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Fantasías / Parodias, Fetichismo, Incestos en Familia

JUEGOS TRAVIESOS CON MI HIJA LAU (PARTE 1)

Un padre morboso se reencuentra con su hija adolescente después de varios años y descubre que a su hija le excitan los retos sexuales pactados por redes sociales. El padre de la jovencita decide seguir su juego y guardar un secreto mutuo a escondidas de la madre de la chica. .
Por fin, después de varios años, me reuní de nuevo con mi novia Sofia y con nuestra adolescente hija Laura. Sabía que el encuentro con Lau sería un poco extraño. Tuve que irme a trabajar fuera del país buscando dinero suficiente para responder por ella y mi pareja. Fui padre a los 20 años, en ese entonces Sofia era menor, de la edad que tiene Laura ahora. Yo era universitario y mi atracción hacia las chicas menores me llevo a tener una novia adolescente. Como consecuencia, la embarace de manera prematura. Fue complejo, su familia se negó a aceptarlo, pero ella siempre estuvo muy enamorada de mí.

Mi prioridad siempre fue conseguir dinero para su manutención. Ocasionalmente nos reuníamos en la época de vacaciones, pero los padres de Sofia impedían que los encuentros fueran duraderos. Así, la relación entre padre e hija no se consolidó. Pero luego de varios años de arduo trabajo, había logrado que Sofia se independizara de sus padres y se fuera a vivir con Laura a un pequeño departamento que habíamos comprado. Ante la insistencia de Sofia, quien siempre guardo su amor para mí, decidí regresar al país definitivamente e irme a vivir con ellas para formar un hogar. Sabía, al igual que mi pareja, que Laura necesitaba de una figura paterna, especialmente ahora que se había convertido en una señorita.

Al llegar al departamento me encontré en la puerta con Sofía. Mi novia se mantenía muy hermosa a pesar del paso de los años, seguía siendo una bella mujer que cualquier hombre pudiera desear.

  • Quiero que saludes a Laura, seguro se pondrá muy contenta – dijo.

Me encontraba muy nervioso por aquel encuentro, quizás por el temor de que Laura no me viera como su padre, o lo que es peor, que yo no sintiera ese afecto paterno hacia ella.

  • ¿Lau puedes salir a la sala? Tu padre ha llegado – exclamó Sofía.

 

Pasaron unos segundos cuando vi aparecer a una bella jovencita que me dejó impactado a primera vista. Por instinto, recorrí con la mirada todo su cuerpo, desde los pies hasta la cabeza. Mi hija Laura estaba muy hermosa, la había visto en fotos y videollamadas, pero verla en persona fue realmente increíble. Podría asegurar que Laura era mucho más bella que su madre cuando era adolescente. Estaba vestida con un short blanco muy ajustado y un top rosado que dejaba ver su pequeño ombligo. Me perdí observando sus largas y juveniles piernas, sus amplias y sensuales caderas. Sus pechos no eran muy grandes, pero para su edad se encontraban suficientemente desarrollados. Su rostro era muy angelical y resaltaba aún más con sus ojos verdes y el hermoso cabello castaño.

 

  • ¡Papi, qué gusto que estés con nosotras! – exclamó mi hija mientras yo salía de mi trance.

 

Dicho esto, Laura me dio un fuerte abrazo y pude sentir como sus senos se apretaban contra mí. Evidentemente ella no estaba utilizando sostén, sentía sus pezones duros y sus pechos paraditos. Le di un beso en la mejilla y pude sentir un delicioso aroma a perfume en su cabello. Mientras clavaba mi nariz en su pelo, pude apreciar por la parte de atrás que resaltaba su hermoso culito en el short que traía puesto. Era totalmente paradito y tonificado. No podía creer lo que estaba pasando por mi cabeza, no es lo que un padre responsable debería pensar, pero realmente mi hija adolescente estaba ¡EXTREMEDAMENTE DELICIOSA!

El día transcurrió entre charlas divertidas en las que nos contábamos anécdotas, buscando establecer la confianza que debería existir entre los miembros de un hogar. Sin embargo, todo el tiempo estuve admirando los atributos de mi hija con ojos de pervertido, no lo podía evitar. Sus gestos, sus movimientos, sus posturas, la ternura e inocencia que transmitía su juvenil rostro. Mi pareja no se daba cuenta de ello, por el contrario, se encontraba feliz de que la niña por fin tuviera una figura varonil que la pudiera orientar.

