Fui abusado a los 20 por un niño de solo 6 añitos.
El niñero del pequeño Lucas 05: Fue entonces que Fernando se percató que aquello no era ningún sueño y que, en efecto, el pequeño Lucas estaba encima de su cuerpo, restregando su culito contra su verga y sintiéndola palpitar hasta que lo llenó de leche..
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Continuo con el relato del pequeño Lucas. Aclaro que es una historia ficticia hecha con fines de entretención y no como manual para cometer actos reales. Este capitulo está dedicado a Ele y j n, gracias por sus exquisitas fotos de sus vergas.
En el capitulo anterior: Luego de ver como un bebé era brutalmente sometido por un hombre, Fernando decide renunciar. Estando en un parque con Lucas, Fernando empieza a fantasear con los niños presentes, sumiéndolo en un acto morboso que lo pone a tope con la verga a reventar y para colmo esa tarde mientras bañaba al pequeño, descubre que su culito esta lleno de semen y que Lucas es mas putito de lo que parece.
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Capítulo 5: Fui abusado a los 20 por un niño de solo 6 añitos.
Jueves, día cuatro.
Fernando yacía paralizado, observando a detalle cada movimiento del pequeño Lucas sin poder reaccionar. El niño estaba boca arriba acostado en su camita y exponiendo su culito ante los ojos del mayor. Sus piernecitas flexionadas reposaban en su barriguita lo suficientemente abiertas para que Fernando se deleitara con lo que sucedía; un niño autocomplaciéndose con un vibrador.
Con una de sus manitos Lucas sostenía el objeto con firmeza, introduciéndolo lentamente en su pequeño orificio. Desde su posición, el niñero veía pasmado como el ano del niño se abría y cerraba sin problemas recibiendo al invasor, en especial le impactaba ver la cara de placer que ponía cada que el vibrador entraba y salía, muecas que iban acompañadas de infantiles gemidos repletos de placer. Ver la carita de ese pequeño era difícil de creer, pero ahí estaba, moviendo su pequeño culo al tiempo que su mano lo hacía también.
– F: Por dios… – suspiro en voz baja.
A ese punto la verga de Fernando palpitaba a punto de reventar. Ningún hombre por más sano que fuese podía resistirse a ver tal maravilla; un niño de 6 años complaciéndose analmente volvía loco a cualquiera, y Fernando… era su víctima.
Su miembro palpitaba al ritmo de los gemidos del Lucas, casi rasgando su ropa interior. Estaba tan impactado que ni el dolor en su verga lo sacaba del trance y no fue hasta que el niño se movió de la cama que reaccionó. Alarmado se pegó a la pared evitando que Lucas lo descubriese. Desde allí lo vio bajarse y agarrar dos almohadas las cuales posicionó en el suelo una encima de otra, para después agarrar el vibrador y ponerlo entre el espacio de la cama y el colchón, quedando así el objeto apuntando a su pequeño rostro.
Subido en las almohadas, en posición de perrito y metiendo los pies bajo la cama, el niño levantó el culito delante del vibrador. Luego empuñó ambos ojitos y se movió hacia atrás lentamente, llenando su agujero con el objeto hasta que sus nalguitas hicieron contacto con la madera de la cama.
– F: Maldición… – bufó casi para su interior.
El pequeño comenzó a moverse adelante y atrás, enterrando el objeto en su pequeño culito al ritmo de las estocadas que resonaban al chocar contra el barandal de la cama y Fernando casi eyacula por el placer visual al ver como Lucas devoraba el vibrador con facilidad. Los gemidos de Lucas eran delicados, como un tierno ser indefenso, pero al mismo tiempo sus nalguitas se veían obscenas rebotando con cada estocada.
Unos dos minutos después, Lucas reposó ambos bracitos en el suelo junto su cabecita y su pecho, luego paró el culito de una manera tan vulgar que le era imposible de soportar a cualquiera, y en esa posición siguió taladrándose el culito con el vibrador mientras que los gemidos no paraban de salir de su boca, inundando toda la habitación.
