La Amiga de Isabel. Segunda parte.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Steelhard.
Me despertaron los jadeos de Lucrecia. Tenía un gran retorsijón en el estómago y un gusto asqueroso en la boca, me sentía horrible. En la penumbra de la habitación trate de ver de donde provenía el sonido.
A unos cuantos pasos de la cama, sobre un inmenso sillón, Lucrecia toda despatarrada, manejaba con una mano un consolador el cual hundía y sacaba febrilmente de su culo y con la otra mano se retorcía con fuerza un pezón.
Dios, esta mina no tenía límites.
Estaba tan concentrada en su tarea que ni notó que yo me había despertado.
Me endercé un poco contra el respaldo de la cama para poder observar mas cómodamente.
Siguió así un buen tiempo, de a ratos sacaba el consolador y lo chupaba como si fuera una paleta de dulce, después volvía a hundirlo en su dilatado culo.
De a poco fue aflojando, aparentemente estaba cansada y sus pezones estaban morados e hinchados de tanto apretujamiento.
Miró hacia mi posición y al verme despierto dijo sonriendo, perdón por no invitarte a la fiestita, pero no suelo satisfacerme muy rápido, y podría seguir así todo el día.
Por mi no hay problema, le conteste. Te daría una mano, pero por momento tengo el estómago un poco revuelto.
Si, eso pasa cuando algo de mierda te queda en el estómago y no lo sacás a tiempo. Con Isabel lo solucionamos con una buena sesión de vómitos, y se quedó mirando el vacío diciendo: que ricos son los vómitos que me da Isabel.
Mientras lo decía se llevo una mano lentamente a la entrepierna frotando muy suave el clítoris, la muy turra volvía a calentarse por solo pensar en Isabel.
Por mi parte me levanté y fui hasta el baño, me metí bajo la ducha y me hice buches con agua a ver si perdía un poco el gusto a mierda de la boca.
No tenía ni idea de la hora. Me sequé, y salí del baño, Lucrecia entro una vez que salí y también comenzó a ducharse.
La habitación era un asco, prendí mas luces y cuando Lucrecia salió del baño con el pelo mojado y absolutamente desnuda me la quede mirando, seguramente con la boca abierta.
Se quedó, que pasa?, preguntó, nada, que estas tremenda, no solo tenes un culo rico y deseable, estas muy buena por todos lados y me reí.
Bueno gracias, contestó, querés que pida algo para desayunar?, ok dale, que hora es?
Ni idea, dejame ver, son las 10. Tomó el teléfono y pidió dos desayunos.
Ya los traen, y se recostó en la cama, el lugar que mas limpio había quedado, mirando la nada.
A los cinco minutos sonó una chcicharra y Lucrecia se fue hacia una ventanita ciega en la pared por donde te pasaban los pedidos sin tener contacto con el exterior.
Trajo una gran fuente con café, tostadas, facturas y otras delicias que ataqué con ganas.
Pusimos todo en el centro de la cama y así, en bolas, compartimos el desayuno.
Lucrecia te voy a ser sincero, hace bastante tiempo que no tengo casi contacto con mi prima Isabel salvo algún que otro compromiso familiar. Pero Fernando el hermano de ella y yo fuimos muy amigos y compinches durante muchos años cuando eramos pendejos, así que la conozco bastante bien y la verdad me cuesta creer que esa misma Isabel, mi prima, la insoportablemente antipática Isabel es la misma mina que vos me decís que hace todas esas cosas con vos.
Bueno no se como era ella de pendeja, yo la conocí en la facultad y en algo tengo que coincidir con vos, siempre fue antipática y estirada al mango, pero como yo, es decir mi familia, tiene mucha mas guita que la de ella, desde el principio nos hicimos amigas. Tenemos gustos y costumbres muy parecidos, y la verdad al principio me pareció una mina piola una vez que la conocías mejor, pero mas fría que una heladera. Pero todo eso cambió casi por accidente y descubrí con el tiempo que Isabel puede ser un iceberg la mayor parte del tiempo, pero una vez que algo la calienta es la perra mas guarra y excitante que puedas imaginarte.
Y así Lucrecia me contó como comenzaron las cosas entre ellas.
El Relato de Lucrecia:
Mi caso nunca tuvo remedio, desde siempre me atrajeron las chanchadas, en la niñez era jugar en el barro, llevarme cualquier porquería a la boca, en fin, un verdadero dolor de bocho para mis viejos. Gastaron fortunas en terapeutas y médicos a ver si me hacían un poco menos cochina pero no hubo caso. Para colmo en la adolescencia, cuando descubrí la sexualidad la cosa se puso peor, o mejor, según mi punto de vista, así que desde chica, primero sola, empecé a investigar los sabores de mis propias porquerías, y me gustaron. No te voy a decir que durante mucho tiempo no me sentí culpable y medio avergonzada, pero con el tiempo aprendí que soy así y es al pedo tratar de cambiarme, mejor disfrutarlo. Lo complicado es encontrar gente que comparta esos gustos, y con Isabel nos paso algo muy loco hace un par de años.
