Las Aventuras de un Agente de FBI
Tras arrestar a un individuo por posesión de pornografía ilegal, Rald Matteson, un agente de FBI, se meterá a un mundo de perversión..
.
—¡Tiene derecho a guardar silencio! Cualquier palabra que diga podría ser usada en su contra. —Dijo el agente del FBI Rald Matteson, mientras esposaba al jóven de 21 años que habían atrapado tras seis largas semanas de investigación.
El joven se llamaba Jake Atchiesson. Había sido arrestado en su apartamento tras la revisión de su computadora. La razón; Pornografía infantil.
El agente Rald Matteson, que había tenido una mañana realmente difícil con su esposa, se encontraba de mal humor, así que lanzó con violencia al arrestado hacia el asiento trasero de la patrulla.
—Escucha bien, basura. —Le dijo— Ni una sola palabra de camino a la comisaría, o te rompo los dientes. Créeme, puedo hacerlo sin quiero sin meterme en problemas. Nadie se preocupa por el bienestar de un puto pedófilo.
El tipo, asustado, pero ya consiente de lo que le futuro le aguardaba, obedeció y asintió.
Era medio día.
02.
—¿Y bien? —Le preguntó el agente Bryce Hodson a su compañero mientras mordía su hamburguesa—. ¿Cuánto le dieron al bastardo?
—Seis meses. —Respondió Rald, también comiendo su almuerzo—. Seis meses en la penitenciaría. Iban a ser dos años, pero el juez bajó la sentencia a cambio de la información de quién le vendió el material.
—¿Cómo consiguió esa basura?
—Un grupo de pedofilia en internet.
—Wow. —Respondió Bryce—. Vaya que el internet está lleno de gente enferma, ¿eh? Por eso no dejo que mis hijas entren.
Rald y Bruce llevaban siendo amigos ya cerca de dos años. Ambos habían entrado a trabajar a los cuarteles del FBI tras graduarse de la academia al mismo tiempo.
—Bueno, lo importante es que finalmente lo atrapamos. —Siguió Rald—. Fue difícil acceder a su disco duro. Tuvimos que sacar una orden y toda esa mierda.
—Ya veo. Al menos tuviste un caso interesante, a mí y a mi compañero solo nos ponen a escoltar diputados y jefes de gobierno.
—Cambiando de tema, ¿Cómo está tu familia?
—Meh. —Contestó Bryce y rió un poco—. Todo normal. ¿Y el tuyo?
—Peleé con Martha en la mañana.
—¿Ah? ¿Sobre qué?
Rald dió un trago a su cerveza. —Sigue insistiendo en tener hijos, pero ya le dije que no creo estar listo.
—Vamos, hombre. Ya tienes 27 años. Es hora de tener niños.
—Es mucha responsabilidad, y mi trabajo apenas y me deja respirar de vez en cuando. Imagina llegar a la oficina después de un largo día de trabajo y tener que hacerme cargo de un mocoso. No gracias.
—Yo creo que serías buen padre.
Rald río. —Bueno, volviendo con lo del trabajo, necesito que te hagas cargo de algo.
—¿De qué? —Preguntó Bryce tras dar el trago final a su cerveza.
Rald sacó una USB y la puso en la mesa.
—Es una copia del material que Jake Atchiesson tenía en su computadora.
—¡¿Qué?! —Preguntó Bryce casi gritando—. ¡¿Qué haces con esa mierda?! ¡¿Por qué hicieron copia?! Es ilegal.
—El equipo tuvo que hacer una copia para mostrarla como evidencia en el juicio. Era más fácil que llevar una computadora entera. El juez me dijo que la destruyera cuando terminamos.
—¡Pues destrúyela, hombre! ¡No la pongas donde comemos!
—No sé cómo destruir una USB. Ayúdame.
—Solo quémala o algo.
—UGH.
—Debo irme ya. —Dijo Bryce y puso los 20 dólares del almuerzo en la mesa—. Mi esposa me matara si llego tarde una vez más. Quema esa cosa, o destrúyela con un martillo o lo que sea. Nos vemos.
—Um… Claro… Supongo.
Se despidieron y cada uno fue para sus casas.
03.