El placer repentino abrazó el cuerpo de Fernando sumiéndolo en un fuerte espasmo incontrolable que culminó con una potente eyaculación dentro de su calzón. Ni siquiera fue necesario tocarse, la sola imagen del niño dejando caer su cuerpecito el objeto fue suficiente para hacerlo correr. Se vio a si mismo con pánico y con el interior manchado de leche y rápidamente salió del cuarto, yéndose hacia el baño. Allí se recostó en la pared tratando de recuperar la respiración.
– F: Esto debe ser falso… debo estar soñando – dijo lavándose la cara, perplejo por la situación.
Salió del baño y caminó al cuarto del niño con el calzón aun embarrado de lefa. Lentamente abrió la puerta, esperando encontrarse con la grotesca escena, pero al contrario lo encontró vistiéndose de lo más normal… y entonces suspiró.
– F: ¿Terminaste? Vamos a cenar.
– L: Ya casi Fer… ¿Qué vamos a comer?
– F: Voy a pedir pizza ¿te parece?
– L: ¡Siii! Que rico ¡Pizza!
Entonces ¿Se lo había imaginado? No, imposible, lo que vivió era muy real. Carajo, esos videos si que lo estaban volviendo loco ¡Incluso ya estaba alucinando! Cada vez estaba más dudoso al punto que tentaba contra su integridad. Cuando volvió a su cuarto, deslizó lentamente su ropa interior y su miembro salió disparado erecto, brilloso, con un fuerte olor a semen y soltando unas ultimas gotas que tenía atrapadas alrededor de la piel. Sujetó la prenda sintiendo la humedad y enseguida la lanzó contra la pared con ira por haber caído ante la tentación.
Con un fuerte suspiro maldijo su realidad, a Juan, a Manuel y todos los hombres p3d0f1l0s que se atrevieron a grabar tan obsceno material. Hace unos días era un muchacho sano, juicioso y sobre todo al margen de la ley, pero ahora era todo lo contrario, estaba atrapado en esa prisión. Caminó hacia su mochila por un boxer limpio que luego deslizó por sus piernas hasta cubrir su intimidad.
Luego de cenar Lucas cayó rendido seguramente por la actividad en el parque. Fernando lo llevó a su habitación y luego se dirigió a la suya a la par. Era temprano, las 8 de la noche, pero el estrés y el tanto sobre pensar lo tenía agotado. Estando acostado se preguntó cómo es que un niño podía hacer algo inapropiado a tan corta edad. Pensó en él y en cuando comenzó con la masturbación a los 13 años cuando su primo le mostró el porno de adultos, ese obsceno mundo que le pervirtió. Pero Lucas solo tenía seis y a esa edad ya tenía un fuerte apetito sexual.
¿Entonces Lucas no era una víctima? No, sí lo era, seguramente el actuar era obra del maldito que lo abusó ya que el niño no podía saber aquello por su cuenta. Aunque tenía que confesar que verlo fue una sensación aun mejor que cuando vio el porno 1nf4nt1l por primera vez. Descubrirlo fue malditamente delicioso y no podía negar que la eyaculación que le causó, sin siquiera jalársela fue algo de otro planeta. Con esa pelea mental por fin se durmió, pero ahí no paro y toda la noche soñó con el menor, repitiendo lo visto en su habitación.
En un punto la parálisis surgió nuevamente tal como la noche anterior. Comenzó con su novia dándole sexo oral, pero rápidamente la femenina silueta se comenzó a deformar hasta convertirse en el cuerpo de un pequeño, uno que poco a poco fue tornándose a un rostro familiar.
La infantil silueta se hizo paso entre sus piernas las cuales reposaban abiertas y con el pene salido de un costado del calzón. La sombra agarró su pene con firmeza e inició a sobarlo suavemente, como dando un toque superficial, pero suficiente para hacerlo reaccionar, poniéndolo duro como roca. Fernando yacía paralizado a mas no poder. Su verga carnosa, rígida y babeante era sujetada por las manos de la infantil silueta que no paraba de masturbarlo, hasta que finalmente dirigió los 19 centímetros directo a su boca, provocándole un escalofrío casi inhumano.