Yo tengo un departamento en el centro, cerca de la facultad, que solo lo uso para estudiar. Hacía rato que preparábamos algunas materias juntas, hasta ahí nunca habíamos compartído mucho nuestras cosas fuera del estudio, pero hacía unos días que me había peleado con un pibe, y si yo paso mucho tiempo sin estar en una relación, me entendés? la falta de sexo me pone frenética y pierdo muy fácil la concentración y todo el tiempo tengo ganas de ir a tocarme.
Hacía varias horas que no avanzábamos nada en una materia e Isabel se dio cuenta que yo estaba en otro lado. Trato de sacarme el motivo, pero como no teníamos confianza me costaba contarle nada. La cosa es que un sábado nos juntamos de nuevo en el departamento a tratar de avanzar, pero no daba pié con bola.
Isabel se pudrió y tiró un libro de la mesa y me dijo, bueno acá paramos, o me decís que carajo te pasa y nos ponemos a estudiar en serio, o me voy a la mierda y seguimos solas.
Me levanté y fui a buscar una botella de vino blanco helado que a las dos nos gusta.
Serví dos copas y de a poco traté de explicarle cuales eran mis problemas de concentración y que si no tenía regularmente relaciones con alguien, fuera hombre o mujer, me costaba mantener la concentración y etc etc.
La primer pregunta de Isabel fue “te gustan las mujeres?”, en mi vida me hubiera dado cuenta. Me gustan las mujeres y los hombres por igual, he tenido muy buenas parejas de ambos sexos, separados o juntos.
Seguimos tomando mas vino, abrimos una segunda botella mientras Isabel, tocada por la curiosidad trataba de sacarme mas datos de mi personalidad.
Evidentemente lo que mas le picaba era el tema de mi bisexualidad. En ese momento ella estaba saliendo con un chico, pero por lo poco que yo sabía, era mas por no estar sola que por que le gustara realmente.
Hasta ese momento nunca había mirado a Isabel con ningún interés en particular, si bien siempre me pareció que tenía un lomo tremendo y era muy linda de cara, pero no suelo mezclar los tantos y con ella la cosa era estudiar.
Pero mi situación de abstinencia, más los vinos que empezaban a hacer efecto, más Isabel que no dejaba de querer saber mas y mas… dos mas dos son cuatro, me empecé a calentar y mirarla con ganas.
Basta Isabel, no me sigas preguntando porque me vas a calentar mas y voy a tener que sacarme la calentura con alguien y no veo a nadie mas acá que a vos…
Me contestó con una risita nerviosa… ni loca nena , me gustan las pijas, olvidáte.
Bueno ok, entonces te propongo que sigamos estudiando mañana, no te enojas?, pero me voy sola a mi habitación a ver si encuentro alguna “manera” de aflojarme.
A Isabel no le gustó una mierda la cosa, le vi la cara de bronca, agarro la botella medio llena y se fue al sillón a encender la tele.
Yo me fui a la habitación, que estaba contigua al comedor, y a propósito dejé la puerta apenas abierta.
Desarme la cama, me desnude y busque del placar un consolador que casi nunca uso porque hace un ruido horrible.
Me tiré en la cama y empecé a masturbarme, primero con los dedos y una vez que estaba mas lubricada empecé a usar el dildo.
Un poco adrede, empecé a gemir mas fuerte de lo normal. Mi idea era que Isabel me escuchara a ver si lograba despertar algo en ella.
Tardó algún tiempo, pero la curiosidad fue mas fuerte, el alcohol seguramente ayudó.
Mi habitación estaba a oscuras, por lo que fue fácil ver primero la sombra de Isabel del otro lado y después ver como se abría muy despacito la puerta.
Yo seguí mi rutina como si no me hubiera dado cuenta, lentamente se fue acercando a la cama, se quedo parada mirándome, yo solo veía su contorno contra la luz que venia de afuera.
Apague el consolador y le dije, vení, acercáte, no tengas miedo no te voy a comer, o si, no sé.
Se sentó en el borde, me pareció que temblaba un poco, me incorporé y fui hacia ella. Una vez al lado le tome suavemente la cara con ambas manos y empecé a darle besos suaves y tiernos en las mejillas, estaba dura.
