La chica especial
Su mamí le dice que es especial.
Ésto ocurrió cuándo yo tenía 19, por ese tiempo me las daba de «todas mías» y sin exagerar ya había desvirgado ó cojido con prácticamente todas las chicas en de la colonia en mi rango de edad y algunas mayores (tengo una historia picante con una amiga de mi madre, comenten si les interesa).
Fue en una calidad tarde de verano, estaba caliente a mediados del periodo vacacional a final de ciclo escolar por lo que muchas de mis amigas habían salido de la ciudad y de las pocas que estaban ninguna estaba dispuesta emocional ó físicamente. Salí a caminar para tratar de despejarme, con suerte encontraría a alguna conocida fuera que no tuviera el celular a la mano y por eso no haya respondido ó como mínimo amigos para hacer alguna idiotez de las que hacíamos para pasar el rato. El sol estaba impetuoso esa tarde, ni un alma afuera en el parque de la colonia, decidí llegar s la tienda a comprar algo para refrescarme cuando ahí la ví frente al refrigerador cerca de la entrada.
Alta, casi me llegaba a los ojos, cabello negro a medio cuello ligeramente alborotado no por despeinada, así era su estilo. Una camiseta rosa de mangas blancas cubrían los senos más grandes entre las chicas jóvenes de la colonia. Un tutú rosa del que salían unas piernas gruesas adornadas por unas medias a medio muslo de franjas rosas y blancas. Definitivamente llamaba la atención con esa vestimenta para la temperatura que estábamos… Aunque yo estaba completamente de negro, así que para mí ver no estaba tan loca. Jamás le había hablado, un par de veces me llegó a saludar y respondí de forma indiferente, la razón? Tenía algún tipo de discapacidad intelectual, tenía el cuerpo demasiado desarrollado para lo que después me enteré era una chica de 14 pero que hablaba y se comportaba como alguien de 9-10. Me acerqué al congelador buscando algo para mí y le ofrecí alcanzarle algo por mera caballerosidad a lo que me respondió:
– es que no me alcanza para lo que quiero… – con un tono triste.
– dime qué quieres yo lo acompletó no te preocupes – respondí de forma amable. Aunque nunca haya hablado con ella más que un saludo no era la gran cosa.
Accedió felíz y me pidió un helado de chocolate. Fuimos a pagar y salimos. Pensando que cada quien seguiría su camino me dirigí a las gradas que se encontraban al frente de la tienda de conveniencia, mismas gradas de encontraban frente a un campo cerrado de fútbol y estaban cubiertas por unas lonas. Si bien no estaba fresco al menos era mejor que estar bajo el sol directo. Subí hasta el tercer piso de cuatro para usar el último como respaldo y del otro lado apareció ella a sentarse. Se me quedaba viendo y la saludé con la mano amablemente, supongo que lo tomó como invitación pues se acercó a mí y me agradeció de nuevo por el postre. Le respondí que no se preocupara. A lo que se acercó mucho a mí y empezó a contarme y preguntarme muchas cosas.
Mi nombre, mi edad, si conocía a tal persona, que me había visto por el parque (por las noches era un punto de reunión para los jóvenes, las pistas de patinaje estaban llenas) y quienes eran sus amigas. Habló y habló y habló, cómo haría una niña, Se llamaba Victoria pero todos le decían Vicky. Habló de los shows que le gustan, música y personajes… En parte me estaba empezando a abrumar con tanta información de una desconocida, volteaba a los lados esperando encontrarme a alguien para desaparecer pero sin señal alguna de nadie, ni autos ni transeúntes. Supongo yo era el único loco que decidió salir a buscar a alguien… Y a alguien encontré no? Pensé al verla hablar y hablar tanto que su helado empezó a derretirse.
Le pregunté si sus padres no se preocupaban por ella y me confesó que s es hora solo estaba su madre en casa y dormía en la tarde momento que se escapaba a comprar golosinas. Empezó a comer su helado efusivamente llenándose los al rededores de la boca. Me reí sin ánimo de burla y le dije: «haz así» relamiéndome la boca para que se limpiará, cosa que hizo pero su lengua era pequeña y no alcanzaba los lugares más lejos.
