Las Aventuras de un Agente de FBI, Parte 4
Rald finalmente da el siguiente paso. .
01.
—Cuídate mucho, mi amor —Dijo Samantha mientras besaba a su esposo en la boca, y le daba la pañalera.
—Lo haré, no te preocupes. —Contestó Rald, con una sonrisa—. Regresaré en dos días.
—Cuida mucho de Ben. —»Ben» era el nombre que finalmente habían elegido para su hijo—. Te empaqué todo lo que necesitas en la pañalera, am, pañales, fórmulas, biberones…
—Sí, descuida. Ya lo sé.
Habían pasado ya 6 meses desde el nacimiento de Ben, y tres meses desde aquel foro que Rald había visitado. Rald había arreglado un encuentro en persona con Blake, el chico que conoció en el foro, en las afueras de Flint City. Y por supuesto… el pequeño Ben estaba incluído en ese encuentro.
—Qué bien que tus jefes te hayan invitado a esa reunión.
—Sí. —Respondió Rald—. Es una especie de celebración por el éxito en un caso. Volveré a casa en un par de días.
—No entiendo por qué insistes en llevarte a Ben. —Dijo Samantha, algo pensativa—. No me parece práctico.
—Tienen una guardería en el salón a dónde voy. Y así podrás descansar unos días. No has dormido mucho por estar cuidando al niño.
—Bueno, supongo que tienes razón. Puedo aprovechar para solo dormir y tal vez salir con algunas amigas.
—Volveré pasado mañana. —Dijo Rald, y besó a su esposa—. Te amo.
—También te amo.
Y salió de la casa.
Llevaba a su pequeña niño en un brazo, y la pañalera en el otro. Entró al auto, acomodó todo, y sentó al pequeño en el asiento para bebés del asiento trasero.
—Nos vamos a divertir, muchacho. —Dijo, y le sonrió a su pequeño.
02.
Rald llegó al punto donde había acordado verse con Blake. Un pequeño estacionamiento en Flint City, a unas calles de la gasolinería Cheswick. Revisó que su pequeño hijo estuviera bien, y tras ver que estaba dormido, salió del auto y se sentó sobre el cofre a esperar. Pasaron unos diez minutos y entonces lo escuchó.
—¿Rald?
Rald miró al chico que le hablaba. Un joven rubio, bien parecido y que venía vestido con una camisa blanca sin mangas, y unas bermudas.
—¿B-Blake? —Preguntó Rald—. ¿Eres tú?
—Claro. Qué bien por fin verte en persona. Eres algo más alto en persona a como te ves por videollamada.
—Tú te ves un poco más bajo. —Rió.
—Y dime… —Se acercó y puso su mano sobre su paquete—. ¿Este también es más grande en persona?
—B-Blake… Espera. —Dijo Rald, haciéndose para atrás algo avergonzado—. Aquí no.
—¿Cuál es el problema? Nadie nos conoce por aquí cerca.
—Aún así, es algo, ya sabes, incómodo.
—Bien, jaja. No te preocupes. Y dime… ¿Lo trajiste?
—Sí. —Dijo Rald—. Está durmiendo en el asiento trasero.
—Mierda. —Dijo Blake, algo emocionado—. No puede creer que nos vamos a divertir con tu pequeño, Rald.
—Tengo algunas condiciones. Pero ya te las explicaré después. Ahora hay que planear a dónde ir.
—¿No quieres ir a un Hotel?
—¿Eres idiota? ¿No sé verá raro que dos hombres entren a una habitación con un bebé y salgan después de unas horas?
Rald hablaba desde su experiencia persiguiendo pedófilos y criminales en el FBI. Sabía a la perfección las cosas que podían resultar extrañas.
—Podemos decir que somos familia. —Contestó Blake, riéndose—. Diré que soy hermano de tu hijo.
—No. Será raro. Las edades no cuadran. Creo que lo mejor será… Buscar un lugar alejado.
—Oye, Rald. No me digas que quieres que nos divirtamos en tu auto. Será incómodo.
—¿Tienes una mejor idea?
