Carlos, su amigo, se había ido a una maestría a España. Yo siempre intuí que a ella siempre le había gustado Carlos, pero nunca supe si simplemente había sido un amor platónico o si en efecto llegaron a tener relaciones, la verdad es que eso a mi nunca me molestó.
Su amigo llegó un día viernes por la tarde, nos saludamos efusivamente y nos felicitó por el nuevo bb. Él nos estuvo platicando de su tiempo en Europa y nos pusimos al día. Yo soy muy perceptivo y me daba cuenta que mi mujer estaba radiante con lCarlos en la casa, brillaban sus ojos y tenía un cierto rubor en las mejillas que la hacían verse muy bella y al mismo tiempo cómo si tuviera un poco de calor, cómo ruborizada de las mejillas. De igual manera, cuando Carlos estaba dirigiendo su platica hacia Maria notaba que por segundos bajaba su mirada a ver las enormes tetas que se le hicieron con el embarazo a mi esposa. Y es que sí, no había hombre que no la volteara a ver las tetas, solo con las dos manos podía envolver a cada una, y los pezones se le hicieron grandísimos, eran una delicia verlos, como dos uvas oscuras y jugosas.
Carlos nos dijo que ya se tenía que retirar porque tenía que manejar todavía hasta Cuernavaca, pero ya eran más de las 11 de la noche, así que le insistimos en que se quedará en el otro cuarto y que mañana partiera. Él accedió.
Cuando nos fuimos a dormir, Maria se acurrucó en mi pecho, y con su mano derecha comenzó a acariciar mi pene, poco a poco me lo puso durísimo y me dijo como murmurando: estoy chorreando de exitada. Toqué su vagina y en efecto, ya estaba empapada. De pronto, se me ocurrió preguntarle: te gustaría cogerte a Carlos? Y noté su asombro en su rostro, y sonriente me dijo: estaría muy loco. Yo sabia que ésa respuesta significaba que es lo que estaba deseando por mucho tiempo. Entonces le propuse que fuéramos al cuarto donde estaba él.
Los dos fuimos completamente nerviosos pero ya calientes. Al entrar prendimos la lámpara de mesa y él despertó. Se asombró al vernos y preguntó si todo estaba bien, a lo cual María le dijo que solo queríamos preguntarle si quería que le hiciéramos compañía. Él dijo que sí, pero tenía cara de no entender nada. Maria le dijo: mira siente mi panza, le tomó la mano y la puso en su vientre y él la acarició, entonces ella se bajó la blusa y le mostró a sus enormes tetas, ella tomó de nuevo su mano y se la puso en un pecho, él comenzó a a ariciarle sus pezones y ella comenzó a gemir. Maria se puso sobre él y le acercó el pezón derecho a su boca para que se lo comiera, y Carlos ya muy exitado comenzó a mamar.
Yo estaba con el pene inchado de exitacion de ver a mi mujer tan caliente y gozando, nunca pensé que me excitara tanto verla ser de otro hombre. Mientras los veía me acariciaba los genitales y sobaba la cabeza de mi pene.
De pronto ella le bajó las trusas a Carlos para descubrirlo, y lo que apareció ahí fue un enorme pene de por lo menos 18 cm. Jamás voy a olvidar la cara de Maria en ese momento al ver ese gran miembro, sus ojos se abrieron de asombro, y sus pupilas se dilataron, pero lo más cachondo fue que literal se le escurrió un hilo de saliva de la boca. La perrita comenzó a babear. Sin pensarlo se puso a chupársela y yo me acerqué, le acariciaba la cabeza a Maria y la empujaba hacia el pito de Carlos para que lo comiera más, al mismo tiempo, con mi mano izquierda, le sobaba sus tetas y sus pezones estaban durísimos. Se los trataba de ordeñar porque sabía que eso le encantaba. Ella succionaba ese enorme pene y lo llenaba tanto de saliva que yo veía cómo escurría esa baba hasta empapar las depiladas bolas de Carlos.
Me puse atrás de Maria y bajé su pijama y su trusa, tenía la vagina súper hinchada, me recordó como una perra en celo, su vulva estaba completamente rosada y mojada, además de totalmente lampiña porque yo mismo la rasuraba cada semana. Le dije a Carlos, ven, disfruta esta dulzura te va a encantar. Él le sacó el pito de la boca a Maria y se puso detrás de ella, se agachó y comenzó a comerse su vagina, con las manos le abría las nalgas y le metía la lengua lo más que podía, luego la sacaba y le mamaba el ano rosado, que al sentir su lengua se abría y cerraba como pidiendo más. Maria gemía y gemía así que me coloqué frente a ella y le metí de golpe mi pene en su boca, yo sentía como lo mamaba y cerraba los ojos de tanto placer. Le tomaba la barbilla, sacaba mi pene y le pasaba mi glande por sus labios, cachetes y toda la cara.
Carlos se colocó detrás de ella y le pusó ese vergón en posición en su vagina, yo no podía quitar la vista de ese enorme ejemplar, la verdad era más grande que mi pene por más de 4 cm y lo tenía hermoso, me hacía tenerle respeto. En ese momento la comenzó a penetrar, y apenas le había metido la mitad y María ya tenía los ojos en blanco y ya no gemía, más bien eran como gritos ahogados, un sonido entre un placer extremo y dolor. Yo continuaba usando la boca de Maria para masturbarme, le metí solo la cabeza para que la estuviera chupando como si fuera un dulce mientras yo me chaqueteaba.
