Jugando al tio en coma parte 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por RomeoScat.
Nos habíamos conocido tiempo atrás en uno de esos chats especializados en fetichismos, filias y parafilias, uno de esos lugares donde dos personas anónimas hablan de esos temas que no hablan con nadie de su entorno, y mucho menos cara a cara, donde es muy fácil pasarse al lado oscuro de la fuerza y destapar la caja de los truenos confesando sueños y fantasías morbosas, ideas socialmente incorrectas, donde la línea que separa lo sensual de lo depravado es muy delgada, casi inexistente.
Mentiría si afirmase que lo normal es encontrar afinidad con una persona de distinto sexo en un lugar como ese (ni siquiera del mismo), pero aquella noche los astros se alinearon de forma correcta creando una fantástica conjunción, y entonces la conocí a ella.
Recuerdo que su nick, al igual que el mío, estaba relacionado con el mundo hospitalario y probé suerte sin ni siquiera esperar que contestase, o como es habitual es estos lugares, fuese un tío oculto en un nick de tía y desde un primer momento demostrase que la ultima vez que escribió mas de dos renglones seguidos fue en la primera cartilla del parvulario. Pero no fué así.
Hablamos sobre la practica del medical, enemas, inyecciones, higiene en este tipo de practicas, la necesaria e inevitable dosis escatológica….
-Un culo siempre es un culo, y siempre saldrán ciertas cosas aunque no nos guste…..afirmó desde el principio con total naturalidad.
Fantaseamos por turnos sobre que nos haríamos mutuamente en una hipotética sesión medical y nos pilló desprevenidos el amanecer en pleno tacto rectal, ella tumbada boca abajo, los vaqueros y las bragas inmaculadamente blancas y de algodón a la altura de las rodillas y las nalgas generosas semiabiertas dejando entrever el ano pequeñito, estriado, rodeado de vello, abriendose y cerradose acompasadamente, engullendo muy despacio los dos dedos cubiertos por unos guantes de látex azul……casi podía sentir el calor que desprendía su recto, su esfínter cerrandose entorno a mis dedos que la penetraban mas y mas hasta que tocaron lo que supuse que serian las heces. Ella separaba las piernas todo lo que la permitía el elástico de la ropa interior y subía las caderas invitándome a que siguiese con el tacto rectal…….
Con el amanecer nos dimos cada uno nuestra dirección de msn y regresamos a nuestra vida, prometiendonos mutuamente que volveríamos a escribir.
Y volvimos a escribir, a recrear situaciones ficticias o reales que de alguna u otra manera estuviesen vinculadas al mundo hospitalario, y en el proceso natural de estas relaciones, pasamos cuando hubo un mínimo de confianza al teléfono, y por fin a una primera cita en la que los dos nos desvirgamos mutuamente en una habitación de hotel tras la ineludible visita a una farmacia de barrio, donde compramos todo lo necesario. Nos desvirgamos médicamente ya que la otra virginidad hacia tiempo que la habíamos perdido, (ella tenía 35 años y yo 38) , ninguno de los dos éramos críos y mas o menos teníamos una idea clara de lo que queríamos. Tomamos como única regla de compromiso no comprometernos, seriamos medico y paciente, y nada mas. Tras la sesión, cada uno regresaría a su vida, fuese cual fuese. Teniendo eso bien claro entre los dos, que solo mantendríamos una relación medico-paciente, ya no cabía lugar para confusiones de ningún típo.
Era la tercera cita y seguía teniendo la garganta seca sabiendo que en cualquier momento aparecería ella de nuevo, de manera que di un trago largo al gintonic acomodandome en la silla de plástico de aquella terraza de un bar céntrico de la capital….la temperatura era agradable de final de verano y la pequeña plaza del casco antiguo estaba animada, niños jugando al balón, matrimonios de edad avanzada paseando, era un barrio céntrico de la capital donde tanto Elena como yo éramos unos perfectos desconocidos para todo el mundo.