Me acerque mas a los labios, igual, no se movía, empecé a pasarle la lengua. De a poco empezó a relajarse y a respirar mas rápido, abrió apena los labios y me lance a su interior buscando su sabor.
Comenzó a responder el beso, mas y mas intenso a cada segundo, ya era un beso de lenguas profundo, furioso, caliente.
Era tiempo de empezar a sacarle la ropa, sin dejar de besarnos. Se fue desnudando, cada vez que perdía una prenda mas resuelta la notaba, cuando solo le quedaba la ropa interior, nos estiramos en la cama abrazadas, nos tocamos, descubríendo por primera vez nuestra piel.
Le desabroche el corpíño y la tire boca arriba, era mía, estaba totalmente entregada.
Esa noche fui la dominante, ella solo se dejó hacer, la chupe por todos lados, le bebí cada gota de sus jugos, deliciosos.
No pude con mi genio, y cuando noté que estaba acabando aproveche a meterle un dedo en el culo, lo mas profundo que pude, girándolo, lo saque y sin que Isabel me viera lo oli y lo chupe. Mmmm, apenas había algún rastro, pero ya llegaría el día me dije, que me comería todo lo que ese espectacular culo pudiera darme.
Finalmente nos dormimos, cansadas, y mas relajadas.
A la mañana siguiente nos levantamos con muchas pilas, ni hablamos del asunto y nos pusimos a estudiar como locas.
Paso todo el domingo y a la noche, Isabel antes de irse me sentó en el sillón y me hablo claramente.
Mira Lucrecia, lo de ayer estuvo espectacular, no tenía idea que podía gozar tanto con una mina, y estoy feliz que la cosa haya sido con vos, que sabes te quiero mucho, pero la verdad no creo ni quiero que esto pase de eso, una o mas, ya veremos, sesiones de buen sexo. Ahora que me lo hiciste probar seguro voy a querer mas, pero hasta ahí.
Yo misma no podría haberlo dicho mejor, era exactamente lo mismo que pensaba decirle. Así que nos despedimos felices. Mi única gran duda era cuando cómo y de que manera le haría saber a Isabel mis gustos escatológicos.
La respuesta vino sola, no tuve que forzar nada.
Funcionábamos de mil maravillas, una o dos veces pos semana nos dábamos como en la guerra, Isabel estaba cada vez mas lanzada y me hacía acabar como una yegua, el resto del tiempo juntas los dedicábamos a estudiar o a hablar de cualquier cosa.
La cuestión es que una mañana que no la esperaba ya que estábamos de vacaciones apareció por mi departamento, yo a punto de darme un baño, estaba con el pijama de la noche anterior.
Ni bien entro y me saludo me di cuenta que estaba caliente, que me quería coger. No le dije nada, preparé un te y nos sentamos a hablar boludeces, cuando se me vino para buscarme la paré. Me tenía apretada contra la mesada de la cocina, solo le respondí un par de besos fríamente, pero la aferre la mano que trataba de tocarme la entrepierna.
Que pasa? se molestó, ya no te gusto mas?. No nena nada que ver te partiría al medio acá mismo, pero me vino esta mañana, y soy un asco, no podes tocarme.
Si algo a Isabel la sacaba de su eje era que alguien le prohibiera nada, así fuera la idiotés
mas grande decirle no podes hacer tal cosa era como tocarle su amor propio en lo mas íntimo.
Retrocedió un poco, no esperaba la situación, pero el sistema se había puesto en marcha, un no a Isabel la hacía desear lo prohibido como si fuera la última cosa del mundo.
Volvió a avanzar, Y que?, tenes miedo de manchar las sábanas? Susurro desafiante.
Isabel si yo te dejo tocarme hoy, vas a tener que manchar algo mas que mis sábanas, vas a tener que mancharme a mi y no precisamente con mi regla. Espere que pensara un poco al tiempo que le agarre la cintura y le lleve la mano por ensima de mi ropa a la altura de mi conchita.
Se dejo llevar mientras me metía su lengua casi hasta la garganta.
Mmm tenes ganas de una mañana asquerosa?, No sabés cuanto, le respondí, ni te imaginas lo asquerosa que me puedo poner, una vez que me mancho, no puedo parar y quiero embarrarme toda.
No se si Isabel sabía exactamente de qué le estaba hablando, pero evidentemente la calentura ya no la dejaba pensar claramente así que simplemente se dejo arrastrar.