 

En la noche, cuando Laura se había ido a su cuarto supuestamente a dormir, tuvimos sexo de reencuentro con Sofía. Si bien ella todavía me parecía muy atractiva, no podía sacarme de la cabeza a la pequeña Lau. Decidí cogerla imaginando que lo estaba haciendo con mi hija.  La penetre en todas sus posiciones favoritas, las mismas que me pedía cuando la follaba con su uniforme escolar en la casa de mis padres. Recordé lo viciosa y traviesa que Sofía era siendo adolescente y deseaba que ojalá Laura fuera igual.

 

Aunque Sofía se tapaba la cara con una almohada para que no se escucharan sus gemidos, los fuertes embistes que le daba con mi verga no le permitían ocultarlos totalmente. Por una parte, ella se mostraba preocupada de que Lau no se diera cuenta de aquella relación sexual, pero por otra disfrutaba y me pedía que le diera más fuerte. Entre gemidos contenidos y lloriqueos se le escuchaba decir con voz baja y cortada: “qué rico” y “dame más duro”.

 

Cuando ella llegó al orgasmo, fue inevitable no hacer ruido. La fogosidad y el movimiento salvaje no le permitieron a Sofía taparse la boca y sus gemidos se escucharon por todo el departamento. La cama chocaba de forma constante contra la pared detrás de la cual estaba la habitación de Lau. Estaba seguro de que ella lo escuchaba todo, y eso me resultaba muy excitante. Por el contrario, al finalizar la faena, Sofía se mostró con sentimiento de culpa, estaba intranquila por la reacción que pudiera tener su hija ante el fallido intento de coger en silencio. Mientras tanto yo pude dormir plácidamente.

 

Al día siguiente, desperté un poco tarde. Cuando me levanté, noté que mi hija se había ido al colegio y mi novia a su trabajo. No supe la conversación que pudieran haber tenido en la mañana o si mi hija habría preguntado sobre los ruidos de la noche anterior. Aun así, la imagen de Laura permanecía en mi mente pervertida, imaginando fantasías que yo creía nunca ocurrirían. Luego de desayunar, me dirigí a la habitación de la niña, con la curiosidad de conocer más detalles sobre ella. El cuarto estaba bastante ordenado y limpio, tenía peluches sobre la cama y afiches tiernos en la pared. Era el típico cuarto de una chica “decente”, una “buena hija” de mami.

 

Entre mis oscuros pensamientos, había revivido un fetiche que tuve desde joven, y era el de la ropa interior de las jovencitas. Decidí revisar entonces el closet y los cajones donde ella guardaba su ropa, hasta que encontré el que deseaba. Al abrirlo, me encontré con sus pantys y brasieres. Tenía varios calzoncitos típicos de niñas de su edad, con diseños de florecitas, animalitos y otros unicolor. Tomé varios de ellos y los desdoblé, a pesar de ser normales resultaban muy sexys para mí. El sólo hecho de imaginar a mi hija con ellos puestos me hacía tener tremenda erección. Noté que todos estaban muy limpios y tenían olor a lavanda. En el fondo del cajón, observé que mi hija guardaba algo muy íntimo, una caja de toallitas femeninas. Mi hija Lau se encontraba en la pubertad, era toda una jovencita apetecible y su desarrollo la delataba.

 

También me entretuve observando otras prendas, los shorts ajustados que usa para jugar volleybol, varias minifalditas, camisetas ombligueras, algunas pijamas sexys de dos piezas y otras tipo vestido corto. A pesar de ser una niña de casa, mi hija se vestía bastante provocativa, típico de las adolescentes de su edad. Intenté dejar todo tal y como estaba, sin embargo, olvidé exactamente como estaban dobladas algunas prendas, así que decidí hacerlo a mi manera. No creí que Laura fuera tan detallista como para notarlo.