—Bueno, ya que no quieres ir a un hotel, pensaba en algo así como… una cabaña.
—¿Una cabaña?
—Flint City es popular por su bosque, ¿sabías? —Explicó—. Hay muchas cabañas para turistas en el bosque. El gobierno las puso ahí para que los turistas o excursionistas puedan refugiarse. Son gratis, están lejos de la ciudad, y en esta época del año nunca están habitadas.
—Suena algo… inseguro. No hay garantía de que no haya nadie o vaya a llegar alguien a sorprendernos.
—Es eso o un hotel.
—Bien. —Contestó, resignado—. Dime dónde están.
03.
Llegaron a una de las cabañas que estaba en las profundidades del bosque de Flint City. La cabaña era pequeña, de un solo piso. La madera con la que estaba hecha estaba algo podrida, y parecía más la ubicación para las grabaciones de una película de terror.
—Esta cosa de aquí es una de las más viejas. —Explicó Blake—. Además está bastante lejos de la carretera. Es bastante fea. Incluso si alguien quisiera venir a visitar el bosque dudo mucho que quiera venir a esta cabaña. ¿Qué te parece?
—¿Cómo la conocías?
—Venía acá de pequeño con mis papás. Por eso sé tanto. Como sea, lo mejor de todo es que está tan lejos de la civilización que nadie escuchará llorar a tu pequeño.
Esas palabras lograron ponerle la piel de gallina a Rald.
—Sí… Supongo.
—Entremos.
Dentro de la cabaña, solo había unos cuantos muebles viejos y rotos. Estaba totalmente abandonada. Seguramente no había entrado en meses, tal vez años.
—¿Lo hacemos en la sala? —Preguntó Blake—. ¿O nos encerramos en el baño?
—Creo que… Prefiero el baño.
—¿Te da miedo que alguien nos vea por las ventanas?
Rald asintió.
Entraron al baño, y cerraron con llave. Rald se quitó la chaqueta y tapó la pequeña y única ventana del baño.
El pequeño Ben, que todo este tiempo había estado dormido en su pequeña carreola portátil, seguía dormido.
El pequeño aún no era consciente de lo que estaba a punto de ocurrirle.
—Listo. —Dijo Rald—. Creo que ya está todo cubierto. Estamos completamente solos.
—Genial. —Contestó Blake—. ¿Podemos empezar?
Rald tomó la carreola, en la que el pequeño Ben seguía dormido, y la puso sobre el lavamos.
—¿Qué quieres hacer? —Le preguntó Rald a Blake.
—¿Qué quieres que haga?
—Lo que quieras.
Blake sonrió, y se puso de rodillas frente a él.
—Quiero chuparte la verga, papi.
Comenzó a desabrochar su cinturón. Mientras lo hacía, un bulto comenzaba a crecer en la tela. Rald tragó saliva.
Blake quitó el cinturón por completo y lo puso en el suelo, y luego, pegó su cara en el bulto, acariciando la erección de Rald a través de la tela.
—Hey, ¿Qué haces? —Preguntó Rald, algo excitado.
Blake no respondió. Solo se dedicó a acariciar el gran bulto con la cara. Era como un perro acariciando la pierna de su dueño. Rald comenzó a sentir una especie de placer con dicho acto.
—Espere mucho para esto. —Dijo Blake—. Quiero disfrutarlo.
Finalmente desabrochó y bajó el pantalón. Dejando ver los Calvin Klein que Rald llevaba puestos. La parte frontal estaba amarillenta debido al pre-semen de Rald, y el gran bulto parecía levantar una especie de tienda de acampar.
Bajó la ropa interior, y finalmente llegó a su premio.
—Mierda. —Dijo Blake, sorprendido—. Creo que efectivamente es más grande en persona.
Tomó la gran verga entre sus manos. Era como un pedazo de metal forrado de piel. Era cálido, y Blake sentía como palpitaba. Acercó la punta rosada a su nariz y la olió como si fuera un perro oliendo un pedazo de carne. Había un pedazo de líquido blanco en la pequeña franja de la punta, y Blake la lamió.