Las tibias y lentas lamidas a su pene se sentían fuertes, como si el pequeño en su mente quisiera arrancar la piel de su pene. El placentero acto se extendió por lo que le pareció una eternidad, un bucle sin fin que hacía que su pene palpitara con cada chupada. Fernando se sentía muy sofocado, encerrado dentro de esa cruel pesadilla de la que no lograba despertar, y que no le quedó de otra que aceptar y dejar que el pequeño niño en sus sueños abusara de su cuerpo.
Y así pasó, el niño continúo chupando la verga del mayor como solo un ellos podían hacerlo, incluso su boca se sentía tan realista que casi podía sentir el tibio aliento abrazar su verga junto al frio de la saliva que se deslizaba por su tronco hasta llegar a la frondosidad de sus pelos. Era como si alguien estuviese chupando su verga en ese momento.
Los minutos se extendieron por una eternidad hasta que el niño paró el placentero movimiento. Pero en vez de terminar, se levantó con cuidado de su posición y ubico los piecitos a cada lado de la cintura del mayor, dándole la espalda. Luego bajó lentamente en cuclillas hasta que su blanco, lampiño y redondo culito aplastó la verga erecta del niñero, iniciando a hacerle otra paja, pero esta vez usando su infantil culo en vez de sus manitos.
Es entonces que la silueta finalmente se aclaró revoleando que el demonio que lo tenía sumido de lleno en la cruel parálisis no era otro que el pequeño Lucas. En esa posición, Fernando soñó con detalle las partes íntimas del niño, ahora más claras luego de haberlo visto desnudito. Incluso recreó cómo se veía su culito rojito y abierto por el uso del vibrador, un hoyo hinchado que tenía su miembro atrapado, apretujándolo fuertemente entre sus suaves, lampiñas y calientes nalguitas. Era como una paja rusa, pero en vez de ser tetas de rubia, era el culito de un niño de 6 añitos el que se encargaba de complacerlo.
De repente los movimientos se volvieron toscos y pene de Fernando más que aplastado, comenzó a ser masacrado por las tibias y suaves nalgas del niño que resbalaban como mantequilla gracias a la absurda cantidad de líquido pre-seminal que el niñero expulsaba de su verga a chorros. Además, los muslos del niño sudaban por el roce con su cintura, lo que aumentó el sudor y calor corporal y también el olor a fornicación que comenzó a inundar la habitación. Ver al niño semi desnudo moviéndose rítmicamente sobre su verga fue demasiado, y no pudo aguantarlo más.
Fernando apretó los labios dejándose poseer por el placer y en cuestión de segundos sus testículos se contrajeron, al igual que su pelvis, logrando así eyacular ocho potentes chorros de espeso semen que se adentró entre las nalguitas del pequeño, por su rajita y que luego chorreó en los genitales del mayor. Pero aun con todo ello, el niño no paró de saltar, lo que provocó que el semen se volviera espumoso y más pegajoso, uniendo sus cuerpos entre hilos de leche que intensificaron el olor y que el pene de Fernando volviera a ser estrujado entre las carnosas paredes, haciéndole doler de placer y que despertara de golpe.
Fue entonces que se percató que aquello no era ningún sueño y que, en efecto, el pequeño Lucas estaba encima de su cuerpo restregando su culito contra su verga y sintiéndola palpitar sin control.
Fernando quedó paralizado, sin aire y con los ojos a reventar. Desde su posición el culito de Lucas se veía en su esplendor, banquito con el hoyito rosadito y cubierto de su pegajoso semen y fue demasiado. En un acto impulso jaló al niño hacia su pecho y luego se giró, dejándolo atrapado bajo su peso y con el pene erecto aun rosando su ano.
– F: ¡Que mierda estás haciendo Lucas! – le gritó en voz alta al tiempo que lo aprisionaba.
– L: ¡Ay no! perdón Fer… yo no quería
– F: ¡Pero que estabas haciendo! – le recriminó apretando sus hombros y aprisionando su cuerpo contra la cama – ¡¿Acaso eres maricon?!