 

En horas de la tarde, la primera en llegar al departamento fue mi hija. Había sido traída por la ruta escolar. Al llegar me saludo de beso en la mejilla y yo me quedé absorto por lo excitante que se veía de colegiala con su uniforme. Tenía una faldita roja a cuadros que le daba más arriba de la rodilla, su camisa blanca con un par de botones libres dejaba entrever un sostén del mismo color. Tenía un buzo amarrado a la cintura lo que resaltaba aún más su empinado culito, y al caminar movía las caderas de una manera muy sensual. Además, tenía un par de coletas que la hacían ver como la típica lolita. Mi erección era muy difícil de ocultar.

 

Luego de saludar se dirigió a su cuarto. Me preocupé por un momento creyendo que notaría que estuve revisando sus prendas, ella sabía que el único presente en casa durante el día era yo. Sin embargo, no se manifestó, por lo que supuse que todo había salido como lo tenía planeado. Posteriormente, llegó Sofía de su trabajo y cenamos los tres con normalidad.

 

Ya en la noche Sofía llegó muy preocupada a nuestro cuarto y me comentó lo siguiente:

 

  • La niña se me creció – dijo un poco triste.
  • ¿Por qué lo dices? – repliqué.
  • ¡Me ha dicho que quiere que le compre unas tangas! ¿entiendes? Laura quiere empezar a usar tangas!!

 

Me sorprendí ya que justo hoy le había estado revisando sus pantys. Dudé si eso tuviera que ver con el curioso pedido de la niña. Sin embargo, quise posar como el padre moderno y le dije:

 

  • Creo que es normal que a su edad las chicas empiecen a usar tangas, recuerdo que tú también las usabas cuando estabas en el colegio.
  • Sí, pero porque tú me las comprabas a escondidas de mis padres, te gustaba que las usara para ti – respondió sonrojada.
  • Jejeje… sí, lo recuerdo.
  • En este caso es diferente, se trata de nuestra hija. Me preocupa que ella esté empezando a experimentar… ya sabes… cosas sexuales. Quizás con algún chico del colegio – dijo Sofía.
  • No lo había pensado, pero también creo que deberías comprárselas. Si no lo haces tú, lo hará a escondidas, debes aceptar que ya es una señorita. Lo importante es que reciba buena orientación desde el hogar para que se comporte de manera responsable – le dije.
  • Tienes razón, pero yo no me siento preparada para dar ese paso. Esta mañana quería explicarle a ella sobre nuestro encuentro de anoche y no fui capaz. Creo que tú como su padre deberías hablar con ella y orientarla en esos temas, a ella lo que le falta es una figura masculina de autoridad – respondió Sofía.

 

Sin estarlo buscando, Sofía me estaba dando la libertad y el permiso para que yo pudiera hablar sobre sexualidad con Laura. Estaba dejando toda esa responsabilidad en mis manos. Inmediatamente por mi cabeza empezaron a rondar varias ideas depravadas con mi hija. Tenía que ser bastante cuidadoso para que Sofía no lo notara, así que le dije:

 

  • Está bien, lo haré. Pero con una condición: que tú mañana le compres las tangas a la niña. No puedes seguir negando que ella está en la adolescencia y coartarla lo único que ocasionará es que haga cosas a escondidas. Si lo haces, mañana mismo empezaré a ganar su confianza para orientarla de manera adecuada.
  • Vale amor, confío en ti – respondió Sofía con un abrazo y un beso en la boca.

 

Esa noche no cogimos, sin embargo, no pude dormir. Pase el tiempo imaginando cómo se vería de atractiva mi hija usando tangas, de allí se derivaban un montón de fantasías provenientes de los deseos más reprimidos de mi juventud. La erección que tenía no se bajaba, así que decidí ir al baño a hacerme una paja. El departamento era algo pequeño y sólo tenía un baño en el pasillo frente a las dos habitaciones. Antes de ingresar, me percaté que junto a la puerta del baño estaba un cesto grande para la ropa sucia. Recordé que Sofía se había bañado antes de ir a dormir y había dejado la ropa que traía puesta allí. Busqué en el fondo y encontré la tanga que ella había utilizado todo el día, estaba recién quitada.

