La amiga de mi hermana
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por htr1969.
La mejor amiga de mi hermana es una chica bastante más joven que yo, de cuerpo redondo y pechos grandes. A mi las mujeres con curvas y rotundas son las que más me calientan. Además es una mujer inteligente y de sonrisa fácil. Cada pocos día se presenta en casa de mi madre, donde aun vive mi hermana, y parece una mas de la familia. Yo vivo en otra ciudad así que solo las veo de tiempo en tiempo. Eso si, cada vez que voy me quedo en la casa a dormir.
La semana pasada me tocó, por trabajo, desplazarme a mi ciudad de nacimiento y me quedé en casa de mi madre a dormir. Serían tres días de conferencias y talleres de trabajo. Solo volvía por la noche a dormir. Sin embargo me quedé dos días más y así descansar un poco.
Elena, la amiga de mi hermana, iba y venía por la casa. De repente me la encontraba en el pasillo o en la cocina y yo bromeaba con su habilidad para aparecer o desaparecer. Le decía que cualquier día me pillaba saliendo del baño en bolas. Ella se reía.
El cuarto día me quedé en la cama hasta tarde y encontré una vieja revista porno de cuando era adolescente. La hojee y me calenté. Me quité el pijama y comencé a acariciarme la polla hasta ponerla bien dura. Mientras me la sobaba gemía pensando en que estaba solo en la casa. Pero Elena estaba allí y pasó por delante de la puerta y escuchó mis gemidos.
Entró en la habitación haciendo parecer que había sido un accidente, aunque luego me confesó que lo hizo a propósito. Yo intenté taparme pero la sabana estaba liada con mis pies y no pude. Ella se me quedó mirando y me pidió que siguiera. La miré y continué con mi paja mientras ella me repasaba con la mirada. Me preguntó que me excitaba más, y yo le respondí que el olor de un sexo de mujer me ponía a mil. Ella se sacó las bragas y me las dio. Las olí mientras seguía pajeandome, me encantó su aroma. Ella se relamía mirándome y yo me la pelaba con fuerza mientras aspiraba sus aromas.
Me encantaría que me mearas encima, le dije. Ella me miró sorprendida, nunca lo hice antes, me confesó. Mi mano subía y bajaba, ella seguía mirando y yo me acercaba al orgasmo. Acercó su sexo a mi boca y empezó a mear sobre mi cara, era néctar para mi. Aumenté el ritmo de la paja hasta correrme. Ella saltó para verlo mejor y luego acercó la nariz para oler mi semen.
Nos quedamos un segundo así. Le pregunté si querría que le lamiera el sexo y la hiciera correr en mi boca. Ella me dijo que si.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!