Rald sintió un golpe de placer en cuanto sintió la lengua de Blake deslizarse por su verga rosada. Y dejó escapar un pequeño gemido.
—¿Esta es la verga con la que hiciste a tu hijo?
—Sí.
—Tiene sentido. Solo una verga así sería capaz de crear a un bebé tan lindo. —Sonrió.
Tomó nuevamente la verga, y comenzó a meterla en su boca lentamente. Saboreaba al sabor, y disfrutaba cómo se sentía el pene de Rald introduciéndose en su paladar.
Rald cerró los ojos, y disfrutó la sensación.
No era la primera mamada que Rald recibía. Pero sí era la primera mamada que recibía de un hombre… O bueno, de un hombre adulto.
Echó un vistazo a su pequeño bebé, que seguía durmiendo en su carreola, ajeno a lo que su padre estaba haciendo frente a él, y Rald pensó:
«En un momento te unirás a la fiesta, bebé».
Mientras tanto, Blake disfrutaba la mamada que le daba a su nuevo «papi». Tenía un sabor salado, un sabor que solo podía describir como «íntimo». Era delicioso. Conforme metía y sacaba el pene, este se iba introduciendo cada vez más, hasta llegar a la garganta.
Blake estaba viviendo su sueño. Finalmente lo había encontrado, un hombre guapo y musculoso con quién poder tener esta clase de aventuras, y mejor aún, con sus mismos fetiches; un pedófilo.
Sacó la verga de su boca, y fue directamente a las bolas de Rald. Comenzó a besarlas y a jugar con ellas. Estas no sabían tan bien como la parte de arriba, pero lo atractivo para Blake era cómo se sentían. La textura del escroto en su lengua era adictiva.
Toda la parte íntima de Rald se había llenado de la saliva de Blake.
Rald miraba la escena desde arriba. Era como si Blake estuviera adorando a un Dios o algo así. Como si estuviera enamorado de su pene. Comenzó a desabrocharse la camisa.
Blake se detuvo y se puso de pie, hasta encontrarse con Rald cara y cara y lo besó.
—Está delicioso, papi.
—¿En serio? Me alegra que te guste, bebé. ¿Qué quieres hacer ahora?
Blake apuntó al bebé que estaba sobre el lavabo.
—¿Nos lo cogemos, papi? —Preguntó Blake—. ¿Podemos violar a tu bebé?
—Espera. —Dijo Rald—. Hay que dejarlo para el final. Quiero hacer otras cosas.
—¿Como qué?
Rald llevó sus manos al trasero de Blake, y le dió una pequeña nalgada.
—¿Te puedo coger?
—Sí. —Respondió Blake—. Cógeme.
Los dos sentaron sobre el piso. Blake se puso en cuatro piernas, mostrándole su culo a Rald.
Rald lo observó. Era la primera vez que se iba a coger a un hombre. La idea de finalmente saber la diferencia entre meterle la verga a una mujer y a un hombre lo mantenía excitado.
—Espera… —Dijo Rald, y alcanzó la pañalera—. Tengo algo.
Sacó un paquete de condones.
—¿Condones? ¿Seguro que quieres usar eso? No necesitas usar esa mierda con un hombre.
—Confía en mí.
Abrió el condón, y lo se lo puso, extendiendolo desde la punta hasta la base. Después observó nuevamente a Blake, quien ofrecía su trasero como un perro pidiendo que lo cogieran.
Rald tomó las nalgas de Blake y las apretó, haciendo que su pusieran algo rojas. Usó las manos para apartarlas y dejar ver mejor el ano del tipo.
Era rosado. Y palpitaba, como si pidiera que lo «alimentaran» a gritos.
—¿Es tu primera vez con un hombre? —Preguntó Rald.
—No. —Respondió Blake—. He tenido encuentros. ¿Y tú? Digo, sé que has hecho travesuras con tu hijo, pero… ¿Es la primera vez que te coges a un hombre?
—Sí.
—Está bien. Te serviré de entrenamiento para cuando te cojas a tu bebito.
Puso la punta en el ano que tenía en frente, y poco a poco empezó a empujar.