 

Recordé que cuando éramos jóvenes me gustaba pedirle que me entregara su tanga antes de follar. Me encantaba llevármela a la nariz y aspirar ese fuerte y excitante olor que la vagina adolescente de Sofía dejaba impregnada en la prenda íntima. Era como un vicio que me ponía muy caliente. Decidí recordar viejos tiempos y me llevé la tanga a la nariz. Si bien no estaba tan húmeda, tenía el olor característico de la chocha de Sofía, no había cambiado demasiado el olor. Me estaba tocando la verga por encima de la pantaloneta y estaba a punto de sacármela allí mismo en el pasillo, cuando escuché un leve ruido proveniente de la habitación de Laura. Voltee la mirada y alcance a ver que la puerta se cerraba con cautela. ¿Me habrá visto mi hija?

 

Estaba tan excitado que no me preocupé por ello, pensé que tal vez era paranoia mía. Decidí ingresar al baño con la tanga y hacerme la paja. Ya en el retrete me llevé la tanga a la nariz y me jalé la verga con intensidad. Estaba tan excitado que sentí que me iba a venir pronto, así que tomé la tanga la acerqué a la cabeza de mi verga e inmediatamente me vine con chorros de leche que entraban en contacto con la delgada tela de la tanga de Sofía. Al acabar me limpié la verga con la misma prenda y salí para dejarla doblada en el fondo del mismo cesto. Total, nadie lo notaría. Lo que no sabía era que Laura era la encargada de introducir la ropa sucia en la lavadora. Sofía le había asignado esa labor diaria.

 

A la mañana siguiente nuevamente desperté un poco tarde. Estaba sólo en el departamento analizando la manera en que podría entablar una conversación sobre sexo con Laura. Al mismo tiempo, me encontraba revisando mis redes sociales en el celular. Me sorprendí cuando observé que me había llegado una solicitud de amistad por Facebook. Se trataba de una cuenta con la foto de mi hija, pero su nombre decía “Lolita juguetona”. Decidí aceptar la solicitud por curiosidad y revisar su perfil. Me encontré con que tenía tan sólo 12 amigos y todos eran hombres mayores que ella, algunos de mi edad, otros incluso de 50 años y hasta unos 3 ancianos.

 

En su perfil, mi hija Laura había subido unas fotos muy sexys con su uniforme escolar, se mostraba en varias posiciones muy sugestivas, con la faldita muy arriba, mostrando sus lindas piernas y con gestos muy coquetos, sacando la lengua, guiñando el ojo o enviando besos. Los comentarios de los hombres que tenía agregados eran muy morbosos y pasados de tono. Algunos hasta le escribían la manera en que quisieran cogerla.

 

Observé que tenía un estado activo, al abrirlo se trataba de un mensaje que decía: “Te atreves a jugar verdad o reto conmigo?” acompañado de emoticones de diablito. Estaba dudando que se tratara de un perfil real de mi hija, cuando de repente recibí un mensaje en el chat:

 

  • Hola! 😊
  • Hola – respondí de forma seca.
  • ¿Cómo estás?
  • ¿Por qué te haces pasar por mi hija? Este debe ser un perfil falso – respondí
  • No lo es, en realidad soy yo, Laura – Y me envió una foto de la cintura para arriba, en la cual se veía con su uniforme y que estaba en el colegio.
  • ¿De verdad eres Laura?
  • Hola papi como estás, no puedo hablar mucho, sólo escribir, estoy en el cole – Me había enviado un mensaje de voz, sin duda era ella.
  • Hola hija, pensé que no eras tu. ¿Por qué me escribes a esta hora?, deberías estar en clase.
  • Sí lo estoy, pero la clase está muy aburrida, aparte la maestra nos deja sacar el celular, así que no hay lío.
  • Mmm, entiendo. Este perfil que tienes está muy extraño, creí que tenías otro…
  • Sí, es un perfil que cree para mis amigos favoritos. Quiero que tú seas uno de ellos, pero mi mamá no debe saber que tengo esta cuenta trucha… jejeje

 

Entendí ese mensaje como una oportunidad para ganar la confianza que necesitaba con ella, así que le dije:

 

