Hasta que pude follar y llenar de semen los tacones de Alexandra, me ex jefa de trabajo.
Historia real, donde pude disfrutar los tacones de mi ex jefe de trabajo, en su propia cama.
Espero recuerden la casa de Nena, quienes han leído mis anteriores relatos la podrán referenciar fácil, pues en su casa pude follarme muchos tacones, chanclas, baletas, sostenes y tangas de muchas mujeres, y Alexandra, mi ex jefe también fue una de esas mujeres que camino en mi semen sin saberlo. (En otros relatos les hablare de otras mujeres de las cuales también pude disfrutar de sus tacones, chanclas, baletas…)
Alexandra llego como mi nueva jefa a finales del año 2020, en plena pandemia, no tenía idea de quien era, apenas la había visto, pero el día que la presentación no pude dejar de mirar sus pies, puesto que llego con unos tacones plataforma rojos, muy ricos, sexys, eran abiertos en la punta, solo se podía ver su dedito gordo y un poco del que le sigue, sus uñas estaban pintadas de rojo, lo cual me genero de inmediato una gran erección, solo imaginaba lo rico que sería poder hacerle el amor a esos tacones y dejarlos llenos de mi semen, para luego ver como Alexandra caminaba en ellos sin saber que mi semen estaba en sus pies. Pero en ese momento solo era una fantasía, porque era imposible poderlos tener y disfrutarlos.
Esa dificultad solo fue pasajera, porque nunca pensé que ella, se fuera a quedar en casa de Nena, y me di cuenta de ello porque cuando llegue a almorzar ahí estaba Alexandra, mi jefa con esos tacones ricos. Así que no dude en saludarla y preguntarle que como le estaba pareciendo el lugar de trabajo, el municipio y demás cosas, a lo cual me respondió que muy bien, que se sentía cómoda y muy agradada, en ese momento dice nena, y sabes dónde se va a quedar, le dije, No, y me dijo, acá, se quedara en aquella habitación, solo pude pensar en que esos tacones iban a ser míos, pues la confianza que tenía en casa me lo iba a permitir y como era casa de familia, la habitación no tenía seguro.
Así que le dije, que bueno jefa, estoy segura que la vas a pasar muy bien, llegaste a la mejor parte para poder descansar. Termine de almorzar, me despedí de ella, de nena y me fui pensando en que pronto esos tacones iban a ser míos, que podría hacerles el amor y dejarlos bien llenos de semen.
Con el paso del tiempo cada que pasaba por la oficina de Alexandra me percataba de llevaba en sus pies, y por lo general siempre eran esos tacones rojos que tanto me gustaban, y que tanto deseaba tener en mi verga, pero en ocasiones ella variaba por otros también ricos, rojos y negros, cerrados, lo cual imaginaba guardaba más olor y sabor de sus ricos pies.
Por tanto movimiento en la casa y al ser restaurante siempre estaba llegando gente, buscaba llegar a horas donde no hubiera nadie para almorzar y así estar solo en casa, pero fueron varios intentos fallidos, hasta que un mes después de estar detrás de esos ricos tacones de Alexandra, se me dieron las cosas y no dude en disfrutar de ese momento.
Recuerdo que llegue un sábado tipo 1:50 pm, era la hora perfecta porque a esa hora la casa estaba casi sola, pues Nena siempre salía a visitar a su madre, y la empleada encargada salía a las 2 pasadas a descansar, lo única que no la dejaba era cuando había mucha gente. Ese día todo estaba a favor mío, al llegar no había nadie, la empleada me dije que debía irse rápido para su casa, así que me sirvió el almuerzo de rapidez y se marchó, antes de eso pregunte por Nena y las personas que vivian en la casa, ella me dijo, que Nena había ido a visitar a su madre y que las demás personas se habían ido para la ciudad, incluida mi jefa, al escuchar eso, mi verga se empezó a parar muy lento, y mi cuerpo se empezó a desesperar por querer tener los tacones de mi jefa, la empleada se fue y me dijo que iba a cerrar la puerta para que no llegara nadie más, le dije que bueno. Al cerrar la puerta mi corazón se aceleró mucho, estaba solo en casa y sabía que iba a poder follar las cosas de mi jefa, no sabía que me podía encontrar a parte de esos tacones rojos que tanto me gustaban, así que medio almorcé, y Salí con mi verga parada y dura para la habitación de Alexandra.
Al abrir la puerta solo podía percibir ese rico olor a la loción de ella, mi verga cada vez más dura quería tener los tacones de ella, así que abri su armario y ohh que ricooo, ahí estaban esos tacones rojos que tanto quería, los que pensé que eran imposibles, los cogí y los puse sobre la cama de Alexandra, junto con ellos estaban los otros rojos y negros de los que les hable anteriormente, también los pues sobre su cama al igual que sus chanclas de casa, al verlos todos sobre la cama de mi jefa no lo podía creer, por fin iba a follar las cosas de ella, así que me baje el pantalón, me quite la camisa, me desnude por completo y me subí a la cama de Alexandra, y empecé a disfrutar de sus tacones, los primeros que oli y lami fueron esos rojos de plataforma con los que la conocí, mientras olía uno, puse el otro en mi mojada y dura verga, les empecé a hacer el amor, se sentía muy rico, los clavaba muy lento con mucho amor, al mismo tiempo decía su nombre, para mayor excitación, y así fui pasando por los demás tacones, mientras olia uno, le hacia el amor al otro, fue muy rico, mi verga estaba muy mojada, los tacones igual, llenos de puro pre seminal, solo quería seguirles metiendo mi verga, lo hacía despacio, rápido, cuando sentía que me podía venir, bajaba la velocidad, era algo que quería disfrutar mucho y así fue, después de casi 20 minutos de estarle haciendo en al amor a esos ricos tacones y de estarlos oliendo y lamiendo, no pude resistir mar, así que cogi su chancla de casa y me vine sobre sus 3 tacones, mi verga sacaba y sacaba mucha leche, solo vehia como salía y se quedaba en esos ricos tacones.
Después de terminar y de dejarlos bien llenos de leche, los refregué en su interior, donde va el pie, de esa manera se iba a disimular y se podía secar el semen sin problema, los organice como estaban, me vestí y salí de casa de Nena, a esperar a que el lunes que fuera a la oficina Alexandra estuviera caminando en alguno de sus tacones, pues todos tenían mi semen y sus pies iban a estar muy untados de él.
El lunes cuando llegue a su oficina lo primero que hice fue mirar sus pies y que rico fue ver que llevaba puestos esos rojos plataforma que tanto desee, los que tanta verga les di y a los que más semen les deje, por fin sus pies tenían mi semen y ella no lo sabía, ni lo supo, porque no fue la única vez, después de esa tarde pude hacerle al amor a sus tacones, chanclas, y hasta unos sostenes y baletas unas veces más, hasta que ella se fue del municipio.
Lo mejor de todo es que cada que podía tener sus tacones de nuevo, se notaban unas manchas negras, pegadas en la parte donde va el pie, para los que nos gusta hacerle el amor a los zapatos de mujer, sabemos que esas cosas eran semen seco, y eso lo vi en todos los zapatos que le folle.
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