—Ahh. —Gimió Blake.
Rald siguió, poco a poco.
La sensación era extraña, pero placentera. Rald, por alguna razón, sintió que era parecido a meter la mano en la arena. Así como la arena provocaba una sensación de placer en la mano, e incluso de cosquilleo, el culo de Blake provocaba eso mismo en el pene de Rald. Pero era mucho más extremo, era mucho más placentero. Con cada centímetro, sentía el interior del cuerpo de Blake en su verga.
—Dios… Está muy apretado.
—Y eso que tienes condón. —Dijo Blake—. Imagínate lo rico que se sentiría a pelo.
Cuando finalmente las bolas de Rald chocaron con el trasero de Blake, Rald supo que ya había ingresado todo lo que podía. Así que lo natural era sacar, y volver a meter, una y otra vez.
Sacarla fue más fácil, era como si el ano de Blake expulsara a Rald, o al menos esa fue la sensación que Rald tuvo. Y meterla era más difícil, pero era lo que mejor se sentía.
—¿Te gusta?
—Sí, papito. Me gusta. Cógeme más duro, papito.
Y esa fue la orden que Rald necesitaba oír.
Empezó a cogérselo más rápido. El sonido del coito anal empezó a provocar un sonido húmedo, un sonido excitante, que a Rald solo le ponía más dura la verga.
—Sí, papito, méteme tu verga.
—¿Te gusta la verga de tu papi? —Preguntó Rald ya completamente perdido en la fantasía—. ¿Quieres que tu papi ponga su lechita en ti?
—Sí, papito. Dame lechita.
Rald aumentó la velocidad, y comenzó a a abrazar a Blake desde la espalda. Mientras Rald se lo cogía, Blake empezaba a masturbarse.
—Te voy a embarazar con la lechita que te eche adentro. —Empezó a decirle a Blake, mientras jadeaba—. ¿Quieres que papi te haga un hijo? ¿Un hermanito?
—Sí, papito. Hazme un hermanito, para que te lo cojas como me coges a mí.
Y entonces Rald sintió el orgasmo. Un orgasmo tan fuerte, que emitió un gemido, su vista se volvió borrosa y un escalofrío recorrió todo su cuerpo.
Sacó su verga de Blake, y se quitó el condón, el cual estaba lleno de semen.
—¿Ya? —Preguntó Blake—. ¿Por qué te corriste? Apenas empezabamos, todavía ni hacías nada con tu bebé.
—Sostén esto. —Y le dio el condón a Blake. Parecía un globo de agua en miniatura, aunque el Interior era blanco y caliente.
Rald fue por su pequeño bebé, que seguía dormido en su carreola, y lo levantó en sus brazos. Volvió con Blake, y acostó al bebé boca arriba entre los dos.
—Dame el condón. —Ordenó Rald, y Blake obedeció.
Blake entendió lo que Rald iba a hacer.
—Despierta, bebé. Mira lo que traje. Te traje de comer.
Rald colocó el extremo del condón en los labios del infante, y este abrió la boca, seguramente por el instinto que los bebés tienen al ser amamantados por su mamá. Rald empezó a vaciar el contenido del condón en la boca del bebé, y este, se lo comió todo.
—No puedo creerlo. —Dijo Blake—. Llevo años viendo cosas parecidas en la red profunda, pero es la primera vez que lo veo en persona. Un bebé comiendo semen. Dios… Estoy tan duro.
—Buen niño. —Dijo Rald, como si estuviera orgulloso—. Tienes que acostumbrarte al sabor porque te voy a dar de comer mi lechita muy seguido a partir de ahora.
—Eso estuvo genial, pero me parece una pena que te hayas corrido tan pronto.
—Dime, Blake. ¿Acaso ves que mi verga ha dejado de estar dura?
—Am, pues no. Sigue tan dura como cuando empezamos.
Rald sonrió, y dijo:
—Me tomé una pastilla de viagra al entrar a la cabaña.
—¡¿Qué dices?! Wow, ¿y cuánto vas a durar con esa pastilla?