Rald llegó a su casa, y lo primero que hizo, incluso antes que desatarse la corbata, fue ir a la recámara de su esposa.
—Mi amor…
No respondió. Su mujer estaba acostada, fingiendo que dormía para no tener que dirigirle la palabra a su esposo.
—Sammy, mi amor…
—Vete a dormir al cuarto de huéspedes. —Dijo, de manera fría y directa.
—¿Ah?
—Vete a dormir al cuarto de huéspedes, o a la sala, o a donde quieras… No quiero verte esta noche.
—Amor, yo…
—Que te largues, Rald… ¿No escuchas?
Rald supo que intentar hablar con ella sería inútil. Llevaba casada con ella un par de años y la conocía bien. Así que decidió seguirle el juego y en la mañana lo intentaría de nuevo.
—Bien.
Y salió.
04.
Llegó al cuarto de huéspedes y cerró la puerta. Arrojó su saco y su corbata en una silla, y después se quitó los zapatos.
Estaba exhausto.
Se arrojó sobre la cama, y tomó la laptop que estaba en su maletín.
«Tal vez vea algo en Netflix y después me duerma». Pensó.
Y luego recordó una cosa: Llevaba cerca de dos semanas sin tener sexo con su esposa.
«Mmm… ¿Y si veo algún videito sucio».
Samantha hacía eso cuando se enojaba con Rald. Le negaba el sexo, y como ya tenían cerca de dos semanas discutiendo sobre el asunto de tener o no tener hijos, eso para Rald se traducía a dos semanas sin una buena cogida.
—Veamos… —Dijo, con una pequeña sonrisa—. ¿Qué podré ver para hacerme una buena paja.
Entró a su suscripción premium de Pornhub, suscripción de la que su esposa no tenía idea, por supuesto, y lo primero que buscó fue: Maestro y Alumna.
Y tras dar clic, se desplegó una lista de miles de videos.
Ese era el fetiche de Rald. Le gustaba ver hombres maduros cogiéndose a muchachitas lindas. Le excitaba la fantasía de ser un hombre mayor con poder dándole su merecido a una niña inocente.
Por supuesto, sabía que los actores de esoa vídeos no tenían la edad que pretendían, pero al menos la fantasía estaba ahí.
—»Maestro». —Dijo la chica del vídeo, que vestía una falda super corta—. «¿Podemos hablar sobre mi calificación?».
—»¿Qué sucede con ella?» —Respondió el actor. Era musculoso y muy guapo, ni de chiste sería maestro en la vida real.
—»¿Cree que pueda cambiarla? ¿Subirla un poco?»
—»Lo siento. Estudie más tiempo para el siguiente exámen».
—»¿Y… ¿no podríamos llegar a un acuerdo?»
—»Mmm… ¿Qué propone?»
Y unos 20 segundos después, la «joven estudiante» estaba de rodillas llevándose a la boca la verga erecta del «maestro».
Rald observana la escena. Tenía la laptop sobre su pecho mientras estaba acostado en la cama del cuarto de visitas.
Poco a poco, comenzó a hacerse visible un bulto en sus pantalones.
«¿Cuándo fue la última vez que Samantha me dió una mamada?». Pensó.
Quitó el vídeo y comenzó a buscar otros.
«Chica rubia tetuda convence a maestro de subirle la calificación», «mujer de gran trasero usa sus encantos para librarse de una multa».
Siguió buscando títulos, y viendo las miniaturas, pero ninguna era tan llamativa o le excitaba.
El bulto de sus pantalones comenzó a desaparecer.
—Mierda… No hay nada bueno.
Bajó, y vio un buen título…
«Padre e Hija celebran el día del padre».
—¿Padre… E hija? —Se preguntó. Ese sí que era un título interesante.
Dió click.
El vídeo trataba de una actriz haciendo de «hija» llevándole un pastel a su padre de sorpresa por el día del padre. En menos de dos minutos de metraje, ya estaba cogiendo sobre el pastel.
El título era algo interesante y no morboso. Pero no era real, y eso comenzaba a matar el interés de Rald. Pero el título quedó en su cabeza.
«Padre… E hija. Vaya, qué… interesante».
El bulto en sus pantalones volvió a crecer.
