Lamiendo los pies de mi papá
Justo cuando todo se ponía bueno.
Luego de lo último ocurrido la relación con mi padre iba de lo más normal, nunca se enteraba de que siempre, después mi clases llegaba a casa y me encerraba en su habitación para escudriñar entre su ropa sucia sacando sus calcetines sucios para olerlos, desnudarme y hacerme tremenda paja en su cama, poco a poco mi libido iba creciendo al punto que ya no solo sus calcetines me satisfacían y pensé en también hundir mi nariz en sus bóxer, pero la verdad me daba cierto asco encontrarme con alguna mancha no deseada salida de su retaguardia, así que descarté la idea por lo que tuve que conformarme con sus calcetines.
Quería repetir lo que había pasado esa noche, pero había sido muy riesgoso y casi me descubre, pero mis ansias crecían más y más, no podía dejar de pensar en esos hermosos pies de mi papá y un día me decidí que lo repetiría cueste lo que cueste. Esa noche, después de que mi padre llegara y siguiera su rutina normal yo me senté en el sofá a su lado, ambos estaban lo bastante cerca para que con solo levantar una pierna pusiera su pie justo a un lado de mí.
“Dios, que cansancio” escuche decir a mi padre.
“Si, él día fue cansado” le respondí sin siquiera verlo.
“Me habló tu mamá, dijo que Joshua vendrá este fin de semana”
Lo que nos les conté es que mis padres se divorciaron hace un par de años y, mi hermano Joshua que es mayor que yo por dos años y yo elegimos con quien queríamos vivir, él siempre fue muy apegado a mi madre por lo que no dudo en elegirla e incluso intentó persuadirme de irme con ellos, pero yo era más cercano a mi papá y preferí quedarme con él, Joshua y yo éramos mejores amigos y la distancia que nuestros padres impusieron entre nosotros nos hicieron más unidos, las peleas entre los dos disminuyeron considerablemente, siempre me aconsejaba cuando tenía un problema y justo ahora que estoy por terminar la secundaria él me ayudaba con las tareas. Estaba emocionado de que mi hermano mayor nos visitara este fin de semana.
“Genial” dije, pero mi alegría duró poco porque me acorde que si Joshua estaba todo el fin de semana con nosotros no podría hacer mi jugada con mi padre y debía esperar al lunes para eso, no podía esperar tanto.
“Te noto pensativo ¿todo bien hijo?” me sorprendió la pregunta de mi padre.
“Si papá ¿Por qué estaría mal algo?”
“Por qué hace unos días entre a tu cuarto para buscar la ropa sucia y me encontré unos calcetines míos”
Dios con todo lo que pasaba no me acordaba que tenia los calcetines de la primera noche entre mis cosas, los guardaba como trofeo por mi primer gran hazaña.
“No sé, se debió mezclar con tu ropa en algún momento”
Era lo más tonto porque ambos tenemos nuestros propios cestos de ropa sucia que estaban en nuestros cuartos ¿Cómo le explicaba a mi papá que sus calcetines estuvieran entre mis cosas?
Mi papá se recargó en el sofá y levantó una pierna para acomodarla a un lado de mí, luego levantó la otra y cruzo los pues uniendo los tobillos, estaban a al menos treinta centímetros de mi cara, el color negro de sus calcetines mostrando la piel de sus talones, la forma de sus dedos que estaban en completo reposo y como apuntaban directo a mi hicieron que mi erección se hiciera presente, de pronto el penetrante aroma de sus pies inundaron mis fosas nasales y mi boca comenzó a secarse, estaba luchando contra mis propios instintos para no girar mi cabeza y hundir mi cara en esos hermoso pies, su pantalón de vestir le daba un toque único y luego de ver a mi padre que se mantenía con las manos detrás de la cabeza me miraba, pero no estaba molesto más bien parecía que esperaba algo. Desvié mi mirada a los pies de mi papá un momento y él empezó a mover sus dedos.
“Si, se debió mezclar la ropa” dijo “Estoy muy cansado, ¿me darías un masaje?”
Yo abrí los ojos enormemente y ni lento ni perezoso dije que sí.
Con mucho miedo le comencé a acariciar la planta de los pies, primero uno y luego el otro decidiéndome por cual empezaría, me decidí por el derecho que era el que estaba arriba del otro y con los pulgares apretaba y sobaba con delicadeza, noté como mi padre se acomodó y soltó un suspiro, seguido de un sonoro “mmmm” mientras apretaba los ojos.
“¿Lo hago bien?” le pregunté nervioso.
“Si, pero hazlo como la otra vez”
Yo me quedé helado.
El abrió lo ojos y bajó los pies para después inclinarse en el sofá con una sonrisa ladina, se acercó a mi rostro con la misma mirada en sus ojos.
“¿Acaso crees que no noté lo que hiciste?”
Su rostro estaba tan cerca del mío que bien podría robarle un beso.
“Continua” ordenó y se acomodó de nuevo subiendo ambos pies.
Yo seguí con mi labor, de vez en cuando veía como mi padre sonreía y estiraba su cuello hacia atrás dejando caer su cabeza, yo con más confianza me acerque y le din un respiro hondo a su pie, olía tan bien que no dude en tomar el otro y también olerlos, hice que me pegara ambos pies a la cara y yo aspiraba su aroma, estaba completamente extasiado, mi padre parecía igual porque de vez en cuando se acariciaba el pene sobre el pantalón, yo quería disfrutar del momento y no incomodarlo por lo que me abstuve de pedirle que si quería se podía masturbar.
Mi pene también estaba erecto y también pasaba mi mano de vez en cuando por mi pene sobre el short, en mi era más evidente la erección por que llevaba puestos unos shorts de futbol, de esos que son muy delgados. Recordé lo ansioso que estaba por probar esos pies y sin esperar más saque la lengua y la pase desde el talón hasta sus dedos, mi papá reacciono encogiendo su pie, yo lo miré con algo de miedo y después de que él me dedicara una sonrisa burlo volvió a dejarme sus pies a mi merced.
“¿Por qué no lo pruebas sin el calcetín?”
Yo estaba en las nubes y después de quitarle los dos calcetines seguí lamiendo y oliendo, mi papá poco a poco soltaba pequeños gemidos y con mayor frecuencia y más descaro se acaricia el paquete que ya se le marcaba en el pantalón, pasaba mi lengua por entre sus dedos, bajaba por la planta de su pie hasta sus talones que mordisqueaba con lujuria, después se me ocurrió que podía masturbarme con ellos, después de mucho tiempo por fin lo haría e hincándome en el sofá con los pies de mi papá a la altura de mi pene me bajé el short y a pocos centímetros de sentir la piel de sus pies con la de mi pene mi papá se detuvo, se pudo de pie y me miró furioso.
“Perdón” solo atine a decir encogiéndome en el sofá.
Mi padre nunca me golpeaba, pero si ya tuvimos este momento de intimidad nada lo detendría para hacerlo.
“Puedes quedarte con los calcetines” dijo y acomodo su traje “cuando los desocupes lávalos y me los devuelves” después se dirigió al baño.
Yo me quedé en la sala con los calcetines en el piso y un sentimiento de ¿alegría?
De cualquier forma no iba a desaprovechar esta oportunidad ahora que mi padre sabia de mis fetiches y que yo sabia que le gustaba que lo practicara con él podía hacerlo cuando quisiera, solo que me abstendría de repetir lo del pene.
Muy bien manejado el tema de los fetiches, sin ser fan de los pies me ha calentado mucho este y el anterior relato. Una historia prometedora amigo, seguí así.❤