La nieta fingía estar dormida para recibir lo duro que se le venia
La herencia genética se veía en su cuerpo voluptuoso, la mujercita saco a la abuela..
Lo que narrare a continuación es totalmente verídico, tratare de poner atención en los detalles y los datos tal como los recuerdo.
Acababa de cumplir 36 años y era encargado del personal de una empresa de servicios residenciales, donde dábamos mantenimiento a los sistemas de filtros de las albercas, alumbrado, pintura y jardinería al interior de los fraccionamientos de la gente adinerada. Era una empresa de 7 empleados todos varones, una contadora publica, una señora de unos 54 años que era la encargada del aseo de la oficina y yo que era el supervisor de personal.
Muchas ocasiones llegado el viernes, dado que no trabajábamos el sábado y domingo, nos reuníamos en el almacén al final de la jornada y esperando que se fuera el gerente después de pagarnos el sueldo, empezábamos a comprar cervezas en una tienda que estaba sobre la misma calle, no había problema a veces el dueño cooperaba con una botella de tequila y podíamos estar allí hasta terminar completamente ebrios… yo debía mantener el control pues tenía que dejar cerrado el almacén con los candados esa era la única condición. La contadora pocas veces convivía con nosotros, pero la señora de limpieza era otra historia. Bebíamos cerveza para calentar motores, una tras otra, riéndonos, contado historias por turnos, ya más avanzada la tarde servían los tequilas y nos poníamos a bailar con ella. La mujer era de ambiente, pero sin insinuarle cosas raras ya nos conocimos algunos años, había confianza e inclusive cierta amistad, no pasaba de algunos cuentos subidos de tono y albures lujuriosos. transcurrió el tiempo ya los más alcoholizados empezaban a retirarse, uno a uno los trabajadores se despedían, la señora ya estaba en mal estado, pero no se iba y al final solo quedamos los dos. Platicábamos sobre cosas de la vida y yo aprovechaba su estado para rozar con mi codo sus senos, que por cierto eran grandes y puntiagudos, además tenía un buen par de nalgas, la doña estaba bien conservada de rostro muy guapa, piel blanca (le gustaba pintarse el cabello de un rojo oscuro) y se ve que en su juventud fue aún más preciosa. Seguíamos bebiendo y ya decía puras incoherencias, empezaba a preocuparme porque oscureció de pronto y tenía que llevarla a su casa como a unas 6 cuadras de allí. En un momento se quedó dormida sobre tres sillas que habíamos puesto en hilera y yo aproveche su estado para agarrarle las nalgas, dedearle su rajita y acariciar su rostro. Estaba completamente dormida y ni sintió el manoseo. No podía dejarla dormir más entonces dieron las 12:15 de la noche, ni un alma en la calle y la desperté por fuerza y casi cargándola al hombro empezamos a caminar, la deje recargada en la pared y cerré bien el negocio solo era el acceso del almacén con candados, encendí la alarma y emprendimos a caminar lentamente. Asi tambaleándonos con gran dificultad llegamos a su casa, toqué el timbre varias veces, luego golpeé la puerta, pero nada de respuesta aún estaban encendidas las luces de la segunda planta por lo que sabía que había alguien, tratando de razonar con la mujer le dije que no abrían y con apuros saco unas llaves de su bolsa. Empecé a probar en la cerradura una a una y al fin abrió, entramos y nos recibía la cochera, asi ingresé a la sala y la senté en un sillón. Empecé a llamar a alguien de la casa, pero seguían sin asomarse. Pensé, seguro salieron al Oxxo (aunque ya era tarde, esos atienden 24 hrs.) a ver si no tengo problemas por entrar, pero yo les explicaría la situación ni modos de dejar a la doña en la calle. Me senté en el sillón a un lado de ella y me dice, llévame al baño quiero orinar la conduje al sanitario bajo la escalera y sin esperar que saliera se bajó el pantalón. Llevaba un calzón de encaje amarillo muy lindo, lo dejo a la altura de las rodillas dejando ver los pelos castaños de su puchita y se puso a mear sentada, me platicaba cosas sin sentido y yo escuchaba, creo que me estaba confundiendo con alguien quizá con alguna ex pareja porque mientras orinaba me tomaba del bulto de mi verga y decía que quería mamármela. Me dijo ayúdame a levantarme, le subí el calzón no sin antes ver sus nalgas duras y blancas dándoles un apretón con su respectivo arrimón y luego le abroché el pantalón. Salimos y nos sentamos en el sillón y siguió balbuceando, en eso miro a la escalera y va bajando una jovencita de unos 12 años, estaba bostezando y tallándose los ojos. Dijo abue ya llegaste, pero ella ni le respondió, le salude y le explique la situación (ya nos conocíamos de vista), me dijo que estaba durmiendo y que por eso no escuchaba el rebumbio, allí vivían tres mujeres: la abuela, su hija (que es la putilla de la colonia que por cierto esta buenísima) y la nieta con quien charlaba. Estaba ya morboso por todo lo ocurrido hasta ese momento, en eso la abuela me toma de la mano y me dice vámonos a dormir, la nieta no dijo nada estaba en la barra de la cocina tomando un vaso de agua, yo trataba de despedirme y la nena me miraba de reojo, pero la abuela no me soltaba la mano y para que no se cayera le ayude a subir las escaleras, pensé dejarla en su habitación y despedirme. La chica iba delante de nosotros y me indico cuál era su pieza, ingresamos donde había una cama matrimonial grande y una individual paralela, allí dormían las dos. La acosté y le dije que me retiraba, pero la mujer insistió en que me recostara que era noche para salir de nuevo a la calle, tan pronto se acomodó le quité los zapatos, se enredó con la cobija y empezó a roncar. La muchacha y yo nos quedamos viendo en un momento incomodo, por todo lo sucedido ni atención había puesto en la nena, pero ya viéndola bien y como recordaba es muy bonita, de ojos grandes aceitunados de sonrisa coqueta, piel clara apiñonada, cabello negro profundo y largo, tenía una camisita para dormir de tirantes finos pegadita color melón con los hombros descubiertos se le notaban sus senos esféricos, firmes y tenía puesto un cachetero negro que aprisionaba su culo voluminoso sin ser gorda, estaba muy desarrollada para su edad. Pude verla con atención cuando subía la escalera contemplaba sus enormes nalgas herencia genética de su abuela también lo vi cuando ella se asomó por la ventana hacia el patio y me pregunto, ¿cerraste bien?, a lo que asentí. Me dice: es que mi mamá no regresa hasta mañana y tengo miedo, mi abuela está bien dormida. Le dije entonces puedo quedarme, me contesta “si” sin problema. Duerme con mi abuela se ve que te quiere mucho (esas mujeres eran de moral distraída no dudo que tenían invitados algunas noches al menos es lo que los vecinos chismeaban).