«Esa actriz tiene como 30 años. Eso no ayuda a imaginar que es real. Sería mejor si hubieran contratado a una actriz no tan alta y más joven… Eso ayudaría mucho».
Y entonces, finalmente lo pensó.
«¡LA USB!»
La USB llena de… material interesante por el cual habían arrestado a ese tipo esa misma mañana.
—Mierda, ¿aún tengo esa cosa?
Metió su mano a su bolsillo, y ahí estaba.
«Una USB llena de…. Pornografía… Infantil… ¡PORNOGRAFÍA INFANTIL!».
El bulto comenzó a hacerse más grande. Ya parecía una tienda de acampar.
«¿Cuántos años tienen las niñas de estos videos? ¿Trece años?… ¿Menos? … ¿Diez? ¿Cinco? ¿Serán bebés?».
—¡¿PERO QUÉ ESTOY PENSANDO?!
Eso era… Pedofilia…
—No soy un puto pedófilo.
Pero, la gran verga en sus pantalones decía otra cosa.
—Mierda… ¿Y si… ¿Y si hay padres e hijas reales en esa memoria?
No pensó nada por unos segundos. Nisiquiera se movió, pero su cuerpo sintió un escalofrío que no había experimentado en un largo tiempo… Y su pantalón, ya tenía una pequeña mancha visible sobre la punta de aquella tienda de campaña… Era semen.
Introdujó la memoria, movió la flecha de la pantalla con el dedo, y… abrió la carpetas…
—Mierda… —Dijo.
Los archivos pensaban 32GB. Una cantidad de archivos que habían condenado al infeliz de Jake Atchiesson a dos años en prisión.
«Será solo… Un vistazo». Pensó.
Rald era agente del FBI, y el juez en persona le dió la memoria. Técnicamente… No era ilegal echar un vistazo. Era su trabajo.
Al entrar a la memoria, vió 5 carpetas diferentes.
– 14-17 años.
– 10 – 13 años
– 6 – 9 años
– 3 – 5 años
Y la última que decía:
– Bebés.
—Son… ¿las edades de las niñas de los vídeos? —Se preguntó.
No pasó mucho tiempo antes de que diera click a la carpeta llamada «3-5 años».
«¿3-5?» Pensó. «¿Por qué no le dí la de «14-17″?».
El morbo y la curiosidad habían podrido más que su sentido de la moral.
La carpeta tenía cerca de 150 vídeos. La mayoría duraban apenas unos segundos, pero había otros de hasta 5 o 10 minutos.
Rald buscó con la mirada uno largo… Y le dió click.
Y lo primero que vió… Nunca se lo esperó.
—Espera… ¿Esto… Es gay?
En el vídeo, en efecto había un niño pequeño de unos cinco años sentado en una silla, pero… Era un NIÑO. No una niña como pensaba.
No lo sabía en ese momento, pero se enteraría después, que TODOS LOS VÍDEOS ERAN DE NIÑOS.
—»Quítate la ropa». —Le dijo una voz masculina al infante en el vídeo.
El niño hizo lo indicado comenzando por la pequeña camisa azul de Superman, y terminando con sus pequeños pantaloncillos cafés.
El niño quedó completamente desnudo, y su pequeño pene estaba erecto. Una erección tan pequeña como una balla o una uva… La erección de un niño.
Rald seguía viendo, sin apartar la mirada… Su mano derecha había bajado hasta el bulto en sus pantalones y comenzó a acariciarlo.
—»¿Cómo te llamas?» —Preguntó la voz masculina del vídeo.
—»Eddie». —Dijo el pequeño niño, con una voz tan inocente que nisiquiera pronunciaba bien la silabas de su propio nombre.
—»¿Cuántos años tienes?»
—»cinco».
—Cinco… —Repitió Rald, viendo el vídeo como hipnotizado y acariciando su verga a través de la tela del pantalón de una manera apasionada. Toda el área de la tela se había humedecido.
—»¿Por qué estás aquí?»
—»Porque mis papás me dijeron que hiciera lo que usted me pedía». —Respondió el infante.
—»Así es. Le di dinero a tus papis para tenerte unas horas». —Dijo el hombre, cuya voz estaba aún oculta.