  • Vale, si así lo quieres puedes confiar en mí, no le diré a ella. Me interesa que tengamos tanta confianza como los mejores amigos.
  • Qué lindo papi, gracias!
  • Okey, pero y ese nombre tan extraño que tienes?? Lolita juguetona?? Por qué te llamaste así?
  • . fue un nombre que un amigo me dijo que pusiera. Me parece adecuado ya que nadie conocido me va a encontrar así. A parte, lo que yo hago acá es jugar con mis amigos…
  • Wow, ya veo. Y qué tipo de juegos?? Vi en tu estado que hablas de jugar a la verdad o reto…
  • . ese es uno de mis favoritos!! Te gustaría jugar conmigo?? Todo lo hago por chat con los hombres que tengo agregados…
  • Mmm… bueno, si tu así lo quieres, no tengo problema. Pero tiene que ser ahora? Me preocupa que te regañen en el colegio…
  • No te preocupes, a parte ya casi salimos a descanso y podemos chatear tranquilos..
  • Okey bueno, empieza tú entonces?
  • Dale papito, dime… quieres verdad o reto?
  • . verdad..
  • Okey dime: ¿qué estabas haciendo anoche con la tanga que mi mamá dejó en el cesto afuera del baño?
  • (Le envié un emoticón de silencio)
  • Bueno te cambio la pregunta: ¿estabas oliendo la tanga de ella verdad?
  • No sé qué decirte, te pido perdón si te molestó, no creí que me vieras (ahora le envié un emoticón de sonrojo)
  • No te preocupes papi, no estoy molesta ni te reclamo, sólo te pregunto por curiosidad
  • En serio no te molesta?
  • Para nada papi, tu tranquilo, pero no me respondiste bien la pregunta, te voy a dar una última oportunidad y sólo debes contestar con un sí o un no: te masturbaste con la tanga de mi mamá en el baño?
  • (Me sorprendió lo directa que era mi hija con sus preguntas, pero no le respondí nada por temor a su reacción, sólo envié de nuevo un emoticón de monito tapándose los ojos)
  • Tomaré eso como un sí jeje, ahora es tu turno de preguntar papi, no te inhibas, hazlo con confianza 😉
  • (Ví que esta era la oportunidad de hablar con mi hija sobre sexo, me estaba gustando su juego así que le pregunte..) Dime hija, por qué le dijiste a tu mamá que querías empezar a usar tangas?
  • . jeje.. siempre eres así de curioso? Pues creo que debo renovar mi ropa interior, no se sabe cuando un hombre te revise el cajón donde las guardas.. (y envió un emoticón de vergüenza)
  • No entiendo a qué te refieres hija..
  • Yo creo que sí lo entiendes 😉 pero ya te respondí jeje.. así que ahora es mi turno de preguntar: dime papi, te gustaría ver tanguitas en mi cajón?.. o mejor: te gustaría verme usando una?
  • (De nuevo envié un emoticón de silencio)
  • Si no me respondes te voy a tener que poner un reto papi, última oportunidad y te cambio la pregunta: si yo dejara una tanga recién usada en el cesto, harías lo mismo que hiciste anoche con la tanga de mi mamá?
  • (Obviamente quería responder que sí, pero no me atreví, así que de nuevo envié el emoticón de silencio)
  • Así que no me quieres responder eh? Entonces te voy a poner un reto papito..
  • Y cuál sería ese reto hija? Respondí
  • Mmm déjame pensar…. Ya sé, que tal si esta noche en la cena te atreves a agacharte bajo la mesa y verme la entrepierna para observar la tanga que estaré estrenando? Claro.. debe estar mi mamá presente en ese momento.
  • . puede ser un poco riesgoso, si tu madre se da cuenta se puede formar un problema..
  • Dale papi.. no te parece emocionante? Si lo haces con cautela ella no se dará cuenta..
  • . no lo sé..
  • Ya sé.. mira.. te quiero motivar.. si lo haces y luego de eso me dices el color de la tanguita que llevo puesta.. la dejaré en el cesto de ropa sucia antes de dormir.. tu verás que haces con ella 😉
  • Pero luego tu no tienes tangas todavía?
  • Mami me dijo esta mañana k me compraría unas al salir del cole, salgo al mediodía y ella me va a llevar a la tienda de lenceria.. kiero ponerme una para mi entreno de volley esta tarde…Entonces que dices papi? Lo harás?
  • En serio quieres que cumpla ese reto hija?
  • Siii papi.. dale anímate.. quiero que juguemos cosas así.. no te parece emocionante?
  • Pues hija.. ya entendí por qué te pusiste el nombre “Lolita juguetona” en tu perfil.. jejeje
  • Entonces qué dices papi.. te animas a cumplir este reto? Intentémoslo una vez y luego me dices qué tal.. si te gusta podemos seguir jugando cosas por el estilo papito.. 😉

