La creación del hombre (parte I)
La corrupción y moldeamiento de la mente de un inocente infante, está a punto de comenzar, pensó Daniel quien es todo un semental que desea poseer y corromper ese pequeño cuerpo, y con los años moldearlo hasta que se convierta en todo un hombre como él, depravado, obceno, buscando el placer siempre..
Lo siguiente que leerán es un alter-ego, aunque la historia sea ficticia si hubiera deseado que sucediera.
Me llamo Bairon y tengo 6 años, vivo en una zona rural en una casita aunque pequeña es muy acogedora, soy hijo único, mi padre biológico se fue de casa cuando tenia 2 meses de nacido, vive en USA, por lo menos manda dinero para mi educación y bienestar, no somos pobres pero tampoco nos damos una vida lujosa, estamos bien, mi madre trabaja como maestra de kínder y allí fue donde conoció a la persona que me haría perder la cordura, transformándome de un estúpido niño curioso a un completo depravado con carita de ángel, Daniel, un hombre de 32 años, con un físico exorbitante, todo un semental, de 1.90 mts, piel bronceada, con mucho vello en sus brazos, pecho y piernas, barba grande que imponía masculinidad, trabaja en su propio taller mecánico a unas casa de la nuestra, y conoció a mi madre cuando él fue a recoger a su sobrina a la escuela, desde ese día se conocieron mejor y una cosa llevó a la otra y terminó por acompañarse con mi madre, esto pasó hace 3 meses, y pues mi relación con él al inicio era mala, no lo quería cerca de mi madre y mucho menos que él me abrazara o me dijera “campeón”, pasaron semanas para que me acostumbrara a su presencia, yo empecé el kínder y mi madre me daba clases, estas duraban hasta el mediodía (guarden ese dato), el turno de mi madre era tiempo completo por lo que ya a eso de las 5:30 pm íbamos de regreso a casa, me quedaba jugando en el parquesito de la escuela mientras acababa el segundo turno de mi madre.
Mi relación con Daniel se fue haciendo más cercana cuando él se ofreció a cuidarme por las tardes, mi madre aceptó inmediatamente pues le tocaba ser maestra y madre en su trabajo, por lo que quitarse carga era lo que ella necesitaba. Daniel al ser el dueño del taller tenia a hombres trabajando para él por lo que podía darse el lujo de tomarse las tardes libres para cuidarme a mí, a su hijastro, él cocinaba el almuerzo y me ayudaba con la tarea, me sentaba en sus piernas, según palabras de mi madre era para que yo fuera conociendo el amor de una figura paterna, al inicio me incomodaba, pero a medida que iban pasando los días me acostumbre a eso. Fue un viernes a las 2:00 pm, donde al despertar de una pequeña siesta y bajando a la sala, vi por la ventana que daba al jardín a Daniel, estaba sin camisa, con shorts ajustados y descalzo, hacia ejercicio, por alguna razón no pude apartar la mirada, sus músculos estaba bien esculpidos, sus bíceps con sudor, su espalda grande y ancha, del cansancio dejaba salir suspiros fuertes, y fue allí, cuando me vio, al inicio era una mirada atenta, voraz, intensa, yo iba solo con mi pantalón de pijama, algo en mi me hizo sentirme bien, el ser observado de esa forma por Daniel no me molestaba, sentía algo en mi pecho, mi cara se sentía extraña, una sensación de cosquillas que me hizo tocarme mis mejillas con mis manos, pasamos así quizás por un minuto hasta que viendo su cuerpo noté un bulto en su entrepierna, era grande y resaltaba bastante, él bajó la mirada y al notarlo me miró nervioso dándome una sonrisa, “Campeón, ¿me traes mi termo?, lo dejé en la sala”, después de eso se tapó su entrepierna con una mano, yo solo hice caso y le llevé su termo, a las 4:00 pm estábamos en la sala, me tenía recostado en su pecho y me abrazaba, estábamos viendo una película “Tarzán”, en la parte donde él hace su transformación de niño a hombre adulto, pausó la película y me miró a los ojos, “¿Jugamos a ser Tarzán?” me dijo con esa sonrisa que ocultaba malicia, “Si”, respondí despacito, no sabia como se jugaba eso, pronto sabría.