– jaja, aún te queda espera – procedí a sacar un pañuelo que siempre llevo para esos casos y se lo dí para limpiarse. Lo tomó y se limpio para luego seguir comiendo.
No lo negaré la calentura empezaba a brotar de nuevo pero trate de mantenerme racional y no pensar con esa cabeza. No era correcto. Momento preciso en el que mientras hablaba y gesticulaba con las manos el helado rozó su pecho y se estremeció. Cosa que me hizo poner atención.
– estás bien? Limpiaste antes de que se manche la blusa – pregunté exteniendole el pañuelo.
– aiiiiii es que no tengo brasier no me gusta y me dió justo justo y me dió frío – respondió ignorando mi pañuelo y frotándose el pezón marcado en la blusa con la mano buscando quitar el frío y el chocolate.
– Jeje si se nota que te sentiste el frío, quieres que te ayude? – respondí de manera juguetona, veamos que pasa no?
– mi mami me dice que no me deben tocar pero mi primo me dice que está bien y me toca y me gusta. – respondió viéndome con una mirada que no pude desifrar.
– ah, así que tienes juegos secretos con tu primo? Que edad tiene? – pregunté viendo a donde llegaba.
– se quedó callada un momento, claramente dijo algo que no debía decir y respondió con una pregunta.
– te gustó? Es que tú me gustas eres amable y ayudas a laos demás. Me dijo rápido y con pena sin verme
– Eres muy linda, me gusta tu cabello y tus lentes. – respondí con una sonrisa y tocando su pierna suavemente sobre la media alta
– siento cositas ahí abajo como cuando estoy con mi primo – respondió tapándose la cara.
– cuéntame que haces con tu primo – le acaricie el muslo ya tocando su pierna.
– cuando me dejan con el ya está grande y vive solo jugamos al caballito y le gusta tocarme las bubis dice que están muy grandes.
– me reí ligeramente y le respondí que si, eran las más grandes de la colonia y también me gustaban. Me dejarías tocarlas?. Asintió con la cabeza y con mi mano libre toqué suavemente ese pecho más grande que mi mano, ahora con experiencia puedo decir que era fácilmente una copa D, que estando en el cuerpo de una chica de 14 era bastante.
– cuéntame cómo juegan al caballito. – pregunté masajeando el pecho y rozando con suavidad el pezón.
– el se acuesta desnudo y yo me subo sobre el, a veces me mete su pene y se siente rico pero jugamos rápido porque a lo mejor alguien viene – respondió con la cabeza atrás, definitivamente estaba disfrutando el masajito en el pezón y seguro el primo se venía rápido jaja.
– quieres ver mi pene? – le pregunté. A lo que ella asintió con la cabeza. En un instante estábamos debajo de las gradas cubiertos por 3 paredes y la cuarta eran los espacios entre los pies, de unos 30 cm por los que nos escabullimos. Saque mi pene el cual empezaba a ponerse duro y lo vió con algo de sorpresa.
– Es más grande que el de mi primo. – dijo curiosa.
– Todos los penes son diferentes, hay más grandes que el mío aún, y si lo tocas de pone más duro. – le dije tomando su mano y poniéndola sobre mi pene. S lo cual con nervios ella empezó a moverlo torpemente. Definitivamente había hecho cosas con alguien.
– me dejarías ver tus bubis? – le pregunté. A lo que con mucha pena me respondió moviendo la cabeza sin verme. Levanté su blusa y efectivamente no llevaba sostén y eran enormes. Un pezón rosa oscuro y una gran areola para un amante de los senos como yo magníficos. Los tomé y empecé a amazarlos sin tocar el pezón. Ella solo miraba a otro lado.
– Cuéntame que más has hecho? – pregunté tranquilo, buscando información.
– s-si quieres puedes chuparmelas, mi primo le gusta mucho y a los niños de mi calle también… – Vaya! Está pobre niña era ultrajada por todos pensé, y yo haciéndolo también. Pensé mientras empezaba a acariciar en círculos esos pezones con mis pulgares.
– también haces cosas con tus amiguitos de la calle? – pregunté un poco más serio pero aún calmado imaginando todo lo que le habrán hecho a esta pobre chica.