– L: Fer mi bracito ¡aauu! – le decía con los ojitos llenos de lágrimas por los nervios, el miedo y el ardor que le causaba el fuerte apretón, además de que su verga sin querer presionaba con fuerza justo su pequeño anito.
– F: ¿Por qué me haces esto Lucas? ¿Por qué a mí? ¡Maldición! Yo no soy un marica como tú – le dijo al niño con crueldad al tiempo que movió su cuerpo hacia delante, aumentado la presión.
– L: ¡Auu! Fer… mi bracito, me lastimas ~ bif bif.
– F: ¿Acaso quieres que te violen? – le preguntó al tiempo que su verga finalmente profanó en el interior del menor, metiéndole todo el glande.
– L: ¡Ay! No sé qué es eso ~ bif bif.
Fernando sintió el repentino cambio, el calor y la estrechez. Rápidamente miro al lugar, dándose cuenta lo que acaba de causar: Su verga durísima como piedra y con las venas marcadas por la ira ahora se encontraba penetrando el culo del niño.
– L: ¡Auu Fer! Mi colita ~ bif bif.
Fue allí que reaccionó, sacando rápido su verga y apartándose del cuerpo del menor. Lucas lo vio con miedo desde la cama, alterado por el accionar del mayor, aunque poco después su carita mostró preocupación y comenzó a pedir perdón.
– F: ¡No lo vuelvas a hacer! Y escúchame bien – sentenció sin dejar de mirarle con seriedad – Yo no soy un p3d0f1l0 ¡Me oíste! Así que deja de provocarme… ¡Ya no me perviertas más!
– L: Lo siento Fer ~ bif bif ~ n…no te enojes.
– F: ¡Sal! y cuidado dices algo oíste! Porque si lo haces le digo al diablo que te lleve – sentenció, sabiendo su mayor miedo – ¡Sal rápido!
Envuelto en un aura de tristeza, el pequeño Lucas se bajó de la cama, desnudito justo como estaba. Fernando lo vio salir con su carita empapada aun en lágrimas… y le dio lastima, pero su colera era mayor y era mejor que el niño saliera o las cosas podrían terminar peor. Aun así, al poco tiempo lo siguió, ubicándose en el umbral de la puerta. Lo vio ponerse su calzoncito y acostarse en la cama.
Desde allí lo escuchó llorar, algo que le rompió el corazón, pero poco pudo hacer en esa obscena situación. Derrotado, volvió a su habitación con la cabeza hecha un caos. Eran las 10pm, no lo podía creer. Por muy estúpido que sonase un pequeño niño de 6 años prácticamente lo había violado…y ahora no sabía qué hacer. El pánico lo estaban volviendo loco. Tenia que huir de allí como fuese.
Viernes, día cinco.
Esa noche no pudo dormir, se la pasó sentado en la sala, estresado a mas no poder, y a las 7 de la mañana estaba listo para hablar con Manuel para decirle que renunciaba. Arregló sus cosas y salió a pensar en que decir sin verse sospechoso, pero cuando Manuel llegó, no se pudo contener.
– F: Renuncio, busca a otro niñero, Manuel.
– M: ¿Pasó algo? pensé que estaba todo bien.
– F: No, no está bien, Lucas… es muy intenso y la verdad no soy bueno cuidando niños, solo lo hice por el dinero – mintió con desesperación.
– M: Tranquilízate, piénsalo bien y me…
Salió de casa sin darle tiempo de contrarrestar. Se sentía confundido y con miedo, más porque Lucas podía delatarlo en cualquier momento, aunque las horas fueron pasaron y nadie se presentó en su casa para amenazándolo, lo que lo alivió. Aun así, el pánico no pasó, se sentía sucio, un degenerado sin pudor, y no podía entender como el pequeño pudo hacerle algo tan cruel.