Para comprobar hasta donde estaba dispuesta a seguir, me lleve la mano a mi vagina, un rato antes me había sacado un tampón pues pensaba ducharme, apenas con la punta del dedo sentí la tibia viscosidad. Levante la mano para que ambas lo pudiéramos ver, pero Isabel ni me dio tiempo a nada, me agarró la mano y se llevo mi dedo a la boca, primero le apoyo la punta de la lengua, después se lo introdujo chupándolo, decididamente lo que probó le estaba gustando, esta vez fue ella por mas, mientras buscaba meter la mano entre mi ropa para llegar a su destino le mande la última alerta, al oído: me estas calentando mas de lo que deberías, si te dejo volver a probarme como recién vas a tener que darme algo que te quiero pedir desde hace mucho… pedíme lo que quieras, pienso meter mi lengua en tu concha llena de sangre, que mas loco que eso podemos llegar a hacer, y no se, le respondí, no se te ocurre nada?, dos dedos me inspeccionaban nerviosos e iban directo a su boca, chorreantes.
Cuando los dejo limpios me volvió a sorprender: te vi varias veces meterme el dedo en el culo y llevartelo a la boca como yo estoy haciendo ahora con tu juguito, queres volver a hacerlo?, no pude mas que reirme, que guacha puta te diste cuenta?, claro nena me pareció una asquerosidad pero ahora mirame, queres que te de la cola?, es toda tuya, creí que me derretía, la quiero toda, veni, y la lleve a los tumbos al dormitorio. La cama estaba deshecha todavía, pero antes de hacer nada corrí al placar a sacar unas sabanas viejas y las tire por ensima de las otras y nos sambullimos una sobre la otra, la calentura que teníamos era tremenda, le arranque la ropa, me saque todo y desnudas nos mordimos y chupamos con avidez, la acosté boca arriba y la empece a recorrer con mi concha desde abajo, sentí como chorreaba e iba dejando un surco rojo sobre su cuerpo, abrí la boca, hermosa, te la voy a hacer tragar toda, te vas a atragantar con mi sangre y después te voy a sacar toda la caquita de la cola, y me la voy a comer.
Isabel se retorcia bajo mi peso y se entregaba conmigo ya sin freno de ningún tipo, a medida que seguía subiendo mas ganas parecía tener, su boca se abría en una tremenda sonrisa hasta que no la pude ver mas y solo sentír como me hundía la lengua haciéndome acabar por primera vez. Cada vez que me quería correr me sujetaba mas fuerte sin despegarse de mí, dame tu cola le pedí, quiero que me cagues en la boca, por favor, te lo suplico. Comenzó a soltarme y se incorporó, su rostro estaba todo manchado sus labios parecían destrozados, pero la sangre no era suya, era una imagen asquerosamente subyugante, se relamía los labios con la lengua como si se tratara de dulce de leche.
Nos pusimos en posición de 69 conmigo debajo, voy a tardar, me dijo, pero preparáte porque te voy a dar lo que querés, te lo prometo.
Me acomodé entre sus piernas, tenía la cola al alcance de mi boca, se inclinó hacia adelante y volvió a arremeter contra mi vagina que a esta altura ni sé si seguía chorreando o no , me entretuve pasándole la lengua por el ano y por los labios, me hizo acabar un par de veces mas con la lengua y los dedos. Después de un rato largo así, se enderezó, frotáme la barriga, ayudáme. Estas lista?, si mi amor, estoy hambrienta de vos, bueno dale ahí voy, la sentí hacer fuerza, primero unos chorros de orina salieron fuertes mojándome el pecho, y finalmente vi como comenzaba a dilatarse lentamente el ano dejando aparecer el primer y anhelado trozo de mierda que Isabel me ragalaría.
Abrí ávidamente la boca para no perderme nada, no lo hice, mi lengua sintió ese primer contacto amarguisimo, me llenó, era una cagada abundante, cremosa, cuando terminó se separó un poco hacia arriba pero no se levanto ni giró, creo que no le daba ganas de verme. A mi no me importaba, como pude libere mis manos y comencé a jugar golosamente con esa delicia, la tome, amase, mordí, esparcí por mi cara, volvía a meterla y sacarla de la boca, la masticaba, trague solo un poco, cuando Isabel se levanto yéndose al baño me quedé no sé cuanto tiempo mas jugando con su mierda, un poco me puse en los pezones, un poco me lleve a la concha metiéndome los dedos, pero por sobre todo la disfruté en la boca, la saboree hasta que ya casi nada me quedaba.
Creo que Isabel estaba en la sala, me metí derecho al baño a ducharme. Finalmente nos encontramos en el sofá, ella también ya se había duchado y solo tenía puesta una tanga, estaba hermosa, con el pelo mojado, nos besamos satisfechas, sonriendo con el alma, somos tremendas cochinas, le dije, si, y me encanta, nos reímos.
Te gustó mi sabor?, le pregunte, seguramente tanto como a vos el mio, no sabes cuánto, me prometes que se va a repetir?, solo si vos me prometes lo mismo.
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