FUTURLAND 5 EL AMIGO JIM
Jim se había empalmado en aquella situación como nunca antes le había pasado. Albert y él habían sido muy buenos amigos (partners) en el colegio, pero nunca se había excitado sexualmente como al ver que su mejor amigo, su compañero íntimo de colegio, estaba siendo follado salvajemente.
Jim se había empalmado en aquella situación como nunca antes le había pasado. Albert y él habían sido muy buenos amigos (partners) en el colegio, pero nunca se había excitado sexualmente como al ver que su mejor amigo, su compañero íntimo de colegio, estaba siendo follado salvajemente por un dador (=soldado) de primer nivel. El sujetar las piernas a su amiguito, para que no pudiese escapar ni se pudiese mover, mientras Marcus le clavaba aquel grueso y largo pene, le puso a cien. Tal es así que perdió la cabeza y, desnudo como estaba, cuando cinco minutos después se salió Marcus del culo lechoso de Albert para tomar resuello tras aquella espectacular follada, él se colocó en el lugar del musculoso guerrero y, sin dar tiempo a recuperarse a su amigo recién estrenado ¡¡se lo folló!!
–Ooooohhhh exclamó el auditorio al ver aquella reacción salvaje, animal, del partner.
A Albert también le pilló por sorpresa pero, cansado como estaba, tumbado boca arriba en aquella camilla, tras haber sido desflorado por uno de los penes mas gruesos y grandes que había visto en su corta vida, no pudo reaccionar.
No tuvo tiempo ni para moverse ni para levantarse cuando Jim le sujetó las piernas por los tobillos, levantándoselas, dejándole tumbado como una tortuguita panza arriba, en aquella posición vulnerable, y le clavó su pene que, con la lefa que fluía del ano de Albert –semen del que acababa de eyacular Marcus–, fue un visto y no visto la penetración.
Jim, el moreno dieciseisañero, estaba en muy buena forma física. También era deportista (aunque no tan musculado como Marcus).
Con cariño besó la boca de Albert tapándosela con la lengua cuando Albert se quiso quejar. Y clavó todo su pene en lo más profundo de su amigo y compañero de colegio.
La gente aplaudía fervorosamente.
Jim y su culo negro empezaron a tomar velocidad en el recién estrenado culo de Albert que yacía viendo como su mejor amigo se lo acababa de follar fuera de sí, frenéticamente, como poseído.
Albert yacía como un muñeco de tela, cansado, tras la follada espectacular de Marcus que estaba al lado expectante y estupefacto al ver lo que acababa de pasar, aún recuperándose de su gran corrida en el estrenado anito.
El joven rubio, albino de pelo rizo, volvía a tener ocupado su ano por una polla, en la que era su segunda follada seguida en el día de la ceremonia de iniciación.
Sintió rabia y dolor al verse traicionado por el que creía su mejor amigo hasta el momento. Jim y él habían compartido muchos momentos, había sido como un hermano mayor para él, y aunque se habían visto desnudos en mil trances, nunca se esperaba que se lo follarían aprovechando que estuviera cansado y sin fuerzas tras acabar de ser sido estrenado por un mayor.
Albert lloraba de rabia e impotencia e indignación cuando el pene negro de su amigo le traspasó su esfínter anal. No lloraba de dolor –el pene de Jim no era ni tan grueso ni tan largo como el de Marcus el dador–, lloraba de rabia al haber sido traicionado por su mejor amigo quien ahora le sujetaba de las manos, por las muñecas, para que no le pudiese pegar puñetazos, que fue la primera reacción de Albert cuando sorpresivamente el pene largo y delgado de su compañero del alma, de aventuras, vivencias y entrenamientos, le traspasó su lubricado ano.
–Aahhhh, ahhhggg,m ahhhh, joder ¡qué bueno estás Albert!! ¡¡cómo me pones!! ¡¡cómo me ha puesto verte tan débil, sujetado por mi mientras estabas siendo follado por Marcus en tu ceremonia de iniciación –le exclamó Jim a Albert sin parar de follarselo cada vez a más rápida velocidad.
–Cabron… eres un puto cabrón ¡¡eso no se hace!! -le reprendió Albert intentando darle puñetazos para apartarlo (pero Jim sujetaba firmemente las manos del pequeño treceañero) y le metió la lengua en la boca en un profundo beso para callarlo.
–Paraba! Jo puta! cabrón! Eso no se hace. Eramos amigos ¡¡me has traicionado!!
–Lo siento, lo siento. No sé qué me ha pasado. Me he dejado llevar por la situación –replicó Jim mientras se follaba a su amigo postrado en la camilla.
Jim cerró la boca con un beso sellándole los labios para que Albert no pudiera decir nada más. Sus palabras (traidor, mal amigo, cabrón) (le estaba follando aprovechándose de él) le dolían en el alma y no las quería oír.
–Lo siento, amigo… siento haberte traicionado… No sé qué me ha podido pasar. Me he obnubilado… Me he dejado llevar por la pasión. (le decía Jim a Albert mientras se lo follaba). Albert cerraba los ojos porque no quería ver a su amigo, encima de él, mientras se lo follaba con sus patas abiertas al aire
–Estás tan bueno Albert… Te quiero tanto… gimió ya Jim mientras llegaba al orgasmo y tenía una gran eyaculación en el culo de Albert quien ya no decía nada. Yacía como peso muerto en la camilla, con su, hasta entonces amigo, encima de él, aplastándole con todo su peso, mientras se corría en lo más profundo de sus nalgas.
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