*****
Esa tarde el teléfono de Fernando sonó y sonó sin parar. Manuel no paraba de llamarlo y por mucho que lo intentó ignorar tuvo que contestar. Con un tono serio el adulto le pidió hablar por la mañana, y Fernando temió lo peor. ¿Y si Lucas le contó? Era su mayor miedo, más que todo porque tenía las de perder ya qué nadie le creería si decía que un niño de 6 añitos… abusó de él.
Fue tanta la inquietud que no pudo esperar más y regresó al lugar. Cada paso hacia la casa era un compás de intriga, una cuenta regresiva para el enfrentamiento que imaginó durante el trayecto. Se paró en la entrada, preparándose para lo que venía. Pero antes de tocar el timbre, unos ruidos extraños cortaron la intención; Voces, susurros, una cachetada, un golpe seco contra la pared. Su instinto lo hizo retroceder y bordear la fachada, siguiendo el origen del sonido hacia el callejón. Al llegar a la ventana de la sala, se agachó y con un pulso acelerado pegó el rostro al cristal viendo a través de un espacio entre las cortinas algo que le aceleró el corazón.
Allí, bajo luz del televisor se hallaba la silueta de un niño saltando sobre un hombre robusto en el sillón. Fernando se quedó en shock, asombrado al observar cómo Lucas abría su boquita al tiempo que unas grandes manos le manoseaban a todo dar. Sin embargo, las emociones crecieron en un abrir y cerrar y ojos y rápidamente el asombro se transformó en enojo. Sintió rabia al escuchar los infantiles gemidos de Lucas combinarse con los fuertes bufidos de su tío y colera al ver la pelvis de Manuel chocar con sus nalgas, haciéndolo gozar con sus fuertes embestidas.
Pobre Fernando, rotundamente creyó que Manuel era inocente, pero resultó que también era un p3d0f1lo, un perverso incestuoso. Entonces sintió ira, porque esos dos jugaron con él y por su culpa ahora se convirtió en un perverso ser sin retorno.
En un acto impulsivo, el niñero sacó el celular y lo ubico de tal manera que se viera la escena. Lo iba a hundir, iba a refundir a ese p3d0f1lo en un puto calabozo. Aunque con lo que no contó es que su propia verga comenzó a reaccionar y en segundos se endureció. Y es que, a pesar de todo, le era innegable aceptar lo rico que se veía todo. Ver a Manuel someter el culo de Lucas, ver al pequeño gozar del sexo a tan corta edad y sobre todo saber que el hombre era su propio tío, aumentaba a creces el placer visual.
Así que si más, el niñero llevó su mano a su pene, sacándolo por el cierre del pantalón y se comenzó a masturbarse mientras veía al niño saltar sobre la verga del mayor. Un fuerte “Ay tío Manuel” llegó a sus oídos, haciéndolo gemir en voz baja.
“Más duro tío ~ uhh” gemía el pequeño goloso y Manuel le cumplía haciendo chocar su pelvis con las nalguitas de su sobrino. “Ahh mi putito ¿no te gustaría que tu niñero estuviera dándote verga conmigo?” preguntó el adulto con una sonrisa cínica y el pequeño Lucas, con una expresión de putita sumisa, asintió sin siquiera dudarlo.
Miles de escenas pasaron por la mente del niñero, escenas tan perversas y enfermas que tensaron su cuerpo, lo que lo hizo forzar la masturbación, tornándola agresiva. Su mano dolía, su miembro dolía, todo dolía, aunque a los segundos terminó. Sus testículos se hincharon, su culo se comprimió y de sus 19 centímetros salieron disparados siete tallazos de espesa leche que se estrellaron sobre el cristal. Una corrida tan intensa que tuvo que dar dos pasos atrás y recomponer su respiración, y así, su verga finalmente descansó, hinchada, roja y con los dedos marcados por la rudeza.
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Hasta acá la quinta entrega. Gracias a todos los que leyeron el capitulo anterior, en especial a los que mandaron fotos de sus vergas. Disculpen a los que no les he podido contestar, priorizo a los que mandan foto verga 🙂 no les de miedo. Les dejo el tele @Samu19973. NO hago cambios porque no consumo ese material, solo relatos y morbo.
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