Fuimos a mi cuarto, y cerró la puerta, fue hacia mi ventana y la cerró, encendió la luz tenue de mi habitación, se paró frente a mi y me dijo “Te voy a enseñar, mira”, dijo señalando el espejo de mi armario, “Quítate la ropa”, dijo suavemente, el se quitó su camisa y yo hice lo mismo, hasta que quedamos desnudos, miré el espejo, mi cuerpo era muy pequeño y frágil a la par suya, miré su cuerpo desnudo en el reflejo una vez más, aunque esta vez en vez de ver un short, vi con total atención su pene, flácido pero grande, de tono oscuro, sus bolas eran grandes, él se agachó hasta quedar a mi altura, “tú eres Tarzán niño, Yo soy Tarzán adulto” dijo acercando nuestros cuerpos, “algún día serás como yo, así de grande, tendrás músculos y…”, me susurró al oído y con su mirada me indicó que agachara la mía, con su mano acariciaba su pene, que se estaba empezando a poner algo duro, “La tendrás como yo… ¿quieres tocar?”, me dijo y yo asentí con la cabeza, tenía curiosidad, había tocado el mío cuando me bañaba pero era pequeñito, tocar un pene de ese tamaño era otra cosa. Él se levantó y se sentó en la cama, yo tímido toqué su pene, estaba caliente, duro, de donde orinaba le salía un liquido que se miraba viscoso, cuando terminó de estar erecto totalmente, era muy grande, él me miraba con una mirada depredadora, miraba como mis manitas no eran capaces de rodear ese grueso trozo de carne, “Puedes besarlo, entre hombres hacemos eso, inténtalo”, me dijo con una voz profunda, excitada, llena de deseo, lujuria, y lo hice, le di un besito, pero no fue darle besos lo que me gustó, era su olor, el olor de su pene, de su entrepierna, olía fuerte, pero por alguna razón eso hizo que mi pene pequeño se levantara, Daniel sonrió con malicia al ver esto, “¿te gusta el olor? ¿no es así?”, me tomo con sus manos y me recostó en la cama, se puso encima de mí, casi sentándose en mi cara, yo solo quería oler más, ese olor adictivo, y lo hice, olí sus testículos, aspiré ese olor, con mi boquita les daba besos, sentía con mis labios como esas bolas se movían cada que pasaba mis labios allí, el con su mano áspera, como la de todo hombre masculino, tomó mi pequeño pene y empezó a frotarlo, y con su otra mano se estaba masturbando, “eres un hermoso niño, muy curioso, ¿te gusta, putita?, que cuerpo tan hermoso tienes, tan pequeño, tan frágil, estas muy pequeño como para andarme provocando, tu me provocaste, te deseo tanto” hablaba susurrando y gruñendo con esa voz grave, animal, posesiva, a lo que a su vez su respiración era muy rápida, ese hombre grande, fuerte, masculino, estaba muy caliente, yo igual, mis instintos actuaron por mí y empecé a lamer sus testículos, escuché que él soltó un gemido ronco y se levantó de golpe para posicionarse entre mis piernitas, me abrió mis piernitas dejando ver mi rosadito y pequeño ano, vi como de su erecto y húmedo pene salió un liquido blanco, muy espeso, era mucho y ensució mis sabanas, mi pechito y estómago, se desplomó encima de mí, bajó a mi pecho y empezó a lamer ese liquido tibio, me dio cosquillas así que empecé a reír bajito, el me miraba mientras seguía lamiendo mi cuerpo, y sonreía, “te diviertes, me quieres ahora, quieres a este hombre en tu vida, lo sabes, lo deseas tanto como yo”.
Después de terminar nos metimos a bañar en la ducha del primer piso, me tocaba sin remordimiento, con amor, me miraba con una sonrisa, unos ojos que irradiaban felicidad, era mi padrastro, ¿esto era el amor?, Cuando nos vestimos y nos recostamos en el sofá, yo encima de él, solo con ropa interior impidiendo nuestra desnudez total, me dijo lo siguiente “Tu madre no se puede enterar de esto campeón”, “¿por qué?” le contesté mirándolo atentamente, “¿Lo que hicimos te gustó verdad?, yo sé que sí, si quieres que lo hagamos otra vez debes jurarme que no se lo dirás a nadie, ¿me lo juras?”, me dijo mirándome atentamente, con una mirada seria, voraz, la mirada de un lobo que miraba a su presa, me gustaba que me mirara así, me hacía sentir un calor en mi pequeña entrepierna, “Si, papito” le dije con una sonrisa, a lo que él sonrió ampliamente abrazándome, “Si mi hermoso niño, soy tu papito, puedes tocarme y yo a ti, será nuestro secreto”, dijo mientras con su mano me acariciaba mis nalguitas y me besaba toda mi carita.
(continuará)…
Son solo mis fantasías, mis deseos, tengo muchos fetiches y filias, subiré más relatos con otras temáticas como el zoo, incesto, acto no consensuado (mi favorito), y más, si quieren charlar conmigo pueden escribir al tg, y me cuentan sus relatos y oscuras fantasías, saludos desde El Salvador 😀
@Ferdinanantimoral
Buen relato…, aunque prefiero que los diálogos vayan fuera del texto…, para que no parezca mazacote. Los diálogos dan carácter y verosimilitud a las historias. Salu2.