Otro trago al gintonic y miré el reloj de pulsera con cierta impaciencia. Apenas pasaban unos minutos de las seis de la tarde y habíamos quedado a las seis. Elena estaba apunto de llegar y una punzada de ¿miedo, morbo, deseo, lujuria….una mezcla de las cuatro?, recorrió mis entrañas sintiendo un imperceptible temblor en las piernas al tiempo que el esfínter perdía firmeza, de momento aun nada que no pudiese controlar….pero casi no tenía ninguna duda, aquella era la sensación del miedo, del miedo a lo desconocido, miedo a no saber que hará conmigo, que decidirá hacerme para saciar su morbo. El vaso de boca ancha del gintonic temblaba en mi mano……lo temía tanto como lo deseaba, a partes iguales, reflexioné sintiéndome en parte ridículo……al sentir ese miedo…
-No me hará nada que no le haya echo yo a ella ya, pensé infundándome valor a mi mismo, -lo que mas temo es una sonda para la uretra y eso de momento está descartado…..
Me cercioné de que la mochila seguía junto a la pata de plástico de la silla recordando conforme que había metido un par de mudas de calzoncillos por lo que pudiese pasar y un pijama viejo de entretiempo, muy parecido al que dan en los hospitales públicos a los ingresados haciéndolos parecer a todos iguales, todos reclusos de la misma prisión. Un pijama mas que azul azulado por múltiples visitas a la lavadora, con el elástico muy dado de si, fácil de bajar en cualquier momento o postura facilitando el acceso a cualquier parte de mi intimidad llegado el momento. Y repasé mentalmente mi indumentaria cómoda e informal, los vaqueros viejos, unas zapatillas de deporte y camisa a cuadros por fuera del pantalón, las gafas graduadas que como me había dicho Elena el día que nos conocimos, me daban cierto aire de empoyon universitario, ideales para el papel de medico, aunque en el día de hoy poco importaban mis gafas, ya que me tocaba ser paciente.
No sé a ciencia cierta hasta que punto los humanos alcanzamos un sexto sentido, una especie de percepción extraordinaria que nos hace sentir mas allá de lo puramente físico, pero puedo jurar, incluso apostaría mi paga de navidad a que sentí su presencia en mi espalda antes de que pronunciase mi nombre. Sentí de alguna manera que ella estaba allí, detrás de mí.
Me levante torpemente apenas hube escuchado mi nombre en sus labios y nos dimos dos besos de cortesía en ambas mejillas. Estaba nervioso como un colegial y el perfume ligero que desprendía su cuello no ayudó para nada a tranquilizarme, al contrario, provocó un comienzo de erección que intenté ignorar desde el momento que la sentí.
Al contrario que yo, ella se sentó tranquilamente cruzando las piernas y acomodándose en el respaldo al tiempo que llamaba la atención del camarero el cual acudió eficazmente desapareciendo tan pronto como Elena le pidió una coca-cola lhig.
Dios!!, estaba guapísima, con la media melena cayendo libre sobre la blusa blanca de diminutos botones que apenas dejaban adivinar una porción de piel lechosa, una piel que yo ya conocía demasiado bien, piel suave, extremadamente blanquísima, pinteada de lunares repartidos anárquicamente por todo el cuerpo, incluso en los labios vaginales y el interior de las nalgas……tenia lunares hasta en los lugares mas inverosímiles de su anatomía.
El camarero regresó con la coca-cola y se incorporó levemente para apenas mojar los labios y volvió a acomodarse en el respaldo sin dejar de mirarme posandola de nuevo en la mesa.
-Estaba deseando que volviésemos a quedar, soltó a bocajarro en tono neutro…….-hay tantas cosas que me gustaría hacerte.
Aquello si no hubiese salido de los labios de una persona tan encantadora como Elena, seria lo mas parecido a una amenaza, un motivo poderoso para salir corriendo de allí sin mirar atrás, pero en boca de aquella mujer todo cambiaba.
-¿Qué me vas ha hacer, que toca hoy que es mi turno de paciente?. Pregunté con una naturalidad y una tranquilidad que estaba muy lejos de sentir realmente.
Elena guardo silencio unos instantes perdiendo la mirada en el vacío, como trasladándose a otro lugar y comenzó ha hablar mas para si misma que para mi.