 

Estaba a punto de caer en un juego sin retorno con mi hija.. un padre responsable diría que no.. pero la propuesta era tan tentadora y mi objetivo de hablar sobre sexo con ella se estaba cumpliendo.. al fin y al cabo era el compromiso que había hecho con su madre.. el de “orientarla” en estos temas.. así que con muchos nervios le respondí:

 

  • Está bien hija.. no te prometo nada pero quiero ganar tu confianza y que seamos amigos con mucha confianza.. sólo lo haré si me prometes que nadie.. ni si quiera tu madre se va a enterar de lo que hablamos..
  • Te prometo que nadie, ni siquiera mamá, se va a enterar.. el hecho de que ella no lo sepa es lo que lo hace emocionante.. jejeje 😉
  • Bueno hija, recuerda que una amistad se construye sobre la confianza.. jugaré contigo e intentaré cumplir este reto.. no me la pongas tan difícil ehh.. jeje
  • Tienes que esforzarte para lograrlo papi.. recuerda el premio que te dije.. estoy segura que te gustará 😉
  • Ya me tienes bastante motivado.. jejeje.. esperaré con ansias la hora de la cena.. nos vemos en la noche hija..
  • Dale papi.. así será.. ya me desconecto por ahora.. besitos.. byee 😊

 

Nunca imaginé que las cosas se dieran así, pero era algo tan excitante que estaba decidido a probar hasta donde es capaz de llegar mi hija con esos juegos. La ansiedad de que llegara la noche me tenía loco.. tuve que observar videos porno de la temática padre – hija y también leer relatos en internet sobre el mismo tema.. pero en vez de calmarme mi excitación aumentó.. tenía muchas ganas de hacerme la paja.. pero decidí esperar a la noche para ver si lo que dijo mi hija se cumplía..

 

Sobre las 6 de la tarde la primera en llegar al apartamento fue mi esposa Sofía, tan pronto ingresó me comentó que ya le había comprado varias tangas a la niña y que esperaba que cumpliera el trato de la noche anterior, sobre orientarla en sexualidad, pues le preocupaba que se involucrara con algún chico de su edad. Por su puesto que le dije que lo haría y que confiara en mí, pues ya estaba trabajando en ello. A los pocos minutos arribó mi hija Laura.. venía con su uniforme de educación física pues había tenido entreno de volleybol que tanto le gusta. Lamenté que no viniera con su falda escolar que me había excitado el día anterior, me habría gustado que la tuviera puesta para el reto.. Al ingresar sólo me saludó de palabra pero no de beso.. aunque su mirada dejaba entrever mucha picardía y confidencialidad conmigo.. Mi esposa le preguntó:

 

  • . te quieres bañar ahora o prefieres cenar primero?
  • . la verdad prefiero cenar primero mami.. aunque me pondré ropa más cómoda.. tuve un día muy intenso, además, sudé bastante…
  • Al fin la usaste? (Mi esposa se refería a la tanga)
  • Sí mami
  • Y cómo te sentiste?
  • Me sentí muy cómoda… me gustó y creo k las seguiré usando..
  • Como quieras hija.. ve cambiate y te espero para que cenemos los tres..

 

En ese momento mi hija se dirigió a su cuarto, me quede observándola desde la mesa.. y antes de traspasar la puerta se giró y me guiño el ojo de una forma coqueta.. inmediatamente empezó a crecer mi erección.. Pasaron unos cinco minutos en los que me la pasé imaginando cómo haría mi hija para que yo pudiera cumplir el reto.. cuando mi esposa la llamó:

 

  • . ven a cenar la comida está servida.. (había colocado los tres platos.. y el de mi hija quedaba justo en frente del mío en la mesa)

 

En ese instante quedé totalmente perplejo al observar que mi hija se acercaba con un camison blanco de tirantes bastante sexy que le llegaba muy arriba de los muslos.. en su pecho se trasparentaban sus pequeños pechos de niña adolescente.. sus largas piernas y sus amplias caderas eran como la gloria para mí.. Al llegar a la mesa Sofía le preguntó:

 

  • Te pusiste short?
  • Obvio má – respondió – e inmediatamente se levantó el camisón que apenas si le cubria la tercera parte de los muslos.. y le mostró a su madre que llevaba puesto un short azul oscuro bastante pequeño y apretado.. el mismo que había usado en el entreno de volleybol..