«Prostitución infantil. Seguramente así consiguen este material la mayoría de los pedófilos como Jake Atchiesson».
De pronto, en la escena que Rald veía tan atentamente, el hombre de la voz finalmente salió a cámara. No se veía su rostro, solo la parte de su cuerpo del abdomen hacia abajo.
—Qué hijo de puta tan listo. —Dijo Rald—. No mostrar la cara.
Si bien no se veía su cara, Rald notó que el cuerpo del tipo estaba tonificado. Seguramente iba al gimnasio. Tenía un cuerpo realmente atractivo.
A Rald se le hizo muy extraño por un momento encontrarse a sí mismo pensando en que el cuerpo de otro hombre era atractivo… Seguramente era el calor de la situación.
Pero, la otra cosa a la que Rald no le quitó la mirada de encima, además del cuerpo, fue la gran verga gigantesca que el tipo tenía.
Era más grande que la de Rald, y Rald era bastante grande. Era un gran tronco de piel y algunas venas marcadas, y en la cima, una gran verga rosada.
Rald dió el siguiente paso y desabrochó su cinturón. Bajo sus pantalones y su ropa interior hasta las rodillas, quedando con su gran pene y sus bolas al aire.
Comenzó a acariciar su erección de arriba a abajo.
El hombre del vídeo se posicionó hasta estar al lado del chico.
La escena era increíblemente inadmisible. Rald lo sabía muy bien. Era agente del FBI, y sabía más que nadie lo terrible que era lo que estaba presenciando… y lo que él estaba haciendo… Masturbarse mientras lo veía.
—»Chúpalo». —Ordeno el tipo del vídeo.
El niño puso su mano sobre la erección, y ka acercó a sus labios. Sacó la lengua, y lamió la punta de la verga.
Ver eso le causó la piel de gallina a Rald.
—»Métetelo entero».
El niño obedeció, y se metió el pedazo de carne a la boca. Era gigante, y su pequeña boca de cinco años apenas podía abarcar la circunferencia por completo.
—»¿A qué sabe? ¿Sabe rico?» —Preguntó el tipo del vídeo, pero sin dejar al pequeño niño responder.
Rald comenzó a masturbarse con mayor velocidad. Ya no dudaba si seguir viendo lo que veía. Solo sabía una cosa. Esto era lo más excitante que había visto en meses.
El tipo del vídeo comenzó a meter su gran verga hasta la garganta del niño, y el pobre comenzó a hacer ruidos de ahogado.
—»Sí». —Dijo el hombre, Rald percibió el placer po el que estaba atravesando en su voz—. «Eso es. Sigue así, y te daré lechita».
«¿Lechita?». Pensó Rald.
—»La eche hace que los niños crezcan fuertes. ¿Quieres ser un niño fuerte?»
—Puto enfermo. ¿Por qué tiene hablar así? —Preguntó Rald, intentando sonar indignado, pero solo se estaba mintiendo. Esa forma de hablar lo estaba excitando.
El tipo sacó su pene de la boca del pequeño, quien aprovechó para respirar todo lo que pudo. Unos hilos de saliva conectaban sus pequeños labios rosas con la verga rosa del sujeto.
—»¿Entonces quieres lechita?»
—»¿Sabe rica?» —Preguntó el niño.
—»¿Que si sabe rica? Claro. Yo mismo y otros niños la han probado. ¿Quieres?»
El niño asintió.
El hombre sostuvo la barbilla con su mano derecha, y con la izquierda su gran verga, y la pegó a sus labios y comenzó a masturbarse.
—»Aquí viene» —Dijo, con una voz temblorosa provocada por el acto que estaba haciendo con su mano—. «Aquí viene la lechita».
Y entonces, dos grandes chorros de semen salieron disparados a la boca del pequeño, quien tuvo que tragar dos veces para llevarse todo a su estómago.
Rald estuvo a punto a venirse tras ver eso, pero aguantó.
—»¿Esta rica?»
—»Está salada». —Respondió el niño, limpiando con las mangas de su camisa el semen que no alcanzó comer—. «Pero está rica».
El vídeo termina.
Rald no pierde el tiempo, y va de inmediato a otra carpeta. La carpeta decía «bebés».