—¿Lo averiguamos? —Respondió Rald, sonríente.
—¿Tienes más? Quiero comer una.
Rald alcanzó la pañalera, y sacó una caja llena de pastillas azules. Y le dio una a Blake.
—¿Con qué me la tomo?
Rald tomó el condón con el que había alimentado a su bebé, y se lo dió a Blake.
—Con esto. Aún tiene un poco.
Blake sonrió, y aceptó sin dudar. Puso la pastilla en su boca, y con el poco semen que aún había, se llenó la boca y se pasó la pastilla.
—¿Qué tal sabe?
—Rica. Tu lechita está rica, papi. Está saladita, como me gusta. ¿Quieres probarla?
—Claro.
Y se besaron, compartiendo el semen es sus labios.
—¿Y ahora qué hacemos? —Preguntó Rald.
—¿Quieres que Ben te haga una mamada?
—Dios, sí.
Rald levantó al bebé, el cuál aún seguía saboreando el esperma de su padre, y lo sentó en el suelo como si fuera un muñeco de trapo.
—Dios, por fin, después de tantas veces que me masturbé viendo vídeos, podré recibir una mamada de un bebito.
—Vamos, mete tu boca en la boca de mi bebé.
Y así lo hizo Blake. Comenzó llevando la punta a sus pequeños labios, y el bebé correspondió chupándola de inmediato.
—Mierda… —Dijo Blake—. Rald, parece a que mi hermanito le gusta la verga.
—Le encanta.
Comenzó a abrirse paso entre los pequeños labios del bebé, estaban tan apretados que Blake sintió que se iba a correr en cualquier momento.
El pequeño Ben comenzó a protestar y a llorar, y lloraría durante los siguientes minutos, pero ni a Rald ni a Blake les importaría.
—Oh, sí… Dios… Un bebé me está haciendo una mamada, Rald.
—Cógete la boca de mi bebé, Blake.
Y así lo hizo. Blake comenzó a envestir la boca del niño más rápido. llegando hasta la garganta del pequeño. El niño comenzó a llorar, pero para su mala suerte, eso solo provocaba unas vibraciones en la verga de Blake que hacían que se sintiera más rico.
—Sí… —Gimió Blake.
Rald observaba mientras sostenía a su hijo con una mano, y se la jalaba con la otra.
El ruido del acto provocaba un sonido húmedo, al que Rald relacionó con el ruido que provocaba pisar un charco.
—Me voy a correr… —Dijo Blake, mientras seguía violando la boca de Ben.
Rald lo miró, como dándole la señal de aprobación para llenar a su hijo de semen, y así lo hizo.
Se corrió con un gran solo chorro. enviando su esperma caliente directo al estómago del niño. Era tanto que este comenzó a salirse al niño por la nariz. La sensación fue tan placentera, que Blake por un momento cerró los ojos y sintió como si se fuera a desmayar.
Rald alejó al niño del pene de Blake, y lo posicionó boca arriba para que pudiera tragar su alimento. Tenía que hacerlo o se ahogaría. Entonces, se agachó, y lo besó directamente en la boca, probando el semen de otro hombre por primera vez.
—Oye, no le quites su alimento al niño. —Bromeó Blake—.O no crecerá fuerte y sano como su padre.
El semen de Blake era más espeso que el de Rald. También un poco más salado, y de un tono más verdoso. Seguramente era la diferencia de alimentación. Pero eso sí, Rald pensó que sabía más delicioso que el suyo.
—Sigo duro como una piedra. —Comentó Rald.
—Yo igual, ¿qué hacemos ahora?
—Me lo voy a coger. —Aseguró Rald.
—¿Seguro? Creí que no querías hacer eso.
—Ya tiene seis meses, y he visto vídeos de niños de edad similar ser violados en videos y no les pasa nada.
—Dios, veré a un padre violar a su bebé. De solo pensarlo creo que me quiero correr de nuevo.
Rald posicionó al bebé boca abajo, y levantó su pequeña cadera, dejando expuesto su pequeño culito.