Carlos la estuvo bombeando así una buen rato y miraba su cara de placer, él le daba nalgadas cada vez más fuertes y notaba que ya tenía el culo de Maria rojo de tanto pegarle. A ella eso le fascinaba, con cada nalgada hacia un gemido como de llanto con exitacion.
Cambiamos de posición: yo me acosté en la cama y Maria se montó en mí pero dándome la espalda. Se metió mi pene de golpe y Carlos se puso delante de ella. Él se agachó y comenzó a besarle su enorme vientre de 7 meses y medio de embarazo. Lo hacía de lo más tierno, luego subió y se puso a comerle de nuevo las tetas, en cada una pasaba varios minutos gozándola. Ella se movía despacio con mi pene hasta adentro y al mismo tiempo acariciaba con cariño el cabello de Carlos, se abrazó de su cuello y escuché que en susurros le dijo: “No tienes idea de cuánto te había deseado”, él la beso y le metió la lengua en la boca. Se paró frente a ella y le puso su enorme pene de nuevo en la boca. Y Maria por más que intentaba de meterlo todo en su sedienta boca jamás pudo, era demasiado grande para ella. Carlos comenzó a masturbarse con su mano derecha y con la izquierda la agarró del cabello, mientras yo la tomaba de las caderas y las nalgas y la obligada a moverse más rápido. Los tres estábamos llegando al orgasmo, gemíamos y sudábamos. La primera que se vino fue Maria, emitió un AHHH increíble de placer mientras sentía cómo me bañaba mi pene con sus líquidos. Carlos la jaló con fuerza del cabello hacia atrás y su enorme pene comenzó a aventar borbotones de semen blanco en la cara de mi mujer, ella abrió la boca tratando de que cayera algo de semen dentro, lo que caía en su boca inmediatamente lo tragaba y la abría de nuevo para alcanzar otro sorbo de la rica miel de Carlos. La exitación era demasiada así que comencé a eyacular con tanta presión que mis testículos escurrían de leche y el culo de María estaba completamente blanco de semen.
Los tres exhaustos nos acostamos en la cama y descansábamos con enormes sonrisas de satisfacción. Yo no podía más, habían sido demasiadas emociones en un día, estaba muerto así que les dije que me iba a dormir, María me dijo que en un momento iba a la cama. Me fui a acostar y solo poner la cabeza en la almohada me quedé dormido. No sé cuánto tiempo dormí, pero unos ruidos me despertaron, volteo y no veo a mi mujer en la cama. Salgo del cuarto y me asomó en la recámara donde se había quedado Carlos pero no había nadie. Escuché de nuevo el ruido que me despertó, eran sonidos de placer, provenían de la sala. Cuando me asomé, eran ellos dos gimiendo de nuevo. Carlos estaba sentado en un sillón, María con su enorme barriga y sus gigantes tetas en cuatro patas también sobre el sillón, mamando y mamando ese monumento el pene de Carlos, mientras él con su mano derecha le presionaba la cabeza hacia su verga, y su mano izquierda sobre el culo de María, con su dedo medio y su dedo anular metidos hasta el fondo en el ano de mi esposa.
Decidí dejarlos gozarse, me regresé a mi cuarto, me masturbé pensando en ellos y volví a dormir.
bellisimo relato…
Muy buen relato que yo vivì lo mismo con una pareja, y que es verdad que las mujeres deseàn tener màs sexo, que en dìas queno estàn embarazadas.
Lo que a mi me toco, fue una pareja, que conocì en la calle y ella se veìa muy hermosa embarazada y vi como su esposo màs jovèn que yo, fue hacìa mi y me dijo que tanto le veìa a su esposa y me respondìo, «TE LA DESEARÌAS COGER. HE?»
Me quede con sorpresa y le dije que si sabìa lo que me estaba diciendo y me respondìo, ella misma me lo pidìo que te lo preguntara porque quiere nada màs estar coge y coge, que dices, si o no te la quieres coger. He?
Yo le respondì, mientras no te encabrones y no haya problemas, en verdad lo deseo bastante, el problema que hay es que a donde serìa y como habìa ido a un municipio de Pachuca, me dijo, rentamos una cabaña para el fin de semana, ya si deseas pasarla con nosotros todo el fin de semna y te la estès cogiendo, por mi no hay problema.Y asì me la pase todo el fin de semana con ellos y hasta le estrene y desvirgine su rico y apretado culo, donde hubo leche de las do, (tanto de nosotros (de ella y mìo),asì como de sus ricas y la verdad enormes tetas llenas de leche materna, las cuales mame y trague bastante leche materna de esos grandes pechos, que por cierto es muy rica y con un gran sabor tan dulce, como la diferiencìa de su «leche de su muy velluda pucha que tenìa en esos años y que vaya que como se venìa cuando se la chupaba o mamaba su jugosa pucha o su rico ano que fue cuando me pidìo que se lo «rompiera» y eso hice y nos hicimos compadres de su hijo de bautizo y teniamos el permiso de que fuera a cogermela cuando yoquiziera y asì conoci a las hermanas de ella con quienes hicimos trìos y las herma de el con quien tambièn me la cogì y convencì de hacer un trìo con la cuñada por màs de cinco años y cuando el se entero solo me pidìo que atendiera muy bien primero a su esposa, que a las demàs, incluso a su propia hermana. felicidades por dejar que Marìa llevara a cabo sus deseos con el tal Carlos de que se la cogiera y asì ella tuvo cumplimiento a sus deseos y fantasìa que tanto deseo y bien por ti por permitirlo.
Saliudos.