Buscó el más largo que duraba poco más de dos minutos y lo puso.
Mientras el vídeo cargaba, se hizo algunas preguntas:
«¿Soy gay? ¿Por qué me excitó ver el pene de un hombre? ¿Y ver su semen? ¿Soy pedófilo? ¿Soy pedófilo y hasta me doy cuenta? ¿Por qué me excitó como nunca ver a un niño de cinco años tragándose el semen de un hombre adulto?».
No hubo tiempo para pensar una respuesta. El vídeo había cargado.
En el vídeo, que tenía una apariencia más casera, había dos hombres jóvenes de unos 20 años. Se masturban juntos, y el vídeo estaba grabado desde un teléfono por uno de los jóvenes desde la parte superior.
A un lado de los jóvenes, yacía un pequeño bebé de no más de un año. Estaba desnudo.
La imagen de dos tipos masturbándose frente a un bebé fue casi lo suficientemente fuerte para que Rald se corriera, pero aguantó como un campeón.
Rald echó un vistazo a la pequeña área desnuda del bebé. Una área tan limpia, delicada y blanca. Un pene tan inmaduro que aún no estaba preparado para nada más que no fuera orinar. Y unas bolas tan pequeñas como canicas.
Esa criatura no estaba lista para experimentar lo que estaba a punto de pasarle.
—»¿Qué hacemos primero?». —Preguntó uno de los tipos del vídeo.
—»Lo que quieras». —Respondió su cómplice. «Sus papás llegan en dos horas».
Rald entendió tras esa frase que se trataba de un niñero que habían invitado a su amigo para jugar con el bebé.
—»Oh, bro. Quiero cogérmelo por el culo, pero lo mataría. ¿Le metemos el pito por la boca?».
—»Yo quiero llamarle el culo y ese pequeño penesito que tiene».
El primero le pasó el teléfono con el que estaba grabando al segundo, y lo pocisionó a un lado del bebé en un ángulo donde se veía todo. Incluso la cara de los perpetuadores.
Uno era un joven de unos 20 años. Rubio y ojos azules. El otro, tenía unos 25, o tal vez 30. Tenía pelo negro y ojos cafés. Ambos muy apuestos.
El rubio miró a la cámara, y luego dirigió su atención al bebé.
Y de un momento al otro, llevó su boca a la pequeña área íntima del bebé. La saboreó como si fuera una paleta o algo así. Hacía ruidos como si lo estuviera disfrutando.
—»¿A qué sabe?».
—»A bebé». —Respondió y rió un poco—. «Qué bolitas tan tiernas, saben algo saladas, pero muy ricas».
El tipo miraba a la cámara mientras seguía invadiendo el área del bebé. Después alzó sus pequeñas piernas hacía arriba y comenzó a lamerle su pequeño culito.
El otro tipo se escupió en la mano, y se llevó la sustancia a su verga para usarla como lubricante o algo así. A Rald le pareció excitante e hizo lo mismo. Se escupió en la mano y lubricó su gran erección, la cual ya estaba bastante húmeda de todos modos.
—»Me toca». —Dijo el tipo de pelo negro, mientras se posicionó a un lado del bebé.
«¿Qué vas a hacerle?». Pensó Rald. «¿Vas a darle su lechita como hizo el tipo del vídeo pasado?».
Tomó su verga y la llevó directamente a los labios del bebé. La frotó en sus pequeños labios dejando una mancha perversa de semen.
—»¿Qué pasa?» —Preguntó el rubió confundido.
—»No cabe». —Respondió con una sonrisa pícara—. «No cabe en su boca».
—»Empuja».
Y así hizo.
El bebé, que hasta ahora había permanecido en calma, finalmente empezó a quejarse.
—»¿Cómo se siente?»
—»Ohhh, bro…» —Respondió, dejado llevar por el placer—. «Es el puto cielo. No tiene dientes y sus encías acarician mi verga muy rico».
—»Mierda. Solo no te vayas a correr en su garganta. No quiero que lo asfixies o algo».
—»Descuida».
Y tras dos metidas y dos salidas a su boquita, el tipo sintió su orgasmo venir, y se apartó.
