Las bragas de la señora Alicia
Adorado por el olor de sus bragas mi cuerpo pedía más y así fue….
Después de haberme masturbado con sus bragas y después de haberlas dejado con temor a que quizá sospechara algo (incluso antes de lavarlas) pasó una semana exactamente, ya hasta se me había olvidado pero en algunos de esos días mi mente pensaba «¿y si se da cuenta?» «Que tal si le dice algo a mi madre o incluso sus hijos se enteran?» «¿Que dirán de mi, como reaccionarian?» Era nuevo sin duda con el fetichismo de las bragas.
Todo eran pensamientos así hasta que al pasar la semana nuevamente vino su hijo con un enorme cesto de ropa. Como siempre le ayude a meterlo y espere a que se fuera para comenzar mi nueva experiencia.
Esta vez me sentí más seguro, nuevamente estaba solo pues olvide decirlo pero mis padres trabajan todo el día y Alicia siempre lava a mediodía. Procedí a buscar muchas braguitas, unas eran muy delgadas olían demasiado fuerte mientras que otras quizá eran más casuales, había toda la variedad pero llamó mi atención un tipo de braga que no usaría la señora Alicia, era una braga más juvenil, además la diferencia de tamaños era notable por lo que mi primera impresión fue de pensar inmediatamente en su hija tan deliciosa y sabrosa, así es pensaba en Karina.
Tomé cerca de 6 bragas impulsivamente y subí a mi cuarto a masturbarme. Baje mi pantalón y mire mi pene muy erecto solo de pensar en el olor y en que justo una de esas bragas podía ser de Karina, no lo pensé más y comencé a olerlas una por una fascinado por ese olor tan exquisito; no era suficiente así que me puse una de las bragas en forma de máscara de tal forma que la parte más olorosa la tenía contra mi nariz mientras que con las demás bragas me frotaba placenteramente hasta que dentro de 5 minutos solté una erección muy fuerte salpicando casi todas las bragas de semen.
Así me quedé otros 5 minutos suspirando y deseando que algún día pudiese lamer el coño de la señora Alicia o el de su hija… O el de las dos juntas ¿Por qué no? Me levanté y enseguida comencé a limpiarme pues había quedado manchado de varios lados y esta vez me sentí en confianza así que no limpie las bragas.
Tras hacer esto escucho que tocan la puerta mientras gritan «Dario!! Soy Alicia ¿me puedes abrir porfavor?» Mi adrenalina se disparó a mil porque si bien la última vez había solo agarrado una braga y la había devuelto, 6 bragas manchadas de semen y sin devolver eran mucho. Bajé a abrir la puerta y ella entró directamente a hechar su ropa, yo me senté en el sillón a esperarla pensando que era mi fin, que quizá se fijaría en su ropa interior, capaz tendría alguna prenda de la suerte y con esa me habría masturbado yo pero PARA MI SORPRESA la señora Alicia era la señora más sabrosa y más despistada que había conocido por lo que salió sin más y encima diciendo «Muchas gracias Dario, tu siempre muy amable».
Yo estaba flipando se los juro no podía creerlo, no me habían descubierto y lo primero que hice fue correr a dejar esa ropa a la lavadora que ya había comenzado su proceso. Ese día me sentí tan satisfecho y alegre.
No sería la ultima vez que me correria en esas bragas pero una mente ambiciosa siempre pide aún más y todo eso lo sabrán en la siguiente parte…
Muy buena continuación, con la misma tensión y emoción de la anterior y unas reacciones como las que hemos tenido todos al iniciarnos en este fetiche.