Rald apretó sus nalguitas para dejar ver mejor el agujero por el cual estaba a punto de meter su miembro. Escupió para lubricar el agujero, y luego, finalmente colocó la punta de su pene en el agujero.
—Aquí voy. —Y empezó a empujar.
Apenas y había introducido la glande, cuando el bebé empezó a llorar más fuerte. Era probablemente el mayor grito que el pequeño Ben había dado en sus primeros seis meses de vida, pero a Rald no le importó una mierda.
Siguió empujando, y cerca de un tercio de su pene ya estaba dentro.
—Ahh… —Gimió el padre.
—¿Está apretado? —Preguntó Blake, mientras se manoseaba a sí mismo viendo la escena.
—Sí. —Contestó Rald—. Es… Es como si hubiera dos paredes haciendo fuerza por sacarme, pero entre más entro, mejor de siente.
Siguió empujando, y pequeño ano del niño empezó a hacerse cada vez más grande. Estaba siendo estirado a los lados en contra su voluntad, estaba siendo invadido por la gran verga de caballo que le había dado la vida.
El culo del bebé se enrojeció, y este siguió llorando con todas sus fuerzas.
Y entonces… Rald había estrado por completo. El pelo púbico de su pelvis ya chocaba de frente con las nalgas del bebé.
Blake, que miraba a unos centímetros, pudo observar como se había formado un pequeño bulto en el estómago del bebé. La verga del papá del niño había llegado a su estómago.
—Eso es… —Susurró Blake—. Viólalo, muéstrale a ese bastardo la razón por la que lo trajiste a este mundo. Para ser tu depósito personal de semen.
Y de pronto, un sonido parecido a unos aplausos comenzaron a llenar el cuarto. Rald había comenzado a cogérselo como si estuviera cogiendo a una mujer, o en si defecto, a otro hombre.
—¡Sí! —Dijo Rald, entre gemidos—. Eso es… Sirve de algo y complace a tu papito, bebito.
El niño seguía llorando, pero ahora los gemidos de Rald y el sonido de sus nalguitas chocando en su entrepierna acompañaban el caos.
Empezó a escurrir una pequeña cantidad de semen entre el espacio que se abría entre el pene de Rald y el pequeño agujero del bebé. No porque ya se hubiera corrido dentro del niño, pero ese ano era tan pequeño que hasta el líquido preseminal no cabía del todo Este bajó por las piernas de Rald hasta llegar a sus rodillas. Blake lo notó y de inmediato se arrodilló para lamerlo directamente.
De pronto, Rald lo sintió. Sintió como el esperma se acumula en sus bolas, y se preparaba para ser disparado por la verga. Un chorro de esperma que iría a parar en el interior de su pequeño Ben. Y… Como si fuera un volcán.
—¡Ahhhh!
El semen salió disparado directamente al culo del bebé. Este era tanto, que terminó expulsando la verga de Rald por falta de espacio.
Era la segunda vez que se corría, pero la pastilla de viagra seguía manteniendo su miembro duro como el de un caballo.
—Dios… Acabo de violar un bebé… Aún no lo creo… Que bien se sintió.
—Rald, ¿Puedo violarlo yo? —Preguntó Blake, impaciente.
Rald solo asintió, y le pasó al infante como si se tratara de un objeto o un muñeco.
Blake metió su dedo en el pequeño culito para tratar de percibir cuánto líquido había depositado Rald. Estaba lleno.
—Que buen lubricante dejaste.
El ano del niño estaba rojo e irritado. Y una pequeña cantidad de semen salía como si fuera una cascada. Aún no terminaba de salir cuando Blake introdujo su verga de golpe.
—Ahhhh.
A diferencia de Rald, a Blake no le había costado tanto trabajo, pues claro, Rald ya había agrandado el hoyo.
Blake empezó a meter y sacar sin compasión. No le importaba nada, si el bebé lloraba, o si le arruinaba el culo, solo quería correrse dentro de un puto bebé.
Sostenía el pequeño cuerpo con sus brazos mientras lo penetraba de manera violenta. Era como si estuviera tratando de darle una paliza o algo.