-No se si alguna vez te hablé de que tengo una amiga como auxiliar de enfermería en un hospital que aquí no viene al caso….hizo una pausa buscando mi asentimiento, señal de que estaba escuchando con atención….prosiguiendo cuando quedó conforme.
-Bueno, el caso es que algunas veces me habla de su trabajo, claro, que ella ignora que las cosas que me cuenta a mi de alguna manera me erotizan, si sospechase esto, seguramente no me las contaría, incluso hasta dejaría de ser mi amiga….y hay una de las cosas que hacen en particular, que no me la puedo quitar de la cabeza……
Hizo una nueva pausa esperando mi reacción y la invite a continuar dando un nuevo trago a mi gin tonic. Mi garganta seguía extremadamente seca.
Miró a su alrededor para verificar que nadie mas escucharía lo que iba a decir e inclinó un poco el torso hacia adelante acercandose a mi, bajando el tono de voz y mirándome a los ojos como una pantera lujuriosa….
-Tienen que asear, por todo el cuerpo e hidratar el recto de los tíos en coma.
Se me debió quedar cara de imbécil ya que repitió de nuevo la ultima frase, como si masticara las palabras, una a una muy despacio………
-los lavan meticulosamente por todo El cuerpo y les hidratan el recto, con crema.
Quedamos los dos en silencio con la cara muy cerca, yo analizando lo que acababa de escuchar, y ella solo dios sabe lo que pasaría por su cabeza en este momento, pero conociéndola lo poquísimo que ya la conocía, no descartaba que estuviese recreando mentalmente como me lo haría, en que posición me colocaría y lo mas preocupante, hasta que punto mi ano estaba preparado para una penetración prolongada.
O era yo el que estaba pensado en esos factores de lo que podría ocurrir en las próximas horas, sopesando fríamente donde me iba a meter, por que justo en este instante, cuando acababa de escuchar qué iba a pasar, que me iba ha hacer, en este mismo instante me sentí realmente un paciente, un paciente al que le informan de un tratamiento agresivo al que le tienen que someter.
Expulsé lentamente el aire de los pulmones que había estado reteniendo y me dejé caer en el respaldo de la silla encogiendo los hombros en un intento de quitarle peso a todo aquello….
-Lo mas parecido a un tacto…..dije con total naturalidad, como si el asunto de los tíos en coma no me hubiese sorprendido en absoluto…
Elena negó moviendo la cabeza sin cambiar de posición…-No te has enterado de nada…decia ese movimiento….
-En los tactos de las otras veces nos penetramos con un solo dedo y exponiendo completamente el trasero, relajados….pensó unos instantes para continuar diciendo…-en esto serán al menos dos dedos moviéndose continuamente en el recto, mucho mas tiempo y aun no se en que postura te conseguiré colocar, ya que tu no te podrás mover ni un solo milímetro. Una vez que empecemos ya no podrás moverte, pase lo que pase.
Dicho esto, Elena también se desplomo es el respaldo de la silla buscando ansiosamente su vaso de coca-cola en el que ya se podían ver asomar los cubitos de hielo y dio un trago largo apurándola, como si ahora ella también tuviese la garganta seca y necesitase beber.
Me miraba en silencio, dejándome meditar la propuesta que me acababa de hacer ya que era consciente de que para un hombre heterosexual como yo, no seria muy frecuente que alguien le propusiese una penetración sistemática de su trasero jugando a los médicos, por muy morbosa que considerase la situación.
El silencio se prolongaba hasta que comenzó a volverse incomodo y abrió su bolso que mantenía junto al cuerpo sobre sus muslos para sacar apenas la esquinita de la caja de guantes de látex.
-He traído esto…..dijo apenas pudo ver que reconocí la caja para volverlo a guardar y asomar un paquete de papel higiénico húmedo….-y esto, dijo volviéndolo a esconder de nuevo apenas vi lo que era.
Ahora sonreía con la mirada, una sonrisa entre picara e infantil que se contagió a la comisura de los labios mostrando apenas dos dientes blanquisimos al tiempo que sacaba un ambientador de spray….