– me enseñan sus penes y los tocó, ellos me tocan, una vez me dieron a probar uno y no me gustó. – respondió con la voz algo algo agitada, había empezado a respirar más rápido y su cara estaba roja.
– no me digas… Y además de las bubis donde te tocan? – pregunté casi nordiendome el labio, ya estaba cerca cerca… Había que ir lento. Además del masaje en círculos empecé a jalar suavemente los pezones.
– me tocan aquí abajo, me tratan de meter los dedos pero me duele con ellos. Con mi primo me gusta… Ahh… – respondió y dió un ligero gemido.
Llevé una mano bajo su falda y toque su conchita sobre el short que llevaba debajo.
– aquí es donde te tocan? Me dejas tocarte también? Voy a tener cuidado. – pregunté sin esperar respuesta ya estaba metiendo mi mano en ese short para descubrir que no llevaba ropa interior y pude sentir los vellitos de su monte de camino al su conchita para acariciar su clítoris. Dió un respiro fuerte y su cara estaba roja cuál tómate, apretó mi pene con fuerza y dió un tirón delicioso desde la base hasta la cabeza con el dedo índice y el pulgar para luego soltarlo y dejarse disfrutar.
Ya no respondió y seguí con mis caricias, sentí el primer hilillo de jugo en mis dedos pero sin no el suficiente, si iba a hacerlo iba a lograr que ella lo gozara. Me acerqué a besarla a lo cual se quedó quita como una roca y tensó su cuerpo.
– Es tu primer beso pregunté? – riéndome en mi cabeza, como es posible esta niña ya a sido tocada por todos lados. Solo así tío despacio con la cabeza.
– me gustó… – dijo en casi imperceptible tono a lo que volví a besarla. Está vez su cuerpo se relajó y pude sentir un poco más de humedad en mi mano. Aproveché para deslizar mi dedo en su interior. Apretado y muy muy caliente. Será por el calor que hacía bajo las gradas más el calor del clima? Metí y saqué un dedo mientras seguía besándola y acariciando ese pezoncito.
– te gustaría probar el mío? Quizá tus amiguitos no estaban limpios y por eso no te gustó. – le pregunté después de unos besos y bajando a llevarme ese pezón a la boca el cuál chupe con fuerza desde el inicio. Ella dió un pequeño grito, más de sorpresa que de dolor y solo cerró los ojos.
– no, no me gusta. – dijo de una forma sería y casi queriendo quitarse. La sujete fuerte sin dejar de meter el dedo y sin querer dejar ese delicioso pezón respondí:
– y me dejarías probarte a ti? – con una sonrisa.
– no sé nunca me han probado a mí. – dijo algo tensa.
– si no te gusta me detengo lo primero. – de nuevo sin dejarla responder me arrodillé y lentamente puse una de sus piernas en mi hombro dándome espacio para acercarme a esa conchita con un ligero olor a mezcla de jugo, sudor y orina. Claro no creo que sea cuidadosa con eso. No me importó y empecé dando lamidas en sus labios mayores buscando abrirlos para llegar a su clítoris y lamerlo con suavidad. Ella respondió respirando fuerte y apretándome la cabeza. Definitivamente le gustó. Seguí un ato más, quizá unos 2-3 minutos cuando mi verga ya estaba a mil. Y estaba a mi parecer lo suficientemente húmeda.
– Vicky me dejarías meter mi pene? – pregunté aún de rodillas sin hacer movimientos bruscos, no quería espantarla.
– Me da algo de miedo eres esta grande que mi primo. – respondió con la cara roja pero una clara mirada de miedo y deseo.
– te prometo que si no te gusta me detengo, las lamiditas que te di te gustaron verdad? – le pregunté aún de rodillas con una sonrisa ya estaba cerca cerca…
Asintió despacio con la cabeza a lo que me puse de pie, la roté para darme la espalda y la instruí para reclinarse al frente y sacar el trasero recargandose de la pared. Bajé su boxer y ahí estaba, un aunque no redondo unos glúteos grandes que combinaban vulgarmente con esas tetas gordas colgando. Porque será que las mujeres especiales siempre están tan sabrosas? Con unas curvas deliciosas. Tome una de sus nalgas y la separé para encontrar su dulce conchita, no queremos equivocarnos y asustarla estando tan tan cerca…
– no te asustes aquí va… – le dije tocando con la punta de mi verga esos labios y empujando muy suavemente habriéndome paso. Me encanta ver cómo se abren para recibirme. Tensó su espalda y la acaricié con ternura.