—»Aquí voy, bro. Grábalo bien. Me voy a correr».
—»Sí, bro. Córrete en la boca de ese puto bebé».
—Sí… —Dijo Rald, mientras se masturbaba—. Dale su lechita a ese puto bebé. Dale su lechita…
El tipo del vídeo se corrió en la boca del bebé.
El pequeño empezó a llorar, pero eso no le importó nadie… Nisiquiera a Rald.
Cuando el último chorro de semen salió, el tipo de pelo negro comenzó a besar al bebé en la boca, llevándose su propina semen a su boca. Después, con semen aún en su boca, miró a su compañero, y lo besó también.
Un beso apasionado y pedófilo.
—»Aún falto yo».
El rubio tomó al bebé, el cual seguía llorando, y lo volteó de cabeza. Se posicionó sobre él como si lo fuera a coger.
—»Espera bro. Si le metes esa cosa lo matas o algo».
—»Solo me voy a frotar en su culito, descuida».
Y eso hizo. Usó las manos para abrir un poco el pequeño ano del bebé, haciendo que sus nalguitas se pusieran rojas, y el bebé llorara aún más.
Puso la punta de su verga en el ano, sin terminar de meterlo, y empezó a deslizarlo arriba y hacia abajo.
Rald miraba atento.
—»Oh, bro. Voy a poner mis espermatozoides dentro de un bebé de un año». —Dijo el rubio—. ¿Y si lo embarazo?»
—»Nos quedamos con el hijo y lo violamos una y otra vez».
Y fue esa frase tan perversa, la que hizo que tanto el rubio del vídeo, como Rald se corrieran.
En el vídeo, el rubió disparó un chorro de semen hacia el ano del infante. El rubio grito de placer, y mientras el bebé lloraba, el del cabello negro le calló la boca con un beso.
Y en fuera del vídeo, Rald se corrió con dos chorros de semen que volaron casi un metro de alto. El primero fue tan fuerte que una parte llegó al techo, y lo demás hacia la cara de Rald. El segundo solo llegó a la laptop, manchándola por la parte de atrás.
Era caliente, y mientras sentía el olor y sensación de su propio semen en su cara, pensó en que este era probablemente el mejor orgasmo que había tenido en su vida.
—Soy… Un pedófilo… —Dijo, casi sin aliento.
En el vídeo, el pequeño culito del bebé estaba inundado de semen. Este se escurría y se esparcía por sus pequeñas piernas.
—»Deja de llorar, puto bebé». —Dijo el rubio—.
Y antes de que pudiera hacer o decir algo más, el vídeo terminó.
Rald estaba hecho un desastre. Estaba cubierto de su propio semen por todas partes, y se alegró al saber que solo había visto dos pequeños vídeos de una memoria llena con más de 32GB de material similar.
—Puede que… Ahora tenga ganas de tener un hijo. —Dijo.
Muy buen relato, me calentó mucho.
Sigue con la historia, me podrías contactar?
como sigue?
Buen relato.. como sigue¿
como sigue?… quiero mas.
Que rico… me encanta como inicia esto.
Me encanta tu forma de escribir… espero que continúes esta historia.
Que delicia de relato ufff me trae recuerdos, alguien para intercambiar experiencias?
Sesión?
Hola .. escríbeme
Me encantó ya quiero ver las demás partes
Wow!!!
Sigue escribiendo, con este tipo de ideas, me corrí leyendo esto
Que rico que el agente del FBI se topo con ese mundo lleno de perversión y mucho mejor que son puros nenito ojalá vaya desarrollando el gusto por la pornografía infantil y más adelante coger a un nenito ya que su mujer no le da chance… Me gustó tu estilo tu relato da para una segunda entrega.
Escríbeme Telegram @E001234
Porfavor continúa con el relato. Me dejó bien caliente. Que rico.
wow que chido relato mano, pues con mas razon si lo va a tener por algo ha de ser, ufffffff hasta debe ayudar al chavo ke detuvieron digo
que comparta el video ese del fb i jejeej
Es de los mejores relatos con una idea original y algo que tranquilamente pasa en la vida real wow, mis respetos amigo, tienes bastante talento, un abrazo
Lo del beso con semen me calentó jajja