Cuando mi hija se sentó me quedé pensando cómo le iba a observar la tanga si tenía un short puesto, pero de repente ella dijo:

  • Ya vuelvo, olvidé mi celu en el cuarto.. y se fue a traerlo..

 

Desde allá me escribió por messenger un mensaje de dos palabras que leí con disimulo y que me puso a mil.. el mensaje decía:

 

  • Estás listo? 😉

 

Mi corazón se puso a latir a mil por hora.. inmediatamente mi hija salió de nuevo con su corto camisón blanco y supuse que se había quitado el short en su cuarto. Mientras se acercaba a la mesa su mirada se dirigía a la mía mostrando mucha picardía, estaba un poco sonrojada y transpiraba un poco.. quizás por el nerviosismo y la excitación.. ella y yo teníamos un secreto y mi esposa no se daba ni por enterada de lo que pasaba.. Mi erección era tremenda, se notaba bajo el jean que tenía puesto..

 

Laura se sentó con naturalidad y se puso a cenar.. de vez en cuando revisaba su celular y hablaba cosas sin importancia con su mamá.. Mientras tanto yo estaba que no podía de la ansiedad de saber en qué momento podría cumplir el reto.. pasados unos 3 minutos la mirada coqueta de Lau y la mía se cruzaron, nos mantuvimos viendo unos 5 segundos y sin decir una sola palabra entendí que había llegado la hora.. Inmediatamente Lau levanto y doblo su pierna izquierda sobre la silla, la movía lentamente de un lado a otro haciéndome una invitación.. traté de verla por encima de la mesa pero el camisón que tenía alcanzaba a taparle su entrepierna, la única forma de verle la tanguita era agachándome bajo la mesa..

 

Mi hija se mantuvo así moviendo su pierna izquierda de un lado a otro, jugando con su cabello y enviándome miradas de coquetería, mi esposa estaba a su lado derecho por lo que tampoco podía apreciar nada del exhibicionismo de la niña.. aunque deseaba ver el regalo que me ofrecía el miedo a que me descubriera mi esposa no me lo permitía, estaba muy nervioso y con el corazón acelerado.. Pasaron varios minutos y no me había animado a hacer nada, estaba paralizado.. ya todos estábamos terminando nuestra cena y mi hija bajó su pierna de la silla.. pensé que había fracasado y me llené de remordimiento por no haberlo intentado.. cuando de repente mi hija tomó a propósito una cuchara y simuló que por accidente se le había caído bajo la mesa.. la lanzó hacia donde yo me encontraba.. inmediatamente ella le dijo a su mamá:

 

  • Ayy perdón… má me alcanzarías la cuchara? Creo que se fue detrás de ti..

 

Mi esposa se dio vuelta para revisar tras de su silla a ver si encontraba la cuchara y en ese instante mi hija dirigió su mirada hacia mi, me guiñó un ojo y subió su dos piernas flexionadas sobre la silla.. supe que era el momento.. me agaché bajo la mesa y en ese instante mi hija separó las piernas.. pude apreciar el excitante tesoro que mi hija guardaba para mí.. tenía una diminuta tanguita rosada muy pegada a su cuquita que apenas si le cubria los labios de la rajita.. alcancé a apreciar una mancha de humedad, señal de la excitación de mi hija.. no se le notaban vellos.. tenía la panochita depilada.. fueron unos segundos muy excitantes.. De repente, mi hija bajo sus piernas cuando notó que su mamá se daba vuelta y yo salí de debajo de la mesa con la cuchara.. el hecho quedó solo como anécdota para mi esposa, pero para mi hija y yo sería el primer juego travieso de varios que haríamos..

 

Pasaron un par de horas y cada uno estaba en su cuarto próximos a acostarnos, sin embargo, yo no tenía sueño, había cumplido el reto y esperaba con ansias que mi hija me diera la recompensa..

 

CONTINUARÁ…

75 Lecturas/1 julio, 2025/0 Comentarios/por masterqks
Etiquetas: amigos, colegio, exhibicionismo, madre, mayores, padre, sexo, vacaciones
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