– tranquila todo va bien y te va a gustar… – le dije para calmarla. Metí la punta y la saqué, volví a meter está vez un poquito mas profundo y volví a sacar. Así comencé el vaivén penetrando cada vez más profundo. Lento y contento. Empezaba a respirar y sus piernas a temblar, le estaba gustando se escuchaba en su respiración y yo lo gozaba como no pueden imaginar, la vagina más caliente que e tenido en mi vida, casi parecía querer derretir mi verga en su interior. Me tomó lo que parecieron minutos para tocar su trasero con mis piernas. Por fin, penetración completa, me recosté sobre ella sin dejar caer mi peso, le abrace la cintura con un brazo y con el otro acariciaba uno de sus pezones.
– listo ya entró toda, viste que si se pudo? – le dije antes de besar su espalda y reincorporarme para empezar el mete y saca como es debido. Oh… Tan caliente y apretado, parecía una virgen a pesar de que su primo y sus amigos de la calle la tenían como la puta del barrio. Empecé a ser un poco más salvaje a lo que ella empezó a gemir despacio.
– te está gustando mucho? – le pregunté sin detener mis embestidas, la pobre empezó con las manos estiradas sobre la pared y ya la tenía con la cara pegada al muro.
– siii sii siii me gustaaaa – respondió efusivamente. Mi verga estaba a mil y aguanté unos minutos más, deseaba con todas mis ganas soltar mi lechita en su interior. Apretaba su cadera para arremeter con más fuerza.
Me acerqué a su oreja para preguntar con suavidad:
– dime te sale sangre de aquí abajito? Tenía que asegurarme.
– ya.. ah… Ah.. ya… Ahhh… Ya no… – solo eso necesité para que una parte muy primitiva de mi cerebro se activará y llevara mi brazo al rededor de su cuello y jalar la hacia mi mientras daba una empujón tan fuerte que la levanté entre la pared y mis piernas con sus pies apenas unos centímetros del suelo, el calor y lo apretado de su panochita me venció y mi verga se empezó a derretir soltando toda mi leche hirviendo lo más profundo que pudiera en su interior. 3-4 chorros fuertes y con cada uno una embestida más fuerte que la anterior con el último dejando las últimas gotas por fin reaccione y la vi con la cara y ojos completamente roja y temblando de todo el cuerpo. En mi furor la esfixié un poco y empezó sentí además mi pantalón húmedo. Confirmado después por mensajes de texto tuvo su primer orgasmo ahí mismo. La bajé lentamente y la ayude a sentarse, me senté al lado de ella y la abrace. Nos quedamos ahí unos minutos respirando fuerte sin decir nada.
Después de tomar aire me reincorporé y me guarde la verga, me limpie como pude y pedí que se quedara para regresar a la tienda por un papel de baño. La limpie bien, su short quedó hecho un desastre con una mezcla de sus juegos como nunca había ella visto y mi leche aún escurriendo de su conchita. Entre la limpieza le volví a preguntar sobre su periodo y me contó que su mami la llevó con un doctor y le dió unas pastillas porque le dolía mucho su pancita. Y desde entonces ya no le salía sangre. Estaba aliviado… Terminamos casi todo el rollo de papel pero quedó bastante bien, volví a comprarle un helado y la lleve a su casa. Hasta la esquina para no levantar sospechas. Esa es la historia de como me cojí a la tontita de mi barrio, hubo otras 2 veces, después de todo empezó a decirle a todos que yo era su novio… Pero esa es historia para otra ocasión.
Gracias por leer este relato tan largo, espero y lo hayas disfrutado como yo, deje una buena carga mientras rememoraba está anécdota.
Me gusto tu historia que rico . Fue un placer haber llevado la situación como la manejaste y se dió todo te felicito