Yo desconfiado pensé mil cosas, pero me senté en la cama, la chica estaba ya en la suya que se encontraba aún lado y se miraba las uñas, me retiré los zapatos y me acosté con la ropa puesta, trascurrieron unos minutos sin hablar después la chica me dijo “hasta mañana”, puedes apagar la luz, le di las buenas noches y obedecí, ella se echó la sabana encima y se giró dándome la espalda. Imaginaba mil cosas lujuriosas, tener a la abuela y la nieta, pero eran solo fantasías no debía faltar a la confianza dada tenía ese conflicto en mi cerebro. Pasaron los minutos y con la luz a medias, pues iluminaba una lampara de la calle empecé a dormitar, podía ver la silueta de ambas al lado mi amiga del trabajo y en la otra cama la nieta, no sé exactamente qué tiempo paso, pero escuchaba que ambas dormían. En un momento pensé dejarlas durmiendo y salir de allí, pero estaba expectante, en eso la nieta se quita la sabana y pude ver sus nalgotas apuntando hacia donde estaba yo, se rascaba un glúteo y podía ver como se mecía su carne. Me puse duro de inmediato, no sé qué sucedería si me acercaba y le masajeaba el culo, estaba asi y transcurrió otro rato, ya estaba bien erguido y alucinaba de calor sexual, esa chiquilla estaba ahí al alcance, toda hermosa quizá otro invitado de su abuela o de su propia madre ya le habían iniciado quien sabe que había visto que tanto sabia del tema, se rumoraba en la colonia que ambas mujeres metían a hombres a su casa donde tenían fiestas de alcohol y vayan a saber que más, eran muy confianzudas. Me giré hacia la abuela que dormía boca arriba, y metí mi mano bajo la cobija y después bajo el sostén apretando su pezón masajeando a ver que hacía, lo sentí delicioso empecé a mojar mi pantalón sin venirme, ella no respondió. No aguante y me levante sin hacer ruido, me acerque a un lado de la cama, la nieta estaba con su culo a la orilla del colchón y empecé a tocarla apoyando las yema de mis dedos en su piel tersa, ella no hizo ningún movimiento quise pensar que dormía profundamente me dije en afán de darme ánimos si ella no escucho el timbre, ni los toquidos a la puerta y cuando grite, menos el que la rosara con sutileza, masajeaba su culo y poco a poco fui metiendo mi dedo en medio de su cachetero ella deba pequeños pujidos mientras yo la miraba, no me importo ya estaba encendido por precaución volteaba a ver a su abuela quien roncaba super dómida.
Me saqué la verga del pantalón y empecé a masturbarme mientras la tocaba, acariciaba sus hombros, sus piernas y amasaba su culo. Entonces sin decir nada, ella se arrimó dejándome espacio y me abalance. Me quite el pantalón y me re pegue a su cuerpo por detrás, tenía una erección gigante, entonces empecé a puntearla una y otra vez, ella hacia pequeños movimientos a lo que me anime y le baje su prenda intima, dejando a mi vista ese bizcocho hermoso que olía sin mentirles a chicle, fue ese glorioso aroma tan dulce, lo deje hasta la pantorrilla y bese sus piernas , su delicioso trasero y después colocando mi pito entre el surco de sus nalgas empecé a mecerme sobre su ano, ella las abría separando ese par de deliciosos glúteos para que entrara hasta que logre penetrarla por su anillo. Seguí embistiendo, quería introducirle hasta los huevos mientras mis manos ya estaban motivando sus senos de buen tamaño que por la excitación se sentían duros sus pezones como piedras hermosas, eran gemas de color rosáceo, su cabello parecía brillar por un halo extraño virginal y ambos gemíamos contenidos, mi estomago embonaba perfecto en esa curva cóncava de su espalda baja que arqueaba encajando con cada empujón, tan estrecha como la botella de una coca cola y desembocaba en sus caderas anchas que se expandían después sobre la carne mollar de sus enormes posaderas, rematados en el fondo por su ano tan apretado el cual disfrute hasta estallar dentro de su interior, colmándola del jugo concentrado de mi ser…




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