-Y esto…..dijo sin dejar de sonreír.
La interrogue con la mirada sin hacer falta las palabras y por primera vez sentí lo mas parecido a la complicidad, sentir que la otra persona te entiende sin hacer falta explicar nada, con solo una mirada, con solo un gesto.
-No seas ingenuo, dijo sin poder evitar estallar en carcajadas echando el torso hacia adelante cubriendo parte de su rostro con un mechón de pelo largo y negro que retiro instantáneamente con un movimiento brusco de cabeza.
-Fue todo un detalle por tu parte no decir nada, pero se de sobra que en el tacto y en la toma de temperatura después sacaste las cosas sucias, por no hablar de la expulsión del enema, no pensaba que saldrían tantos gases.
Asentí con la cabeza dándola la razón ya que era cierto y natural. No podía ser de otra manera.
-Es normal, dije intentando confortarla con una sonrisa….-ya sabes que me dijiste cuando nos conocimos…..un culo, es un culo y siem….
Me corto de golpe como si estuviese hablando demasiado…..
-Pues por eso mismo, como un culo es un culo y la noche la tendremos que pasar en la habitación, he traído el ambientador.
Quedamos de nuevo los dos en silencio sumidos en nuestros pensamientos hasta que con un tono mas serio de lo normal, como si la respuesta vinculase definitivamente a seguir adelante o quedarnos en el camino, dejé caer la pregunta como una losa….
-¿Dolerá?.
Elena asintió con la cabeza muy despacio y como si eso lo aclarase todo, dijo que el sexo anal dolía, por mucho cuidado que se ponga y por muy bien que se lubrique.
Lo dijo con tanta seguridad que no me cabía ninguna duda que lo había probado y por un instante envidié al afortunado que pudo poseerla por un lugar tan intimo, envidié al tipo al que Elena había decidido entregar su trasero para saciar su curiosidad, o su morbo, el de el, o quizá y conociéndola como ahora la conozco, quizá el de ambos.
Me pregunté insanamente si el pene de aquel tipo habría salido sucio como salió mi dedo o el termómetro rectal o la cánula del enema tras la ultima sesión, que sentiría Elena mientras esa porción de carne dura y venosa de cabeza roma a modo de capuchón rosado, avanzaba inmisericorde en su recto, dilatando su esfínter, estirando las estrías de su ano hasta el punto de volverlas imperceptibles, como se vería ese vello púbico rodeando el pene, por que Elena era de las mujeres que tienen vello en el trasero, rodeando el ano y extendiéndose por la cara interna de las nalgas hasta unirse con la mata de vello negro y espeso que cubría sus labios vaginales semiabiertos, vello pubico negrisimo en contraste con la piel blanquita que se va oscureciendo según esta mas cerca de el ano y poco mas arriba de la vagina.
Esa porción de su cuerpo que desprendía calor como si fuese una olla en la que se guisasen sus jugos mas íntimos, líquidos viscosos que comenzaron a manar bajando mansos por sus muslos cuando en plena representación y con la certeza de que se estaba sometiendo a una oscultacion, mi dedo indice se movía en su recto buscando hipotéticas protuberancias.
Y por un instante desee poseerla sin mas tramite olvidándome de juegos de médicos, poseerla como si me fuese la vida en ello, como si no hubiese otra mujer en el mundo….olvidando la realidad, el compromiso, el único lazo medico-paciente que nos unía.
Chasqueo dos dedos muy cerca de mi cara sacándome de mis pasionales ensoñaciones….
-Planeta tierra para Marte, planeta tierra para Marte, ¿me recibe?.
Sonreí aun un poco desubicado y como un acto mecánico saque la cartera de un bolsillo del pantalón buscando un billete de 10 euros.
-¿Pasaremos por la farmacia del otro día?, pregunté intentando llamar la atención del camarero al mismo tiempo, ocupado en servir consumiciones en otra mesa.
Elena contesto con rapidez, como si ya lo tuviese todo calculado….
-Una palancana grande, esponjas, otro enema, gel de baño intimo, crema hidratante……..preservativos para ti……¿Qué mas se te ocurre?.
Continuara
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