Rald observó la escena. Un cuerpo grande, músculoso, desarrollado y adulto, aprovechándose de un pequeño cuerpo que apenas y parecía un pedazo de carne.
No importaba cuánto llorara el bebé, nadie detendría a estos dos enfermos de violarlo y usarlo como una bolsa de carne para depositar su esperma. Estaba indefenso, sin esperanzas… Y eso solo hizo que Rald se excitara más.
—Haré que deje de llorar. —Dijo Rald, y se acercó y metió su verga enviagrada en su boca.
La escena ahora mostraba dos hombres adultos completamente desnudos frente a frente, sosteniendo un pequeño cuerpo en sus entrepiernas que los conectaba.
El bebé, como ya acostumbradose al dolor, dejó de llorar, o al menos empezó a hacerlo con menos ruido.
—Oh, Rald. —Empezó a decir Blake casi gimiendo—. Está tan tibio adentro. Es como si el pene se me fuera a derretir.
—Espera a venirte adentro. —Contestó Rald, también gimiendo—. Eso es, Ben. Sé buen niño y comete toda la carne de tu papi. Te prometo que cuando seas grande y tengas una buena verga papi hará lo mismo contigo.
El bebé no tenía dientes aún, así que Rald podía mover todo lo que quisiera su verga dentro de la boca del nene.
—Oye, Rald.
—¿Qué pasa?
—Dime, ¿crees que si intentamos ir más profundo, nuestros pitos se encuentren adentro del bebé y choquen?
Y esa frase terminó desencadenando otro orgasmo para los dos. Uno se corrió en la garganta del bebé, y el otro en el culo.
Sacaron sus vergas del niño, que ya empezaban a ponerse flácidas, y pusieron al niño nuevamente en su carreola que seguía aguardando en el lavamanos.
Había semen por todas partes. En el piso, un poco en las paredes, en los cuerpos de los dos adultos, y en el cuerpo del bebé, claro, tanto dentro como fuera.
—Te amo Rald. —Dijo Blake, mientras recuperaba el aliento—. Dios, conocerte fue lo mejor que me pasó en la vida.
Rald no contestó pero lo besó en los labios, y dijo;
—Esto no fue gratis. ¿Recuerdas que te dije que tenía ciertas condiciones para que te dejara cogerte a mi bebé?
—Oh, sí. ¿Qué pasó con eso?
—Bueno… —Sonrió Rald—. Quiero que tú también tengas un hijo y me dejes cogérmelo.
04.
Un excursionistas que iba a explorar el bosque de Flint City llegó a una pequeña cabaña. Era un hombre de la tercera edad que acostumbraba hacer estas caminatas por salud.
Llegó a una de las cabañas más viejas que estaba prácticamente escondida entre el bosque, y fue directamente al baño.
Cuando entró, vió un condón usado tirado en el suelo. También había un fuerte olor a semen en todo el pequeño cuarto.
—Vaya, seguramente unos jóvenes se metieron aquí y usaron este lugar para su divertinaje.
En ese momento no lo vió, pero también había un pequeño pañal de bebé tirado al lado del lavamanos. Estaba cubierto de semen.
Contacto para hablar de la historia o sugerencias: [email protected]
Excelente relato y muy buena saga. La forma en la que describís la violación y el placer del papá y su amigo me tenían la pija a mil. Cada chorro de leche lo disfrutaba más que el anterior. Ojala sigas escribiendo más y no veo la hora de tener mi propio hijo para poder disfrutarlo así
Ponen a mil
No mames… No puedo con lo rico de la saga. Y eso que a penas va comenzando. Que rico que Blake tenga un hijo y comparta con Rald. El imaginar a Ben y al bb de Blake me pone bien caliente.
Solo me intriga la inducción del personaje excursionista. ¿Lo volveremos a ver?
Excelente relato y saga, t ponen a mil, espero las siguientes entregas con ansias
impeccable, cliente, un morbo unico, continua, nada mas maravilloso como compartir la puta crio de uno👍
Que rico relato, igual busco alguien con un bb, ya no subirán mas partes de la saga ?