La fiesta de la leche 1/3
Cómo pasé de virgen a esclavo sexual en un fin de semana.
Viniendo de una familia religiosa, siempre tuve que mantener las a apariencias y pasar por hetero. Pero, desde que comencé la adolescencia y se me empezaron a formar las piernas y el culo, no paraba de mirarme al espejo y meterme dedos cada vez que me quedaba solo y soñaba que me dejaran lleno de leche hasta que me chorreara por las piernas. Tuve un par de experiencias con primos y un vecino (luego les contaré), pero nadie me había estrenado.
Lo cierto es que para cuando comencé la universidad, a los 16, tuve que mudarme a una nueva ciudad y estaba decidido a comenzar mi vida sexual. El primer lugar en el que viví era una residencia de hombres donde vivían solteros de todos las edades, pero ninguno tan joven como yo.
Mi habitación era muy pequeña (justo la cama individual y el baño sin puerta. Me decepcionó un poco que incluso tuviera la ropa el piso por falta de espacio pero estaba feliz de vivir solo por fin. Justo cuando me estaba mudando, el vecino de al lado estaba llegando a su habitación aprovechó para presentarse y saludar: su nombre era David (tenía unos treinta y tantos años, un poco de barba, moreno y de brazos tatuados. Era motorizado). Me Dijo que podía visitarlo cuando quisiera y así tener un poco más de espacio. Yo quedé flechado.
Para estes entonces mi culo era mi atributo favorito, luego mis piernas. Pero me considero guapo, en general: soy blanco, delgado, con el pelo medio rizado, los labios rojos y mido 1.78. No soy un adonis, pero levanto miradas.
Esa misma tarde, me alisté y me fui a un centro comercial famoso de la ciudad en el que había visto que se daban encuentros en los baños. Me vestí con unos pantalones anchos para que fuera fácil quitármelos una camiseta ajustada que se convertía en un hilo por debajo. Estaba decidido y preparado.
Nada más llegar a los baños vi que un chico estaba en uno de los urinales con la verga fuera. No era muy larga, era gruesa y venosa con la cabeza brillante. Sin decirle nada me acerqué, me puse de rodillas y empecé a mamar como desesperado. No olía muy bien pero me tenía sujeto del pelo y me la enterraba hasta donde entraba mientras él gemía cada vez más rápido. No podía soltarme, aunque tampoco quería. Noté como me empezaba a salir baba por las comisuras de la boca de tanta caña que me daba. Sentí que otras personas entraban y salían pero yo estaba en trance.
Solo escuchaba al chico que entre gemidos me decía “abre bien, puta. Tráguetela toda. Uff, que boquita”. Hasta que al final me dice “TRÁGUETELA!” Y me inundó la boca con su leche. Esa siempre es mi parte favorita, me encanta tragar, pero me dolía la boca por falta de costumbre y se me escapó un poco que me cayó en la camisa.
Estaba un poco decepcionado porque pensé que había terminado todo, pero cuando volteé habían otros tres hombres masturbándose con la escena. Dos eran relativamente jóvenes y el tercero era un hombre bastante mayor y con barriga. Los tres tenían la verga afuera y antes de darme cuenta comencé a mamar cambiándome de uno a otro. Me tenía a mil saber que estaba en el piso de unos baños públicos mamándole la verga sudada a tres desconocidos que solo me estaban usando a su voluntad.
El primero en acabar fue el de la derecha, no había dicho ni una palabra. Me acabó en la cara (lo cual me pareció un desperdicio) y se fue. El de en medio si se tomó el tiempo de decirme “saca la lengua, princesa” y me regaló su elixir para que lo saboreara. Luego, en lugar de irse, me sostuvo la cara por los lados para que el viejo me penetrara la boca a su voluntad. Me sorprendió lo larga que era, casi no me dejaba respirar. Para cuando acabó me la enterró hasta el fondo y pude sentir como su leche bajaba por mi garganta. Inmediatamente se subió el pantalón y se fue con el otro chico hablando entre ellos sin siquiera despedirse de mi.
Acabé sudado, con la cara y el pelo llenos de leche y me dolían las rodillas pero estaba feliz de que había despechado a cuatro machos en una tarde, pero aun traía mi culito rosado sin ser usado ni la primera vez. Eso sí, no por mucho.
Gran relato por favor sigue así.
Hola! Es mi primera vez escribiendo relatos. Me alegra muchísimo leerlos y saber que les gusta
como sigue
Hola! Gracias por interesarte en mi primer relato! La segunda parte ya está disponible